La oscuridad envolvía totalmente la habitación mientras que la luz intentaba entrar por sus ventanas, aunque unas gruesas cortinas lo impedían.
Incluso en aquella oscuridad se pudo ver una sombra moverse, parecía no tener forma.
Una respiración era apenas audible y parecía ser de una persona la cuál estaba agitada.
-amo- se escuchó una voz suave y casi susurrando
-¿estás bien?- preguntó una voz masculina, aunque igualmente en un tono muy bajo
-fue...arriesgado hacer eso-
-ja, bueno, ¿qué tal si seguimos tentando a la suerte?-
Lo que parecía ser una sombra amorfa moviéndose en la habitación en realidad eran dos personas debajo de una sabana.
-me gustaría amo pero ya es un poco tarde, no podemos descuidar nuestros deberes-
-supongo que tienes razón Sylvie, además que tenemos una invitada en casa-
El sonido de un profundo y amoroso beso resonó por la habitación, para que después ambas personas descubrieran sus cuerpos.
Una joven chica de cabello plateado y con varias cicatrices en su cuerpo trataba de acomodar nuevamente en su sitio su pijama, mientras que en el otro lado de la cama un hombre de cabello plateado se colocaba de nuevo una camisa blanca.
-¿te quieres bañar?- preguntó el doctor
-creo que tomaré un baño amo, sude un poco por culpa suya- dijo una Sylvie aún un tanto avergonzada
El doctor sonrió ante tal actitud.
-de acuerdo Sylvie yo también tomaré uno pero primero iré a ver cómo se encuentran las niñas y veré si nuestra invitada sigue bien-
Sylvie asintió con una sonrisa.
Luis se levantó de la cama, se colocó un pantalón, unas calcetas, unos zapatos y salió de la habitación.
El pasillo al que salió estaba totalmente vacío, eran casi las diez de la mañana según un reloj que estaba en la pared.
El doctor se dirigió al cuarto de sus pequeñas hijas y abrió la puerta, ahí se encontraban las tres, todavía durmiendo, decidió no despertarlas ya que ellos igual habían despertado bastante tarde ese día.
Cerró la puerta y se dirigió al primer piso, asegurandose de bajar con cuidado las escaleras para no hacer mucho ruido.
En cuánto bajó del todo dio un vistazo a su sala y se encontró lo que esperaba encontrar.
Recostada sobre su sillón más grande se encontraba una mujer lo suficientemente alta como para que sus largas piernas sobresalieran un poco de los lados, y aunque estaba un poco cubierta por una sabana, su despeinada cabellera rubia se notaba perfectamente, Luis sabía que era una vista que probablemente muchos hombres matarían por tener, una chica tan bonita como lo era Aurelia mientras dormía usando un pants negro y una playera de manga larga que se pegaba a su cuerpo, era incluso difícil asimiliar que la mujer que siempre viste con sombreros gigantes y con vestidos únicos podía verse así.
Luis sonrió y se dirigió a la cocina donde se preparó una taza de café.
Comenzó a tomarlo en la pequeña isla que había en la cocina, casi nunca se ocupaba pero sin dudas era práctica.
El clima era algo frío, el invierno había comenzado y por fortuna el frío que se sentía era bastanta agradable.
Antes de terminar su taza de café Luis escuchó unos pasos que se acercaban a la cocina, los cuáles provenían de una despeinada y somnolienta Aurelia.
-buenos días-
-buenos días- respondió ella
Luis tomó otra taza y le sirvió.
-gracias- dijo ella mientras tomaba la taza con ambas manos
-aún es algo raro ver como puedes tomar el café sin nada de azucar o leche-
Aurelia río un poco ante el comentario.
-no me disgusta con leche o azúcar pero lo prefiero así-
Aurelia le dio un sorbo al café que aún estaba caliente.
-bueno, llevas dos días con nosotros, puede que necesite un poco más de tiempo para acostumbrarme-
Hubo un pequeño silencio en la habitación.
-gracias de nuevo por aceptar que me quedara un tiempo aquí-
-no es nada Aurelia, ya pasó un mes desde que Nephy se fue así que me alegra tener a alguien más por las mañanas aquí y especialmente después de lo que pasó, no me gustaría que estuvieras sola-
-lo sé, aún no entiendo del todo...bueno todo- dijo dejando la taza en la isla y sujetando su rostro
-¿puedes volver a contar lo que pasó?- preguntó Luis con la esperanza de que ella recordara algo nuevo
-pffff bueno, las chicas extrañas que una vez vinieron a tu casa fueron a mi tienda, se que eran ellas ya que ambas tenían un parche y sinceramente tenían un aura bastante atemorizante.
Les conté a Nephy y a Sylvie que ambas ya habían ido antes a mi tienda a preguntarme por ti pero les di información falsa-
-¿y entonces volvieron a ir?-
Ella asintió
-sí, pero, esta última vez no hablaron, simplemente entraron, me vieron por unos segundos y salieron, me pareció algo extraño, pero fue peor cuándo salí.
