Lazos Perversos [Libro 3]

By FerCmps

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Soy la portadora de malas noticias, un ser despreciado por anunciar malos augurios a las familias, la premoni... More

💛Prólogo💚
1.- El bosque
2.- La sensación y la rabia
3.- El secreto
4.- Los nuevos
5.- Banshee
6.- El intruso
7.- Los Kenner y los Branson (parte 1)
8.- Los Kenner y los Branson (parte 2)
9.- Engañando a la Luna
10.- Las extrañas sensaciones
11.- Las dudas
12.- Licántropos, sacerdotisas y banshees
13.- No entiendo que me pasa con él
14.- Inusual cercanía
15.- Evitar no es sinónimo de ignorar
16.- Aprendiendo y entendiendo
17.- Un poco del pasado
18.- Diversión
20.- El secreto revelado
21.- Calmando a las Bestias y domando a las Fieras
22.- La rabia en la sangre
23.- Entre una cosa y otra
24.- Somos piezas de un juego
25.- El ser oscuro
26.- El lobo solitario
27.- Castille
28.- El club Under the Sea
29.- La teoría
30.- Compañeros
31.- Un acontecimiento poco esperado
32.- Las piezas cayendo en su lugar
33.- La sensación de la incertidumbre
34.- ¿Están perdiendo o los estamos perdiendo?
35.- El quiebre
NOTA DE LA AUTORA
36.- Solo es un hasta luego
37.- Cubrir lo descubierto
38.- Charlar con los muertos

19.- Llegadas (In)esperadas

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By FerCmps

SEBASTIÁN.

—No puedo creer que solo faltan dos dias para que mi bebé cumpla sus veinte años— los brazos de mi madre aun me rodeaban el cuerpo mientras se mecía de un lado a otro.

Siempre se ponía más cariñosa y sentimental de lo que ya era cuando el cumpleaños de alguno de nosotros estaba cerca.

—Lo dices como si no me fueras a ver más, mamá— comenté sobándole la espalda, intentando calmar su sentimentalismo.

—Tu compañera esta más y más cerca de aparecer, cariño, y apenas nos prestaras atención— me acaricio el cabello y las mejillas —. Pareciera que fue ayer cuando te sostenía en mis brazos para calmarte, o te aferrabas a mi cuello cuando tenías sueño.

Sus ojos oscuros comenzaron a ponerse llorosos mientras me acunaba las mejillas con ternura, esbozó una pequeña sonrisa.

—Has crecido tanto, mi Sebastián, y no podría estar más orgullosa del joven en el que te has convertido.

—No podría estar más de acuerdo con eso— papá apareció por la puerta corrediza —. Nos has enorgullecido durante años, compañero, y es bueno saber que la manada quedará en buenas manos.

¡Por la Diosa Luna!, no creí que las palabras de mis padres me afectarían tanto. Andrew Kenner posó su mano sobre mi hombro en un acto afectuoso mientras sonreía.

—Te queremos mucho, hijo.

—Y yo a ustedes, papá.

Gracias a los Dioses los mellizos entraron en la cocina, la verdad es que ya no aguanta la presión que había crecido en mi pecho al escuchar las palabras de mis padres.

Solo me quedaban dos dias para decirles la verdad, para ver la decepción en sus rostros, y la ira también. Aun no sabia como decírselos, y es que no había manera de alivianar la verdad, por mucho que la buscara.

Una parte de mi creyó que hablar con Faith podría haberme ayudado, pues que mejor que una médium para que te aconseje sobre verdades ocultas. Fue una suerte haberla encontrado en la fiesta, pero sus palabras no me dieron mucho consuelo que digamos.

*flash-back*

—Estoy en contra del tiempo, y no encuentro las palabras correctas para decírselos— le dije.

La pelirroja se acercó un poco más, tanto para escucharme mejor como para que yo la escuchara por sobre la fuerte música.

—Y temo que no las hallaras, Seb, porque no hay palabras lo suficientemente buenas para endulzar tu amarga verdad— dijo cerca de mi oído —. En su momento te dije que buscaras las palabras correctas para suavizar la verdad, pero lo que realmente debes hacer es contar tu verdad, sin tapujos ni omisiones.

La miré. —Creo que ambos sabemos en lo que puede acabar eso, sobre todo si...

