LA CHICA DESASTRE ©°

Oleh DenServin18

1.4M 143K 25.9K

[COMEDIA ROMÁNTICA] - [ENEMY LOVERS] Sara Stone es contratada cómo chaperona por parte de una empresa muy fam... Lebih Banyak

EL COMIENZO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
PARTE II
PARTE III
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
*Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
*PARTE II
PARTE III
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
PARTE II
Capítulo 34
PARTE ll
Capítulo 35
PARTE II
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
PARTE II
Capítulo 44
EXTRA
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
PARTE II
Capítulo 48
Capítulo 49
PARTE II
Capítulo 51
PARTE II
Capítulo 52
*Capítulo 53
Capítulo 54
Parte II
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
FINAL
EPÍLOGO.
Extra
¡AVISO!
¡PUBLICADO!
¡FINALIZADO!
¡PROXIMO!

Capítulo 50

16.5K 1.6K 758
Oleh DenServin18

ENAMORADO
|Leonardo Pereira|

 
No podía dejar de pensar en ella. Estaba tan acostumbrado a su presencia que su ausencia me afectaba de una manera considerable. La llamé varias veces en el día con el único propósito de escuchar su voz, pero mis ganas de ver su rostro eran aún mayores. Tenía que decírselo, ella merecía saber lo que pasaba por mi cabeza y tal vez juntos encontraríamos la solución a todo esto. Una manera de no salir heridos y sin lastimar a los demás.

O esa había sido mi intención.

Me enfureció tanto verla entre sus brazos, mientras él la besaba, mientras él besaba a mi mujer. Quise acercarme y partirle la puta cara por tocar lo que era mío. No se cómo me contuve, pero lo hice.  Y ahora, luego de volver a hacerla mía después de tanto tiempo, después de desearla tanto... Ahora ella se marchaba nuevamente. La alejaba otra vez.

¿Qué mierda estaba haciendo? ¿Cuándo dejaría de ser un maldito imbécil?

Por fin le había dicho lo que pensaba, pero antes de tomar una decisión tenía que arreglar mi pasado y empezar de nuevo. Sin embargo, no supe como comenzar.

—¡Sara! — grité poniéndome la camisa rápidamente sin abotonarla.

Salí corriendo tras ella rezando que aún pudiera alcanzarla y suspiré con un inmenso alivio cuando la encontré subirse al elevador. En un movimiento rápido entré dentro de este antes de que las puertas se cerraran por completo. Y juro por dios que me detesté a mi mismo por verla llorar de aquella manera.

—Sara, déjame explicarte... — le pedí. — No escogí las palabras adecuadas, nena, por favor escúchame.

—¡Lárgate de aquí! — me golpeó el pecho con sus  pequeños puños. Cuyos golpes iban cargados de un inmenso coraje — ¡No quiero verte, maldito narcisista de mierda!

—Déjame explicarte.

—¡No! — gritó fuera de si — ¡No soy una de tus putas a la cual puedas tomar cada vez que se te dé la gana!

—¡Joder, que eso ya lo sé! — le grité de regreso.

Se quedó callada por unos segundos mirándome con repudio. Después soltó un ligero suspiro y se limpió las lágrimas con brusquedad. El elevador se abrió y ella salió de inmediato, pero yo no estaba dispuesto a dejarla marchar. Así que salí detrás de ella y la tomé del brazo para girarla en mi dirección.

—Si dije aquello fue porque tenía que decírtelo, por más cruel que sonara — comencé a decir envolviéndola en mis brazos. — Pero eso no quiere decir que vaya a hacerlo. Antes de comenzar algo contigo debo de cerrar este ciclo con Amelia. No debí tomarte, debí esperar a tener todo en regla antes de hacerte mía otra vez. Sara, hice las cosas mal. Comencé mal y lo admito.

—¿Qué tan estúpida crees que soy? — preguntó con sorna.

—Volvamos dentro y hablemos — la tomé de la mano y tiré de ella nuevamente en dirección al elevador; sin embargo, ella se zafó de mi agarre.

