Vidas cruzadas: El ciclo. #1...

By AbbyCon2B

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Olivia Eades es psicóloga y periodista con una vida hecha en el 1970, con su madre y hermano, sin deseos de c... More

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
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AGRADECIMIENTOS
Cuarto libro de Vidas Cruzadas: El ciclo (Disponible)

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By AbbyCon2B

Olivia estaba con Marie en la cocina, terminando de limpiar después del desayuno y de que Jonathan se hubiera marchado al viejo Spring Grove para hablar con Derby, cuando Kyle anunció su llegada golpeando sus nudillos en el marco del pasillo y se acercó un tanto indeciso.

—¿Necesitas algo, Kyle?

—No, bueno...Sí...Lisie y yo estamos saliendo, no sé si ella se lo comentó.

—Mencionó algo cuando volví de la guerra, dijo que estaban adquiriendo un tono más romántico en sus cartas ¿no? —. Kyle asintió, incapaz de contener su sonrisa—. ¿Le pedirás matrimonio?

—Es lo que planeo hacer, sí, esperaba poder conseguir un trabajo pronto para comprar un anillo —. Olivia sonrió ante la idea y dejó a Marie en el corral del salón con Kyle siguiéndola—. Ella mencionó algunas cosas sobre usted...No sé si debía mencionarlas, pero pues lo hizo...

—Ya lo sé, pidió mi permiso para contarte.

—Oh, bien, mejor así... —. Retorció sus dedos intentando formular una palabra clara y se rascó la nuca—. ¿Entonces es cierto? ¿Usted viene del futuro?

Colocó el florero en el centro de la mesa de la cocina y limpió sus manos en el delantal cuando se detuvo para mirarlo. Llevaba meses posponiendo esa conversación con el grupo a pesar de que todos habían dejado en claro que tenían dudas, miedos e inseguridades, en su defensa; aun no estaba lista para tener que dar explicaciones que no tenía y con todo lo que llevaba viviendo en los últimos meses tampoco tenía la mente enfocada en buscar las explicaciones.

—Es cierto, aunque no puedo explicar cómo.

—¿Y Jona sabe? —. Olivia asintió—. ¿Siempre lo supo?

—Desde nuestra boda, me pareció incorrecto casarme con él sin primero decirle.

—Comprendo...Bueno no, no comprendo, pero intento comprenderlo. Es asombroso ¿sabe? Y tengo demasiadas preguntas al respecto —. Se silenció al notarla suspirar y murmuró una disculpa—. Aunque imagino no quiere hablar de eso.

—No estoy muy concentrada en estos momentos, Kyle...Y estoy bastante cansada, sé que tienen preguntas y quiero responderlas, pero primero necesito acomodar las cosas en mi vida ¿sí? —. Asintió y dejó que ella lo escoltara hacia la salida—. Cuando esté lista yo les diré e intentaré responder todas sus preguntas.

Se quedó en el porche viendo como Kyle se alejaba hacia su carpa donde Lisie se aprontaba para ir a trabajar y dirigió su mirada hacia sus hijos que ayudaban a Chester y Darion en el campo. No sabía que habrían hecho sin Chester en esos siete meses, las había ayudado tan noblemente y sin poner queja alguna que gracias a él muchos de los trabajos más pesados no cargaban en sus hombros.

Llenó unos vasos con jugo de naranja y los llevó en una bandeja hacia todos los hombres.

—¿Refrigerios, señores y muchachos?

—Oh, por favor, sí —. Chester se agarró un vaso y bebió hasta la última gota—. Muchas gracias, Olivia, eres un ángel.

—Gracias a ti, Chester. ¿Cómo va avanzando esta tierra?

—Muy bien, creo que podríamos dar por finalizado el proceso para agosto quizás. Ya la hemos nutrido bastante y no está tan seca como cuando empezamos.

—Y vi que la otra huerta esta creciendo bastante bien, deberíamos tener unas buenas cosechas antes de que empiece el verano —. Chester asintió y Olivia le agradeció una última vez—. Deberías descansar un poco, lo mereces. ¿Quieres que te prepare un baño?