—Hay cosas es esta vida que no podemos cambiar, como la muerte— el poder de sus palabras me causó escalofríos —. Tendrás que dejar que el destino siga el curso que ya tiene predeterminado, muy a nuestro pesar, sus decisiones pueden alterarlo por completo y transformarlo, pero eso solo lo descubriremos sobre la marcha, no ahora.

—¿Ustedes las médiums no se cansan de saber exactamente que decir? — mi comentario la hizo reír.

—La verdad no— vimos como el resto de las personas que la acompañaban se acercaban. Reconocí a Colin y Kendrick —. Estar siempre a tres pasos adelante que el resto puede ser muy divertido.

Solo espero que en el momento que la verdad salga de mi boca, logremos mantener todo bajo control.

—Vaya, aquí huele a sentimentalismo — soltó Axel observándonos, hizo un gesto dramático de indignación —. ¿Han tenido de nuevo un momento familiar y no me han incluido?

—Sigo preguntándome de donde saliste tan dramático— mamá lo miró con una sonrisa.

—Definitivamente de tu familia— soltó papá por lo bajo, lo cual no impidió que todos lo escucháramos.

Todos comenzamos a reír al ver como mamá y papá se debatían cual de las dos familias era la más dramática, lo que termino en un acuerdo mutuo, por ahora.

Papá cambio de tema, volviendo el ambiente un poco más serio. Había estado tan inmerso en mis problemas que había olvidado todo el asunto de la criatura, y vaya que había tenido avances, pero ninguno a nuestro favor. Seguía atacando personas y sobrenaturales que se internaban en el bosque, al parecer las autoridades de Appleby había mandado pedir ayuda a las ciudades más grandes, por que sospechaban que el responsable de todo esto era un animal salvaje, y querían darle caza.

Para mi mala suerte el buen ánimo que había tenido se desvaneció por completo cuando nuevamente salió a tema mis veinte años, mis padres estaban completamente emocionados al igual que Axel, el cual estaba ansioso por conocer a la que seria la mujer que me acompañaría para toda la vida, pues todos apostaban que llegaría el mismísimo día de mi cumpleaños, además de que la manada también ansiaba a conocerla. Kira era la única que no opinaba del tema, pues ella sabia mi secreto, y a pesar de haber guardado silencio durante todo este tiempo, sabia tan bien como yo que la hora de la verdad estaba a la vuelta de la esquina.

La pelinegra se inclinó para susurrarme. —Sabes que voy a apoyarte, que no estás solo en esto.

Le sonreí. —Lo sé, Kiki.

—Y estoy segura que nuestros padres también te apoyaran, igual que siempre. Ni hablar de Axel, sabes que eres su ejemplo a seguir y no hay forma de que te dé la espalda.

Nunca he dudado del amor y apoyo incondicional que nos tenemos como familia, y sé que no lo perderé, pero la decepción y la rabia que sentirán cuando les diga la verdad es algo que no podre evitarles.

—Lo sé, hermanita— le rodeé los hombros con un brazo y le besé la sien.

Después de escuchar un poco más de su conversación, les dije que saldría a caminar, que necesitaba despejarme un poco a solas. Papá se lo adjudico a los nervios antes del gran día.

Al salir de La Cabaña, sentí que mis pulmones recibían todo el oxígeno que no había logrado obtener dentro. La presión en mi pecho seguía presente solo que ahora no estaba tan asfixiante, pero los pensamientos que me estaban invadiendo no eran la mejor ayuda para hacerla desaparecer.

Appleby se encontraba atestado, la verdad nunca me había puesta en plan de recorrer el pueblo, prefería mil veces estar en el bosque, pero creí que los ruidos de la gente y los autos me ayudarían a no concentrarme tanto en mis pensamientos. Para ser un lunes y feriado, el centro del pueblo estaba bastante concurrido. Tal vez no todos descansan en sus casas o hacen viajes cuando hay fines de semana largos.

Sin darme cuenta llegue al callejón donde había acorralado a Hallie por primera vez, una pequeña sonrisa se me escapó de los labios. Desde el momento que compartimos en viernes en ese pequeño baño, las cosas entre nosotros estaban más abrasadoras, sugerentes y divertidas, no tenia como explicarlo, pero algo de su toque me quemaba la piel y su olor se me estaba volviendo curiosamente más fuerte y embriagador. Tal vez me estaba gustando más de lo que creía.

*Flash-back del sábado*

—¿Cómo es que convenciste a tu madre de salir un sábado? — pregunté mientras las manos de la chica me rodeaban el cuello.

