SURVIVOR โœ“ โžณ James Potter

By Baezzealy

851K 89.7K 105K

๐™Ž๐™๐™๐™‘๐™„๐™‘๐™Š๐™ || โ Solamente tenemos un รบnico objetivo, no morir. โž James tuvo la desgracia de ir a casa d... More

โ„›โ„ฏ๐“…๐’ถ๐“‡๐“‰โ„ด
โฆ
" I "
" II "
" III "
" IV "
" V "
" VI "
" VII "
" VIII "
" IX "
" X "
" XI "
" XII "
" XIII "
" XIV "
" XV "
" XVI "
" XVIII "
" XIX "
" XX "
"XXI"
" XXII "
"XXIII"
"XXIV"
" XXV "
" XXVI "
" XXVII "
" XXVIII "
" XXIX "
" XXX "
" XXXI "
" XXXII "
" XXXIII "
" XXXIV "
"XXXV"
"XXXVI"
" XXXVII "
"XXXVIII"
" XXXIX "
" XL "
" XLI "
" XLII "
" XLIII "
"XLIV"
"XLV"
" XLVI "
"XLVII"
" XLVIII "
" XLIX "
" L "
" LI "
" LII "
" LIII "
" LIV "
" LV "
"LVI"
"LVII"
" LVIII "
EPรLOGO
FINAL 2 - James Potter

" XVII "

16.2K 1.7K 1.5K
By Baezzealy

FRÍA COMO
EL HIELO

•°•

—Perdón capitán. - Se disculpó Charlie el buscador de los leones. 

—Tranquilo compañero. - Aunque estaba molesto James no se desquitó con él. —Eleanor es un rayo en esa escoba. - Una sonrisa se formó en el rostro del moreno al tiempo en que comenzaba a descender. —Tenemos que comenzar a idear una mejor cubierta para cubrirle el paso. 

—En eso tienes razón, Prongs. - Concordó Remus quien atrapó un copo de nieve en su mano. —Tenemos que cubrir a Eleanor, de lo contrario Hufflepuff nos aplastara. 

—¿Hablan de la Rojita? - Les preguntó Sirius cuando pisaron el campo de quidditch. —Porque ya las demás casas están haciendo planes para tirarla de la escoba. - Les informó. —Solo falta que se enfrente a Slytherin para ver si le puede ganar a su buscador. 

—Tu hermano es de los buscadores más letales. - James resopló al tiempo en que fruncía el entrecejo al ver el copo que cayó en su hombro. —Que raro, estamos a mitad de noviembre como para que sea la primera nevada. 

—Vamos ya, me siento humillado. - Alegó Sirius. —Perder contra Hufflepuff en los primeros partidos es denigrante.

—Diggory y Bones eran prácticamente todo el equipo, pero ahora con Elly incluída... ¡Tenemos que hacer una estrategia! 

—Oigan muchachos. - Lupin se detuvo antes de entrar a los vestidos. —¿Por qué Eleanor se quedó detenida en medio del campo? 

—¿Ah? - James se giró aún con su escoba en mano, para ver cómo la pelirroja seguía flotando allá arriba, justo en medio del campo. 

El moreno ajustó sus gafas para enfocar mejor la vista, pudiendo notar como la chica tenía su mano extendida.

En un principio creyó que al igual que Remus hace unos segundos, la cobriza estaba atrapando copos de nieve ya que estos comenzaban a caer con rapidez. Sin embargo, descartó aquella idea cuando pudo ver la clara inestabilidad de la escoba. 

Todo ocurrió muy rápido, se escuchó un jadeó colectivo en las gradas de aquellos estudiantes que apenas estaban por retirarse, y es que aquella bruja de cabellos como el fuego, saltó, literalmente saltó de su escoba estando a casi siete metros de altura. 

—¡ELEANOR! 

El gritó salió desde lo más profundo de su garganta. Sin darse cuenta desde el momento en que vio la inestabilidad de la pelirroja, subió a su propia escoba y voló en su dirección. 

Sin embargo la distancia estuvo en su contra, ya que aquella joven cayó sobre aquel verde y húmedo pasto poco antes de que la alcanzará. 

Al saltar por su propia cuenta, la heredera Le Fay aterrizó sobre la mitad de su cuerpo, llevando todo el peso a su brazo izquierdo. Y debido a la altura está todavía rodó unos cuantos metros sobre la yerba.

James bajó de su escoba de un salto cuando se aproximó al césped, y pronto comenzó a correr hasta la tejona. 

—¡ELEANOR! - Sus años como capitán y jugador experto en quidditch le gritaron al oído que por nada del mundo debía moverla hasta que no llegará un medimago. Pero eso no evitó que se pusiera a su lado e intentará dar un rápido chequeo. —¡Por Circe, Elly! ¡¿Me escuchas?! 

El león pasó una mano por su propio cabello retirando aquellos copos de nieve que comenzaban a acumularse, para pronto retirar el cabello escarlata de la pelirroja pudiendo ver su cara por completo. 

—¡VAYAN POR MADAME POMFREY! - Les ordenó desesperado a todos los jugadores que al igual que él intentaban acercarse. Y es que Eleanor estaba sangrando de la cabeza. 

—¡Carajo! ¡Ella se fue a penas terminó el partido! - Soltó con preocupación Lupin, quien montó en su escoba y atravesó el estadio en un parpadeo para ir en busca de aquella mujer. 

—¡¿Pero qué demonios sucedió?! - Amos llegó corriendo hasta donde se encontraban. 

—¡Eso deberías de saberlo tú! !¿Por qué dejas a uno de tus jugadores a mitad del campo?! - Ladró Sirius 

—Con discutir no ganarán nada. - Hooch prácticamente saltó de las gradas para llegar hasta ellos. —Deben darle espacio para que la señorita Le Fay pueda respirar. 