—No puedo negarme a tan bella oferta, muchas gracias.

Asintió restándole importancia y cuando sus hijos le regresaron los vasos vacíos se volvió hacia la casa.

La señora Finn estuvo ayudándola con Marie, y Jian se encargó de la cocina y de Liam, parecía un poco más tranquila, aunque Olivia la conocía y sabía que solo disimulaba sus nervios y angustias como había hecho durante los últimos siete meses hasta el regreso de Jonathan. Le preparó el baño a Chester y luego lo dejó para que se limpiara en la habitación y guardó el agua aun tibia para que Darion o Kyle también se bañaran si lo querían, cuando los tres hombres terminaron, tiró toda el agua sobre el césped, tarro por tarro.

Estaba terminando con el último cuando vio dos caballos llegando desde la distancia cerca de la hora del almuerzo.

Derby se bajó no muy cerca de la casa y mantuvo cierta distancia antes de provocar la furia de Olivia, Jonathan avanzó hasta la puerta y subió el porche para besarla como siempre hacía cuando volvía de un viaje; intenso, pasional, hambriento por ella y demostrando lo mucho que la había extrañado durante el tiempo que pasaban separados, así fueran minutos.

—¿Lo convenciste?

—Sí, fue fácil —. Entró en la casa en busca de Marie y cuando la encontró en el salón con sus juguetes, sonrió extendiendo sus manos hacia ella y ella agitó sus brazos y brinco sobre sus nalgas emocionada—. Venga con papá, mi princesa.

Jonathan la alzó en brazos y Marie no perdió tiempo de comenzar a babearle el mentón y tirarle de la camisa.

—Visite el banco también, para pedir un préstamo.

—¿Y qué te dijeron?

—Pueden darme seis mil dólares —. Olivia se atoró con su saliva—. Pero el precio es esta propiedad en caso de que no llegue a pagar.

—¿Nos dejarían en las calles? —. Asintió, besando a Marie en las mejillas y meciéndose a un ritmo que la entretenía—. ¿Y crees que tendrás el dinero?

—No, realmente no y tampoco quiero correr el riesgo y acabar en la calle. No podemos darnos ese lujo con tantos niños en la casa.

—Tienes razón, así que mejor no lo hagas.

Jonathan aceptó, había imaginado que ambos llegarían a aquella conclusión.

—Yo tengo dinero —susurró Jian desde el marco de la puerta.

—¿Qué? ¿Qué dinero?

Jonathan puso a Marie en brazos de Olivia cuando Jian se fue hacia las escaleras llamándolo y la siguió. Olivia fue detrás de ellos con Marie en brazos.

—Cuando nos conocimos en Washington me dijiste que lo guardara y eso hice, intenté ofrecérselo a Lisie cuando ustedes se fueron y quedamos cortos en dinero, pero ella insistió en que también lo guarda y se consiguió un trabajo —. Levantó una madera floja del suelo de su dormitorio y sacó una pequeña bolsa de tela cargada—. Tengo como quince mil dólares...Quizás más.

Jonathan tomó el dinero y lo volcó sobre la cama de Jian para comenzar a contarlo casi con desesperación. Estaba a segundos de montar una fiesta con todo lo que eso resolvía; comida, telas, materiales, animales, casas, podían comenzar a mejorar sus vidas después de todos los estragos que la guerra había causado.

—Quince mil dólares seiscientos.

—Oh Dios mío —. Olivia quiso lanzarse sobre Jian en esos momentos y no soltarla jamás—. Esto soluciona todos nuestros problemas por al menos unos años, Jona.

—Lo sé...Lo sé, Dios mío, Jian esto paga por todos tus errores —. Se puso de pie y sujetó su rostro para besar su frente—. Que nadie se entere tenemos todo este dinero ¿sí?

Jian asintió con la sonrisa más grande que había mostrado en meses y cuando Jonathan dejó la habitación llevándose el dinero, no se contuvo y se lanzó a los brazos de su madre.

Finalmente sentía que había hecho algo bien y se sentía demasiado orgullosa ese día.

—Muchas gracias, querida, muchísimas gracias.

