- La verdad me sorprendiste. - Dijo Ezra, sentado en su escritorio.
- ¿Por que? Solo la deje que hablará con tigo. - Se quejo Sabine, ella estaba parada a su lado.
La puerta de la oficina se abrió, y la princesa entro escoltada por dos Deathtroopers. - Ezra. - Dijo la princesa al verlo.
- Leia. - Respondió él, de la misma manera que ella. La princesa de Alderan se sentó en el otro lado del escritorio y le hizo una dulce sonrisa. - ¿A que le debo esto?
- Hable con mi padre y el comando Rebelde antes de venir aquí. En un inicio no les gustaba la idea de negociar la paz con tigo, pero accedieron al final.
- ¿Paz? - Pregunto Sabine.
- Si. Estamos dispuestos a terminar la guerra y unirnos a ustedes, a cambio de algunos términos.
- Leia, ¿por que crees que los voy a acertar? - Pregunto Ezra.
- Porque te conozco, fui tu novia después de todo. Y estoy bastante segura que no dañarías a tus seres cercanos, la evidencia sobre los Rebeldes lo demuestra. A parte, ¿como me sentiría yo si hicieras algo como eso?
Ezra Encierra sus ojos y lo piensa, pero no encontró una respuesta. - Okay. ¿Cuales son sus términos?
- Para decírtelo, necesitamos un tiempo a solas.
- Entiendo. - Ezra mira hacia la derecha, hacia Sabine. - Bine, ¿puedes...
- Por supuesto, mi Emperador. - Respondió la mandaloriana y ella salio de la habitación. Antes de cerrar la puerta, vio una vez más a Ezra, y se fue. Una hora más tarde, Sabine estaba afuera de la oficina del Emperador, esperando que terminará la reunión. Había cuatro Troopers esperando junto a ella, solo por seguridad. La puerta de la oficina se abrió, y vio salir a Leia quien se dirigío hacia el comedor, Ezra salio poco después. - ¿Que paso? - Pregunto Sabine.
- Le dije que lo pensaría. - Respondió Ezra. - ¿Puedes pedir a los oficiales que preparen una habitación para Leia?
- Claro. - Acepto la idea. - ¿Que dijo? ¿Cuales son sus términos?
- Ellos me permitirán que siga como Emperador, a cambio que deje que algunos oficiales rebeldes, incluido Leia, se integren al Imperio. También aceptaron darte perdón completo por tus acciones.
- Se los agradeceré. ¿Algo más?
- Si, pero no puedo decírtelo. Lo siento.
- No. Lo entiendo. Voy hacer que preparen la habitación para Leia. - Sabine se dirigío hacia el pasillo de la izquierda. Ezra se quedó mirándola, y solo una lágrima.
Más tarde. - Pasa. - Sabine le dijo a Leia. Ambas entraron a la habitación. - Hice que te trajeran todo lo que llegues a necesitar. El baño esta en el fondo a la izquierda. Y tienes un comunicador para contratar al Comando Rebelde o Alderan.
- Gracias.
- No hay de que. Cualquier inconveniente, llama a uno de los sirvientes. - la mandaloriana estaba a punto de salir de la habitación.
- Sabine, espera. - Llamo Leia. La mandaloriana se dio la vuelta y la miro. - ¿Por que eres buena con migo? Se que nunca nos hemos llevado bien. Cuando viajaba hacia aquí, me imaginaba que nos ignorariamos o nos insultariamos, como siempre. Pero no hemos hecho nada de eso. ¿Que ocurre? Porque esto es...
- ¿Extraño? - Adivino ella.
- Si.
- Solo hago mi trabajo. Soy leal a mi Emperador, nada más. - Sabine estaba a punto de irse de nuevo, pero le ganó una curiosidad que ella tenia desde hace mucho tiempo. - Oye. No es por molestar, pero... siempre me pregunte por que se separaron Ezra y tu.
- La verdad, ya me acuerdo. Eso fue hace mucho. Solo puedo decir que fue una decisión mutua.
- Okay. Oh, que se me olvidaba. Gracias por darme el perdón por mis actos.
- Fue idea de Ezra.
- ¿Que?
- Mon Mothma quería que pagarás por tus actos contra la Alianza. Cuando se lo dije a Ezra, no le gustó. Así que pidió algo a cambio.
- ¿Que cosa? - Pregunto con curiosidad.
- Decidió darme el cincuenta por ciento de su poder como Emperador, a cambio de que te diéramos el perdón.
- ¿A que te refieres con eso?
- Que nos casaremos y gobernaremos juntos. Y tu quedarás libre de tus acciones.
Sabine estaba sorprendida por esta revelación. - Entiendo. Te veo luego. - Ella se dirigío a la puerta y salió de la habitación. Caminaba por los pasillos del palacio. Aún no podía sacarse la idea de lo que escucho. - Ez, ¿por que lo hiciste? ¿Por mi?