—¿De verdad quieres hablar de eso? — preguntó ella alejando su cara de mi cuello.

Sin previo aviso la tomé de los muslos, para que me rodeara las caderas. —¿Tu qué crees?

—Creo que deberíamos de haber hecho esto hace mucho tiempo— la chica pegó sus labios a los míos, la acorralé contra el tronco de un árbol.

Si, definitivamente me estaba gustando más y más.

Me detuve frente a una pequeña tienda de artículos de "hechicería" de la zona, las típicas de cada pueblo donde te venden talismanes para alejar las malas energías, minerales, inciensos y supuestos brebajes o ungüentos milagrosos. Si tan solo supieran que todo lo que venden aquí esta tan errado como su concepción del mundo que los rodea.

—Dudo que puedas encontrar algo para ti en esa tienda— dijo alguien a mi espalda.

No puede ser.

—¿Qué te hace pensar eso? — me giré para mirarle de frente, a pesar de que estábamos a unos dos metros de distancia.

—Llámalo intuición de "bruja"— sonrió —. ¿Sorprendido de verme aquí?

—las entradas dramáticas y las visitas inesperadas siempre han sido lo tuyo, Amelie Steinfield.

La castaña rio y corrió los pocos metros que nos separaban, rápidamente la recibí en mis brazos, alzándola del suelo. Creo que nunca había estado tan feliz como aterrado de ver a mi prima. Giré sobre mi eje un par de veces antes de volver a dejarla en el piso, cuando estuvimos frente a frente, volvimos a abrazarnos, solo que esta vez como "personas normales". Noté como muchas de las miradas de los pueblerinos estaban sobre nosotros, o, mejor dicho, en Amelie.

—Te extrañe, Bestia— dijo contra mi hombro.

—Y yo a ti, Fiera— aparte algunos mechones de su cabello de mi cara —. Creí que llegaban el martes en la tarde.

Nos separamos.

—Rainer quiso llegar antes, creyó que asi tendríamos un poco de tiempos de primos antes de que me cambies por tu compañera— dramatizó para después arreglarse el cabello.

—Estas igual de dramática que Axel— solté riendo —, y sabes que siempre seremos el duo problemático. Aunque, tú ya tienes a Rainer para meterte en problemas.

—¿Tengo que recordarte que mi novio y tu hacen complot en mi contra? — no pude evitar carcajear al recordar como la molestábamos.

—¿Qué puedo decir?, mi cuñado y yo nos llevamos de maravilla— me encogí de hombros, par de idiotas, la escuché decir por lo bajo —. Y hablado de cuñados, ¿Dónde está Rainer?

—En tu casa, llegamos y no pensé que no te encontraría ahí— explicó la hereje —. Kira me dijo que viniste a caminar al pueblo y decidí venir a darte la sorpresa de mi esplendida presencia y compañía.

—Vaya honor me has dado, Gabriela— Amelie me empujó el brazo, apenas logró moverme.

—Bien, ahora— enganchó su brazo al mío —, quiero que me cuentes todas tus aventuras en este pequeño pueblo.

—¿Aparte de todo lo que ya te he dicho en nuestras llamadas?

—Seb, ambos sabemos que tienen muchas cosas ocultas— me tensé ante sus palabras.

¿Será que ya lo sabe?, no, no lo creo.

—¿Crees que oculto algo, prima?

—Sé que lo haces— su mirada se volvió maliciosa y divertida, eso nunca es bueno cuando se trata de ella —. ¿Te suenan las palabras: banshee o rubita?, o más simple, ¿te suena el nombre de Hallie Branson?

La miré sorprendido. — ¿Cómo es que sabes de ella?

—No eres el único que tiene hermanos realmente chismosos— sonrió. Esa sonrisa burlesca tan característica de los Steinfield —. Axel y Kira sueltan la lengua muy rápido.

Esos mocosos metiches, ¿Por qué no me sorprende?

Amelie comenzó a caminar en dirección al bosque, llevándome con ella. Una vez inmersos entre los árboles, dejé que la tranquilidad de este me llenara, o por lo menos lo intenté.

—Vamos, que siento mucha curiosidad por esta Hallie Branson— insistió la castaña.

—¿Y eso a que se debe esa gran curiosidad?, no es tan propio de ti, Fiera.

Amelie me miró por una fracción de segundo, para después seguir caminando.