Bajó las escaleras para ir con Jonathan y lo encontró en la cocina, llenando una hoja de su nuevo diario (en el cual debía desahogarse) con una suma de todos los gastos y cuanto dinero eso les dejaría. A su lado tenía un vaso de whisky y antes de que pudiera agarrarlo para beber, Olivia se lo retiró junto con la botella.

—Pero...

—No más alcohol para ti, cariño. No puedes beber cuando tu mente esta en un estado tan delicado.

—Estoy bien.

—No, no lo estás y hasta que no lo estés te mantendrás alejado del alcohol antes de que generes una dependencia. Has estado bebiendo mucho en estos días —. Jonathan suspiró, pero no insistió—. ¿Cuánto llevas hasta ahora?

—Mil doscientos.

—¿Incluyendo un surtido completo de alimentos? —. Jonathan asintió—. ¿Y algodón? Quiero hacerle a Jian un nuevo vestido, sigue usando el mismo de cuando tenía quince y ya le queda bastante chico.

—Algodón... ¿Cuánto es eso? ¿Cinco dolaras?

—Sí, el metro, necesito al menos cinco para hacer un vestido sencillo, así que tendremos que comprar unos ¿veinte metros? Así hacemos otro vestido para Marie.

Jonathan agregó el algodón a la lista y continuó con la suma de todo lo que Olivia iba mencionarlo.

—Aprovecha a comprar ganado, no tenemos ovejas, las vacas están medias muertas, no tenemos ni cerdos y estamos gastando en huevos cuando podríamos tener gallinas otra vez. 

—Vale...Ya ahí se nos van como quinientos dólares, incluyendo un caballo y equipo para Adrian y tendré que comprarle un revolver también.

—Aún es muy chico.

—Ya es lo suficientemente grande —zanjó, usando ese tono en su voz que adquiría cuando no deseaba que Olivia le refutara—. ¿Qué más?

—Uhm...Ya pusiste alimentos, animales, ropa...Creo que tendríamos todo de momento.

—De acuerdo...No nos sobrara mucho con los gastos en muebles y casas, nena.

Olivia lo miró y supo que él se estaba frustrando.

—Ey, esto ya es en sí un milagro, cariño, solo piensa lo difícil que nos sería si Jian no hubiera guardado este dinero. Ni siquiera tendríamos para comprar la comida y ahora, tenemos para abastecer toda la granja y cuidar de nuestros amigos —. Se sentó a su lado y tomó su mano—. Estaremos bien ¿sí? Gasta este dinero si es necesario, hasta la última moneda, lo vale si eso hará que nuestros amigos estén cómodos.

Asintió, sin poder evitar una sonrisa y besó sus nudillos.

Separó el dinero que usaría para comprar todo lo que acaban de anotar en la lista y buscó un lugar en la casa que fuera seguro para guardar el resto. Aun les sobraba suficiente dinero para aguantar al menos un año y el doble si no tenían tantos gastos como esa tarde y Jonathan sabía que ya no tendrían tantos gastos, esa era una ocasión especial porque los hombres acababan de volver y la situación de la granja no era la mejor, además de que algunos precios se habían disparado con la guerra. Así que Olivia tenía razón; estarían bien.

—Me regresaré a la ciudad para comprar todo —avisó regresándose a la cocina—. Me llevaré el carro y tu caballo ¿sí?

Olivia asintió y le dio un beso de despedida.

—Invita a Chester a ir contigo, el pobre ha estado trabajando sin descanso y el viaje le ayudara a relajarse un rato.

Asintió y dejó la casa colocándose su sombrero.

—¡Chester! —llamó y su viejo amigo lo alcanzó corriendo—. ¿Me acompañas a la ciudad? Tenemos algunas compras que hacer

—Claro, deja agarro mi abrigo.

Jonathan esperó y en el proceso, se detuvo por la tienda de la señora Finn.

—Susan, ¿necesitas algo de la ciudad? ¿Ropa, accesorios, distracciones?

—¿Podrías comprarme un hombre? —bromeó y Jonathan palideció—. Solo bromeo, Morgan. ¿Qué acaso una señora no puede tener necesidades? No estoy necesitando nada de momento, pero muchas gracias.