Casi al instante el círculo de jugadores que se formó alrededor, tomó una distancia prudente..

James sin embargo, no se movió ni un poco y desesperado seguía tratando de reanimarla. —¡Eleanor! ¡Por favor! ¡Trata de...! 

Aquellos ojos verdes se abrieron de golpe. La pelirroja tardó un pequeño lapso de tiempo en enfocar su vista al tiempo en que era atacada por un zumbido bastante fuerte en sus oídos y un palpitar constante en su cabeza.

Escucho voces muy lejanas a pesar de que la gente estaba prácticamente a su lado. Sin embargo, más allá de la situación y sus molestias, su mirada se concentró en los copos de nieve que caían sobre aquel verde pasto. 

Sus pupilas se contrajeron ante el terror y pronto se incorporó. 

—¡Eleanor! ¡Detente! ¡Tienen que revisarte! - James trató de detenerla tomándola por los hombros, pero esta se zafó de su agarre. 

La pelirroja se puso de pie, trastabilló un poco y casi se cae de nueva cuenta, pero cuando pudo estabilizarse comenzó a caminar desesperada por aquel campo. Y cuándo menos se dio cuenta se encontraba corriendo. 

El moreno iba detrás de ella, le sorprendía que estuviera de pie y moviéndose de esa manera después de semejante caída. 

Aquella muchacha entró a los vestidores, y tan pronto como entró comenzó a quitarse su equipo pesado de quidditch, su casco, los protectores de sus hombros, pero cuando quiso quitarse su camisa se desesperó al no poder desamarrarla de la espalda. 

—¡Quítate, quítate, quítate! 

—¡O'Malley tienes que ir a la enfermería! - Gritó Amos al apenas llegar, pero se quedó un tanto paralizado al ver cómo la chica intentaba quitarse la faja de su camisa. 

—¡Quítamela! ¡QUÍTAMELA! ¡QUÍTAME ÉSTO! ¡YA! ¡YA! - Gritó desesperada mientras inútilmente intentaba desatar las cuerdas de su faja. —¡QUITENME ESTO! 

Amos y James se quedaron prácticamente paralizado, fue Sirius quien respondió al llamado, se acercó a la pelirroja y de un tirón rompió el nudo de aquellos listones.

Fue entonces cuando Eleanor se arrancó la faja y sin pensarlo dos veces se quitó la camisa humedecida por el hielo. Ni siquiera le importaba dejar a la vista su sostén y su torso al descubierto.

Cuando Hooch vio las intenciones de la pelirroja de quitarse la parte inferior, tomó cartas en el asunto impidiendo que los demás jugadores ingresarán a los vestidores.

James estaba... no había una forma de describir el impacto que le estaba causando aquella situación. Sus ojos se encontraban tan sorprendidos de ver a Eleanor de esa manera, tan aterrada, con el pánico controlándola por completo. 

Al parecer la chica no era siquiera consciente de la sangre que borboteaba de su cabeza, ni siquiera de la extraña coloración de uno de sus brazos. Sus movimientos no eran más que reflejos desesperados de la histeria que había en su mente. 

Fue la jefa del campo de entrenamiento quien tuvo que actuar. Hooch se quitó su túnica para intentar cubrir el cuerpo de aquella muchacha.

Sin embargo, ésta saltó como un resorte al sentir el contactó húmedo de aquella tela la cuál también fue impactada por aquellos copos de nieve. 

—Señorita O'Malley... Trate de calmarse por favor, nadie le hará daño. - La profesora trató de explicarse, ocupando un tono ligero y tranquilo, pero eso no era suficiente para aquella muchacha la cuál, solo podía ser capaz de balbucear cosas como "nieve" "hielo" "frío" y "muertos".

La mayor de las mujeres sacó de manera disimulada su varita, a sabiendas de qué la joven no se calmaría con nada ni nadie. Iba a hacer un movimiento fluido y rápido con su mano para mandarla a dormir y poder trasladarla a la enfermería, pero ella se vio dentina por uno de sus estudiantes, quien la sujetó de la muñeca para detenerla. 

—Señor Potter, la señorita O'Malley no tiene juicio en este momento. - Replicó con severidad, sin inmutarse ante la helada mirada de su alumno. 

—Yo me haré cargo. - Aseguró el moreno, sin darle derecho a réplica a la mayor.

—Prongs... - Musitó Sirius quien estaba conmocionado por ver a su amiga en esa situación.

Pero antes de que se movieran siquiera un centímetro, la carpa se abrió de un solo golpe, dejando ver a un puñado de serpientes junto con un tejón.

—Jóvenes ustedes no pueden... 

— Apártese. - Severus ni siquiera reparó a quien empujó, él simplemente avanzó hacia la pelirroja que temblaba y se veía aterrada en aquel rincón. 

Aquella serpiente se quitó su túnica en un fino movimiento. —Malfoy. - El rubio entendió aquello, y con su varita lanzó un rápido hechizo a la túnica del pocionista para que ésta se secará automáticamente.

Fue entonces cuando Severus cubrió aquel cuerpo de la joven. Aquellos ojos negros se oscurecieron más al ver la mirada de Eleanor completamente perdida en sus recuerdos. 

—El...

—No, la nieve mata, la nieve ha llegado, no me gusta. - Titubeó. —La nieve, no me gusta la nieve. 

El pocionista tomó a la doctora por sus hombros para sacudirla sin tapujo alguno. —¡CÁLMATE YA! - Para todos fue extraño escuchar a ese pálido chico elevar la voz a esos extremos ya que Severus siempre se caracterizó por su tono áspero y arrastrado. —¡BASTA YA, O'MALLEY! 

La pelirroja se quedó inmóvil como una piedra, sus ojos poco a poco comenzaron a salir de esa niebla que los invadía.

—Vamos a la enfermería.