—A que nunca he conocido a una banshee— dijo con simpleza —, y que debe de tener algo muy especial para que cinco de cinco Kenner le tengan aprecio tan rápido.

Le conté, desde como la conocimos, como nos enteramos que no se conocía a si misma, la conexión que tenia su madre con mis padres, y como le hemos estado enseñando a controlar sus dones. Preferí ahorrarme los detalles más específicos que habían pasado entre la rubia y yo, no por el hecho de que desconfié de Amelie, más bien es para no tener que dar explicaciones y tener que escuchar nuevamente el discurso sobre que le haré daño cuando aparezca mi compañera. A pesar de que sé que eso no va a pasar.

—Dioses, no puedo creer que haya pasado todo eso y no me lo hayas dicho, Leith— arrugué la nariz al escuchar mi segundo nombre.

—No fue nada personal— le sonreí, ella solo negó.

—Lo que me ha dejado sorprendida es que todavía hay familias que consideran los genes sobrenaturales como maldiciones, no quiero ni imaginar el infierno que debió vivir esa pobre chica con su familia— sus ojos demostraban preocupación y pena. A veces me sorprende que muchas personas crean que Amelie es un ser sin corazón solo por ser una rareza de la naturaleza.

Si vieran que, cuando quiere, puede ser todo un algodón de azúcar. Recalco el CUANDO QUIERE.

—Por lo menos ha tenido el apoyo de su padre y el de uno de sus hermanos— comenté mientras seguíamos avanzando entre los arboles y ramas —, pero sé que le duele no tener el cariño materno que tenia antes, a pesar de que no lo diga.

La hereje me miró detenidamente. —Te gusta, ¿no es así?

—¿Me estas leyendo la mente con tus dones oscuros o qué? — por alguna razón soné más exaltado de lo que quería.

—Primero, sabes que JAMÁS usaría mis dones oscuros en la familia— su rostro se volvió serio y su mirada cortaba como una navaja —. Segundo, no estoy ciega y te conozco bien, primito. Cuando hablas de ella te brillan los ojos, de la misma forma que me pasaba a mí con Rainer.

—¿Pasaba? — la pinché, intentando cambiar un poco su humor, arriesgándome a que se enoje más.

—Bien, todavía me pasa, pero ese no es el tema— se cruzó de brazos —. Esta bien que gustes de ella, no es un pecado y tampoco es que esté prohibido.

Amelie se acercó a mí, tomó mis manos y las apretó. La miré fijamente y ella a mí.

—Entiendo que esto es un conflicto para ti y para ella, pues tu destino la Diosa Luna lo rige, y créeme que, si pudiera, cambiaria tu destino para que estés con la persona que quieras, que fuera tu decisión a quien amar para toda la vida.

—¿Harías eso por mí?, ¿desafiarías las leyes de la Diosa por mi felicidad?

—Por supuesto que lo haría, no lo dudaría ni por un segundo —sonrió levemente —. Eres como mi hermano, Seb, y siempre has estado para mi cuando lo he necesitado, incluso más. Por ti y por toda la familia desafiaría a todos los Dioses y más. Siempre.

Tiré de ella para abrazarla. ¡Mierda!, como detestaba ponerme sentimental, pero esta vez no pude evitarlo. A pesar de que las palabras de Amelie tenían un contexto claro, entre líneas se podía leer otra cosa, algo que los que la conocemos bien saben que puede ser arriesgado y peligroso, y eso era lo que más me preocupaba.

—Gracias por hacérmelo saber— me dije cuando nos separamos—, pero que ni se te ocurra hacer alguna locura ahora, que te quiero aquí para mi cumpleaños.

Amelie solo sonrió por mis palabras y seguimos por nuestra caminata. Cuando divisé la cabaña, escuché los ladridos de un perro hasta que una mancha negra apareció frente a nosotros.

—Veo que me estabas esperando, Dunkel— comentó la castaña haciéndole cariño al pastor alemas en la cabeza.

—¿Dunkel?, ¿este es el perro/demonio de Rainer? — abrí mucho los ojos, había escuchado del, pero nunca lo había visto.

—Aja, decidimos traerlo para estar más precavidos— el perro comenzó a caminar, vigilando cada cierto tiempo si Amelie iba tras él —. Además, que mejor que tener una ayuda extra para cazar a una criatura desconocida.

—Buen punto.

Entramos en el patio de la cabaña. En la terraza estaban mis padres y hermanos hablando animadamente con el flamante novio de mi prima. Rainer Sanderson.