Preguntó también a Lisie y Darion y por último fue hacia sus hijos y los muchachos de Terrell que trabajaban en el campo.

—¿No puedo ir contigo?

—No, no puedes.

—¿Pero por qué no?

—Porque yo lo digo —contestó sin más explicaciones y Adrian bufó—. Ahora pórtense bien mientras no estoy y hagan caso a su madre.

—¿Puedo ir a cocinar con mamá?

—No, te quedas ahí.

Adrian volvió a bufar y Eli se rio.

—¿Por qué no te rindes de una vez por todas y haces lo que papá dice?

—Porque la esperanza es lo último que se pierde y definitivamente yo no perderé la mía. ¿Me avisas cuando vuelva así finjo que he estado trabajando? Me iré a ayudar a mamá.

Eli volvió a reírse al verlo dejar la pala una vez Jonathan se marchó y correr hacia la casa para estar con Olivia.

Jonathan regresó horas más tarde, se había perdido el almuerzo y la merienda por estar organizando todo para su familia y volvía con un segundo carro y dos caballos. Ambos carros estaban llenos de alimentos que podían llegar a durarles al menos medio año y otras cosas como telas, herramientas y equipo.

Cuando Jonathan bajó del carro, el grupo presente se acercó para recibirlo y Olivia no se quedó atrás.

—¿Conseguiste todo?

—Así es, el ganado aun no ha llegado, probablemente lo traerán desde Texas en las próximas semanas; seis ovejas, ocho gallinas, tres vacas y dos cerdos —. Le entregó la lista donde había tachado todo lo que había conseguido—. Iré a buscar una de las casas en la mañana, son de dos dormitorios y subieron el precio ¿lo sabías? Ahora están trecientos cada una.

—¡¿Trecientos?! Dios mío, nos están robando.

Asintió, compartiendo su indignación.

—¿Y los muebles?

—Aún no compré nada de eso, pero estuve viendo precios y las camas con la cómoda están quince dólares, considerando que necesitamos varias camas, estaba pensando conseguir la madera y hacerlas yo mismo. No lo sé.

—Es mucho trabajo, Jona y apenas te alcanza el día para todo lo que debes hacer, ni siquiera has comido y todavía debemos hacer tu terapia.

—¿Podemos omitir la terapia por hoy?

—No, no omitiremos tu salud mental —informó y Jonathan ayudó a bajar los barriles de alimento y dejó que Chester y los demás los cargaran hasta la bodega—. Deja que los demás se encarguen de esto y ven a comer algo.

Negarse no habría tenido sentido, así que dejó todo en mano del grupo y la siguió de regreso a la casa para sentarse en la mesa de la cocina. Ella ya tenía lo que había sobrado del almuerzo calentándose en la cocina.

—Agarra tu diario y comienza a escribir todo lo que has sentido durante el día, todo lo que piensas ¿sí?

Asintió y mientras comía, tomó su lápiz y empezó un nuevo diario.

Se sentía extraño volver a escribir después de al menos unos cinco años y cuando todavía guardaba su viejo diario en el baúl en su dormitorio, pero también le gustaba. Escribir le había servido para relajarse y procesar todo lo que sucedía en sus días con la pandilla y ahora que su vida estaba tan inestable y todo cambiaba a velocidades vertiginosas, volver a escribir le ayudaba no solo a lidiar con las emociones que dejaba la guerra y todo lo que había visto, sino a prepararse para el futuro.

Llegaría la electricidad, los autos, las cañerías con baños integrados en la casa, llegarían las nuevas leyes del mundo moderno, se aboliría la esclavización y comenzaría la segregación racial y todo eso lo sabía porque Olivia se lo había contado y aunque saberlo lo preparaba para todo, seguía teniendo demasiado miedo.

—¿Has sabido algo de Terrell? —curioseó Olivia regresando con un tarro lleno de agua—. Sus hijos preguntan por él y sí tu estás aquí, él también tendría que haber llegado.

—El estaba en la división con los negros.

—¿Y qué con eso?

