CUANDO ESTAS SONRIENDO // k...

By Lyankk_v

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California: San Francisco, 1962. Tal vez algunas historias estan escritas a medias, donde tienen sus momento... More

AVISO
capítulo. 1
capítulo. 3
capítulo. 4
capítulo. 5
capítulo. 6
capítulo. 7
capitulo. 8
capítulo. 9
CAPÍTULO. 10
capítulo. 11

capítulo. 2

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By Lyankk_v

                             Octubre, 1962.

Era viernes por la tarde. Woojin acababa de salir de la Universidad. A pesar de que tuvo unas horas cansadas en la Universidad, por las tareas que los maestros le habían pedido, días anteriores, que no había alcanzado ha hacer en su casa. También estaba un poco cansado por las bromas de sus tontos amigos.

Su madre casi le rogó a woojin que cuidara la cafetería cuando saliera de la universidad.

No se pudo negar ante la casi orden de su mamá, porque si, su madre lo había presionado tanto, sólo por cuidar la cafetería, ¿Y no podía decirle que no, verdad?, se trataba de su madre y de cuidar la cafetería. Que posiblemente tambien cuidaria el resto del fin de semana.

Ella quería descansar unos días de la cafetería.

El aceptó, ya que sólo eran unas horas de trabajar, y no estaría sólo en esas horas, estaría con Jin. Uno de los empleados de la cafetería.

El dia aún era alumbrado por el sol, eran las 17:35. Era una buena hora para que el sol siguiese en el cielo. Miro un poco las nubes que se iban recorriendo hacia otros lados de el cielo, para juntarse con otros pedazos de si mismos.

Camino por unas tiendas de zapatos, comida, ropa.

Llego a la parada de el transporte público que esta en la esquina de una merecería, y se quedó ahí parado, esperando a que la luz de el semáforo cambiará a verde, para seguir caminando, y no arriesgarse a que posiblemente un coche lo atropellara.

Pasaron unos segundos y finalmente la luz se cambió a verde para darle paso a la gente que transcurría por la calle, al igual que woojin.

Camino de nuevo, por unos 30 minutos.

Dio vuelta en una zapatería, se quedo quieto en medio de la calle y cruzo. Quedando enfrente de la cafetería "bear kim".

El nombre de la cafetería siempre se le hizo tierno.

Saco la llave, que guardo en uno de los compartimientos de la mochila verde que carga en su espalda. Acomodo la pequeña y delgada llave de metal entre sus dedos, para dirigirla muy bien en la entrada de la chapa. Una vez que estaba la llave puesta, giro 3 veces la llave, cuando sonó la campanita de la entrada, haciéndo señal de estar abierta.

Abrió la puerta de cristal, para que le diera paso al local, empujandola hacia enfrente con su antebrazo haciendo presión en el cristal.

El primer olor que percibió fue de café y luego de detergente. El lugar estaba limpio, con las sillas bolteadas sobre las mesas de madera blanca, con un forro de cuadros cafés.

Paso, dio otro paso, haciéndo rechinar el piso blanco con sus tenis un poco sucios por lo que había caminado de la universidad a la cafetería. Le dolían un poco los pies. Mirando a su alrededor, cualquier cosa que encontrase con la vista, lo primero que captó fue un mural de una familia de pequeños osos, que se encontraba en medio de todo el cuarto amplio. Cualquiera que entrará lo primero que vería ese lindo adorno.

Volvió a mirar a su alrededor y parecía un lugar calido, como cualquier cafetería. Se giró hacia la entrada que tenía una de las puertas de cristal abierta, se apresuró a cerrarla y aprovechar el acercamiento para voltear el pequeño letrero blanco que se colgaba de el vidrio. Dejándolo ver una única palabra, "abierto".

Se quedó mirando un poco las calles a traves de el cristal, haciéndo ver una panadería enfrente de el, y unas cuantas personas que transcurrían por ahí cerca, alzo su mirada al cielo que aún era naranjoso, el sol casi dejando de alumbrar las calles de San Francisco, se lambio los labios, aún agarrando el pequeño cartel entre sus dedos, lo dejo sobre el cristal haciéndolo balancearse, no de forma brusca. Dejo de mirar el cielo y su vista regreso de nuevo a esa panadería frente al local de su madre.