Había una nota pegada a la puerta, ni siquiera la leí porque cuando la agarre sentí un pinchazo en uno de mis dedos y de inmediato comencé a sentir un miedo...no más que miedo era horro, así que mejor decidí irme a casa lo más rápido posible-
-¿y que pasó cuando volviste?-
-me seguía sintiendo aterrada, después de un rato fue que ví algo al otro lado de una ventana, no se si fue mi imaginación o que pero sabía que no era nada bueno y que probablemente esas chicas extrañas tenían algo que ver, así que solamente tome algo de ropa, un poco de dinero y salí, no sé en que estaba pensando así que fue un golpe de suerte encontrarte tan tarde fuera de casa-
-lo sé, menos mal que a las niñas se les antojó un postre a esa hora- Luis sonrió, al igual que Aurelia
-pero pues, así fueron las cosas-
-te veías un tanto fuera de ti cuando llegaste, tal vez eso que te pinchó el dedo te provocó ese efecto de miedo-
-es lo más lógico- Aurelia volvió a cubrió su cara con ambas manos
-bueno, sabes que puedes estar aquí todo el tiempo que quieras, incluso puedes dormir en mi habitación si el sofá te incomoda-
-gracias doctor, pero no sería capaz de acpetar eso, quiero decir, vine a tomar un vaso de agua y esta cocina queda justo debajo de su cuarto ¿no?-
Luis asintió un poco confundido por la pregunta.
-la verdad es que las peredes de su casa son bastate gruesas, ocultan bien el ruido y protegen bien del frío, por otro parte los suelos...- dijo Aurelia con una sonrisa -no era mi intención oir pero, si son tan ruidosos que se le puede hacer-
El doctor sintió como su rostro se calentaba de manera súbita mientras que todas las palabras escapaban de su boca.
Aurelia solamente sonrió al ver esa reacción.
-no te preocupes, es algo natural, me atrevería a decir que incluso siento algo de envidia-
Mientras Luis intentaba decir algo para cambiar de tema, Sylvie entró a la habitación.
-¿Envidia?- preguntó Sylvie de forma inocente, sin duda alguna no había escuchado lo que Aurelia había dicho.
-buen día, estaba hablando con Luis sobre como me sentía un poco envidiosa sobre esta bonita casa que tienen, siempre me gustaron las casas de dos pisos-
Luis se sintió aliviado al ver cómo Aurelia había cambiado el tema.
-no deberías sentirte así- dijo Sylvie que fue corriendo a abrazarla -podrías vivir con nosotros si quieres-
Aurelia sonrió y abrazó a Sylvie de vuelta.
-me gusta esa idea, ¿Que dice usted doctor?- dijo Aurelia
Antes de que Luis pudiera responder el sonido del teléfono de la casa lo interrumpió.
-esperen chicas, debo contestar- dijo Luis para luego salir de la cocina, dejando a Aurelia y a Sylvie solas.
-hoy despertaron algo tarde- dijo Aurelia
Sylvie desvió la mirada y asintió.
-si, amo y yo estábamos cansados y decidimos dormir un poco más de lo normal-
-ooooh, ya veo, ¿descansaron bien?- preguntó Aurelia con una gran sonrisa malvada
Sylvie sabía a qué se referia.
-em, claro que sí- dijo Sylvie poniéndose nerviosa
-me alegro, normalmente cuando duermes tan bien el despertar suele ser algo... agitado-
-s-si, yo eeeeeh, me haré un café- dijo Sylvie para abandonar rápidamente el comedor y dirigirse a la cocina.
Aurelia suspiró.
-en verdad siento envidia de ustedes- dijo Aurelia sonriendo.
Unos cuántos minutos de silencio pasaron y entonces Luis entró de nuevo al comedor, pero ahora tenía una expresión de preocupación.
-¿Está bien amo?- Sylvie fue la primera en preguntar
-sí es solo que, era Nephy la que llamaba-
-¿Y que dijo?- preguntó Aurelia
-queria ponerme al día de como estaba y sobre Vid. La cosa no parece ir bien-
-¿Que tan mal está?- volvió a preguntar Aurelia
Luis suspiró.
-bastante mal, al menos por lo que Nephy me dijo ya es un grado bastante avanzado de la enfermedad-
Aurelia y Sylvie se mantuvieron en silencio.
-de hecho... me pidió que fuéramos a casa de Vid-
-¿A casa de la señorita Vid?- preguntó Sylvie
Luis asintió.
-si, me dió las indicaciones de como llegar e incluso ofreció contratar una diligencia privada, me pidió que fuéramos las niñas, ustedes dos y yo-
-¿Y que le dijiste?- preguntó Aurelia
-le dije que tenía que hablarlo con ustedes, a decir verdad me da un poco de mala espina que nos pida ir con el estado de ella, así que podríamos estar ahí en el momento en el que ella, bueno, deje de estar con nosotros-
Un silencio profundo lleno la sala.
-bueno, por mi está bien ir, puede que Vid quiera despedirse de nosotros antes de partir- dijo Aurelia
-pienso lo mismo amo, no conocí mucho a la señorita Vid, pero se que es una buena persona, tal vez le haría bien vernos a todos una vez más-
Luis asintió.
-bien, lo entiendo chicas, ahora solamente tenemos que preguntarle a las niñas, no hay que olvidar que Vid fue su figura materna por muchos años, no quisiera que tengan una mala experiencia si la ven de nuevo en un mal estado-
Aurelia y Sylvie asintieron.
-bien, ahora solo tenemos que esperar a que las niñas despierten- dijo Sylvie
-bien, mientras tanto que tal sí me cuentan como fue su mañana- respondió Aurelia quien a pesar de la extraña petición de Nephy, su mente se enfocaba en otros temas.
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Fuaaaaaa, casi un año sin capitulo genteeeeee
Muchas gracias por leer hasta aquí, en verdad
Les debo una disculpa por desaparecer tanto, la verdad es que había perdido un poco el interés por esta historia y no sabía bien que rumbo tomaría, pero ahora que le di un descanso muuuuy largo se perfectamente que quiero hacer
Muchas gracias por seguir leyendo gente y prometo que nos leeremos pronto con un nuevo capítulo.