—Pues que no sé donde lo tenían ubicado, pero enviaré una carta para preguntar por su paradero, tal vez incluso me sea más rápido ir directamente hasta St. Paul. Oh, y estaba pensando, ¿seis mil dólares por esta tierra? ¿No te parece demasiado dinero?

Olivia frunció el ceño y le encendió una vela junto a su cuaderno para que pudiera ver mientras escribía.

—Pues sí, es bastante. ¿Cuánto pagó tu madre?

—No lo sé, pero dudo que haya pagado más de diez dólares, quizás le escriba para saber como está y preguntarle al respecto.

—¿Podría ser que el precio de la tierra se elevó?

—No hasta seis mil dólares, nena, eso es demasiado dinero.

Terminó lo que le quedaba en su plato y se puso de pie rápidamente para ir a continuar con el trabajo en la granja antes de que oscureciera demasiado y no pudiera hacer nada, pero no llegó a completar su objetivo, cuando Olivia le puso una mano en el hombro y lo obligó a sentarse otra vez.

—Descansa un rato que recién comiste.

—Ángel, te amo y entiendo que quieres cuidarme, pero hay mucho que hacer.

—Y to te amo a ti y entiendo que tienes muchas responsabilidades, pero ¿adivina qué?

—¿Qué?

—Mi responsabilidad como esposa es cuidarte y eso hago, así que te quedas descansando —. Levantó el plato vacío y le dio un beso antes de llevárselo hacia el tarro con agua—. Termina de escribir en tu diario y ve un rato con Marie, no has jugado con ella en todo el día y ya creo que está malhumorada por eso.

—¿Está malhumorada?

—Ha pasado la tarde tirando todos sus juguetes.

Jonathan sonrió y terminó con sus notas para poder irse rápidamente hacia el salón.

Marie estaba acostada sobre el tapete con uno de sus juguetes en la boca, pero cuando lo vio entrar en la habitación, giró hacia su panza y apoyó las manos en el suelo para poder levantar su cabeza. Jonathan la alzó en sus brazos.

—¿Cómo ha estado mi princesa?

Chester también llegó a comer en cierto momento y cuando todos se estaban yendo a dormir y Olivia asomó en el salón, encontró que Jonathan estaba sentado en el sofá, con sus pies descalzos apoyados a lo largo del asiento, las piernas flexionadas y Marie sentada en su pelvis con las piernas de Jonathan como soporte en su espalda y una almohadilla en la nuca. Él le hacía morisquetas y cosquillas en la panza y las carcajadas de Marie inundaban la casa junto con el hipo que le daba por tanto reír.

Jonathan era un padre excelente y verlo la enamoraba aun más.

—No está... ¡Acá está! —. Marie volvió a reírse en medio de su hipo y agitó los brazos en el aire, comenzando a copiarle a Jonathan cubriéndose con sus manos pequeñas—. No está... ¡Acá está! Uh, ya viene mamá, algo me dicen que es hora de dormir.

—Así es —. Se acercó a ellos y Marie echó la cabeza hacia atrás, arqueando su espalda para verla y comenzó a chuparse el puño—. ¿Vienes con mamá?

La respuesta de Marie fue dejarse caer hacia el pecho de Jonathan.

—Supongo que eso es un no.

—A ver, vamos con mamá que debes dormir, picarona.

Jonathan la alzó en sus brazos para entregársela y se ausentó para usar la letrina y volvió a ellas en la habitación cuando Olivia ya se había quitado todas sus ropas y amamantaba a Marie acostada en la cama de lado.

—¿Se durmió?

—Casi, está resistiéndose para que no la deje en la cuna.

Se quitó su ropa mirándolas, se puso el pijama y trepó en la cama del otro lado de Marie para apreciar como dormitaba con el pezón de Olivia en su boca y una de sus manos acariciándole el cuello. Sus ojos estaban entreabiertos, pero se cerraban de tanto en tanto.

—Aun no me creo que nosotros hicimos esto. 

—Tampoco yo —susurró con una sonrisa—. Hicimos un buen trabajo.

—Muy buen trabajo... —. Jonathan se mordió el labio y subió sus ojos hacia Olivia—. Podríamos hacerlo otra vez ¿no?