—¡Ja!, Dunkel fue por Amelie igual que un cachorro va por su madre— comentó Axel al vernos llegar.

—¿Y que esperabas?, si Rainer es su dueño/padre desde que era un cachorro, es obvio que debe ver a Amelie como su madre— le contestó Kira con obviedad.

Amelie rodó los ojos y Rainer rió mientras Axel y Kira seguían con el tema sobre sí el pastor alemán era como el bebé, o mejor dicho perrhijo de ambos sobrenaturales.

—Si yo fuera ustedes no mencionaría la palabra con "B"  tan alto— Rainer se acercó —. Es bueno verte de nuevo, Seb.

—Lo mismo digo, Rai— nos dimos un abrazo con dos palmadas.

Vi dos personas salir a la terraza por el ventanal.

—Espero que mis oídos me estén engañando, porque tu y yo ya tuvimos una conversación sobre "más sorpresas" — declaró Aaron Steinfield mirando a Rainer fijamente.

Genevieve Kenner estaba junto a él, con una sonrisa que intentaba disimular debido a la actitud de hibrido.

—Están hablando de Dunkel, papá— le aclaró Amelie —. No hay nada de sorpresas.

—Más les vale.

—No vinimos hasta Appleby para escuchar otro de tus discursos, Aaron— la mujer castaña le tocó el brazo, se miraron a los ojos por unos segundos. Ella caminó hacia mí para abrazarme—. ¿Cómo estas, sobrino?

—Muy bien, tía— le devolví el abrazo.

Después de saludar a tío Aaron, todos comenzaran a hablar de los planes que tenían para mañana, creo que mamá y papá se estaban tomando muy enserio mis veinte años, y eso lo hacía todo más difícil.

—Por cierto, había olvidado comentarles algo— dijo papá, atrayendo las miradas de todos —. El consejo vendrá en un par de dias para hablar sobre el tema de la criatura, y aprovecharemos la ocasión para presentarles a tu compañera, hijo.

¡Mierda, mierda y más mierda!

—Es una buena idea— comentó tía Gen sonriendo —. Que mejor que desde antes vean quien te ayudará a llevar el liderazgo de la manada en el futuro.

—¡Agh!, esos hombres son desagradables. Con sus reglas y métodos tan arcaicos, sin mencionar su desdén para hablar— soltó Amelie mientras Rainer la abrazaba.

—Que suerte que no tienes que lidiar con ellos, Am— Kira y ella compartieron una mirada divertida.

—Creo que los que tienen suerte son ellos por no tener que lidiar con Amelie— habló Rainer, provocando que la castaña lo mirara —. Sabes que tengo razón, preciosa. Tu no les habrías aguantado ni tres palabras.

—Es verdad— soltamos todos a la vez, incluidos tío Aaron y tía Gen.

Todos estallamos en risas.

Si antes creía que todo iba a ser un desastre cuando cuente mi secreto, ahora esa creencia se multiplico por diez. Aquí va a arder Troya, de una forma u otra.

Dioses, si pueden escucharme, por favor, ayúdenme.

HALLIE.

Terminé de cepillar mi cabello mientras no dejaba de tararear en mi mente Baby I, y bailaba de vez en cuando frente a espejo mientras simulaba que el cepillo era el micrófono. Creo que nunca me había sentido tan feliz un domingo. Lancé el cepillo a la cama y seguí con mi concierto privado mientras las imágenes de lo que había pasando en los dias anteriores pasaban por mi mente.

*Flash-back del domingo*

—Me gusta tu pelo— dije mientras pasaba los dedos por las hebras castañas y sedosas.

Seb sonrió, apretando su agarré en mi cintura—. ¿Solo mi pelo?

—No, también tus ojos.

El licántropo me agarró mejor de los costados y giró, dejándome debajo de él. Sin dejar caer todo su peso sobre mí; sus manos agarraron mis muñecas, dejándome atrapada contra el suelo de madera de la casa del árbol.

—Siempre dando buenas respuestas, rubita— sus labios rozaron los míos.

—Lo bueno es que sabes como callarme— me besó con fuerza, mordiendo mi labio inferior.

Ya sé que no debo de crearme tantas ilusiones con Seb, pero no me arrepiento de los momentos que hemos tenido. Dioses, ¿no podían haberme hecho esta situación más fácil?, mínimo que besara mal o que su toque no me quemara la piel. Sebastián Kenner me gustaba más de lo que me llegue a imaginar.

