Vidas cruzadas: El ciclo. #1...

By AbbyCon2B

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Olivia Eades es psicóloga y periodista con una vida hecha en el 1970, con su madre y hermano, sin deseos de c... More

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
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AGRADECIMIENTOS
Cuarto libro de Vidas Cruzadas: El ciclo (Disponible)

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By AbbyCon2B

(ESPECIAL 100K)

...

Jonathan no dejó el dormitorio ese día y permaneció junto a Olivia y sus bebés, peinó su largo cabello, la besó mientras dormía e incluso consiguió dormir un poco con ella.

Despertó en la noche un tanto desorientado para descubrir toda la casa a oscura y que Olivia seguía durmiendo con Marie tomando de su pecho. Acarició la mejilla regordeta de su hija y bajó de la cama para ir a cambiarse de ropa, ni siquiera había dormido debajo de las mantas y con su cabeza sobre la almohada, sino que se había dormido sosteniendo esta en su mano, por lo que ahora el brazo le dolía.

Se cambió el pantalón, la camisa que traía ya estaba limpia, volvió a calzarse y bajó las escaleras para descubrir que en la cocina todavía había velas encendidas.

Jian estaba sentada junto a la mesa, mirando por la ventana de la cocina hacia el campo a la distancia y meciendo a Hardy en sus brazos. Seguramente el niño se había despertado en la noche llamando por Olivia y como ella no podía acudir, Jian se había hecho cargo. Se detuvo a su lado y le acarició su largo cabello que se extendía por su espalda. Jian sonrió y se recostó contra su vientre.

—Estarás bien —le aseguró obligándose a sonreír.

—Eso espero, mi primer parto no fue complicado como el de mamá.

—Por eso, estarás bien —. Le acarició la mejilla y se agachó para besar la cabeza de Hardy quien dormía—. Todos lo estaremos. ¿Derby ya volvió?

—No, por eso estoy aquí, quiero ver sí lo veo llegar. Las mujeres se llevaron a sus hijos hace unas horas, pero dijeron que los hombres estaban atorados con un asunto.

Comenzó a preocuparse al igual que Jian de que no hubiera regresado, parte de él tenía ese gran miedo de que algo hubiera acabado mal en la mina y esta hubiera colapsado sobre los hombres y que de alguna forma Derby estuviera entre ellos.

Jian meció a Hardy en sus piernas con este durmiendo contra su pecho y brazo y una de sus pequeñas manos sobre su vientre abultado. Ya estaba de cinco meses, pero su embarazo no era demasiado pronunciado como había sido el de su madre, así que estaba casi totalmente segura de que era un solo bebé y que con suerte no nacería de nalgas.

Jonathan levantó un trapo que cubría la fuente sobre la mesa que contenía trozos de carne y ensalada, se agarró una rodaja de tomate para comer en lo que conseguía un plato y se servía y luego se sentó junto a Jian mirando hacia la ventana.

—Si no vuelve pronto, iré a buscarlo.

—Mamá se enojará si sales a esta hora.

—Ella entenderá, debo asegurarme de que él este bien. ¿Los demás volvieron?

—No, Harvie estaba bastante nervioso hace unas horas justamente porque Darion aun no ha vuelto y tampoco Kyle.

—¿Cómo está Lisie?

—Se durmió con Emma arriba, así que creo no sabe que Kyle aun no ha vuelto.

Rompió un trozo de pan y lo mojó en el jugo del tomate para comerlo.

—Hablaré con Harvie entonces e iremos juntos.

Jian aceptó la idea y cuando fue a ponerse de pie para llevar a Hardy a la cama, Jonathan se paró antes que ella y extendió sus brazos para que le entregara al niño. Lo mejor era que ella no hiciera más fuerza de la necesaria. Subió las escaleras llevando a Hardy y lo acostó en su cama que quedaba justo debajo de la de Adrian.