Severus intentó cargarla pero a decir verdad, el peso de la pelirroja era demasiado para él.  

—Permíteme. - Fue Malfoy quien se abrió paso hasta su compañero de casa. Su mirada grisácea miró con cierta pena a la Hufflepuff. Y pronto la tomó en sus brazos.

—Regulus... - El pocionista apenas y habló nuevamente, cuando el menor de los Black ya se había quitado su túnica. Fue Pandora la que lanzó el hechizo en esa tela para secarla. 

Y entonces se encargaron de cubrir por completo a la pelirroja para que Malfoy pudiera sacarla de los vestidores y por fin poder llevarla a la enfermería.

°•°

Había un tumulto de gente fuera de la enfermería, voces iban y venían en varias conversaciones diferentes, pero absolutamente todos los que se encontraban ahí se negaban a irse. 

—Le tiene miedo a la nieve. - Señaló Sirius quien estaba recargado en la pared, cruzando sus brazos sobre su pecho. —Es la única explicación. 

—Pero... ¿Saltar de su escoba a esa altura? - Peter se veía más que impactado ya que aún recordaba como aquella pelirroja había caído. 

—Eleanor no le tiene miedo, le tiene terror. - James suspiro. Sentado en la banca de afuera el muchacho suspiró, dejó caer su cabeza hacia abajo y negó. —Ella realmente estaba asustada. - Explicó. 

—Se encontraba fuera de sí, ni siquiera parecía estar consciente de nosotros. - Sirius pasó una mano por su cabello aún sin dar crédito a lo que sus ojos vieron.

—Es una fobia. - Tras meditarlo, fue Remus quien señaló lo obvio. —Así como hay personas que enloquecen al ver una araña o a las alturas, ella puede temerle a la...

—¿Nieve? ¿Qué tiene de malo la nieve? - Cuestionó Peter antes de comer otra galleta debido a la preocupación. —¿La habrá revolcado una avalancha de nieve cuando era niña? 

—Tal vez no es lo mismo vivir un invierno en un lugar donde puedes protegerte del frío, que vivir un invierno en la miseria. - La mirada del primogénito Black se oscureció completamente al pensar en la Hilandera, recordaba a la perfección las viviendas que cruzó cuando corrió de la casa de Eleanor a la de Snape. Ese barrio era literalmente el lugar más pobre que había visto en su vida. 

El cervatillo suspiró de nueva cuenta, revolvió sus cabellos frustrados mientras apretaba sus ojos. Fue inevitable, pero en su mente aparecieron unas imágenes que le rompieron el corazón.

Se imaginó una pequeña niña de cabellos rojizos, sola, en medio de una nevada, tan pequeña y necesitada de ayuda... Aunque estaba seguro de que nadie la ayudaría.

—Carajo. - Gruño con impotencia, mucha impotencia por no ser capaz de hacer algo al respecto, por haber sido solamente un espectador. 

—¿Se puede saber qué están haciendo todos ustedes aquí? - La voz de Minerva hizo que todas aquellas conversaciones en el pasillo se disparan. 

La subdirectora del colegio llegó caminando tranquilamente siendo acompañada por la jefa de casa de los tejones.

—Esperamos noticias sobre Eleanor. - Fue Remus quien respondió.

—¿Todos ustedes? - Mcgonagall arqueo una ceja escaneando a la multitud. 

—Soy el prefecto de Hufflepuff, premio anual y su capitán de quidditch, no puedo retirarme con tranquilidad de mis aposentos mientras que uno de los míos tuvo un severo accidente. - Respondió con seriedad Amos, el cual fue secundado por tres de sus jugadores los cuales insistieron en quedarse. 

Minerva comprendió aquello, por lo qué, se giró ahora hacia el grupo conformado en su mayoría por alumnos de Slytherin.

—Nosotros la trajimos. - Explicó con simpleza Lucius, quien al igual que Regulus y Severus, se encontraba recargado en la pared.

—Y no está de más mencionar que nosotros también somos sus amigos. - Replicó con indignación Bartemius, quien recibió un codazo por parte de Narcissa en las costillas. —¿Qué? ¡Es verdad! Creen que porque ella es un lindo Hufflepuff jamás se relacionaría con serpientes, ¡Pues si lo hace!

—Gracias por su explicación tan certera señor Crouch, me alegra que por fin las casas puedan coexistir sin tener la necesidad de intentar matarse cada que tengan la oportunidad. - Señaló Minerva de manera pacífica. —Pero su amiga, cayó de su escoba a una gran altura, yo creo que la señorita Le Fay querrá descansar en lugar de entablar tres pláticas a la vez. 

—Es bueno saber que Eleanor tiene buenos amigos. - Musito con alegría Pomona, quien pronto desvió la mirada hacia la puerta ya que esta había sido abierta, dejando ver a Madame Pomfrey con una clara mueca de irritación en su rostro.

—¿Saben cual es la finalidad de una enfermería? -Les cuestionó molesta. —Que todo aquel que venga a reposar después de una enfermedad o lesión, tenga la certeza de que descansará, pero ¿Cómo se puede descansar si la gente está gritando y hablando sin parar? 

Severus rodó los ojos. —Al grano, ¿Cómo está...?

—¿Cómo está Eleanor? - Fue James quien terminó la pregunta y es que saltó como una especie de resorte cuando vio a la media bruja llegar. 

—Madame Pomfrey. -Fue Pomona quien de manera amable se dirigió a la media bruja del lugar. 0151Sería tan amable de decirnos ¿Cómo se encuentra mi estudiante? 

Indignada, Pomfrey chasqueó la lengua pero aún así respondió la interrogante de todos los presentes. 