Tocaron a la puerta.

—Adelante— dije y Dorian apareció en detrás de esta.

—¿Desde cuando estas tan feliz por estar castigada? — preguntó apoyándose en un costado del marco.

—Solo desperté de buen humor— me encogí de hombros.

—¿Estas segura que no tiene que ver con algo o alguien? — levantó una ceja. Su pregunta me hizo quedarme quieta por unos segundos.

Nunca he entendido como lo hace, pero Dorian siempre parece saber los secretos que cada uno de nosotros oculta. Desde que era pequeño, parecia conocer lo que intentábamos ocultar, pero nunca lo decía, simplemente te hacia entender de manera indirecta que ya sabía tu secreto. Dorian es un condenado inteligente de quince años.

—¿Insinúas algo, hermanito?

—Mucho y poco a la vez, pero me has respondido sin darte cuenta, Hallie.

Lo miré confundida, estaba por preguntarle de que hablaba, pero la voz de mi hermana menor me lo impidió.

—¡Hallie!, Sadie y Val están aquí— Annie se paró cerca de Dorian.

El rubio miró a la más pequeña de la familia por una fracción de segundo para después volver sus ojos a mí, una pequeña sonrisa entre burlesca apareció en sus labios y se fue por el pasillo hacia su habitación.

Dorian sabe algo, tal vez mucho, y eso no es bueno. Tengo que encontrar la forma de averiguar que es lo que sabe, además de tener mucho más cuidado.

Miré a Annie, la cual parecia estar más concentrada en su álbum de stickers que otra cosa. —Annie, ¿mamá esta de humor para dejar a las chicas pasar? — le pregunté.

La rubia levantó la mirada. — Yo creo que sí. Les abrió la puerta y las hizo entrar.

—¿Les podrías decir que vengan a mi habitación?

No me apetecía bajar las escaleras y tener que cruzarme con Janine Branson y su mirada molesta. La niña de diez años lo pensó un poco antes de contestar.

—De acuerdo, pero ¿me comprarías otro sobre de stickers para mi álbum? — me dio una sonrisa, una sonrisa tan linda que te hacia imposible decirle que no.

—Trato hecho— le guiñe el ojo. Annie corrió para ir a hablar con las chicas.

Tres minutos después mis mejores amigas estaban entrando a mi habitación, estaban bastante calladas, lo cual me extraño. Parecia que tenían muchas cosas que decir por sus expresiones, pero no sabía cómo interpretarlas, al parecer tenían bastantes emociones entrelazadas.

Val cerró la puerta detrás de ella. —¿Cómo estás?

—Bien, ¿Qué cuentas ustedes?, ¿Qué las trae a mi casa con esas caras?

—Bueno... nosotras... la verdad es que no se como decirlo— comentó Sadie, se sentó en mi cama.

—Ni yo, de hecho, ni siquiera sé cómo debería sentirme— le siguió Val, pasándose las manos por el cabello.

—Chicas, me están asustando, ¿Qué ocurre?

Las miré a ambas, pero ellas simplemente no contestaron. Mi intuición me decía que algo no estaba bien, pero no era precisamente sobre alguna de ellas, lo que me confundió más.

—Oigan, saben que entre nosotras podemos hablar sin temores— les recordé.

—¡Agh!, es que te hemos visto tan feliz con Seb en estos dias, y no queremos arruinarte eso— explotó Val, mirándome —. Hace mucho que no te veíamos con esa sonrisa en los labios y los ojos tan iluminados, rubia. Pareces otra persona cuando lo tienes cerca.

—No veo como podrían arruinarlo.

—Vimos algo que, definitivamente, va a arruinarlo— Sadie palmeó el lugar junto a ella.

Me senté junto a ella, Val tomó la silla de mi escritorio y la colocó delante de nosotras para después sentarse. La pelinegra tomó una de mis manos.

—Estábamos en el pueblo, recorriendo la plaza— comenzó —. Val quiso ir por un helado, asi que caminamos a la heladería, ahí fue cuando vimos a Seb, estaba en la calle del frente, mirando la vitrina de la tienda de la señora Foster.

—Habíamos escuchado rumores, ya sabes que este pueblo tiene orejas en todas partes— prosiguió Val —, rumores sobre que habían llegado nuevas personas a Appleby, y que estaban en la casa de los Kenner. Creen que tienen mucho dinero, pues los vieron entrar al pueblo en dos autos, un Camaro y un Bentley.