Ahora el dormitorio de Adrian tenía cuatro cuchetas, aunque sobraba una cama por sobre Peter. Imaginaba que Henry y Nolan podrían usar las dos camas sobrantes en los respectivos dormitorios de varones una vez crecieran. Y también tenían una cama sobrante en el cuarto de las niñas donde ahora dormiría Marie.

Volvió a la cocina donde Jian seguía sentada mirando por la ventana, ahora tomando jugo de un vaso y se sentó a terminar su comida.

—¿Te trata bien? —. Ella lo miró con el ceño fruncido—. Derby, me refiero.

—Oh...Bueno, no me maltrata si es a lo que te refieres, pero claramente no me trata como tu a mamá —. Se rio y miró hacia su vaso—. Supongo que lo merezco, Winfred me habría tratado como tú tratas a mamá y lo arruiné.

—Derby nunca planeó casarse...

—Tu tampoco, pa.

—No, pero yo ya tenía fuertes sentimientos hacia tu madre cuando nos casamos, fue cuestión de días que me enamorara por completo.

Jian se giró en la silla y apoyó el vaso en la mesa, esta vez mirándolo con atención.

—¿Me cuentas cómo la conociste?

Jonathan rio con el recuerdo y masticó por un rato antes de responder.

—Fue en Dallas, este año serán ya seis desde que nos conocimos y nos casamos. Yo buscaba trabajo y por casualidades del destino me topé con un señor que parecía necesitar ayuda cargando unas cajas a su carro, tu madre...Ella identificó mi nombre y fue un momento de lo más extraño para mí, ahora comprendo porque ella se me quedó mirando como lo hizo, aunque por aquel entonces pensé que me conocía de algún crimen que había presenciado.

—¿Pero es por qué viene del futuro ¿verdad?

—Así es, aunque ella no me lo contó hasta meses y meses después.

—¿Y qué fue lo primero que pensaste al verla?

—¿La verdad? —. Jian asintió y él se rio—. Pensé que tendría que desaparecerla para evitar que hablara con la policía, poco sabía yo que esa mujer iba a someterme completamente y sin siquiera intentarlo. Oh, tu madre tiene carácter, mucho carácter. Empecé a trabajar para la familia con quien ella vivía, así que durante mi tiempo en su granja no tarde demasiado en notar su atractivo y que ella me mirara tanto dejó de molestarme.

—¿Te gustaba?

—Bastante, sí...Intentaba impresionarla, pero ella ni siquiera reparaba en mí de esa forma...

Le contó toda la historia de sus vidas hasta que se habían encontrado con ella en Washington y que lo hiciera los ayudó a relajarse un poco en lo que esperaban por los hombres para volver de la mina.

Escuchar a Jonathan hablar de Olivia era conmovedor, él tenía una forma tan especial de describirla que podía apreciarse desde kilómetros de distancia e incluso sin necesidad de mucha inteligencia, que estaba locamente enamorado de ella.

—Nunca pensé que me terminaría enamorando o formando una familia...Nah, en mi cabeza ya estaba imaginándome muerto en la tierra como mi viejo compañero Martin, algunos hijos bastardos tal vez, pero definitivamente sin esposa o familia...Cuando la conocí me encontraba aceptando ese destino y ella tomó mi mundo que estaba de cabezas y lo ordenó...Simplemente llegó un día y cambió toda mi vida.

Lo vio frotarse el mentón donde tenía un poco de vello y esbozar media sonrisa.

—Me dijo que se moriría una vez, antes de la guerra...Pasé cinco años temiendo que se cumpliera y ella simplemente esperaba que yo superara su muerte y me enamorara de otra mujer que ni siquiera sé si existe —. Bajó la vista hacia su plato vacío y Jian se concentró en intentar entender sus expresiones—. No sé como explicarle que no soy físicamente capaz de amar a otra mujer...

—Ella es todo para ti.