—Podríamos —. Bajó de la cama llevándose a Marie y con cuidado la dejó en su cuna—. ¿Quieres otro hijo?

Jonathan alzó los hombros.

—Probablemente no deberíamos, pero...No lo sé, siento que no disfrutamos demasiado de tu embarazo, al menos yo sé que no lo hice por culpa de la guerra y me gusta esto de ser padre...Y a ti no te pasó nada en el parto.

—Tienes razón en todo lo que dices y volveré a quedar embarazada tarde o temprano, Jona —. Se metió en la cama y acercó su cuerpo al suyo—. Sin condones o pastillas es difícil que no suceda.

—¿Condones? Venden de esos en el pueblo.

—Son con viseras, sí, ya los conozco...Realmente no me siento cómoda contigo metiéndome un trozo de viseras —. Jonathan se cubrió la boca para no reír muy fuerte—. Créeme que prefiero los embarazos así terminemos con diez hijos.

—O podríamos dejar de tener relaciones —. Olivia lo miró con una ceja en alto y minutos después, ambos hicieron el esfuerzo de no reír muy alto—. Ay, esa fue buena, admítelo.

—Muy buena, deberías ser comediante.

Apagaron las velas para dormir y se acurrucaron en el centro de la cama, oprimiendo todo el aire entre sus cuerpos hasta que el calor de Jonathan la envolvió y las mantas ni siquiera se sintieron necesarias.

Durmieron por varias horas hasta que Jonathan despertó, en un principio desorientado y sin saber que sucedía y luego notó que Olivia lloraba en sus brazos y temblaba contra su pecho.

—¿Nena? —. Le acarició el cabello, apartándolo de su rostro y volvió a llamarla—. Olivia, despierta...Olivia...

La movió un poco hasta que ella se enderezó bruscamente en la cama y entonces dejó de llorar y buscó a Marie en la oscuridad.

—¿Estás bien?

—¿Qué? Oh, sí, sí...Una pesadilla, es todo.

—¿Segura? Porque parecías muy angustiada.

Ella asintió, forzando una sonrisa y cuando corroboró que Marie estaba bien, volvió a acostarse a su lado.

—Estoy bien, Jona, tranquilo.

15 de abril 1865.
Propiedad de Jonathan, Minnesota.

Cuando Jonathan regreso de la ciudad con un carro cargado en abundantes tablones y el segundo (dirigido por Chester) igual de lleno, los hombres presentes abandonaron su descanso en los troncos junto al fuego y fueron a ayudarle a descargar.

Olivia salió de la casa con Marie en sus brazos y tiró de Adrian y Eli para que dejaran sus juegos en el porche y fueran a asistir a su padre. Tenían tantos tablones que podían llenar dos habitaciones de la casa hasta el techo, incluso tres.

—¿No ibas a traer una casa?

—Eso hice —dijo Jonathan bajando del carro y se rio—. Esto es una casa, nena.

—Pero es un montón, estarán toda la semana para armarla.

—Nah, en tres días seguro ya la tenemos. Adrian ve a buscar las herramientas, rápido muchacho —. Jonathan besó a su esposa y Marie en sus brazos y le puso el sombrero a Olivia en la cabeza para que lo cuidara mientras él se ocupaba—. Empezaremos ya mismo, pensaba dejarle esta casa a Susan, ya está muy mayor para dormir en una carpa.

—Te escuché, Morgan —espetó Susan apareciendo por el otro lado del carro—. Vergüenza debería darte llamar a una señora vieja.

—No lo decía de esa forma, Susan.

—Oh, ya lo sé, tonto, pero me gusta molestarte. ¿Esta casa para mí dices? Pero no podre pagarte, Morgan.

—Y no será necesario, considera esto mi forma de pagarte a ti por cuidarme todos estos años —. Susan sonrió y abrió sus brazos para recibirlo a pesar de que Jonathan hubiera intentado evadirlo—. Mi muchachote, que grande que estás, Morgan y que orgullosa me siento.

—¿Dónde la vamos a armar, Jona?