—No voy a ir contigo a ningún lado — gruñó y me miró con sus ojos humedecidos —. Esto se acabo, por mi puedes irte mucho a la mierda. Es ahí a donde debía mandarte desde hace tanto tiempo.

Dio media vuelta con toda intención de marcharse, pero nuevamente se lo impedí. No la dejaría marchar, no sin qué antes escuchase todo lo que tenía por decir. La tomé del brazo para detenerla y girándola en mi dirección la arrinconé contra la pared para así evitar que escapara.

—Nunca mentí en nada de lo que dije, Sara, eso te lo puedo asegurar. — murmuré para después besarla.

Ella me apartó de golpe y pareciera que iba a insultarme o quizá hasta golpearme. 

—Jugamos bien, Leonardo — dijo en su lugar —. No creas que fuiste él único que ganó en este juego. Yo también supe sacarle provecho.

—Sara, se que estas enojada, pero eso no justifica lo que está saliendo de tu boca.

—Tu y yo, ¿juntos? — se cuestionó divertida — Vaya broma, ¿no crees?

—Tu y yo juntos es todo lo que debió ser.

Iba a responder, sin duda esa era su intensión, pero en su lugar se quedó muda mirando un punto específico.

Giré la mirada hacia aquel punto que tan absorta la tenía y solo para descubrir lo que había captado su atención, o mejor dicho, quién. Y juro por dios que estuve a punto de pedirle perdón por la canallada que acababa de presenciar, porque después de todo, seguía siendo mi mejor amigo y esta no debía ser la manera en la que debía descubrirlo.

El hecho de que dejara a Marta para venir hasta aquí a estas horas me dejó pensando, pero no era momento de cuestionarse.

—Esteban... — ella susurró su nombre y me alejó por completo para seguirlo cuando él decidió marcharse sin decir una palabra.

Grité con frustración y golpeé la pared con un inmenso coraje que ni dolor sentí. Salí a buscarlos, pero no logré encontrar la camioneta de Esteban; señal de que ya se había marchado y seguramente con Sara. Cuando regresé al edificio, me pregunté que cómo era posible que todo se pudiese poner peor. Ese era mi karma, mi jodido y puto karma.

—¿Qué está pasando, Leonardo? — me miró furiosa y no sabía que responder.

El hecho de que haya visto algo o no, ahora eso era irrelevante.

—Pensé que volvías mañana — comenté de camino a mi departamento. No me apetecía pelear, no ahora. Ya no más.

—He decidido regresar antes. — murmuró y me siguió en silencio.

Entramos y cerré los ojos con fuerza al ver el desastre que todavía estaba presente. Pero lo peor fue verla recoger unas bragas negras del suelo que estaban  frente al sofá.

—Amelia...

—No hace falta que digas nada — me interrumpió — Supongo que ella acaba de irse. No, no supongo. La vi marcharse.

Ya no había marcha atrás.

—No pienso excusarme — respondí sereno.

—¿Será la última vez que la verás? — preguntó en un hilo de voz.

—No. — y era cierto, pensaba luchar por ella.

—Bien — respondió intentando no romper en llanto —. Limpiaré todo, tu... Prepara la cena.

—Amelia... — susurré.

—¿O prefieres cenar fuera?

La estaba matando y ella como podía intentaba mantenerse en pie y aferrarse a esto que no tenía nombre.

—Escúchame, tenemos que hablar.

—Y si mejor vemos una película y nos acorrucamos en el sofá — comenzó a sacudir el sofá con cierta urgencia.

Tiré de ella con fuerza para que dejara de hacer lo que estaba haciendo y puse ambas manos alrededor de su mejilla para que me mirase directo a los ojos.

—Amelia, lo siento — pedí sinceramente — Siento romper tu corazón un poco cada vez, pero no entiendo por qué no puedes acabar con toda esta mierda por ti misma.

—Porque te amo, Leonardo. ¡Por eso! — respondió en un alarido — Yo sin ti no podría vivir.