—Exacto, nunca antes había amado a nadie hasta ella, ella cambió eso de mí y ni siquiera sé como lo hizo y la idea de perderla y estar con otra mujer...No es algo que yo crea posible.

—¿Por qué piensa que estarás con otra mujer?

La miró, un tanto inseguro de continuar y empezó a levantar sus hombros. En cierta forma era correcto decirle, después de todo ella era su hija y merecía conocer toda la historia, pero al mismo tiempo, no sabía si podría procesarla.

—Es una historia para otro día, ahora será mejor que busque a Harvie así podemos ir a la mina.

Jonathan le dio un beso en la frente y abandonó la cocina para salir de la casa por la puerta principal. Estaba oscuro afuera y no había lámparas encendidas para alumbrarle el camino, así que avanzó un tanto a ciegas.

Harvie no se había dormido y lo supo cuando vio una vela encendida en la cocina que alumbraba a través de la ventana. Llamó a la puerta un par de veces y retrocedió para esperar que asomara.

Su relación con Harvie estaba en un punto neutro donde ya no le importaba ni le afectaba, le gustaba aprender cosas del futuro con él y entender un poco más acerca del mundo de Olivia, también le agradecía por haber asistido a su esposa durante dos partos complicados; uno por las circunstancias y el otro por los medios y dudaba que hubiera otra persona en el mundo a quien quisiera ayudando a Olivia durante esos momentos, pero no compartía sus opiniones y por lo tanto esa barrera les impedía ser amigos.

La puerta se abrió y Harvie salió al porche.

—Buenas noches, Harvie...Jian me cuenta que los hombres aun no han vuelto y planeaba ir a buscarlos, ¿me acompañas?

Harvie estaba por asentir sin pensárselo cuando Jian salió de la casa y llamó por ellos desde el porche.

—¡Están volviendo! —les anunció antes de volver a entrar para ir hacia la puerta trasera.

Jian salió al campo y corrió un poco para alcanzar a Derby en el camino. Venía alumbrándose con una lámpara y había bajado del caballo para caminar rápidamente hacia ella en la fría noche. Jian necesitaba a Derby para mantenerse económica y si algo le sucedía ella y sus dos hijos se volverían una carga para Jonathan y gastos que Jonathan no podía permitirse de momento.

—¿Estás bien? Me había preocupado que no volvieras.

—Estoy bien —. Derby pasó un poco de ella, aunque sí la besó por un breve momento—. ¿Dónde está tu padre?

Señaló hacia la casa y Derby se apresuró a la cocina con la lámpara en mano, detrás de él llegaron Darion y Kyle. Traían grandes noticias, de esas que podían impactar a cualquiera y alegrar muchas vidas.

—¿Qué les tomó tanto tiempo? Harvie y yo estábamos por ir a buscarlos.

Harvie miró a Darion asegurándose de que no tuviera heridas, pero cuando intentó acercarse, Darion puso la mesa entre ellos en un intento por disimular y asintió sin muchas expresiones, confirmándole que todo estaba bien.

Harvie se quedó a un lado en silencio.

—Lo encontramos, Jona —anunció Derby y dejó la lámpara en la mesa para agarrarlo de los hombros—. Encontramos oro.

Le hizo eco en la cabeza que le dieran esa noticia y se quedó mirándolos temiendo que se tratara de una broma e intentando pensar que hacer a continuación.

Eso podía cambiar el curso de sus vidas drásticamente.

—¿Qué tanto?

—Kilos—aseguró Kyle.

Darion agregó.

—Toda una cueva dentro de la cueva. Casi parecía que estábamos dentro de una luz por todo el brillo llegándonos de todas partes.

Tuvo que vaciar sus pulmones y sentarse un momento ante las emociones alzándose en su interior. Estaba un poco mareado y desorientado, también se sentía algo nauseabundo y su mente empezaba a volar con todos estos planes e ideas para el futuro de su familia que le estaban provocando taquicardia. Se frotó el rostro con ambas manos y rio.