Decidieron entre todos que la casa de Jonathan sería la principal y dejarían un amplio camino desde los limites de la propiedad hasta la puerta de las casas, las demás, las construirían mirando hacia dicho camino, en línea horizontal con la casa de Jonathan y de esa forma, se formaría un pequeño pueblo para ellos y las huertas detrás de las casas y el granero no demasiado lejos, siguiendo otro camino de tierra que habían hecho poco después de construirlo.

Olivia vio como los hombres cargaban todos los pesados tablones hasta la zona donde comenzarían la construcción y se sintió un poco inútil. Ese era el trabajo de los hombres, se dijo a sí misma y aunque sería divertido ayudarle a construir; los pondría intranquilos complicándoles el trabajo y ella debía estar con Marie y preparar la comida. Realmente no tenía tiempo para empezar una huelga femenina.

Suspiró y llevó a Marie hasta la casa.

—Me temo que no tendrá bodega, señora Finn, nos tomaría meses hacerle una.

—No hay problema, Kyle, querido, una casa es más de lo que he tenido en mucho tiempo —confesó y los hombres se la quedaron mirando cuando notaron que comenzaría a llorar—. Ignórenme.

—Sí usted llora, me hará llorar a mí también —expresó Chester y le entregó su pañuelo—. Es un momento emocionante para todos, Jona nos está dando más de lo que nunca tuvimos.

Susan asintió con las lágrimas retenidas en sus ojos y se limpió la línea del agua con la punta de la servilleta.

—Tu padre debería estar muy orgulloso de ti, Morgan y si ese viejo tonto no puede verlo, entonces nos confirma que está ciego, el mundo que estás construyendo para tu familia, es más de lo que él hizo por la suya.

Se disculpó cuando no pudo contener sus lágrimas y antes de que Jonathan pudiera acudir a consolarla se retiró hacia la casa con Olivia.

—Mujeres —nombró Darion—. Criaturas demasiado sensibles.

—Pero tiene razón —concluyó Chester—. Jona está haciendo una nueva vida para nosotros que nunca tuvimos mucho y lo está haciendo solo...Te pagaré cada centavo, amigo.

—No digas tonterías, Chester, no me debes nada.

—Técnicamente te debo hasta mi vida —le recordó y continuaron armando el cimiento de la casa—. Pero ya pagaré todas mis deudas llegado su momento.

—Y también lo haré yo.

—Espero que al menos a mí puedas perdonarme, demostraré mi lealtad hacia ti de la forma que haga falta —aseguró Kyle sin dudar.

—Lo que pasó con Thomas ya está en el pasado, Kyle, él nos engañó a todos, pero aquí, este día; comenzamos algo nuevo todos juntos.

—Deberías ir pensando un nuevo nombre para este lugar.

Darion tenía razón; debían pensar un nombre, aunque eso no era algo que a él se le diera demasiado bien. Chester ofreció llamarla White Oak Lands, por los robles blancos que abundaban en el bosque de la propiedad y Jonathan no vio motivo alguno para quejarse, él no iba a salir con un nombre mejor. Así que quedó decidido y llamaron a sus tierras White Oak Lands.

El día se les consumió haciendo los cimientos, ladrillos por ladrillos y luego madera por madera, almorzaron, cenaron, Olivia lo arrastró a la terapia, ese día charlando sobre un nuevo evento de la guerra y cuando se fue a dormir, acabó roncando mucho antes de que ella volviera de la cocina.

Despertó en algún punto de la noche cuando Marie lloraba y se giró en la cama para seguir durmiendo en lo que Olivia se levantaba para cargarla, horas más tardes (o tal vez minutos) volvió a despertarse con Marie aun llorando y se sentó en la cama.

—¿Qué le pasa?

—Le duele la panza —. Olivia tomó la manta de Marie de la cuna y la cubrió con esta en sus brazos—. Me iré al salón para que puedas dormir.

No la detuvo, porque realmente se moría del sueño y cuando despertó en la madrugada, descubrió que Olivia no había vuelto a la cama aquella noche; se había dormido en el sofá del salón con Marie.

Y esos fueron sus días durante la siguiente semana. 

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