𑁍𝔸𝕫𝕦𝕞𝕚'𝕤 ℙ.𝕆.𝕍𑁍
—Azu... Tócame más —dijo Rin en un suspiro tras separarnos unos segundos, y esas palabras fueron suficiente para encender la iniciativa en mí.
Sin esperar más, comencé a dejar besos en su cuello mientras mis manos aún se aferraban a su cabello. Rin por su parte seguía acariciando mi pierna con una de sus manos y la otra la mantenía bajo mi camiseta.
Si hace unas horas me dijeran que estaría sobre Rin, besándonos en el piso de mi habitación jamás lo hubiera creído. Tampoco pienso excusarme diciendo que simplemente sucedió y somos unas simples víctimas de la situación, porque no, yo quise y dejé que sucediera.
Sé perfectamente que no debería estar haciendo esto, como también sé que no debí dejarle acompañarme a casa cuando nos encontramos en el camino, no debí aceptar que me ayudara a organizar unas cosas para el día del torneo, o quizás lo correcto era simplemente alejarlo cuando estábamos bromeando y su mano tocó mi pierna y yo con mi mirada le permití jugar con mis medias, pero cualquier sentimiento de culpa que tenía en esos momentos desapareció en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca para volver a besarnos.
Lo que nos deja en dónde iniciamos.
Me muevo para acomodarme un poco y es suficiente para que Rin suelte un gemido en mis labios, haciéndome sentir su misma necesidad... Quiero que me toque más, pero no quiero separarme de sus labios para pedirlo. Así que con cuidado comienzo a deslizar su camiseta para quitarla, y él, gustoso, me ayuda a hacerlo rápidamente, dejando ante mí su torso desnudo.
No puedo evitar quedarme mirándolo unos segundos. Sabía que estaba en forma, pero debería ser imposible que se viera tan atractivo, teniendo en cuenta que es un adolescente.
—¿Qué ocurre? —dijo con su sonrisa pilla.
—Nada —sonreí y junté nuevamente mis labios a los suyos, dándole total libertad a mis manos de acariciarlo completamente mientras el beso se vuelve más intenso, y gracias a mi posición puedo sentir perfectamente la reacción que causo en él, y un nuevo gemido por su parte me lo confirma.
Rin no tarda mucho en quitar mi camiseta para dejarme solo en sujetador. Me mira unos segundos y al hacerlo noto como un sonrojo se apodera de sus mejillas.
—Eres preciosa —dice, y antes de que pueda hacer o decir algo, vuelve a besarme con la misma intensidad que teníamos hace unos segundos. Rápidamente sus manos se dedican a acariciar mis pechos.
Juro que si sus besos y caricias no se sintieran tan jodidamente bien, en estos momentos estaría totalmente avergonzada e insegura de que me viera así, pero en mi mente no hay espacio para ningún otro pensamiento que no sea lo bien que se siente el roce de nuestra piel.
Se aparta de mis labios para comenzar un camino de besos desde mi cuello hasta mis pechos, haciendo que me sea imposible no soltar un gemido.
Al parecer mi reacción le gustó lo suficiente para succionar mi piel con mayor intensidad, así que, para igualar la situación, aprovecho mi posición y comienzo a deslizarme suavemente provocando leves gruñidos de su parte, que son suficiente para que comience a llevar nuevamente sus labios a los míos, por ende, yo llevo mis manos a su cabello para profundizar más el beso.
Rin suelta otro gemido y yo tampoco puedo evitar soltar uno, puedo sentir como su mano comienza a deslizarse hasta alcanzar el broche de mi sujetador, pero lamentablemente nos vemos interrumpidos por el tono de su celular.
Rin gruñe con fastidio mientras reposa su cabeza entre mi cuello y hombro, permitiéndome sentir su agitada respiración, que es igual a la mía.
—Adoro tu aroma —suelta de repente haciéndome sonreír.
—Deberías contestar, puede ser importante —le digo a lo que el se queja con un gruñido mientras saca su teléfono del bolsillo de su pantalón.
—Agh, es Samu —dice con fastidio y contesta la llamada—. ¿Qué quieres?
—Ehm... ¿Saber cuánto te falta? No queremos esperar toda la noche, dijiste que no te tardarías en llegar y ya llevas casi una hora y media desde que lo dijiste —alcanzo escuchar a Samu por el teléfono. Veo la hora en el reloj de mi habitación y me doy cuenta de que ya serán las 9.30pm y Rin había quedado con los gemelos a las 9.00pm para probar un nuevo videojuego que habían comprado.