Se giro caminando hacia la recepción de pedidos. Entrando por una pequeña puerta de madera, que estaba atornillada con la barra de color café brilloso de la recepción. Cuando entró miro que habían unos pequeños cubículos de madera, para guardar ya sea, una mochila, unos zapatos, accesorios. Se descolgó la mochila y la dejo dentro de uno de esos pequeños cuadros.

Reviso unos pequeños papeles, y los organizó.

Después de unos 15 minutos, escucho la pequeña campanilla ser tocada por la esquina de la puerta, ahí está una silueta alta, delgada y cansada, era Jin el trabajador favorito de su mamá. Parecía aver corrido un maratón, tenía unas gotas de sudor deslizándose por sus pómulos rosados, su cabello ondulado mojado y otros de sus cabellos estaban pegados en su piel.

"Hola, jefe" dijo jadeando por un poco de aire.

"Hola, Jin" alzo su mano en saludo, que fue correspondida por el castaño.

"Pido disculpas, por llegar tarde"dijo. Se inclinó aún sin aire.

"Esta bien, yo acabo de llegar tambien" una risa se escapó de sus labios.

Ambos rieron.

Unas horas después de que ambos ya habían trabajado un poco; bajando las sillas de las mesas, y limpiandolas un poco, desenpacando el café, prwpararlo y servirlo en una tetera de porcelana. Mientras jin metía las pequeñas masas de arroz y avena al horno en una bandeja de metal. El pequeño cuarto se estaba llenando de clientes, unos parecían aver salido recientemente de sus trabajos, otros iban a cenar algo que se adaptará a las épocas de octubre, y parejas en posibles citas.

La campana de la puerta no deja de sonar.

Woojin con un delantal blanco con un dibujo de un oso sobre este, estaba detrás de la recepción, escribiendo nuevas órdenes. Y jin estaba aún en la cocina.

Y ahí estaba la campana sonando por milésima vez, en todas esas horas. Estaban 2 hombres, con un traje verde grisoso, mirando a su alrededor, con unas cuantas placas, una de ellas resaltaba más que las otras. Era un placa metálica y no cualquiera, era una placa que identificaba a los militares de fusilamiento. Dos militares parados ahí, con intenciones desconocidas para woojin y para los clientes. ¿Sólo irían a ordenar café y pan, no?

Cuando los hombres habían entrado, las voces de los clientes se dejó de escuchar, ni un respiró, ni un movimiento. Sólo el sonido de la cocina.

Woojin, trago saliva, salió de la recepción con una pequeña libreta en las manos y una pluma en acompañamiento. Caminado hacia esos 2 hombres que daban miedo, por esa placa que lucia diferente y por el cólor verde grisoso de sus trajes.

Su voz salió casi en un susurro.

"Bienvenidos" Dijo. "¿Ordenaran algo?" Uno de los militares lo miro de arriba hacia abajo.

"Si" contestó.

"¿Quiere que les busque una mesa?"pregunto woojin. el militar negó con la cabeza. "¿Ustedes... la elegirán?"

El militar asintió.

"Si, tuve a la cocina y traenos 5 panes de avena" el tono con el que lo dijo parecía ser una orden. Woojin salió disparado hacia la cocina.

Los hombres sonrieron un poco ladinos, parecía que les gustará que les tuvieran miedo sólo por ser militares. Uno de los azabaches miro varias de las mesas, para despojar a uno de esos clientes que tomaban café y chocolate caliente con sus familias; parejas. Para desdeñar a uno de ellos de sus mesas, para que se las otorgarán.

Las personas parecían estatuas vivientes.

Mientras caminaban despacio contemplando los rostros aterrorizados de los clientes, el militar más alta sañalo a una mesa, que era ocupada por un hombre de camisa blanca de botones, unos pantalones un poco olgados color negro, pelo largo ondulado, fumando un cigarrillo con su mano izquierda. Mientras con la derecha sostenía una taza de café caliente.

"Tu" señaló el más alto. "Levantate y busca una nueva mesa" ordenó.

El hombre alzo su vista hacia el hombre de tes ancha. lo recorrio con sus ojos de pies acabeza, hasta tener contado visual con el.

"¿Disculpe?"pregunto un tanto disconforme, sentando la taza de porcelana en la mesa. "No lo escuche"

El militar hizo una mueca.

"¿está sordo?" Soltó. "Larguese a otra mesa, idiota" el hombre remarcó "idiota" cuando salió de su boca.

El hombre permaneció sentado, dándole una calada a su cigarrillo, reposando por momento el humo dentro de su boca, hasta que lo dejo salir.