La estreché entre mis brazos mientras ella sollozaba herida. Me odié tanto por hacer llorar a dos mujeres a las cuales yo no merecía en absoluto y seguro estaba que mi infierno me estaría esperando en algún lugar para acabar conmigo.

—Se que encontraremos la manera. — respondí.

[... ]

 

La mañana era nublada y el frío congelaba gran parte de la ciudad, solo agradecía que no estuviese lloviendo. Amelia decidió no presentarse a trabajar, necesitaba descansar del viaje... Y de otras sorpresas.

Entré a mi despacho a eso de las seis de la mañana. No pude pegar ojo en toda la noche, por lo cual me resultó fácil madrugar y venir a trabajar desde temprano. Necesitaba mantener mi mente ocupada. Sara llegó a eso de las ocho de la mañana puntual y cómo de costumbre le pedí un café, pero ella decidió mandar a María en su lugar para entregármelo. No la reprendí por eso, pues estaba en todo su derecho de no querer ni verme. Si por ella fuera, ya no habría vuelto jamás, pero su deber la llamaba.

Salí a eso de la una, pero Sara ya no estaba en su escritorio. Lo más probable es que saliera a comer con los demás empleados. Encargué comida a mi oficina y esperé a que ella volviera para poder hablar. Necesitábamos hablar.

—:Sara, pase a mi oficina — le mandé llamar una vez apareció.

Ella entró de golpe y dejó consigo la puerta abierta. Ni siquiera me miró a los ojos, solo se limitó a ver por la ventana.

—¿Qué necesita, señor? — preguntó con una frialdad exagerada.

—¿Cómo va con los informes de ventas? — pregunté obviando su tono.

—Bien, ya casi termino de archivarlos todos.

—Sara...— suspiré su nombre — ¿podemos hablar?

Me acerqué a ella con toda la intención de tocarla, pero ella esquivó mi tacto. Se alejó tres pasos en dirección a la puerta y se mantuvo firme en su posición.

—Si no se le ofrece nada más — respondió ignorando mi pregunta —, debo pedirle que me deje ir a casa temprano.

—¿Motivo?

—Es personal — se atrevió a mirarme, pero era una mirada fría y dura. Me estremecí ante dicha demostración.

—De acuerdo. — tragué saliva con dificultad.

—Gracias.

Salió de mi despacho azotando la puerta tras ella y solo entonces agradecí haber cambiado el estante de lugar.

Suspiré y dicho suspiro iba acompañado de un fuerte dolor que provenía de mi pecho y debía admitir que detesté esa sensación más que nada.

Me sentía perdido y no sabía que hacer y cómo responder a esta situación tan miserable. Me sentía jodidamente vulnerable ante una mujer que jamás consideré mi tipo. Ante una mujer que posiblemente no hubiese volteado a ver si no la conociese lo suficientemente bien como para volverme loco por ella. Y eso era algo que ella tenía que saber.

No podía callar por más tiempo.

Salí corriendo de la oficina y cuando creí haberla alcanzado, la miré subirse al autobús. No iba a desistir, así que  inmediatamente fui por mi coche y manejé en dirección a su casa. La esperé alrededor de media hora y cuando la vi aparecer por entre las calles, me bajé de inmediato y la encaré. Su mirada irradiaba sorpresa y malestar.

—Tenemos que hablar. — dije desesperado.

—Yo no tengo nada de que hablar con usted, señor Pereira — me hizo a un lado y siguió su camino.

—Sara, por favor... — caminé tras ella y la sujeté del brazo antes de que entrara a su casa.

—¡Suéltame! — gritó zafándose de mi agarre y sin yo preverlo siquiera,  terminó por soltarme tremendo bofetón que me dejo inmóvil con el rostro inclinado hacia la derecha.

Me había golpeado y me lo merecía. Merecía su desprecio. Merecía sus palabras hirientes. Me lo merecía todo.

—¿Puedes escucharme? — le pedí una vez recobré la compostura y noté cómo ella estaba tan descolocada como yo. Entonces me di cuenta que su intensión nunca había sido golpearme.