—Eres rico, Jona.

—Somos —corrigió y se puso de pie—. ¿Terrell se quedó cuidando el oro ¿verdad?

—Sí, él y sus muchachos.

—Deberíamos comenzar a extraerlo temprano en la mañana y en cuanto lo vendas en el mercado...Joder, las cosas se pondrán intensas.

—La gente vendrá de otras partes y podrán pagarte impuestos.

—Y te compraran el oro a grandes precios.

—Sí. Puedes hacer todo un negocio de esto, Jona —finalizó Derby.

Tenían razón, estaban comenzando el año con un montón de dinero encaminándose hacia ellos, miles y miles, incluso millones y con ese dinero, Jonathan tenía demasiado planes en mente; vestir a su familia, consentirlos, poder comprar todos los ingredientes que Olivia quisiera, incluso esas ridículas especies exóticas que a ella tanto le gustaban y les daban un exquisito sabor a todas sus comidas y lo más importante; podría hacerles una casa.

Una nueva y grande esta vez.

Estaba imaginando cada detalle; paredes altas y de piedra o ladrillo, suelos brillantes de cerámicas y algunos también de madera y grandes y extravagantes adornos por todas partes. No era mucho su estilo, pero sabía que Olivia lo amaría, ella (aunque no lo dijera) era una mujer elegante y le gustaban las cosas refinadas.

—¿Le digo a mamá?

—No, quiero darle la noticia cuando vuelva —. Salió de la casa con los hombres y Kyle fue a buscarle su caballo—. Quédate aquí y cierra la puerta. Si tu madre despierta, dile que he salido un momento con los hombres a la mina y volveré tan pronto como pueda.

Jian asintió y cuando ellos se marcharon cerró las puertas y miró el pasillo oscuro en completo silencio, pasaron unos minutos y sin poder contenerse gritó por lo bajo de la emoción y brincó en el lugar comenzando a celebrar. ¡Oro! Se decía y podía imaginar cómo sus vidas cambiarían.

Ese año sería el comienzo de una nueva etapa para los Morgan, una historia completamente distinta que estaban por escribir y todo empezaba en la mina.

Los hombres habían derribado aquella pared de rocas desbloqueando el acceso a una cueva natural y profunda cuyas paredes estaban impregnadas en oro. Era difícil saber cuanto había y que tan profundo podían picar para seguir encontrando oro, pero a simple vista sacarían algunos millones de dólares, imaginando que cuando empezaran a picar encontrarían más dentro de las rocas esa cueva podía darle a Jonathan tanto dinero como pudiera visualizar. 

Era uno de esos eventos de pura suerte que solo suceden a los más afortunados y Jonathan se sentía bastante afortunado esa noche; dos hijos sanos, su esposa había sobrevivido al parto y ahora era millonario.

—Esto es como lo que sucedió en California —comentó uno de los hombres que se encontraba en la cueva con ellos.

—Yo creo que es mejor —contradijo Derby—. Todo este oro en un solo lugar...Debe ser por el rio que está sobre nosotros.

—¿Es seguro picar?

—Bastante, aunque deberíamos evitar las explosiones —. Derby miró hacia el techo de la cueva—. La tierra sobre nosotros es bastante blanda por el agua del rio y parece estar filtrándose entre las piedras así que es un poco arriesgado detonar explosivos aquí adentro.

—Entonces nos limitaremos a palas y pico...Avisaré a Sheridan y contrataremos unos guardias para proteger el oro día y noche, en cuanto lo anuncien en los periódicos esto será territorio hostil.

—¿Cuánto costaría vivir en White Oak Lands, señor?

Jonathan se detuvo antes de abandonar la cueva y miró a los hombres que esperaban su respuesta. Trabajadores fuertes y comprometidos con la mina que tenían familias a las que cuidar, sin duda Jonathan tendría que aumentarles el sueldo con el nuevo descubrimiento y esos hombres lo sabían.

