Lazos Perversos [Libro 3]

By FerCmps

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Soy la portadora de malas noticias, un ser despreciado por anunciar malos augurios a las familias, la premoni... More

💛Prólogo💚
1.- El bosque
2.- La sensación y la rabia
3.- El secreto
4.- Los nuevos
5.- Banshee
6.- El intruso
7.- Los Kenner y los Branson (parte 1)
8.- Los Kenner y los Branson (parte 2)
9.- Engañando a la Luna
10.- Las extrañas sensaciones
11.- Las dudas
12.- Licántropos, sacerdotisas y banshees
13.- No entiendo que me pasa con él
14.- Inusual cercanía
15.- Evitar no es sinónimo de ignorar
16.- Aprendiendo y entendiendo
17.- Un poco del pasado
18.- Diversión
19.- Llegadas (In)esperadas
20.- El secreto revelado
21.- Calmando a las Bestias y domando a las Fieras
23.- Entre una cosa y otra
24.- Somos piezas de un juego
25.- El ser oscuro
26.- El lobo solitario
27.- Castille
28.- El club Under the Sea
29.- La teoría
30.- Compañeros
31.- Un acontecimiento poco esperado
32.- Las piezas cayendo en su lugar
33.- La sensación de la incertidumbre
34.- ¿Están perdiendo o los estamos perdiendo?
35.- El quiebre
NOTA DE LA AUTORA
36.- Solo es un hasta luego
37.- Cubrir lo descubierto
38.- Charlar con los muertos

22.- La rabia en la sangre

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By FerCmps

RAINER.

—¿Cómo está? — preguntó Aaron al verme entrar en la cocina.

—Por ahora está tranquila, pero no quiere hablar con nadie en este momento— contesté.

Todos estaban reunidos en la cocina, a excepción de Seb y Andrew, ya que uno seguía afuera pensando en soledad y el otro estaba en su estudio, hablando con los otros Alfas de las manadas antiguas.

Después de hablar con Seb, inmediatamente me fui con Amelie, la cual estaba en la habitación en la que nos estábamos quedando. En ese momento no quiso hablar mucho, solo dijo que quería beber agua y recostarse, asi que le dije que yo bajaría por un vaso para ella.

—Aun no puedo creer esto, ¿Cómo es posible que se haya atrevido a intentar controlar el futuro de nuestros hijos? — habló Kate.

—Está claro que son idiotas que no tenían contemplado con quienes se estaban metiendo— soltó Aaron —. Han sobrepasado todo limité al haber manipulado a Seb, y con mi propia hija.

—Me perturba pensar en eso— declaró Gen —. Los compañeros no son solo complementos, también son con quieren mantienes vivo el linaje familiar, ¿y ellos pretendían que...

—Mejor ni lo digas, Gen— la cortó el hibrido —, el simple hecho de que esos infelices lo hayan contemplado es turbio y perverso.

—La verdad es quiero arrancarles la lengua por haberse atrevido a llenar la cabeza a mi pequeño de diez años con todas esas cosas— los ojos de Kate se cristalizaron —. ¿Qué decisión creen que tomen los otros?

—La indicada para esta situación— declaró Gen.

—Y si no lo hacen, mis hermanos y yo nos podemos encargar de ellos— la sonrisa malévola de Aaron hizo aparición.

Dejé de prestar atención a sus palabras y serví el vaso de agua, antes de volver a la habitación, Axel y Kira me interceptaron. Se notaba que ambos estaban preocupados

—Rainer, ¿Seb querrá que estemos con él? — preguntó Axel.

—Creo que le haría muy bien saber que sus hermanos están con él en esto, que lo apoyan a pesar de todo— los animé.

—¿Y si quiere estar solo? — la voz de Kira salió casi como un susurro.

—No quiere eso, créanme.

La Sacerdotisa suspiró. — Tal vez ni siquiera quiera hablarnos.

—Seb está intentando tomar las riendas de esto, pero eso no quiere decir que no necesite a sus hermanos— los miré, buscando las palabras correctas—. A veces las palabras están de sobra, pero los actos no. Si ninguno quiere hablar, está bien, simplemente estén junto a él, háganle saber que no importa lo que pase o haga, ustedes están a su lado.