—Sí sí, ya voy, no tardo —sin decir nada más Rin cortó la llamada y lanzó un suspiro.
—Bueno, de todas formas mi madre ya debe estar por llegar, fue bueno detenernos ahora. De haber llegado más lejos... Es mejor no pensar en eso —le sonreí mientras comenzaba a acomodarme para bajar de su regazo.
—Azu... —dijo mientras impedía que me alejara, abrazándome por la cintura—. No me apartes —pidió mientras volvía a situar su cabeza en mi hombro y su respiración golpeaba mi cuello.
—¿De qué hablas? —dije al acariciar su cabello nuevamente.
—Yo... Lo he estado pensando, y no me importa —lo miro sin entender—. No me importa ser tu amante mientras aún tengas novio —suelta despreocupado mientras me mira fijamente.
—¿Qué? —la sorpresa en mi voz es imposible de ocultar—. Rin...
—Ya sé, sé que no quieres estar en una relación si es que terminas con él, y si te soy honesto yo tampoco sé si quiero tener una, nunca he estado en una para empezar. Pero también sé que no quiero no poder besarte, ni acariciarte, así que, creo que sí nos vemos en secreto no sería tan malo, y no tendrías que pensar en nosotros como una pareja, además, nadie estaría pendiente de nosotros ni nos preguntaría qué somos —dijo mientras unía nuestras manos.
—En otras palabras, no quieres que salgamos... Pero sí lo haríamos, solo que cuando estemos solos, así no estaríamos bajo la atención ni preguntas de nadie ¿Eso? —pregunté y el asintió mientras comenzaba a dejar besitos en mi rostro—. No lo sé... Podrían descubrirnos de todas formas —dudo mientras juego con nuestras manos que siguen unidas.
—Sí, pero todo siempre tiene riesgo, si me lo preguntas estoy dispuesto a tomarlo —me sonríe y deja un beso en la comisura de mis labios.
—Bien... Hagámoslo —digo luego de un rato, tomando distancia para que Rin deja de besar mi rostro porque me causa pequeñas cosquillas—. Pero tengo una sola condición —digo y él me mira expectante—. No nos enamoremos.
—¿Qué? —dice con una leve risa.
—No quiero que te enamores, porque ciertamente yo no lo haré, creo que soy incapaz de hacerlo y no quiero intentarlo. Entonces si te enamoras de mí solo voy a lastimarte porque estarás esperando que sienta lo mismo que sientes tú por mí, y comenzarás a odiarme porque no lo hago, y todo se va a arruinar —digo y suspiro—. No quiero decepcionarte no lastimarte... Pero tampoco quiero que me odies en el futuro —tras decir eso evito su mirada.
—Azumi... No voy a enamorarme de ti. Lo prometo —dice mientras toma mi rostro con su mano para hacerme verlo a los ojos—. Si alguna vez siento algo más, serás la primera a quien se lo diga, y podrás terminar todo ¿Sí?... Además, no me importa si la que me rompe el corazón eres tú —me sonrió de una manera tranquila que me hizo sonrojarme un poco.
—Ok, pero antes de que iniciemos esta "no relación" necesito que me des algo de tiempo—le respondo con una leve sonrisa.
—Bien, lo que quieras —me sonríe de vuelta—. Ahora... ¿Puedo besarte otra vez? —pregunta y yo asiento gustosa para que vuelva a unir sus labios con los míos, en un beso mucho más calmado que los anteriores, era dulce.
Apenas nos separamos escucho como se cierra la puerta principal del departamento, lo que significa una sola cosa, mi madre volvió de su cena.
Rápidamente me alejo de Rin en busca de mi camiseta y él hace lo mismo. Sabía que mamá estaría por llegar, ahora tendría que inventarme una excusa para explicar el porqué de que Rin estaba en mi habitación un domingo por la noche. Mierda.
Termino de acomodar mi camiseta y luego mis medias que debían estar un poco más arriba de mis rodillas. Arreglo mi cabello con las manos y estoy lista para acompañar a Rin a la puerta.
Salimos de mi habitación y al llegar cerca de la cocina veo a mamá con un vaso de agua.