"Señor, hay muchas mesas desocupadas" señaló con su cabeza. "Como para que venga y me quite el tiempo" dijo.

Ambos hombres fruncieron el ceño.

"¿No sabe quienes somos?" Dijo señalando con su dedo índice la placa."puedo golpearlo aquí mismo si quiero, si no me obedece" dijo.

El hombre hombre lo miro dejando su cigarrillo en un cenicero que se encontraba en el centro de la mesa. Cruzo sus piernas y sus brazos.

"¿así?" Pregunto con una ceja alzada."sabe señor, esa placa que lleva pegada parece diferente".

"Es diferente porque soy de alto rango"

"Ah, ya veo. Pero sigue siendo diferente" Dijo con los brazos cruzados aún."porque he visto muchas placas diferentes, incluso de altos rangos, y la de usted parece diferente.." descruzo sus brazos y señaló la placa de el hombre.

El militar se puso nervioso. Recorriendo con su vista ese hombre que permanecía sentado, con expresión tranquila y seguro de lo que decia. Los clientes que rodeaban a los 3 hombres, los miraban de reojo y susurrando por lo más bajo, contemplando la escena.

"Vámonos" susurro el otro militar. Jalandolo de la manga para que lo volteara a ver. "Hay otra cafetería a una cuadra" Dijo.

El hombre lo miro, con el ceño fruncido.

"No" respondió.

Lo jalo aún más de la camisa arrugandola en un puño.
Le susurro al oido unas palabras que no eran muy notorias, haciendo que el militar se sorprendiera por lo que su compañero lo decía. Una vez que lo soltó para que se alejara de el.

finalmente asintió.

Woojin salió de la cocina haciendo sonido con la puerta. Tenía los brazos extendidos debajo de una bandeja metálica, con 2 tazas de café y 5 bolas de pan. Ambos hombres caminaron cerca de el, le dijeron que no tendrían tiempo de comer, le pago con unas monedas y se fueron casi corriendo de la cafetería.

"Gracias" dijo woojin.

Se hacerco al hombre, que seguia dándole caladas a su cigarro, que parecía acabar pronto.

"Lo siento" se inclinó con la bandeja.

"¿Qué haces, chico?" Pregunto con el cigarro en la boca.

"Me disculpo por lo que acaba de suceder, señor" dijo.

"No fue culpa tuya" tomo la taza de café que aún seguía caliente o posiblemente ya estaba tibia, le dio un sorbo. "Esos hombres no eran militares de fusilamiento" woojin abrió la boca sorprendido. "Eran patanes que se aprovechan de los pequeños negocios. Posiblemente te hubieran amenazado con golpearte si les cobrabas algo de lo que ordenaron."el hombre dejó el cigarro desgastado en el cenicero y le dio otro sorbo al café. "¿Viste su placa, no?" Woojin asintió. "Eran falsas". Soltó.

"¿U-Usted... como lo sabe?" Pregunto.

"Chico, no te voy a decir todo" el hombre descruzo sus piernas, apoyando sus zapatos en el suelo, se levantó de la silla, saco dinero de los bolsillos y los dejo sobre la mesa, agarró su saco negro que estaba acomodado en el respaldo de la silla, se lo colgó en el antebrazo. Tomo de su café nuevamente, agarró sus panes de arroz con su mano izquierda, le hizo una reverencia en agradecimiento. "Los panes de arroz son muy buenos. Ten más cuidado con ese tipo de bufones y Mantén los ojos muy abiertos".

Con eso el hombre salió de la caféteria, hacia la misma dirección que los hombres.

Miro hacia a fuera, ya había oscurecido, miro el reloj por encima de la puerta, y marcaba las 22:47. Se sorprendió mucho ya que era casi hora de cerrar.

Desvío su vista y encontró a jin detrás de la recepción tomando la orden de una chica. Recogio el dinero que el hombre había dejado en la mesa, y se llevó la taza sucia.

Después de unos 30 minutos el local ya estaba sólo, excepto por jin y el.

"¿Puedes cerrar?" Dijo woojin.

Y Jin asintió.

Se despidió de el cuando acabo de recoger los platos y tazas que habían en algunas mesas, le dio las llaves. Le hizo una reverencia, y salió de la caféteria cuando la campana ya no sono.

Camino tarareando por unas calles, solas, frías y con muy poca luz en ellas.