Ambos compartieron una mirada para después salir al patio. Al subir las escaleras, observé por la enorme ventana polarizada que Seb estaba sentado en un troncó mientras mirada hacia el bosque, los mellizos llegaron junto a él, uno a cada lado y se sentaron. A los segundos, los brazos del castaño estaban rodeando los hombros de sus hermanos menores.

Terminé de subir la escalera y avance por el pasillo hasta la habitación. Al entrar me encontré a mi castaña sentada en una de las orillas de la cama, Dunkel estaba junto a ella, con la cabeza apoyada en sus rodillas mientras le acariciaba con delicadeza el puente de la nariz.

—Es bueno saber que cuando te dejo sola, él toma mi lugar— comenté cerrando la puerta.

—Supongo que no le gusta verme triste— contestó sin dejar de acariciarlo.

—A mí tampoco— me acerqué a ella.

Dunkel comenzó a mover su cola al ver que me sentaba junto a Amelie, le acaricie las orejas para después ir a echarse sobre una de las alfombras frente a nosotros. Le tendí el vaso a mi chica y ella bebió un poco de este.

—Te ves cansada, preciosa— llevé un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—Creo que, de todos los escenarios posibles, nunca pensé que algo así pasaría— dejó el vaso encima de una cajonera.

—Ninguno de nosotros se lo imaginaba, pero debemos mantenernos en calma— seguí acariciándole el cabello —. Sé que quieres hacerles daño a quienes dañaron a Seb, pero ambos sabemos que no porque nosotros no sigamos las reglas, el resto deba hacer lo mismo.

—Lo sé, pero... no puedo pensar en otra cosa.

—Ven aquí.

Le tomé la mano para que se recostara en la cama conmigo, los sentimientos que proyectaba hacia mi eran tan potentes que me preocupaba que se mantuviera tan serena hacia afuera. Rabia, angustia, culpa, pena, dolor, y desprecio; todo lo que lograba sentir de ella es preocupante, y no me está gustando el silencio que guarda.

"El silencio de un Steinfield es más peligroso que sus palabras", esa frase había resultado tener más sentido de lo que había creído la primera vez que la oí. Con el tiempo había aprendido que es mejor que a los Steinfield explotar que verlos tranquilos en situaciones estresantes o complejas, que verlos no hacer nada y guardarse todo. Amelie estaba demasiado calmada en mi opinión, y sabía que eso no era una buena señal.

Una vez acomodados en la cama, la chica se acurrucó contra mí, dejando su cabeza sobre mi hombro y su brazo abrazándome el torso. Una de mis manos jugaba con los mechones de su largo cabello mientras con la otra le acariciaba el brazo que me rodeaba.

—Me gustaría que nuestra vida siempre fuera asi— comentó rompiendo el silencio —. Poder estar recostados en la cama, complemente tranquilos, con Dunkel cuidando la puerta y sin tener que pensar en nada que no sea nosotros.

—Algún día estaremos asi, solo imagínalo— besé su frente —. Nosotros en nuestra casa, donde solo existimos tú y yo, veríamos los atardeceres abrazados desde uno de los balcones, haríamos la cena juntos; e intentaría no sentarte sobre la isla y comerte la boca— Amelie rió levemente—, nos sentaríamos frente a la chimenea en el invierno, y me encargaría que hubiera un piano en una de las habitaciones para escucharte tocar por horas.

—Es un lindo sueño— la oí suspirar.

—Puede ser nuestra realidad si asi lo queremos.

—Me da miedo aferrarme tanto a una idea que tal vez está muy lejos de ocurrir— la castaña se apretó más a mi —. A veces siento que los problemas nunca se van a terminar, y que... nunca estaremos realmente tranquilos.

—Quítate esas ideas de la cabeza, Amelie— levantó la mirada sin quitar la cabeza de mi hombro —. Nosotros tendremos nuestro "y vivieron felices para siempre", Tú, yo y los nuestros, ¿recuerdas? — la besé cortamente —. Solo que aún no es el momento.

—Aún no es el momento— repitió ella y volvió a su posición.