—No quiero escucharte — musitó — Estoy cansada de ti y de todo esto. No intentes manipularme con tus mentiras porque no conseguirás llamar mi atención.

—No he dicho ni una sola mentira desde que te conocí. Siempre fui sincero contigo: antes de lo nuestro y después de ello, así eso implicara romper tu corazón. Y tu lo aceptaste, Sara. ¡Joder!

—No me estoy quejando. Ni por un momento creas que me estoy haciendo la víctima. — respondió — Yo sabía a que atenerme, yo acepté quemarme con fuego junto contigo. Yo sabía que lo nuestro era un juego pasajero y sabía que me destrozarías, pero lo acepté porque así yo lo decidí.

—Sara, eso esta en el pasado.

—Si, y es ahí donde quiero que se quede — afirmó — Tu no tenías derecho a venir ahora y revolverme la cabeza. A confundirme como lo has hecho.

—Esa nunca fue mi intención y lo sabes.

—¿Qué no fue tu intensión? — preguntó incrédula — ¡Me hiciste creer qué era importante para ti!

—¡Y eres importante para mi!

—¡No mientas! — gritó.

—No estoy mintiendo — gruñí — Sabes que me quieres y sabes que ningún otro hombre tendrá el efecto que yo tengo sobre ti. Así cómo ninguna otra mujer lo tendrá sobre mi.

—¿Acaso crees... qué desde que lo nuestro terminó no he estado con ningún otro hombre que no seas tu?

—No lo creo. Estoy seguro — respondí confiado — Así como yo no he estado con ninguna otra mujer desde que lo nuestro termino.

Se rio descaradamente y eso me enfureció. Quería tomarla y callarle la boca a besos, que dejara de ser tan cruel con sus palabras y aceptase lo que sentía por mi.

—Ahora si te superaste — respondió al finalizar su falsa risa.

—Es la verdad, Sara, yo no he tocado a otra mujer — dije — Ni siquiera a Amelia. Y ¿sabes por qué? Por ti, por que desde que te toqué por primera vez no he dejado de pensarte. De hacerte el amor en mis sueños. Tu eres suficiente para mi.

Me acerqué a ella que parecía haber cedido un poco, pero solamente logre dar tres pasos.  Me detuve al ver como su mirada de dolor se transformaba en un odio profundo.

—Es una lástima que no hayas podido tocar a otra mujer, incluso creo es algo vergonzoso para un hombre como tu, Leonardo — respondió agriamente  —. Pero no generalices.

—Se que no tuviste nada que ver con Esteban.

—¿Y quién esta hablando de Esteban? — respondió.

Mi cuerpo no tardó en reaccionar. Cada músculo de mi cuerpo se tensó al mismo tiempo que mi pecho se contrajo. ¡Vaya sensación de mierda!

Se encaminó hacia su casa para entrar en ella, pero se detuvo antes de girar la perilla. La escuché suspirar y girándose en mi dirección pronuncio aquellas palabras que no sabía me dolerían tanto.

—No te imaginas lo bien que se siente hacer el amor con otro — dijo mirándome con desdén.

Y solo eso bastó para destrozarme.

 

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

164K 4.3K 11
Alyona era una chica infeliz, su niñez no había sido la más agradable de contar y mucho menos de vivir. Ser hija de un mafioso y tener responsabilida...
133K 10K 24
𝗜𝗧 || 𝑟𝑢𝑚𝑜𝑟𝑠 Rumores estupidos, y la persona que tanto empieza a querer, los creía solo por lo ocurrido con su hermano y ella tratará de camb...
142K 14.4K 52
Esta historia no me pertenece le pertenece a: Nightgloom El mal siempre ha existido en las personas. Pero con la aparición de los metahumanos, la cr...
7.8M 429K 92
Una Serie De Problemas 1 (USDP #1): ¡Problemáticos! Una chica ruda, no tan ruda. Tres chicos malos, no tan malos. Todos juntos... Un des...