¡Mierda!, esos tipos de autos era imposible de verlos en Appleby.

¿Qué tiene que ver eso con mi estado de ánimo? —les pregunté, sin entender el punto aún.

Sabía que mañana es el cumpleaños de Seb, y asumo que tal vez sus abuelos, primos y más amigos querrán venir a verlo, además de algunos integrantes de la manada, o quizás de otras, la verdad no sé cómo serán los cumpleaños de los licántropos, sobre todo si son como príncipes de esa especie.

Sadie se aclaró la garganta. — Que cuando vimos a Seb, él no estaba solo, estaba con una chica.

La espalda se me tensó por completo. ¡Ya, Hallie!, primero escucha, después saca conclusiones.

—Parecían estar hablando, estaban unos pasos de distancia— continuo la pelinegra —. Pero de un momento a otro la chica corrió hacia él, y Seb la recibió con los brazos abiertos y la levantó.

—Fue como ver una escena de película, cuando dos personas se reencuentras y tienen de esos abrazos donde el chico da vueltas con la chica— agregó Val haciendo una mueca.

—¿Y eso hicieron? — me atreví a preguntar, aunque no estaba segura de querer saberlo. Ambas asintieron.

—Estuvieron abrazando por un buen rato, y se les veía bastante felices juntos, como si fue el mejor momento de su vida. Después los vimos irse juntos al bosque.

Algo dentro de mi dolió, pues solo un pensamiento se me venia a la mente con lo que me habían dicho, la compañera de Seb había llegado, ya se han encontrado.

Desde que Seb me había explicado bien que era el lazo de los licántropos, supe que lo nuestro, esa química y atracción que surgía entre nosotros no iba a ser duradera. Como él había dicho, la Diosa Luna les escribía un destino a los suyos, les daba de compañeros a personas que los complementaran, y al parecer, yo no soy el complemento ni destino de Sebastián Kenner.

Sabia que seguir con Seb significaría que me rompería el corazón, pero no me importó, pues yo quería y quiero estar con él. Y ahora tengo que afrontar la verdad, que lo nuestro se terminó y que todo va a cambiar, a pesar de que él dijo que no lo haría.

Un nudo se instalo en mi garganta. —¿Y... y como era ella?

—Ay, rubia, no te tortures así— pidió Val, tomando mi mano —. ¿Qué importa eso?

—Quiero saberlo— las miré consecutivamente—. Por favor.

¿Estoy siendo masoquista? Sin duda, pero de verdad quería saber por la boca de mis mejores amigas como era la chica que pasaría la vida con Seb. Necesitaba saber.

—Era castaña, como de nuestra estatura y... bonita— soltó Val con simpleza, compartiendo una mirada con la pelinegra.

Con mi mano libre le tomé la mano a Sadie. —Vamos, bebé, dime como era la chica —le di mi mejor cara de súplica, esperando que diera resultado.

Sadie me miraba sin saber que hacer o decir, sé que la estoy colocando en una difícil posición entre decir la verdad, aunque me duela, o ser una buena amiga e ignorar mi petición. Apreté un poco su mano, poniendo cara de cachorro abandonado.

—¡No, Hallie! No me hagas esto— se levantó de golpe de la cama. Sadie no es muy buena controlando sus palabras cuando la presionan.

—Entonces dime como era.

—Per...

—Por favor, Sadie. Dímelo.

—¡Mierda, era hermosa, con mayúsculas y exclamaciones! — explotó —, parecia que brillaba de lo hermosa que era, como una diosa o ninfa de las historias griegas. Nunca en la vida había visto a una chica asi. Por chicas como ella es que reafirmo aun más mi bisexualidad, porque ¡Dios! Estaba buenísima.

Fingí que las palabras de Sadie no me habían afectado, aunque me habían pegado más fuerte de lo que pensé. Nunca dudé que la compañera de Seb seria bonita, pues algo que noté el viernes, durante la fiesta, es que los licántropos en general tienen un atractivo bastante notorio. Pero saber que la chica superaba por completo con lo que había pensado, era peor.

—Es verdad, con solo verla pensarías que es modelo, o actriz de Hollywood— habló Val en tono triste —. Creo que no hubo nadie en el pueblo que no la volteo a ver.