—Tuvo una fractura conminuta en el húmero izquierdo al igual que una luxación perilunar, todo esto ya fue arreglado con un par de hechizos. Igualmente tuvo una herida en la cabeza la cual ya fue cerrada y por fortuna descarte una contusión. -Informo. —La señorita Le Fay está dormida gracias a la poción que le administre, no va a despertar hasta entrada la noche, así que no tiene sentido que todos ustedes se queden aquí.

—Pero alguien puede quedarse. - Salto Pandora. —Eleanor estaba muy alterada, si despierta sola tal vez pueda asustarse. 

Los ojos marrones de la media bruja observaron a cada uno de los jóvenes, aunque todos eran de diferentes casas y tenían personalidades muy diferentes, cada uno de ellos estaba de acuerdo con lo que la chica de Ravenclaw había expresado, y eso lo podía ver muy bien en las serias y preocupadas miradas que todos portaban.

Pomfrey suspiro, resignada y a sabiendas de que perdería contra cada uno de esos adolescentes, cedió. —Esta bien, pero solo será una persona la que se quede. -Sentenció. 

—¡Yo! ¡Yo quedo me! - Stella fue la que saltó al frente y tomó las manos de la media bruja. —¿Verdad que yo me puedo quedar? ¡Soy su primer amiga y compartimos el mismo cuarto! ¡Incluso ayudó a Ulises bañar! 

—Está bien, puedes quedarte tú, Stella. - Anunció Pomona quien le sonrió con dulzura a la menor. 

—Sería bueno que le trajeras una muda de ropa. - añadió Pomfrey. —La necesita. 

—¡Ya voy ella por! 

—Te acompaño. - Soltaron las dos rubias restantes quiénes siguieron a la tejona por el pasillo en dirección a su sala común. 

Cuando las muchachas desaparecieron del alcance de visión, la media bruja de Hogwarts miró a cada uno de los jóvenes que había quedado fuera de las puertas de su lugar de trabajo. 

—La señorita Le Fay ya tiene quien cuide de ella, así que pueden marcharse. - Al ver qué su sutileza no funcionó, decidió agregar: —Ahora. 

Pomona, Minerva y Ponfrey se sumieron en una conversación para poco después las tres entrar a la enfermería.

Los demás chicos se quedaron estáticos en sus lugares. Sin embargo, los tejones fueron los primeros en moverse, estaban todos sucios y sudados debido a un partido bastante extenso, más tarde el prefecto de los Hufflepuff volvería a darse una vuelta por la enfermería. 

El grupo de Slytherin estuvo un momento más con su vista clavada en la puerta, fue hasta que Snape se movió que los demás lo hicieron, aquel grupo de serpientes comenzó su camino hacia las mazmorras. 

No obstante, todo se vio detenido cuando el brazo de Severus fue tomado con fuerza. 

Aquel pocionista se giró de mala gana antes de soltarse de un tirón de ese agarre. 

—¿Qué quieres, Potter? - Gruño.

—¿Cómo que quiero? ¡Que te quedes! - Soltó con franqueza. 

—¿Y por qué debería de quedarme? ¿Acaso a parte de ciego eres sordo? Eleanor despertará hasta el anochecer. 

—¡¿Y eso que tiene?! - James, rojo de coraje, tomó al pocionista por el cuello de su camisa.

Eso fue más que suficiente para que las serpientes y leones restantes tomarán sus respectivas varitas por si era necesario defenderse en aquella situación. 

—¡Debes quedarte con ella! ¡Ella te necesita! ¡Eso es lo que debes de hacer! 

—Se me olvidaba que los gryffindor siempre quieren ser el héroe de la historia. - Se burló de manera venenosa el pocionista, quien de manera altiva mantenía sus oscuros ojos sobre el moreno.  —Si tanto te preocupa Eleanor, entonces quédate tú.

Aquel pálido muchacho se soltó del agarre del chico de gafas redondas, entonces dio media vuelta no sin antes verlo con el más puro de los desprecios.

Los demás Slytherin se fueron acompañando a Severus, aún sin guardar completamente sus varitas y cuidando sus espaldas. Finalmente una rencilla con leones, siempre sería una rencilla con leones. 

—Vamos compañero, estuvo totalmente fuera de contexto tu comentario con Snape. - Alegó Lupin. —¿Por qué pedirle que se quede cuando Stella ya se va a quedar? 

—¡Por qué es él quien debería quedarse! 

—Vamos Prongs, ni que fuera su novio. - Soltó en tono burlón el primogénito Black. Pero al ver la seriedad de su amigo y aquella frialdad en su mirada, lo hizo congelarse. —Espera, ¿Acaso Snape y Eleanor son...? 

—Sí. - Admitió con un gruñido antes de darse media vuelta y marcharse hecho una furia de ahí. 

—Oh... - Musitaron los tres restantes, pero fue el muchacho de cabellos rizados el que sintió un revoltijo en su estómago. 

°•°

Eleanor abrió sus ojos de un solo golpe. No tuvo que cerrarlos de vuelta debido a la falta de luz que había en lugar, su mirada solo era capaz de ver el alto techo que estaba sobre ella.

La pelirroja sentía un calor abrumador en su cuerpo, era más que obvio que tenía fiebre, y terminó de confirmarlo cuando una de sus manos se alzó para tocar un paño húmedo que se encontraba sobre su frente. 

Su mirada recorrió brevemente el lugar, pero solo se concentró en aquella muchacha de cabellos rubios que estaba sentada en una silla, durmiendo con su cuello en una incómoda posición. 

A su mente llegó una pregunta ¿Dónde diablos estaba? ¿Por qué Stella se encontraba durmiendo totalmente incómoda a  su lado?

Cómo no recordaba correctamente lo que había pasado después de agarrar la snitch, decidió darle un vistazo al lugar, y fue entonces cuando un escalofrío recorrió su cuerpo. 

Estaba nevando. 

Solo eso bastó para que imágenes sumamente claras pasarán por su cabeza. ¡Oh! ¡Había hecho un espectáculo en los vestidores! ¡Qué vergüenza! 