Las imágenes de todo lo que podría ser mi futuro con mi chica pasaron delante de mis ojos, y como me gustaba lo que veía. Ella es mi pasado, presente y futuro; y eso no cambiará. Pensar que podríamos vivir definitivamente juntos al terminar la universidad, que podríamos formar una familia eran pensamientos que me alegraban la mente y me llenaban el pecho. Mi cerebro automáticamente trajo a mi memoria la imagen de Amelie cargando al bebé de Camille, una de sus compañeras de carrera, que tuvo un problema y nos pidió si podíamos cuidar de su bebé.

*Flash-back*

—¿Te pasa algo, amor? — me preguntó la chica mientras mecía al pequeño Ronnie en su pecho.

—No, nada— dije intentando quitarle los ojos de encima, pero me era imposible.

¡Dioses!, la imagen de Amelie con un bebé en los brazos me tenía hipnotizado, embobado y complemente loco. Es como si los Dioses me hubieran dando la oportunidad de dar un vistazo al fututo, y ver al amor de vida sosteniendo al amor más grande de nuestras vidas.

Amelie me miró con curiosidad, se acercó un poco. —Ya, Rainer, ¿por qué me estas mirando asi?

Le sonreí. —Es eso que...te ves absolutamente hermosa con un bebé en los brazos.

¿Cómo sería un bebé entre Amelie y yo? Lo único que puedo pensar de esa idea es que estaría derritiéndome por ese bebé, nuestro bebé.

No sé cuánto tiempo nos quedamos en silencio, de hecho, había creído que Amelie se había quedado dormida hasta que sentí como una pequeña parte de mi polera se estaba mojando y que el pequeño cuerpo de mi chica estaba teniendo ligeros espasmos.

—Mi amor— le dije apegándola más a mí.

Amelie se acurrucó más contra mí, su mano que anteriormente me había estado rodeando, ahora estaba en mi pecho, empuñando parte de mi polera mientras sus sollozos salían con más fuerza. Le sobé la espalda, parte de los brazos, la cabeza mientras dejaba que toda esa pena que tenía dentro saliera.

—Le arruiné la vida a Seb, a mi propio primo— soltó mientras sus espasmos se incrementaban.

Esto no es tu culpa, preciosa.

—Si lo es. Sigo siendo una maldición para esta familia, un ser oscuro que no encaja en sus estructuradas doctrinas.

Muchas veces olvidaba la dualidad de Amelie; que detrás de esa mujer fuerte como el acero y fría como el hielo antes los enemigos, estaba una chica con temores e inseguridades. Después de todo, hasta el mental más fuerte puede doblarse y el glaciar más grande puede romperse.

—S...si yo no fuera lo que soy, ellos no habrían manipulado a Seb— balbuceó, partiéndome el corazón. Odiaba verla llorar —. Lo...lo hicieron por verme como una amenaza...por ser un monstruo.

Rápidamente le tomé el rostro, haciendo que me mirara a los ojos. Aun no podía creer que, con la nariz enrojecida, los surcos que habían dejado sus lágrimas y sus ojos aguados, se veían completamente hermosa.

—Escúchame bien, Amelie, tu NO eres un monstruo, nunca lo has sido y nunca lo serás, solo eres diferente al resto, los dos lo somos— le acaricié los pómulos —. Sé que llevas años escuchando cosas malas de ti y que las crees cuando todo se vuelve oscuro a tu alrededor, pero yo no descansaré hasta sanarte esa herida— pegué mi frente a la suya —. Quiero que seas esa Amelie que es poderosa, temeraria y astuta, pero que también es preocupada, dulce y encantadora.

—¿Siempre me ves de esa forma, incluso cuando estoy así de rota?

—Siempre, preciosa. Tu eres eso y mucho más, solo que a veces no lo notas— sentí su mano subir por mi cuello hasta llegar a mi nuca, acariciando parte de mi cabello —, pero siempre me tendrás a tu lado para recordártelo.

—La verdad es que no sé qué haría si no te tuviera, chico ángel.

—Temo que nunca lo vas a averiguar.

Amelie se acercó más, uniendo nuestros labios. Lo salado de sus lágrimas se habría impregnado en sus labios, pero eso no evitaba que fuera completamente embriagador y cautivante. Nos separamos lentamente, pero no deje que su rostro se alejara del mío, con uno de mis pulgares le acaricie suavemente la boca.