—Debo discutirlo con mi esposa, pero les avisaré cuando tenga una respuesta —. Kyle, Darion y Derby lo siguieron hacia la salida, incluyendo a Terrell y sus hijos, una vez afuera, Jonathan se giró hacia ellos—. Quiero que ustedes tres se queden a vigilar este lugar día y noche hasta que tengamos los guardias, revisen a todo hombre que entre y salga ¿sí?

Asintieron y se fue hacia su caballo con Derby.

—No me creo la suerte que tenemos.

—Tampoco yo, Derby.

—¿Qué sigue? ¿Hablarás con Sheridan?

—Así es, pero primero hablaré con Olivia—. Comenzaron a andar hacia la casa y Derby se rio por culpa de la emoción—. Tuvimos suerte.

—Vaya que sí, presiento que buenos tiempos se acercan, Jona, muy buenos tiempos.

Lo miró con una sonrisa y asintió.

—Siento lo mismo, Derby.

Llegaron a la granja y sus rumbos se dividieron, Jonathan fue a su casa y Derby a la suya. En cuanto Jonathan subió las escaleras llamando por Olivia, fue automático que todos sus hijos despertaran confundido y asomaran fuera de sus dormitorios para ver que sucedía.

—¿Padre? ¿Está todo bien?

—Todo está más que bien, Laurissa —. Alzó a su hija en brazo y giró con ella por el pasillo provocando que se riera y los demás fruncieran el ceño—. Pronto los llevaré a todos al sastrero de la ciudad y les conseguiré los mejores vestidos para ir a cenar al mejor restaurante de Sant Paul.

—No pretendo ser grosero, padre, pero ¿con que dinero? Madre dice que no hay con que pagar las cuentas.

—Estamos por cambiar eso, Darrin —. Dejó a Laurissa en el suelo y sonrió—. ¡Olivia! No, no, no te levantes, querida, aun estás muy débil para caminar.

—¿Por qué el escándalo? ¿Qué sucede?

Jonathan entró en la habitación y sus hijos detrás de ellos.

—Tenías razón...Todo este tiempo, la tuviste.

Ella se frotó los ojos un tanto desorientada y empezó a negar y alzar los hombros.

—No sé de que me hablas, amor, debes ser un poco más específico.

—La mina...

Olivia lo miró unos segundos y proceso la información intentando entenderlo. No fue muy difícil unir todas las piezas; la emoción de Jonathan respecto a la mina y que los hubiera despertado a todos en plena madrugada, solo podía significa una cosa.

—No, ¿en serio? —. Jonathan asintió sonriendo de oreja a oreja—. ¡Oh, mi Dios!

Se cubrió la boca al ver a sus bebés moverse en la cuna, pero no pudo contener la emoción por mucho tiempo y a pesar de su cansancio, salió de la cama para ir a abrazarlo.

—¿Cuánto?

—Mucho, amor, tanto que te arderán los ojos de todo el brillo.

—¡Ahh, Dios mío! ¡Jonathan!

Él la alzó en sus brazos y unió sus labios sin perdida de tiempo. Besándola con pasión, emoción y todas esas magnificas emociones que lo hacían sentir más vivo que nunca.

Oliver y Eli comenzaron a celebrar con ellos y Amelia, aunque tardó un poco en entender, se les unió junto con Darrin. Adrian permaneció un tanto confundido.

—No comprendo... ¿Qué pasó con la mina?

—¡Oro, Adrian! —explicó Darrin sacudiéndolo—. ¡Han encontrado oro!

Adrian amplió sus ojos y miró hacia sus padres como si buscara confirmación a lo que Jonathan asintió, con Olivia aun en sus brazos y una alegría como ninguna otra recorriendo su cuerpo.