—Oh, Azumi —me habla mi madre al verme, pero se sorprende al mirar detrás de mí—. Hola chico que está con mi hija a solas —mi madre me mira tras decir eso, y puedo sentir como Rin, que nunca se inmuta, al menos no ante la mayoría, está algo incómodo.
—Mamá, él es Rintarō Suna, un amigo de mi clase. Rin esta es mi mamá —sonrío intentando disimular mi nerviosismo e incomodidad.
—Un gusto señora Kimura—Rin hace una reverencia breve y mi madre le sonríe.
—Le ayudaba a Rin con unas cosas para mañana, y ya es tarde así que se iba.
—Claro ¿Pudieron cenar algo? —pregunta mi madre, a lo que Rin asiente y yo también—. Bien, entonces espero poder conocerte mejor otro día Rintarō, adiós.
Rin se despide de mi madre y yo lo acompaño a la puerta, una vez fuera del departamento Rin suspira.
—Eso fue extraño, me miraba como si ocultara algo —suelta mientras llegamos al ascensor.
—Sí, mi madre siempre es así, diría que te acostumbras pero no. —reímos y el ascensor llega.
—Supongo que te veo mañana —asiento en respuesta y él entra en el ascensor. Rápidamente le doy un corto beso.
—Ten cuidado en el camino, y no te quedes despierto hasta tarde, mañana hay clases y pasado mañana hay un torneo, recuérdale eso a los gemelos también —él sonríe y asiente mientras las puertas del ascensor se cierran.
Vuelvo a casa y mi madre sigue en la cocina, al verme deja su vaso de agua en la encimera.
—Sabes, recuerdo que en nuestra reciente discusión dijiste claramente que tienes novio.
—Ehm, sí... Lo tengo, todavía —dije en respuesta a su extraño comentario—. Pero como ya mencioné, Rintarō solo estaba aquí porque necesitaba ayuda con algo.
—Ya —sonríe irónica—. Bueno, si debía ayudarte a ponerte la camiseta al revés, tuvo mucho éxito —señaló mi camiseta, y al verla, confirmo que mi madre tiene razón y me da vergüenza volver a ver su rostro—. Azumi...
—Lo se, sé que no está bien, no necesito que me regañes —la interrumpo y vuelvo a mirarla.
—¿Qué? No —se ríe levemente—. Solo quiero aconsejarte, como una mujer que estuvo en tu misma situación... Y como madre ¿Me dejas? —pregunta y yo asiento, sorprendida—. Bien, seguro debes estar estresada porque tus pensamientos son muy confusos ahora mismo, pero déjame decirte que en realidad ya sabes la decisión, solo necesitas hacerla de manera correcta en lugar de hacer lo correcto, porque si no te arrepentirás continuamente el resto de tu vida preguntándote ¿Qué hubiera sucedido?
—¿Cuándo te sucedió a ti? —pregunté, porque mamá y papá jamás hablaban de su relación... ¿Será que su divorcio fue por esto realmente?
—Fue cuando tenía alrededor de tu edad, un poco más adulta realmente. Tenía un novio con el que salimos durante años, creí que lo amaba... Pero lo que nunca te dicen es que, inevitablemente el amor se va desgastando, o quien creías era el amor de tu vida en realidad no lo era —pude notar como una sonrisa triste se formaba en su rostro—. Y durante el verano del último año, conocí a otro chico, trabajaba conmigo en un viejo cine que ya casi nadie visitaba, era divertido, atento, nos entendíamos... Y me enamoré, como una tonta. Supongo que me dí cuenta cuando terminó el verano y nos besamos por primera vez, pero me había olvidado, que tenía un novio, y que teníamos todos nuestros planes.
—Espera, de casualidad ¿Alguno de ellos era papá? —ella asiente en respuesta—. Woah, ¿Cuál de los dos?
—Creo que sería mejor que tú adivines eso.
—Agh, bien... Pero qué sucedió después
—Bueno, a él no le importaba e hizo de todo para convencerme finalmente de dejarlo, porque sí, seguimos saliendo durante todo el verano en el que tu... Mi novio del momento estaba de vacaciones con su familia. Mi plan era dejarlo apenas no volviéramos a ver, ya que no nos escribíamos ni llamábamos. Pero no lo hice.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —me atreví a preguntar.