La pelirroja negó en repetidas ocasiones antes de llevar sus manos a su cabeza y querer desaparecer. 

Después de unos minutos en los que razonó los pros y los contras de obliviar a unas veinte personas, descartó la idea por completo, lo hecho ya estaba hecho. 

Aquella joven suspiró, y se quitó aquel paño húmedo antes de reincorporarse en esa cama. Eleanor se giró hacia Stella y con delicadeza la zarandeó del hombro para poder despertarla. 

Le conmovía bastante saber que la muchacha se había quedado a su lado. 

—¿Uh? ¿Qué sucede...? ¡Norelea! - La rubia se despertó por completo cuando vio a su compañera de cuarto despierta. —¡No, no, no! ¡Recuéstate no tienes qué...! 

—Stella, tranquila. - Eleanor sonrió levemente antes de tomar las manos de aquella exaltada rubia. —Estoy bien. 

—¡No! ¡Te caíste de tu escoba! ¡Te rompiste un brazo, tu hueso quedó hecho cachitos! ¡Y te descalabraste! 

—Stella, ya me curaron. - La joven le mostró el movimiento perfecto de sus extremidades superiores, aunque había una ligera incomodidad sabía que pasaría para el día siguiente. —Realmente me encuentro bien, la medicina mágica es muy superior a la muggle y mira que te lo dice un excelente doctor.

Los ojos color chocolate de la rubia examinaron a detalle cada acción y expresión de su amiga, evaluando si mentía o era sincera, hasta que estuvo completamente segura de que ella no mentía, suspiró con alivio. 

—Me diste un susto de muerte cuando te arrojaste de escoba aquella. - Admitió. —Todos estábamos muy preocupados por ti. 

—Lo siento. - Se disculpó al instante. —No fue mi intención.

—Lo sé. 

Ambas se quedaron en silencio por unos minutos, hasta que Stella se puso de pie y caminó hasta una gran caja de metal que se encontraba sobre el escritorio de Madame Pomfrey. 

De dicha caja sacó una charola llena de comida, y la llevó hasta donde se encontraba la pelirroja. —Debes de hambre tener. - Musitó sonriendo. —Anda, come todo, está caliente. - Aseguró. 

—Eso es mucha comida para mí. - Protesto. —Así que tendrás que comer conmigo.

—Pero...

—Has estado aquí cuidándome no sé cuántas horas, también debes de tener hambre. - Razonó. —Anda, alcanza bien para las dos.

—Yo no... - Stella iba a negarse nuevamente, sin embargo, el sonido de su estómago la traicionó. 

Las mejillas blancas y tersas de la rubia se tiñeron de escarlata por la vergüenza y pronto su risa se mezcló con la de su amiga. 

—Está bien, comeré. 

—Ya que otra te queda. - Se burló Eleanor. 

Ambas muchachas comenzaron a comer tranquilamente los alimentos sobre aquella charola. 

Solo hasta que iban por la mitad de lo que había ahí, fue cuando Stella se animó a hablar. 

—Cuando tenía ocho años. - Comenzó.  —Salí de casa con mi mamá, fuimos a comprar plantas a un invernadero, a mi mamá le gustan mucho las plantas al igual que a mí. 

La pelirroja elevó la vista por un momento, para indicarle que la estaba escuchando.

—Tardamos dos horas en volver, cuando regresamos a la granja, mi mamá encontró el cadáver de mi papá en la sala. 

Aquella tostada que tenía en su mano se cayó, y entonces sorprendida le prestó absolutamente toda su atención a la rubia. 

—Afortunadamente no entré, me desvíe a visitar a Lola, mi cabra. - La pelirroja sonrió levemente. —Mi padre era un auror muy famoso, los últimos meses se estuvo dedicando a la caza de hombres lobos que presentaban una amenaza, les siguió el paso a la manada de Greyback. 

«—Mi papá se encargó de deshacer dicha manada, apresó a la mayoría y eso no le gustó al Alfa en absoluto.»

Eleanor pudo ver la mirada de su amiga opacarse por una nube de tristeza.

—Greyback llegó a nuestra granja y mató a mi padre en forma de venganza. - Explicó con amargura. —Desde entonces, yo les tengo miedo, no, terror a los hombres lobos, incluso nombrarlos me da escalofríos. - Stella tuvo que dejar en la charola la cuchara que tenía en su mano ya que estaba temblando. 

—¡Oh, Stella!

—Es inevitable ¿Sabes? Pero el miedo está en mí desde entonces. - La pelirroja admiraba la franqueza y lo entera que se veía la rubia al contarle aquello. —Gracias a Morgana nunca he tenido la necesidad de enfrentarme a un hombre lobo, estoy segura de que enloquecería o me moriría de miedo verlo al. 

Inevitablemente Eleanor pensó en Remus quien mantenía aquel secreto oculto en lo más dentro de él.

—En mi libro de tercer año, venía explicada la licantropía, arranque esas hojas y las queme. - Sé sincero. —No entre una semana a la clase de defensa contra las artes oscuras ya que sabía que estarían hablando sobre ese tema. Tenía miedo, mucho miedo y me oculté en mi habitación hasta que supe que podría salir y no temer más. 

«—Este es mi mayor miedo, y no te lo dije por lo que sea que ocurra contigo y la nieve. Te lo digo porque quiero que sepas, que no está mal temer, que no tiene que darte vergüenza tenerle miedo a algo, somos humanos, tenemos emociones y el miedo es una ellas de. »

La mano de Eleanor buscó la de Stella y le dio un apretón. Se sentía conmovida de nueva cuenta, aquel gesto por parte de su amiga había sido muy amable y considerado con ella.

—Lo siento, realmente lamento la perdida de tu papá. 

