Ella estaba tan llena de colores, quizás nadie más lo notaba, pero él podía verla claramente. Después de todo, ambos anhelaban conocer todos los colores del otro.
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—¿Qué hacen aquí chicos? —les dije sonriendo por los nervios.
—Tengo una mejor pregunta —me dijo Akaashi—. ¿Quién es él? —dirigí mi mirada hacía dónde se encontraba la suya, o sea, hacía Rintarō que se acercaba a la puerta.
—Oh, él es Rintarō Suna, bloqueador central del nuevo equipo del que soy mánager —lo señalé una vez que llegó a mi lado—. Rin, ellos son Bokuto y Akaashi, de mi antiguo instituto y equipo, creo que ya te los había mencionado —espero estar disimulando bien mi nerviosismo, no es fácil tener a Rintarō al lado y a Akaashi en frente, sobre todo después de lo que acaba de pasar en mi habitación.
—Ah sí, entonces tú eres el famoso ex novio —dijo Rintarō con su sonrisa de lado.
—¿Qué hay de mí? ¿Qué sabes de mí? ¿También debes conocerme como a Akaashi? —dijo Bokuto emocionado.
—No —dijo Rintarō, y yo le dí rápidamente un leve golpe en el pie al ver cómo la emoción de Bokuto se iba de su rostro, y le dí una mirada cómplice a Rintarō—. No te conozco por Azumi, ya había escuchado sobre el capitán del Fukurodani antes —le agradecí con la mirada el que hubiera entendido mis gestos.
—Así es, soy la gran estrella del Fukurodani, Kōtarō Bokuto. Pero no te sientas intimidado —me fui imposible no reír un poco.
—Todo lo contrario, necesito una foto contigo... En el futuro puede valer mucho —honestamente Rintarō ya no me sorprende.
Mientras esos dos conversaban, yo me quedé con Akaashi en el pasillo de la entrada.
—¿Él es quien te acompañó a casa la otra vez? —me preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
—Sí ¿Cómo sabes?
—Su voz me resultó familiar.
—Oh, claro —dije sin mirarlo a los ojos, mientras trato de pensar en alguna manera de salir de esta situación, que es muy incómoda para mí—. Akaashi, sé que parecerá extraño, pero en serio no esperaba esta visita y tenía planes para hoy, una fiesta de despedida para un jugador del equipo —dije tras finalmente tener una idea, y él me miró asintiendo.
—O sea que... ¿Necesitas que nos vayamos?
—Sí... Pero no te lo tomes a mal, por favor, en realidad me encanta volver a verlos, solo que no es el momento adecuado. ¿Hasta cuándo estarán por aquí?
—No lo sé, Bokuto me trajo, él planeó todo.
—Mmm... Ya veo —pensé durante unos segundos—. Ya sé, qué te parece si vuelven dentro de unas dos o tres horas, te prometo que para ese entonces seremos solo nosotros aquí —le sonreí.
—Bien, veré qué hago para entretener a Bokuto durante ese tiempo —me dijo con una sonrisa.
—Te adoro —dije mientras lo abrazaba por el cuello y él aprovechó para depositar un beso en mi cuello—. No hagas eso, me da cosquillas —dije riendo mientras nos separábamos. Al instante Bokuto y Rintarō se acercaron a nosotros.