—Vamos a solucionar todo esto, preciosa— sus ojos estaban fijos en los míos —, después de todo, podemos hacer cosas que el resto no.

*** *** ***

AMELIE.

—Esto tiene que ser una maldita broma— solté entre dientes mientras escuchaba las palabras de tío Andrew.

—Lo dices como si se fueran a quedar sin castigo— me dijo Rainer al oído mientras afianzaba mejor su agarre en mi cintura con sus brazos.

—Ese castigo no es suficiente— por poco no escupí las palabras.

El castaño apoyó su mentón en mi hombro, sus labios rozaron mi oreja. —¿Tienes alguna sugerencia?

—Varias, de hecho. Y mejores.

No podía creer que el veredicto fuera tan insignificante, por lo menos para mi gusto y criterio. Los Alfas habían llegado a la conclusión de castigar al consejo por su acto en contra del descendiente directo de la manada Canavar y por haber desafiado la orden dictada por la Diosa Luna. Les harían beber extracto de acónito, una planta que hacía que los licántropos por poco no rozaran la locura; el poder de esta planta es tan fuerte para ellos que no hay una cura, por lo menos no una que puedan encontrar fácilmente y que tampoco pueden fabricar sin ayuda. Se necesitan alrededor de cinco brujas comunes para lograr curar a un solo licántropo con acónito en el cuerpo; y ese sería su castigo, vivir con la agonía del tener acónito en su sistema hasta que su sangre logré absorberla por completo (lo cual tarda alrededor de meses).

Pero para mí, eso no es castigo suficiente, y a pesar de mi negativo y las protestas, tanto mi madre como mi tío dijeron que la decisión ya estaba tomada.

—Quita esa cara, lobita— mamá se acercó—. Sé que el veredicto no es de tu agrado, pero es la decisión justa y correcta. No podemos matar a todo el consejo, matar a los sabios de nuestra especie seria una gran perdida, por mucho que Andrew y yo no estemos de acuerdo. Debemos respetar lo acordado.

—Es un veredicto en base a sus reglas, de acuerdo a ustedes, no a las reglas de los Dioses— solté —. Estoy segura que hasta la Diosa Luna estaría de mi lado en esto.

—Ay mi niña, la rabia que tienes dentro te está llenando la cabeza de muchas cosas — la mujer me miró con dulzura, estaba intentando ser comprensiva conmigo —. No dejes que tus emociones nubles tu juicio, no es el momento para desafiar aún más a nuestros Dioses.

—Tal vez te haría bien entrenar un poco, corazón— esta vez habló papá —. Podrías canalizar esa rabia golpeando algo.

Lo que quiero golpear no está aquí, por ahora.

Te estoy escuchando, preciosa.

—Tal vez no sea buena idea, Aaron— contestó Rainer por mí, y papá entendió el mensaje que mi novio le dijo entre líneas.

Y pensar que antes papá lo amenazaba por ser haberse "robado mi atención", y ahora, se llevan y entienden como si siempre hubieran estado el uno para el otro.

Sin decir una palabra, tomé la mano de Rainer y lo llevé conmigo al patio, ya no soportaba más escuchar a todos decirme lo que debería hacer, o que debería intentar calmarme y aceptar lo que se había pactado. Tal vez no fue tan buena idea que me quedara aquí en lo que mis primos iban a la universidad.

Me senté en la escalerita que daba paso desde la terraza al patio, mi novio se sentó a mi lado, pasando su brazo por sobre mis hombros.

—A veces me pregunto cómo es que tu cabeza no explota de lo rápido y cambiante que son tus pensamientos, preciosa.

Su comentario se sacó una sonrisa. —Tal vez es porque cuando te tengo cerca suelo distraerme.

—Sé que soy tu distracción favorita— lo miré y me guiñó el ojo. Volví a sonreír.

Dunkel apareció en patio, corriendo de un lado a otro como cualquier perro, parecia estarse divirtiendo en Appleby, y es que en Princeton no tiene tanta libertad de correr por donde se le plazca, además de que los bosques de allá no son tan frondosos como por aquí.

Una pequeña queja salió de mis labios cuando mi mano comenzó a arder, levanté la palma hacia arriba para ver qué pasaba. Khaos estaba brillando al rojo vivo, haciéndome sentir la sangre hervir.