—Gracias... eso fue hace muchos años pero aún sigue diciendo aunque ya menos es.

—Comprendo.

Por eso mismo, admirando el valor de su compañera de cuarto, ella tomó aire y comenzó: 

—A mí me gustaba la nieve. - Aseguró con un tono ligeramente desesperado. —Realmente me gustaba, recuerdo que una vez Eleazar y yo hicimos dos muñecos enormes de nieve, les pusimos los sombreros de playa de Gabrielle y le quitamos los botones a los sacos de Harrison, también hicimos ángeles sobre la nieve pero nos molestaba que quedará la mano marcada cada que nos poníamos de pie. - Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro. —Estábamos horas en el patio hasta que salió mi mamá a decirnos que nos metieramos porque nos íbamos a enfermar. Ese fue mi último invierno feliz. 

—Eso fue muy lindo. 

—Lo fue... Al año siguiente mi padre cayó en bancarrota, mis dos hermanos menores nacieron y mi madre nos abandonó. - Entonces su semblante se endureció. —Para el siguiente invierno no tenía cobijas suficientes para tapar a mis hermanos, los vidrios de mi casa estaban rotos así que los cubría con un plástico, no había agua en la tubería porque se congeló y tampoco teníamos gas, aún no sé cómo sobrevivimos a ese invierno. 

—Norelea...

—Para el siguiente año estaba aterrada, pero ya estaba preparada, compré cosas con anticipación, ya sabía lo que vendría pero aún así, era difícil sobrevivir y hacer que cinco niños no murieran. - La pelirroja usó su magia para hacer levitar la charola con las sobras y llevarla hacia el escritorio. —Pero aun así ellos enfermaban, a veces solo era un simple resfriado, otras veces era hipotermia algunas más graves como neumonía.

«—Entonces desarrolle quionofobia.»

—¿Quioqué..?

—Quionofobia, miedo irracional a la nieve. - Explicó. —Desde hace años he esperado las nevadas, nunca me agarran desprevenida, así que me preparaba para no salir a menos de que fuera necesario, pero ahora me confíe, e estado tan feliz y tranquila en Hogwarts que olvide por completo que aquí también nevaba, y al no esperar la nieve, termine teniendo un ataque y cayendo de la escoba, lo demás ya es historia. 

Un pequeño silenció se formó entre ellas, fue Eleanor la que habló otra vez rompiendo aquella tensión. 

—En fin. - Suspiro. —Creo que esa cena me cayó pesada, ya tengo sueño otra vez. 

—¿De verdad? Has estado dormida horas durante. 

—Nunca subestimes mi capacidad para dormir. - Eleanor sonrió antes de recorrerse en la cama y señalar el espacio que dejó a su lado. —Entra. 

—¿Qué? ¡No! ¡Yo estoy bien aquí! 

—Si mañana no quieres tener un dolor de cuello insoportable, mejor ven y duerme conmigo. - La joven abrió sus cobijas para que la rubia se metiera en su cama. —Juro que no muerdo. 

Stella llevó su mano a su propio cuello sintiendo aquella incomodidad, más tarde cedió y se metió a la pequeña cama de la enfermería. 

—¿No es más fácil que duerma yo en otra cama? 

—Lo es, pero quiero dormir contigo. - Se sincero la pelirroja. —Me agradas mucho, Stella. 

La tejona de ojos marrones sonrió entusiasmada y entonces se giró para acurrucarse en el torso de su compañera. —Yo también te quiero mucho, Norelea. 

°•°

—Disculpa Prongs, pero es estúpido que Eleanor y Severus estén juntos. - Protesto Lupin quien no dejaba de darle vueltas al asunto desde qué su amigo les comento aquello. 

—Pues lo están. - Aseguró desanimado, mientras caminaba por los terrenos del castillo en dirección a cuidado de las criaturas mágicas. 

—Si lo ven tiene sentido, desde el baile se la pasan pegados como uña y mugre y Eleanor ya no sale de la mesa de las serpientes. - Razonó Peter. 

—Cierra la boca, Colagusano. - Gruñó Sirius. 

—Ya basta con ustedes dos. - Los reprendió Remus. —Para mi ellos dos solo son mejores amigos. 

—Los vi juntos en el baile. 

—Cierra la boca Prongs, no quiero una imagen mental de Quejicus metiéndole la lengua hasta la garganta a la Rojita. 

—¡Qué asco, carajo! - Gritó James. —¡Gracias a Merlín no se estaban besando! 

—Espera. - Ahora fue Peter quien se colgó del brazo del moreno para detenerlo. —Si ellos no se estaban besando ¿Entonces cómo diablos sabes que están juntos? 

—Pues estaban abrazados y solos en el jardín. 

Los tres restantes se quedaron plantados en el pasto cubierto de hielo mirando de mala manera a su amigo. 

—¿Qué? - Preguntó el miope. 

—¡¿Y solo por eso diste por hecho que estaban juntos?! - Lupin tomó por el cuello de su túnica al moreno mirándolo como si fuera un desquiciado. 

—Sí...

—¡Eres un idiota! - Gritaron los tres a la misma voz. 

—A parte, ahora que lo recuerdo. - El chico de ojos grises volvió a hablar. —Creo que Eleanor y yo hablamos esa noche. - Sirius realmente se esforzó por recordar aquello. —Cierto, me dijo que le gustabas. 

—¡¿QUÉ?! - Ahora todos se le lanzaron a Sirius. 

Ahora era James el que casi ahorcaba al chico perro. —¿Es en serio, Canuto? 

—Sí... o al menos eso creo. - Musitó. —A decir verdad estaba demasiado borracho. 

—¡Argh! ¡No sirves para nada! 

Los merodeadores terminaron de llegar a la reserva. Casi por instinto el miope busco una cabellera rojiza. El tono escarlata de Lily era muy diferente al de Eleanor, por lo tanto ya era capaz de distinguir la diferencia a lo lejos. 