—Cuando tu... Mi novio volvió, descubrí que él y el otro chico eran cercanos. No eran amigos ni se llevaban bien, pero siempre estarían relacionados, y no podía ser tan cruel, o eso pensaba. Mi primera opción era alejarme de ambos... Y lo hice de a poco. Me tomó un poco más de tiempo dejar a mi novio, por circunstancias que no son importantes ahora. Pero no lo hice, para cuando tomé el valor de hacerlo ya era tarde. Estaba embarazada.
—O sea que... Yo... ¿Papá era el novio al que engañaste? —pregunté y ella asintió en respuesta—. Pero ¿Por qué te casaste con él si amabas al otro? ¿Te volviste a enamorar de papá?
—No, jamás podría volver a ama r a tu padre. Desde que se lo di, mi corazón siempre se quedó con el otro.
—¿Cómo se llamaba? ¿Le conozco? ¿Lo volviste a ver? —tenía demasiadas preguntas, nunca he sabido nada de la vida de mis padres cuando eran jóvenes, y por otro lado, la charla con mi madre se sentía muy amena, como si fuéramos amigas muy cercanas.
—No necesitas saber su nombre, y no, no lo volví a ver, dudo que lo haga, pero sí sé sobre su vida actual, como te dije siempre seguiría siendo cercano con tu padre, lo quisieran o no —iba a preguntar por qué pero mi madre me miró y automáticamente gesticuló un no con sus labios—. No más preguntas, esto es todo lo que te diré de esa historia, no necesitas saber más al respecto, es cosa del pasado —suspiré ante sus palabras—. Bien, al punto que iba con esta historia, es que quiero que sepas que a veces es bueno anteponer tu propia felicidad ante la de los otros cuando de verdad quieres algo, porque si no, te arrepentirás el resto de tu vida, y no es algo con lo que quiero que tengas que vivir.
—Ok ok, tomaré tu consejo, pero dudo que mi vida sea tan interesante como lo fue la tuya —reí levemente en un intento fallido de aliviar el ambiente—. De todas formas, gracias mamá —le sonreí.
—Ahora, un aviso importante. Por lo que ya me dijiste alguna vez, sé que tienes conocimientos sobre cómo cuidarte en tu vida sexual, y me alegra que le tomes la importancia que se merece, así que por favor te quiero pedir que sigas así. Claro, preferiría que evitarás estar a solas con un chico, pero si no puedo evitarlo, como hoy, espero que tengas los conocimientos necesarios sobre el tema —dijo bastante incómoda, cosa que no entiendo, solo estamos nosotras dos, y es un tema que todos conocen o deberían de conocer, en fin, prefiero no decir nada al respecto y solo asiento con la cabeza en respuesta—. Bueno, una vez aclarado eso, me temo que ya es hora de ir a dormir, mañana tienes clases y yo trabajo.
—Tienes razón, buenas noches mamá —me detuve por un momento en el camino a mi habitación, pensé en el progreso positivo que acababa de tener en la relación con mi madre. Pensé que quizás sería lindo darle un abrazo de buenas noches, pero no lo hice.
Seguí mi camino a mi habitación, y mi madre hizo lo mismo. Me gusta la idea de que quizás ella también pensó en darme un abrazo, me reconforta en cierto modo. Puede que no me abrazara porque también sería extraño, como me pareció a mí la idea, después de todo, viendo el tiempo atrás, durante los años que mis padres estaban juntos, ella jamás me abrazó, ni me deseaba buenas noches, siempre fue mi padre, al menos hasta cierta edad.
Me pongo mi pijama y me acuesto, pero los recuerdos comienzan a llegar a mí, recuerdo como mi madre siempre se veía triste cuando yo era pequeña. Pensando en la historia que me acaba de contar, en mi mente solo se forma una conclusión/idea. Yo arruiné la vida de mi madre.
Si yo no hubiera nacido, mi madre no se hubiera tenido que quedar ni casar con mi padre. Por eso nunca pasaba tiempo conmigo cuando era pequeña, porque cada vez que me veía, lo único que podía ver era la razón de no poder estar con la persona que amaba. Me debió de odiar... Y no la puedo culpar, la condené a una vida que ella no quería.
Siento como las lágrimas silenciosas comienzan a humedecer todo mi rostro. No quiero hacer ruido con mi llanto, así que tapo mi boca con mis manos para no hacer ruido, estoy en un punto donde no puedo detener las lágrimas, de la misma forma en que no puedo detener la tristeza en mi interior.