—No sé qué mierda pasa— dije al ver que Rainer tomaba mi mano entre las suyas, analizando detenidamente la runa.

—¿Qué es lo que sientes? — preguntó con preocupación.

—Como si me hirviera la sangre.

El chico llevó sus dedos a la runa ardiente, trazando las líneas que estaba creaba de manera continua, como si fuera él quien la estuviera dibujando. El ardor comenzó a desaparecer lentamente al igual que la sensación en mi sangre, Rainer no dejo de trazar la runa, incluso después de haberle dicho que ya no sentía nada.

—Creo que tu yo interno está intentando decirte algo, preciosa— comentó el castaño.

—¿Te refieres a mi yo enojada que quiere derramar sangre, o a mi lado oscuro que solo quiere cumplir con mis deseos de sangre y tortura?

—Tal vez un poco de ambas— su mano libré acaricio mi cabello —. Tu versión oscura debe querer tomar las riendas de esto.

—Siempre has sabido manejar a mi versión oscura, chico ángel— le dediqué una sonrisa coqueta—. Tú y tus buenas "distracciones".

Rainer me dio una sonrisa torcida. —Tu misma lo dijiste, tu oscuridad se entiende de maravilla con la mia— citó las palabras que le dije en Melrose.

Recuerdo muy bien ese día, señor Sanderson. Me diste la follada de mi vida.

Yo también lo recuerdo, cada pequeño detalle.

Y quedó demostrado que tenemos una manía con los escritorios.

Que mal que nuestra habitación no tenga uno, hemos estado bastante tranquilos desde que llegamos aquí.

¿Planeas que te folle bajo el mismo techo que donde está tu familia?

Ni que fuera la primera vez que lo haces. La casa en Golden Valley, la cabaña Kenner, la casa de tus padres, cuando fuimos de vacaciones a San Gabriel y en el viñedo de tus abuelos en Italia, o y también en la confirmación de tu primo Carlo.

¿O me dirás que lo olvidaste?, y eso que no fue solo una vez en cada lugar.

¿Olvidar como gemías y gritabas mi nombre?, jamás olvidaría eso. Ya veremos qué cosas se nos ocurren aquí en Appleby.

—Que gran conversación— solté sonriendo.

Mamá y tía Kate abrieron el ventanal para avisarnos que nuestros amigos ya estaban aquí, para después ver como todos entraban hasta quedar frente a nosotros.

—¿Qué fue lo que te paso? — preguntó Faith al ver mi mano.

Por un momento había olvidado el extraño ardor. Rainer aún tenía mi mano sujeta con la suya mientras la otra aún tenía sus dedos acariciando la runa, esta seguía igual de brillante solo que sin dolor.

—Solo comenzó a arder, no es nada importante.

—Siempre dices cosas asi, Steinfield, y después sales con tus sorpresas— comentó Colin con una sonrisa burlona.

—¿Tan traumado te dejé, Hartford? — pregunté con la misma sonrisa burlona, el rubio solo negó riendo.

De todas las amistades que tengo, sin duda la que tengo con Colin es la más peculiar.

—Juro que a veces no sé si se están llevando bien o mal— comentó Kendrick —, pero bueno, mejor comencemos con el tema que nos convoca aquí.

—No me lo tomes a mal, Ken, pero mi cabeza no está en su mejor momento para hacer planes o misiones — las miradas de todos cayeron en mí.

Por un momento olvide que ellos no tienen idea de lo que paso aquí ayer, a lo más la que puede saberlo es Faith, y por lo que veo, la pelirroja no se lo ha dicho a nadie.

—¿Esta todo en orden, brujita? — Cam me miró preocupado.

—Es un asunto delicado, y a pesar de que ya tiene una supuesta solución, a mí no me convence del todo.

—Entendemos que el asunto de la criatura es urgente e importante, pero aquí hay un tema que tristemente también necesitamos resolver con urgencia— les soltó Rainer de la mejor manera.

Sabía que podía contrales a ellos lo que había pasado, pero no tenía derecho a hacerlo, a pesar de que este problema me involucraba, este secreto le pertenece a Seb, y solo él tiene la decisión de compartirlo y con quien.