El moreno se desilusionó cuando no vio la cabellera de la pelirroja que le gustaba. 

—¡Stella! ¡Pandora! - Remus se fue en dirección hacia las dos rubias, Pandora y Stella ahora eran muy buenas amigas. 

—¡Musre! ¡Chicos! Buenos días. 

—Buenos días. 

—Buenos días. - Soltaron los varones de vuelta. 

—¿Y Eleanor? - Pregunto de manera automática el miope. 

—Ella se quedó en el castillo. - Le explico de manera amable la chica Reynolds. 

—Oh...

°•°

La pelirroja quería aventarse de la torre de Astronomía a causa de lo furiosa que estaba consigo misma, habían pasado semanas y ella era incapaz de salir hacia los terrenos del castillo. 

Siempre se quedaba resguardada en el interior, con una túnica afelpada cubriéndola y cuidándose de la nieve. 

Era horrible, se sentía como una niña pequeña en su lugar, incapaz de salir a jugar porque no quería enfermarse. 

Pero por más que lo intentaba, por más que intentaba salir a los terrenos para llegar a su clase de criaturas o a sus prácticas de quidditch, no podía. 

Su estúpida mente le hacía recordar una y otra vez a sus hermanos a punto de morir en uno de los tantos malos inviernos que pasaron, y eso la detenía en automático. 

La pelirroja estaba en el gran comedor, observando cómo los estudiantes jugaban allá afuera con bolas de nieve, como hacían muñecos y ángeles, como a nadie le afectaba como a ella.

—O'Malley. - La muchacha elevó la vista para poder ver a un incómodo Diggory. —Tenemos que hablar. 

—Lo sé. - Suspiro.

El capitán de su equipo se sentó a su lado y comenzó. —Sé que le tienes miedo a la nieve, eso es obvio. - Si en principio todo fue confuso, ahora todo había quedado claro después de ver su comportamiento en estos días. —No soy quien para juzgarte o burlarme, pero si tengo un problema, tenemos un partido este domingo y mi buscadora no es apta para jugar. 

—¡Claro que puedo!

—No puedes, no has podido poner un pie allá afuera y no quiero que vuelva a ocurrir otro accidente como el que tuviste. - El castaño suspiro. —Sé que sin ti seremos aplastados, pero no voy a exponerte así qué...

La pelirroja tomó al muchacho de las manos al tiempo en que negaba. — Adquirí un compromiso contigo y mis compañeros aquella tarde en la que acepté ser parte del equipo. - Soltó con seriedad. —No voy a negarlo, me aterra salir del castillo, pero también sé que no me gusta perder, y no voy a hacerlos perder.

—O'Malley...

—Te aseguro que el domingo estaré lista para el partido. - Le aseguro. —Sé que es difícil confiar en mí palabra, pero, puedo hacerlo. 

—No te presiones, yo...

—Amos, confía en tu buscadora estrella.

El muchacho lo meditó brevemente. 

—Si veo una sola señal de que no puedes, te bajaré del campo. 

—Hecho.

°•°

Slytherin contra Hufflepuff, ambos se caracterizaban por tener dos buscadores tan rápidos como un rayo. 

Ese sería el enfrentamiento y en ese partido se decidiría todo. 

Pero, Eleanor aún seguía detrás del barandal que separaba el castillo de los terrenos ya que aún no sé animaba a salir. 

Mañana era el partido y seguía aterrada por culpa de esos putos copos blancos.

A lo lejos, pudo mirar a Black, quien estaba haciendo un castillo de nieve, aunque en realidad eso parecía todo menos un castillo.

Entonces tomó valor. 

Tras una bocanada de aire, la joven comenzó a avanzar hacia afuera. Aquella bota se hundió ante la nieve del suelo y pronto comenzó a humedecerse.

Sus piernas temblaron, ella tembló, pero aún así camino y camino hasta que poco a poco pudo acercarse al gryffindor.

Eleanor se agachó y con sus manos temblorosas tomó un poco de nieve, pronto comenzó a formar una bola y cuando la vio consistente, se la arrojó con fuerza al muchacho de ojos grises.

—¡Oye! - Black se levantó molesto al ser atacado por la espalda. Pero bastante fue su sorpresa al ver quién lo había arrojado. —¡Rojita! 

—¡Ey! ¡Black! - Lo saludo con una sonrisa temblante.

—¿Qué haces aquí? Rojita deberías de volver al castillo. - El joven de cabellos rizados mostró su preocupación. 

—¿Qué? ¿Tienes miedo de perder? 

—Eleanor no... - Pero el muchacho se vio interrumpido por la bola de nieve que se estrelló en su rostro. —Me vuelves a lanzar una bola de nieve y juro que me olvidaré de quién eres. 

Pero otra bola se estrelló en su cuerpo sin consideración.

—¡Bien, tú lo pediste! 

Entonces el primogénito de los Black formó una bola blanca y fría en sus manos y se la lanzó a la pelirroja.

Eleanor cerró sus ojos, sintió como se paralizó en un instante ante el contacto helado en su pecho. Pero antes de que los tormentosos y malos recuerdos llegarán a ella, la joven se inclinó para formar una bola y lanzarla. 

Sirius estuvo atento, dispuesto a parar si era necesario. Pero admirando todo el valor de la contraria, le respondió. 

Poco a poco se fueron atacando unos a otros, y ya cuando la pelirroja se sintió más cómoda, comenzó a recibir los impactos con una leve risa.

—¡Oye! - Gritó indignada cuando le lanzó seis bolas seguidas con un hechizo.

—¡Creí que me ibas a dar guerra, Rojita! 

—¡Vete al infierno! 

—¡Vivo en el infierno! 

La pelirroja elevó dos bloques grandes de nieve con sus manos para después lanzarlos.