—Y el que diga que no, está mintiendo. Una chica asi no se ve todos los dias— soltó Sadie rápidamente, arrepintiéndose al instante —. Perdón, lo siento, lo siento, no quise decirlo.

—Está bien— fingí una sonrisa. —Yo les pedí que me dijeran como era.

—Pero que sea muy hermosa es lo de menos, Hallie— Sadie volvió a sentarse a mi lado —. Tú también eres hermosa y vales oro, y si Seb no es digno de verlo, pues se lo pierde.

—Es verdad. Tú, rubia, eres increíble, desde los pies hasta la cabeza— Val apretó mi mano —. Estamos aquí para ti, siempre.

—Gracias— tiré de las manos de ambas para abrazarlas.

Necesitaba con urgencia sus abrazos y palabras de ánimo.

Sabia que el dolor en mi pecho no desaparecería de la noche a la mañana, y que no era culpa de Seb ni de esa chica, y tampoco era mia por haberme fijado en él, simplemente paso. Culparlo a él seria lo más sencillo; y lo correcto, a los ojos de mis amigas, pero él no tiene control sobre quien será su compañera, además yo sabia donde me estaba metiendo, tenia claro que cuando la elegida apareciera, toda esa ilusión que habíamos creado durante estos dias se desvanecería, y que dolería.

Las chicas se quedaron cerca de una hora conmigo, dándome ánimos y despotricando contra el castaño. Me costo hacerlas entender que, a pesar de si había sentimientos entre nosotros, no éramos pareja oficialmente y por ello no había un compromiso real. A pesar de que ellas dijeron aceptar mis palabras, mi intuición me decía que no me creían una sola palabra, que a pesar de que lo nuestro no tuvo una etiqueta, eso no quiere decir que no hubiera un mínimo de respeto. Cuando se fueron, sentí el peso real de todo, que todo lo bonito llega a su fin, y que mi final con Seb era este. Las lágrimas cayeron por mis mejillas sin que me diera cuenta, haciendo más evidente el dolor y la tristeza que estaba sintiendo en el pecho.

La puerta de la habitación se abrió.

—Oye, Hallie ¿crees que... ¿qué te paso? — Jason se acercó a mi con el gesto preocupado.

—Ella llegó— logré decir entre sollozos.

—¿Ella?, ¿Quién es ella? —

Jason se sentó junto a mi en la cama y con sus pulgares comenzó a limpiar mis lágrimas. Quería decirle a que me refería, pero mis sollozos no me dejaban, parecia que el dolor se había intensificado.

Lo miré a los ojos, esperando que con eso lo entendiera. Su expresión cambio —. Oh, "esa" ella.

Gracias a los Dioses le había contado de mi situación con Seb antes, y a pesar de que Jason no estaba muy de acuerdo con mi decisión, porque no quería verme lastimada, no se interpuso.

—¿Qué vas a hacer ahora, Hallie?

—Llorar y afrontar que... la realidad que intente ignorar... me golpee en la cara— dije entre sollozos y sorbidos.

El encanto de los Kenner pegaba fuerte. Y si mi madre estuvo tan enganchada de Andrew como yo lo estoy de Seb, entiendo por qué le dolió tanto cuando la dejo por Kate.

Una vez leí que cuando sientes que tienes el corazón roto es una buena señal, porque significa que intentaste algo importante, creo que ahora más que nunca entiendo esa frase.

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¡Santa mierda, solo queda un capítulo para el fin de la primera parte! ¡AAAHHHH!

En fin, dejando mis nervios y mi emoción de lado, hola, ¿como están?, ¿como me les trata la vida?

Yo emocionada, nerviosa, entusiasmada, ansiosa y un tanto preocupada, fuera de eso, todo bien jskajska. Llegaron Amelie y Rainer, y eso solo puede significar una cosa, esto se pondrá bueno muajajajajaja. Ahora que lo pienso, también sufro por Hallie, mi pobre estrellita piensa algo que no es. Si tan solo supiera que "ella" es su prima. Pero bueno, cada una con su tema ¿no?

¿Teorías?, ¿preguntas?, ¿crisis por querer saber que pasara?, jksajkas, cuéntenme que les ocurre en sus lindas y bellas cabecitas con todo esto.

¡Mil gracias por leer esta historia!, mierda, aun no me creo que de verdad hice esto, se que es repetitivo que lo diga, pero es la verdad, escribí una locura y ustedes la han hecho crecer y no les puedo estar más agradecida.

¡Besos gigantes!, Fer.

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