—Imagino que debe ser algo muy grave como para que no nos digan mucho de el— comentó Diana mirándonos—, y tranquilos, que también los entendemos.

—Dy tiene razón, además tampoco es que tengamos mucho que planear si ni siquiera tenemos alguna pista de en qué lugar exacto de Appleby se encuentra esa cosa— le siguió Josh —. Mas que nada era para intentar organizarnos, ver si hacíamos rondas nocturnas por el bosque y que otros intentaran averiguar con métodos más mágicos.

—Creo que Colin, Bart y Walter organizar bien las rondas nocturnas, ya tienen experiencia en eso— solté.

—¿Eso ha sido un cumplido indirecto, Steinfield? — el cazador rubio arqueó una ceja.

—No te hagas tantas ilusiones, Hartford— lo miré desafiante. Él solo rio.

Después de hablar un rato más con los chicos, que dar que los cazadores organizarían grupos para hacerlos patrullajes por el bosque y que Janett junto a Kendrick verían los métodos mágicos hasta que lográramos quitarnos un poco la presión del problema que tenemos en este momento. Todos se pondrían a trabajar desde ya en la planeación de la búsqueda de la criatura y quedamos de reunirnos mañana, para dar a conocer al resto el plan de acción general que tendríamos.

Cuando todos comenzaron a irse; Faith se quedarían un momento más, y Colin la esperaría. Cuando nos quedamos solamente nosotros, comenzó la verdadera platica.

—Imagino que estas más que enterada de todo el problema, Fay—le dijo Rainer, la pelirroja asintió.

—Más de lo que me gustaría —contestó —. Seb estaba cargando ese gran peso en su mente y cuando vinimos a ayudarlo con la herida que le causó la criatura, fue inevitable no leerlo. Después fui una especie de consejera para él.

—Entonces entiendes la gravedad de esta situación en la que se encuentra él y en la que me encuentro yo— dije, Faith se acercó.

—Amelie, me tienes preocupada— sus ojos me miraron fijamente—, puedo sentir parte de las emociones que proyectas hacia el exterior, y ninguna de ellas es buena — los dedos de Rainer volvieron a acariciar mi mano —. Tienes tanto odio, rabia y resentimiento dentro de ti que estas peor que una bomba de tiempo de magnitud nuclear.

—Lo sé, estoy haciéndome mi esfuerzo por manejarlo, de verdad que si —bajé la mirada—, pero lo que siento aquí— llevé mi mano libre al centro de mi pecho—, es más grande y no puedo dejarlo pasar.

Colin, que había estado un tanto alejado, se acercó a nosotros.

—Bien, es claro que yo no soy muy bueno en esto de dar consejos para la paz interior y todo eso—el rubio atrajo las miradas de los tres—, pero algo de lo que estoy seguro, es que no te quedarás tranquila hasta que hagas, aunque sea una pequeña parte, de tu voluntad.

Por muy extraña que sea nuestra amistad, compartimos más cosas en común de las que creíamos, y las que más destacan son nuestras impulsividades y decisiones en base a nuestra manera de ver las cosas.

Y que ambos tengamos nuestros frenos de mano; Rainer y Faith.

—De verdad que no sirves para dar consejos— contesté, intentando ocultar mi sonrisa.

—Lo siento, cariño, pero Amelie tiene razón— Faith miró a su novio encogiéndose de hombros.

—Tengo muchas cualidades asombrosas, pero ser pacifico no entra en ellas— no pude evitar voltear los ojos, a veces olvidaba que el rubio es la arrogancia personificada—. Pero estoy diciendo la verdad. Cualquier persona que conozca a la Princesa Problemas sabe que es verdad.

Recordé las palabras que tío Zach me había dicho hace tiempo: "Mientras más se reprima a una persona, más incontrolable y salvaje será cuando esté libre.". Esa frase me hizo eco en la cabeza durante un buen rato.

—¿Has intentado gritar o romper algo? — la voz de Faith me trajo al presente —. Tal vez eso aminoré un poco tu carga.

—Es muy arriesgado que lo haga— contestó Rainer por mi —. Por la fuerza de sus emociones, sin mencionar las constantes descargas de poder que ha experimentado en los últimos meses, dejar que Amelie "intente" sacar parte de esa furia, solo detonará un efecto en cadena que podría acabar en un desastre aún mayor.