—¡Los poderes sobrenaturales no cuentan! - Gritó mientras salía de la nieve que lo había sepultado. 

—¡No son poderes sobrenaturales, sarnoso! 

—¡Claro que sí! ¡Ningún ser normal controla su magia así! ¡Fenómeno! 

—¡Frentón! 

—¡Oye! ¡No estoy frentón! 

—¡Si lo estás! 

Entre risas y maldiciones se atacaron con todo, hasta que ambos terminaron acostados sobre la nieve. Eleanor aún la odiaba, pero al menos esperaba que con eso bastará para poder salir a jugar mañana. 

—Rojita...

—Dime, sarnoso. 

—Eres muy valiente. 

°•°

—Esa mujer está loca. - Severus no cabía en la idea de ver volar en esa escoba a su mejor amiga. —Definitivamente es una idiota. 

—Opino lo mismo. - Remus quien estaba del otro lado, le concedió la razón. —Claramente se ve que no está cómoda allá arriba. 

—¡¿Y cómo va a estar cómoda?! ¡Está volando en semejante tormenta! - Bufo Narcissa. —Solo Merlín sabe lo que siento en estos momentos. 

—Basta. - Los freno James. —El partido ha durado más de dos horas y hasta el momento lo ha hecho bien, hay que tenerle confianza. 

—Una cosa es confiar en ella, pero ¡Vamos! ¡No sé si pueda mantenerse serena!

—Ayer ella lo logró, estoy seguro que hoy también. - Sirius se veía confiado. 

Pero justo cuando terminó de hablar, se pudo ver la velocidad que tomó tanto su hermano como la pelirroja, los dos iban volando uno sobre el otro y haciendo lo posible por alcanzar la snitch o derribar al contrario. 

Los dos eran unos demonios en la escoba, pero había una pequeña diferencia entre el vuelo de cada uno, Regulus se sentía confiado y eso incrementa su velocidad.

El detalle llegó cuando Lucius se tuvo que atravesar en la jugada de los dos con tal de atrapar una quaffle.

Esto provocó que los dos buscadores se estrellaran contra él y de esa forma los tres cayeron de sus escobas, aterrizando en aquel campo lleno de nieve, quedando prácticamente sepultados debajo de esta. 

Severus se levantó al instante, casi por mero instinto se despojo de su túnica con el fin de atravesar medio campo para llegar a su amiga y cubrirla, sin embargo fue detenido, ya que el brazo de James se interpuso sobre su pecho. 

—No. 

—Imbécil, quítate antes de que a Eleanor le de un ataque allá abajo. 

—Cornamenta deberías de...

—¿Y qué va a suceder cuando no estés? ¿Cuando termine Hogwarts y ella vuelva al mundo muggle? ¿Qué va a pasar con ella? 

—...

—Le aterra la nieve, lo sé, yo la ví ese día. - El moreno dejo de ver al pálido joven para después mirar aquel campo. —Pero ella necesita saber actuar en ese tipo de situaciones, no siempre estarás con ella para protegerla. 

—¿Y si no sale de la nieve? 

—Lo hará, porque para ella lo más importante siempre ha sido sobrevivir. 

Justo en ese instante aquella melena escarlata apareció entre tanto blanco, la pelirroja caminó con firmeza hasta donde cayó su escoba y se trepó en ella. Decidida y con sus ojos ardiendo en llamas verdes gritó: —¡Apresúrate Regulus que de lo contrario esa Snitch será mía! 

—Te lo dije. 

¡Ey! ¿Cómo están? Espero que muy bien. 

Antes que nada, quiero vean esta belleza de portada que me hizo 2lucym3, de verdad no tengo palabras para agradecerte todo lo que me has dado, por esto y más, ¡Mil eternas gracias! ❤️

Otra
vez estoy aquí y aprovechando quiero aclarar unas cositas. 

Las personitas que está semana me estuvieron preguntando "¿Por qué no subiste un capítulo si hoy es lunes?", bueno, si avise, en mi tablero de Wattpad Baezzealy y en mi instagram @baezzeal

Yo siempre les informaré si puedo o no puedo publicar. 

También he visto que muchas personitas quieren que haga un maratón de Survivor, y eso es un claro y rotundo NO. 

Y no me niego porque sea mala persona, yo creo que un capítulo semanal es una actualización constante y agradable ya que no pierden el hilo de la historia. 

A parte, de que literalmente demoró una semana en escribir el capítulo y no solo por hacer lluvias de ideas. Más bien, es que tienen una escritora que es pobre. 

Solo escribo en mi celular, lo cual es bastante pesado e incómodo, pero es la forma en la que me he acostumbrado, literalmente todas mis historias las he escrito desde mi celular. 

Entonces, no habrá capítulos seguidos, yo creo que con uno semanal basta y es más que suficiente. Ya que ustedes están la gloria, si voltean a ver a mis seguidores de La Vie en Rouge, verían a personas olvidadas desde hace meses. Ni hablar de mis seguidores de Senju los cuales no ven en siglos. ( Si hay uno por aquí, le pido perdón )

En fin, sin más que decir, su ficker se retira a mimir, nos estamos leyendo. 

Los quiero. ❤️

Continue Reading

You'll Also Like

3K 225 5
soobin y yeonjun son dos mejores amigos que comparten un departamento... y soobin le propone a su amigo ver porno juntos. โ˜…: adaptaciรณn ยฉ Jikookis...
34.1K 2.7K 7
La historia de Annie Glassthrone y Sirius Black nunca fue una de amor. O Sirius amaba a Annie pero ella se pasรณ al bando oscuro. Estado: completada โœ”๏ธ
62.8K 5.2K 23
KR| โ ยฟQuรฉ darรญas para salvar a Anakin? โž Breha Solo darรญa todo por salvar a aquel ojiazul. Incluso si eso signi...