Con su mochila verde incomodandole la espalda, hasta doler. Giro en unas de las cuadras, pero frenéticamente se detuvo por una pelea. Se escondió en la pared de la zapatería. Mientras escuchaba gritos provenientes de la apenas alumbrada calle.

Saco su cabeza por la pared, y miro a 6 hombres, 5 vestidos de militar, y el otro sólo tenía una gabardina negra, con un cigarrillo en la mano. Soltando el humo por la boca. Caminando repetidas veces, regresando de un lugar a otro, como un patrón.

2 hombres estaban incados en el suelo lleno de tierra y pierdas, mientras que otros 2 hombres los agarraba por los hombros y el pelo.

Estaban golpeados, sangrando de los labios y probablemente de los oídos, mientras uno les apuntaba con una arma ala cabeza.

En eso el hombre que le apuntaba con el arma, elevó su pie, haciendo presión en el estómago de uno de los que estába incado, el hombre se estremeció, sofocado por el golpe, callo al piso escupiendo sangre. ¡sangre!

Woojin se sorprendió bastante, ya que no esperaba encontrarse con algo asi, al salir de la cafetería.
Se escondió en la pared de la zapatería, respiró, y finalmente salió de su escondite, cruzo la calle que no era tan amplia. Tapándose con la bufanda, para evitar mirar, pero escucho un disparo, aturdiendolo.

Miro de rojo, que unos de los militares había recibido un disparo en medio de amabas cejas dejando, un hilo de sangre procediendo a salir de su frente, se volvió a girar de nuevo, acelerando un poco el paso, escuchando los gritos de el otro hombre que permanecía tendido en el suelo, desangrado y con unas cuantas lágrimas saliendo de sus ojos, captando tan perfectamente la escena de el otro sujeto, sin respurar, ni moverse. Un cuerpo extendido a unos centimetros. Un golpe en seco se escucho a unos cuantos metros de el.

Rápidamente se imagino el cuerpo de el hombre golpeando el piso.

Mientras caminaba, escucho el sonido de unas llaves caer silenciosamente al piso. Alzo si vista hacia los 5 hombres, que aún no se daban cuenta de su presencia. Se inclinó un poco, estirando su mano y tomando las llaves sin hacerlas sonar. Cuando sus dedos tocaron el metal de las llaves. Se escucho de nuevo un disparo.

No mires. No mires. No mires.

Se repetía en la mente. Pero se curiosidad pudo mas que el.

Alzo su vista, y ahí estaba el otro cuerpo de el hombre sobre la tierra y un gran charco de sangre fresca. Uno de los militares se percató de la presencia de el chico, y señaló gritando.

Los 3 hombre dirigiendo la vista únicamente a woojin, quien se paralizó inmediatamente. Tomo sus llaves y se fue rápidamente, no siendo capaz de saber hacia donde.

Unos 40 minutos estaba dentro de su casa, cerrando la puerta con fuerza, poniéndole seguro cómo bloqueo. Respiró, ya que se estaba muriendo por un poco de aire.

Porque mirar una escena como esa, era tatuarsela en los párpados, en la mente, quedándose enganchada en cada parte de su cabeza, evitando cualquier paso de una nueva imagen positiva, No podía... Sólo era el cuerpo de el hombre siendo golpeado por el pavimento, sin ninguna piedad, sin ningún movimiento, nada, era mucho tan injusto lo que le habían hecho, ah ambos hombres, era tan extraño, tan irrelevante de la palabra justicia. Posiblemente no era injusto, pero era horrible la manera en la que hacen justicia.

Pero en este mundo siempre hay consecuencias.

Todo es válido, mientras sea justicia. Ley.

Se deslizó en la puerta, con sus manos en el pecho subiendo y bajando, muy rápido. Su corazón saltando como loco, acompañado con miles de gotas desprendiendo por sus cabellos, hasta caer en la ropa siendo absorbidas por la tela negra de su suéter.

Cuando se tranquilizó un poco, se paró apoyándose con sus manos en el suelo. Tomo aire, y camino, haciendo rechinar un poco el piso de madera. Llego a la primera puerta, era la sala, ahí se encontró a su hermano menor y a su bella madre, escondida tras el pelirojo.

"M-Ma-Mamá" callo al piso, tayandose con sus nudillos los ojos, que también eran acompañados por unas cuantas lágrimas.








Sólo quiero decir que... no soy escritor, y es la primera vez que escribo. Pido disculpas si hay faltas de ortografía u otra cosa...

Cuidense y sean positivos en todo momento. ♡

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