—Tienes razón, había olvidado que Amelie ha estado atrayendo la oscuridad que la criatura a dejado esparcida en el ultimo tiempo— la pelirroja se llevó la mano al mentón, pensativa —. ¿Y que hay de la contención que le proporcionas?, tal vez exista una manera de...

—Faith, no me lo tomes a mal, pero que Rainer sea un nefilim no significa que haga milagros— contesté esta vez—. Y el efecto que Rainer tiene sobre mi es lo que me ha impedido hacer una locura.

Colin se cruzó de brazos, viéndome fijo. —¿Y que tipo de locura harías, Steinfield?

Faith lo miró molesta para después darle un manotazo en el brazo, el cual solo logró hacer que el cazador girara la cabeza para mirarla.

—¡Colin!

Rainer se levantó de mi lado. —¿Qué mierda intentas hacer?, ¿provocarla de la misma forma que lo hiciste hace un año?

—Para nada, simplemente quiero que lo exprese con palabras— se explicó —. Ambos han repetido que Miss Problemas no debería sacar esa rabia con acciones, pero nunca dijeron que no pudiera hacerlo con palabras.

Colin volvió su mirada a mí. —¿Qué es lo que les harías a esas personas?

Bajé la mirada, imaginándome la escena, visualizando todas las posibilidades que existen para llevar a cabo el acto que tanto desea parte de mi mente. No estaba segura si eran solo mis emociones, o la oscuridad que llevo en mi interior, pero, tener esa imagen de verlos sufrir uno a uno por la falta que cometieron con Seb, me estaba gustando cada vez más.

—Amelie, ¿Qué es lo que les harías? —volvió a preguntar.

Lo miré. — Les arrancaría la cabeza, o mejor, les herviría la sangre.

Les haría desear estar muertos en vez de aquí conmigo, les haría ver que sus peores miedos se pueden volver realidad con solo un movimiento de mi mano, y les haría probar que el dolor y la agonía de una venganza al estilo Steinfield y Kenner.

—No puedes dejar que tus emociones te dominen, Am — dijo Faith, mirándome preocupada.

Esta vez la miré a ella, sintiéndome como parte de mi ser lo único que deseaba era cumplir este deseo. Hacer pagar a quienes se atrevieron a meterse con el chico que es como mi hermano.

—¿Y qué pasa si se los permito? — la oscuridad de mi voz les sorprendió.

—Sabes que no te dejaré hacerlo— expresó Rainer rápidamente ante mi respuesta —. No voy a arriesgarme a perderte, preciosa. Simplemente no.

Tu nunca me perderás, Rainer Lorenzo.

Antes de que alguno dijera otra palabra, el sonido de la respiración ahogada de la médium nos hizo concentrarnos en ella. Colin no tardó más de dos segundos en estirar los brazos hacia ella y atraparla justo antes de que comenzará a caer de espaldas. Me levanté de la escalera, alarmada por pelirroja.

—¡Faith!, ¿Qué ocurre? — le preguntó su novio.

—Son Seb y Hallie— respondió ella con la respiración irregular.

Al escuchar el nombre de mi primo me tensé por completo, ¿Cómo era posible que todavía no salíamos de un problema, y ya estábamos metidos en otro?

La miré fijo. — ¿Qué pasa con ellos?

—Ellos...los van a necesitar—contestó—, a ambos.

*** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** 

Ayy como había extrañado escribir desde la perspectiva de mis consentidos jaksjakjs, es casi inevitable no sentirme asi cuando se trata de ellos. 

Hola, ¿como están?, ¿como les va en su vida?

Yo estoy un poquitín emocionada, mi cumpleaños está tan cerca, y además de agregarme un año más de vida, también es la fecha que terminé de escribir Lazos Oscuros, esa pequeña locura que terminó transformándose en una trilogía llena de sorpresas, tanto para mi como para ustedes, ¡que locura!

¿Alguna idea de por qué Sellie va a necesitar a Ramelie?, ¿Soy la única que desea que Amelie se vuelva toda rebelde y castigue al consejo como debe ser?, ¿Rainer será mi ser amado?,

¡Mil gracias por leer esta historia!

¡Besos!, Fer.

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