En busca de consuelo, termino por abrazarme a mi misma mientras me convierto en una pequeña bolita humana en mi cama. Entre lágrimas, susurro un inútil "lo siento mamá" a la oscuridad de mi habitación.
No tengo muy claro qué sucedió primero, si me dormí o dejé de llorar. Sea cuál sea, no importa, porque mis ojos seguirán hinchados. Intenté cubrirlos lo mejor posible con maquillaje antes de salir de casa, al menos funcionó con mi madre, que no notó nada, y por ahora no me he encontrado a nadie conocido en el camino a la escuela.
Mi teléfono suena en mi bolsillo. Extrañada lo tomo y veo que es Akaashi, algo que me resulta extraño. Hasta que recuerdo que hoy es el primer día del torneo.
—Buenos días preciosa —dice apenas contesto el teléfono.
—Buenos días guapo —contesto formando una sonrisa.
—¿Ya estás aquí? —pregunta
—Eh... No —respondo en tono obvio
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque el Inarizaki clasificó directo al segundo día. Te lo dije la última vez que hablamos.
—No, no lo hiciste —responde con un tono un poco enfadado.
—Que sí lo hice.
—Creo que recordaría claramente el día que mi novia me dijera que vendría. Pero no lo hago, así que obviamente, no me lo dijiste.
—Bien, ok, como digas. De todas formas no deberías molestarte tanto, porque incluso si no te l hubiera dicho, que no es el caso, solo deberías revisar la información del torneo.
—De acuerdo, no iniciemos una discusión por favor.
—Okay
—Entonces ¿Vienes en camino a Tokio?
—No, voy en camino a clases. Viajaremos durante la noche a Tokio.
—Oh, entonces no te veré hasta mañana.
—Ajá, si sobrevives el primer día.
—Dalo por hecho, sobre todo si Bokuto sigue con los mismos ánimos que tiene ahora —lo escucho reír luego de decir eso.
—Por cierto, mañana... —comencé, pero de inmediato me vi interrumpida por Akaashi.
—Oh, lo siento Azumi, el entrenador nos está llamando, debo colgar. Te amo y te veo mañana —dijo finalmente para luego colgar.
Soy lo peor, estuve a punto de decirle que quiero terminar con él mañana cuando nos veamos. Eso habría arruinado por completo su ánimo y hoy tiene un partido.
Antes de darme cuenta ya estaba dentro de la escuela, y en la escalera al segundo piso estaban los Miya y Suna.
—Oh Azumi ¿No pudiste dormir por la emoción de ser la mánager del equipo que ganará el torneo de primavera? —me preguntó Atsumu muy emocionado.
—No exactamente —respondí.
—Mejor vamos a clase, hoy entregan las últimas calificaciones, que les recuerdo, no podemos fallar por órdenes de Kita —habló
Comienzo a caminar junto a los chicos, en eso Rin se acerca lo suficiente para rozar su mano con la mía. Pensé que lo hizo sin querer, pero al voltear a verlo me da una sonrisa ladina.
Antes de que lleguemos al aula, me susurra un "ven" y toma mi mano para guiarme por las escaleras mientras los gemelos no lo notan.
No sé en qué está pensando exactamente, pero definitivamente no fue su idea más brillante para desaparecer sin que los gemelos lo notarán, de seguro en unos minutos se darán cuenta que no estamos... Si es que no lo notaron ya.
Llegamos al cuarto piso y Rin nos hace entrar a un aula que está completamente vacía.
—¿Por qué nos trajiste aquí? —digo, y Rin toma mi rostro en sus manos para darme un tierno beso que me hace sonreír.
—Quería saludarte como le corresponde a un amante hacerlo. Entonces recordé que las aulas del cuarto piso siempre están vacías por la mañana ya que solo la usan los clubes.
—Un dato interesante de saber —dije burlonamente.
—Bueno, además quería preguntarte si estás bien —lo miro sin entender su pregunta—. Tus ojos. Me atrevería a decir que lloraste —No sé cómo lo hace pero Rin siempre termina sorprendiéndome.
—No, claro que no. Es solo que al ducharme está mañana me ha caído shampoo y agua en los ojos. Estaban peor más temprano —dije tranquilamente la excusa que acababa de inventar. Él me mira sin creerme del todo, pero no pregunta de nuevo—. Creo que de verdad deberíamos volver a a nuestra aula, no se vería bien que perdiéramos clases antes de ir al torneo.