Nadie pudo volver a dormir esa noche y como ya eran casi las seis de la mañana decidieron que tampoco debían hacerlo. Los niños fueron a vestirse, hablando sobre el oro de Jonathan y los nuevos cambios que eso les traería, los más grandes le explicaban a los más pequeños. Olivia se sentó al borde de la cama con una enorme sonrisa y Jonathan se quedó de pie frente a ella, intentando calmar un poco su emoción.

Hardy bostezó y se acercó a Olivia hasta pararse entre sus piernas y recostarse contra su vientre.

—¿Qué haremos ahora?

—Organizarnos, supongo —. Ayudó a Marie a bajar de la cama cuando esta despertó, y al igual que Hardy, ella fue a pararse entre las piernas de Olivia y apoyó su mano suavemente sobre su pecho—. Debemos pensar bien que haremos y empezar a cuidarnos un poco más.

—¿Crees que nos intenten robar?

—No lo creo, sin duda alguna lo intentarán.

Olivia desanudó el cuello de su camisola y desnudó uno de sus pechos para que Marie pudiera comer y en el segundo que empezó a succionar del pezón, se quedó dormida aun estando de pie.

—Debes poner guardias entonces y proteger el oro, todo el que puedas —. Hizo lo mismo con su otro seno y miró a Hardy viendo si el niño quería—. También debes crearte una cuenta bancaria, no puedes llevar tanto dinero en efectivo.

—Sí, probablemente vaya al banco la próxima semana y debo hablar con Sheridan.

—Ag, no me agrada mucho ese hombre.

—Un negocio es un negocio —. Se acercó a la cama y tomó lugar a su lado—. También debemos decidir cuanto cobraremos para aquellos que quieran vivir en nuestra propiedad. White Oak Lands podría convertirse en un pequeño pueblo minero si lo permitimos.

—¿Más gente viniendo a vivir aquí? Mmm, ¿es buena idea?

—En parte, más gente significa más ayuda en la granja y en la mina.

—Pero también significa más problemas, Jona.

—Lo sé... —. Miró hacia la cuna donde sus bebés aun dormían y sonrió, eran demasiado hermosos. Luego miró hacia Marie y Hardy que se encontraban durmiendo con sus cabezas apoyadas en Olivia, de pie y de tanto en tanto succionando para comer—. Podemos decidir luego, lo importante ahora es comenzar a vender el oro e informar a Sheridan del descubrimiento.

—¿Él sigue quedándose con solo un quince por ciento ¿verdad?

—Obviamente, pero igual imagino estará recibiendo mucho dinero de este negocio. También aumentaré un poco los sueldos, pensaba ¿tres dólares quizás?

—Que sea tres con cincuenta, merecen el dinero después de lo duro que han trabajado y les harías sus vidas mucho más fáciles.

—Y a Derby puedo pagarle un poco más —. Olivia asintió—. ¿Ocho dólares?

—Nueve, tiene dos hijos que cuidar y quiero que mi hija reciba lo mejor... ¿Sabes qué? Mejor diez y como se lo gaste en alcohol...

—Tranquila, intentaré ver que no lo haga —. La besó y cargó a ambos niños hacia la cama para que continuaran durmiendo y Olivia no tuviera que levantarlos luego—. Descansa, aun estás muy débil.

—Me siento mejor.

—Olivia...

—En serio, estoy algo molesta pero no es nada de otro mundo —. Se puso de pie y acarició su vientre—. Ya veo que sangrare por más días que con Marie...Ag, esta es la parte que no me gusta de tener bebés.

Jonathan la vio empezar a vestirse, primero el corsé, luego las enaguas (más de una para protegerse del frío), uno de sus vestidos, el delantal, se peinó, se recogió el cabello, cubrió un poco el enrojecimiento que el embarazo le había dejado en la piel y mientras la veía, no consiguió salir de su asombro.

—¿De verdad planeas retomar la actividad tan pronto? Diste a luz a dos bebés hace unas horas, Olivia y no fue un parto sencillo.

—No fue un parto imposible tampoco y honestamente me siento muy bien, dormir todo el día y haber comido me dio más energías.