—Hablando del torneo —tomó mis manos y comenzó a moverlas junto con las suyas—. ¿Ya sabes con quién te irás en el bus?
—No lo había pensado, pero supongo que con Kita, o donde sea que alcance asiento.
—Ah —dijo tras mi respuesta, con un tono y mirada de decepción.
—Espera... ¿Acaso quieres que nos sentís juntos? —me atreví a preguntar.
—No... Bueno, no me molestaría que te sientes a mi lado en el bus, si es lo que quieres.
—No lo sé, ¿Tú quieres que nos sentemos juntos? —le pregunté aguantando las ganas de reír, porque dudo que se atreva a pedirme directamente que me siente a su lado, lo sé por el leve tono rojo que han dado sus orejas.
—Yo... —se muerde sus labios un segundo—. Quiero ir contigo ¿Puedo? —dijo mientras desviaba su mirada de mi rostro.
—No lo sé —digo sería, pero me río al instante—. Claro que sí puedes —le sonreí y él me tomó de la cintura desde la mesa en la que estaba apoyado para besarme mientras yo me mantenía de puntillas.
Caminamos a la puerta tomados de la mano para volver a clases, pero ya en las escaleras soltamos nuestras manos para que nadie sospeche nada. Recién en ese momento me dí cuenta de que amaría sostener su mano todo el tiempo.
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𝙷𝚘𝚕𝚒𝚜. 𝙱𝚞𝚎𝚗𝚘, 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊 𝚜𝚒́ 𝚍𝚊𝚛𝚎́ 𝚞𝚗𝚊 𝚎𝚡𝚙𝚕𝚒𝚌𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚊𝚍𝚎𝚌𝚞𝚍𝚊𝚍𝚊 𝚍𝚎 𝚖𝚒 𝚝𝚛𝚎𝚖𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚑𝚒𝚊𝚝𝚞𝚜 𝚓𝚜𝚓𝚜𝚓𝚜.
𝚃𝚘𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚗𝚣𝚘́𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝚕𝚊𝚜 𝚟𝚊𝚌𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜, 𝚊 𝚖𝚒 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚞𝚝𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚒́𝚊 𝚍𝚎𝚜𝚍𝚎 𝚎𝚕 2015 𝚜𝚎 𝚕𝚎 𝚘𝚌𝚞𝚛𝚛𝚒𝚘́ 𝚏𝚊𝚕𝚕𝚎𝚌𝚎𝚛 𝚜𝚒𝚗 𝚙𝚛𝚎𝚟𝚒𝚘 𝚊𝚟𝚒𝚜𝚘 (;´༎ຶٹ༎ຶ') *𝚋𝚞𝚎𝚗𝚘, 𝚜𝚒́ 𝚊𝚟𝚒𝚜𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚛𝚞𝚒𝚍𝚘𝚜 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊𝚗̃𝚘𝚜 𝚢 𝚌𝚊𝚍𝚊 𝚟𝚎𝚣 𝚞𝚗 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚏𝚞𝚗𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘 :')*
𝚎𝚗 𝚏𝚒𝚗, 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚖𝚒 𝚖𝚊𝚕𝚊 𝚜𝚞𝚎𝚛𝚝𝚎, 𝚗𝚘 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒́ 𝚊 𝚖𝚒 𝚙𝚛𝚎𝚌𝚒𝚘𝚜𝚘 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚞𝚝𝚊𝚍𝚘𝚛, 𝚜𝚒 𝚗𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒́ 𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚊𝚙𝚜 𝚢 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚒́𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚞𝚗𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜𝚒𝚍𝚊𝚍, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚎𝚜𝚘 𝚞𝚕𝚝𝚒𝚖𝚘 𝚕𝚘 𝚙𝚞𝚍𝚎 𝚛𝚎𝚌𝚞𝚙𝚎𝚛𝚊𝚎 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚗 𝚊𝚕𝚐𝚞́𝚗 𝚖𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘, 𝚗𝚘 𝚛𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘, 𝚕𝚘 𝚐𝚞𝚊𝚛𝚍𝚎 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚖𝚒 𝚍𝚛𝚒𝚟𝚎 𝚓𝚍𝚓𝚍𝚓𝚜𝚓.
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