—¿Pero no te duele o algo?

—Pues dah, claro que duele, pero sufro de dolores todos los meses, amor y no de los suaves y tolerables y aun así siempre continuó con mi día, esto no es muy distinto.

—Mmm, no lo sé, le preguntaré a Harvie por las dudas.

Ella sonrió y le dio un beso.

—Tu has eso, yo iré a prepararé el desayuno. ¡Somos ricos! —canturreó de camino a las escaleras.

Bajó un escalón a la vez y con lentitud y cuidado, no mentía con su malestar, pero le había sucedido con Marie (aunque no tan fuerte) y aun así había viajado hasta Minnesota, había retomado el trabajo en la granja y se había recuperado. Simplemente no era de las personas que disfrutaban pasando días acostada cuando había tanto por hacer en la casa y no quería dejar todo en mano de sus hijas.

Entró en la cocina para ver que Amelia y Laurissa ya se habían vestido y estaban preparando el desayuno. Ambas tenían sus largos cabellos sueltos y como aun eran niñas, no estaba mal visto que lo dejaran así; les ahorraba bastante tiempo en las mañanas no tener que atarlo. Amelia ya había avivado las llamas en la estufa agregando algunos leños y entre las dos habían logrado colgar la enorme cacerola de hierro con leche para que se calentaran y pudieran prepararles el desayuno a todos sus hermanos. Laurissa se encontraba sosteniendo un plato para que su hermana pudiera poner en este todos los trozos de pastel que cortaba.

—Buenos días, niñas.

—Buenos días, madre. ¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor ¿ya conocieron a sus dos nuevos hermanitos? —. Ambas negaron y ella les dio un beso en la cabeza—. Bueno, en cuanto despierten pueden ir a conocerlos. ¿Sus hermanos dónde están?

—Adrian sigue vistiéndose y Oliver fue a buscar unos huevos para el desayuno, creo que los demás siguen ordenando sus cuartos.

—Bien. ¿Ya pusieron chocolate a la leche?

Amelia negó, así que Olivia alcanzó el frasco del estante inferior en la pared y colocó cinco cucharas a la leche. No era demasiado, pero le daba un buen sabor. Cuando recordó eran millonarios, le agregó más. 

Jonathan se unió a ellas en la cocina y levantó los tablones de la mesa para alargarla y se sentó en la cabecera.

—Ustedes dos no irán a la escuela esta semana —les informó y ambas se giraron para mirarlo—. Se quedarán a ayudar a su madre en la casa.

—Jona, no pueden faltar a clases.

—Pueden y digo que lo harán, de todas formas, no les sirve de mucho ir a la escuela, no las preparara para sus futuros como lo hace pasar tiempo en la casa y no pienso irme dejándote sola y sin ayuda.

—Susan puede ayudarme.

—Susan se encarga de Marie y lo sabes, ella no puede ayudarte y vigilar a Marie al mismo tiempo.

Suspiró e intercaló su mirada entre sus dos hijas.

Ninguna se había quejado a la decisión de Jonathan, aunque no les agradara del todo y Olivia sabía que necesitaba de la ayuda y que ambas debían avanzar en sus aprendizajes del hogar, pero la idea de educar a sus hijas siguiendo unos estúpidos estereotipos no le terminaba de gustar.

—De acuerdo, se quedarán en casa por esta semana.

Jonathan agradeció que no le discutiera y cuando Olivia le dio la espalda para seguir sirviendo el desayuno, las miró y sonrió.

—Yo les daré clases hoy ¿Qué les parece?

Los ojos de ambas se iluminaron de la emoción y antes de que hicieran un escándalo, les indicó que mantuvieran silencio y guardaran el secreto. Dudaba que Jonathan se alegrara si sabía que pasaría la tarde en su salón de clase cuando era exactamente lo que él intentaba evitar hasta que ella estuviera mejor. 

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