FINISH LINE

By DaniTLeon

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El verano ha terminado y ha dejado la vida de Leonel en un total desastre. Los estragos son muchos y ni siqui... More

Prólogo.
01 Una chica rubia.
02 Primer día.
03 Chico diferente
04 Intentos y encuentros
05 No es tu problema

06 Concordia

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By DaniTLeon

Leonel.

Abrí los ojos en el instante en que escuché el espantoso ruido de la alarma puesta en mi teléfono a todo volumen. Dios, me dolía todo el cuerpo como si hubiera corrido 100km la noche anterior y lo único que deseaba era apagar el móvil, volver a cubrirme y dormir por lo menos una semana. Pero lo cierto es que ya había pasado 3 días postrado en esta cama, era hora de levantarme y volver a la rutina, también de llamar a mamá e inventarle una excusa del por qué no he ido a la escuela estos días.

Por fin me estiró para apagar la alarma y comienzo a salir de la cama con lentitud y me dirijo a la ducha, la verdad apesto y necesito urgentemente la relajante sensación del agua caliente deslizándose por tu espalda. Mientras el agua toma la temperatura adecuada comienzo a desvestirme y al quitarme la camiseta del capitán América que traigo puesta suelto un quejido de dolor. Una vez sin la camiseta viene el proceso de cambiar las vendas que cubren mi abdomen y evitó pensar en la razón del por qué tengo estás dos heridas ahora. Al terminar la ducha noto que aún dispongo de al menos media hora antes de que tenga que salir de casa.

Salgo a revisar que la camioneta se encuentre bien de aceite, agua y anticongelante; y después regreso adentro a buscar una sudadera limpia para llevarme, ahí es cuando oigo el sonido del timbre de la casa y ya se quién es.

Daniel, la verdad me cae bien el chaval porque nunca se mete en lo que no le importa, le hablé cuando en el segundo día de clases cuando por accidente al finalizar la jornada pateé su botella por levantarme muy rápido y derramé toda su agua. Agradecí que la mayoría de los compañeros ya se habían retirado del salón y no vieron el incidente. Le pedí una disculpa y buscamos algo con que secar el líquido pero no había nada a nuestro alcance que nos ayudará así que él sugirió ir al cuarto de conserjería a conseguir un trapeador (si hubiera estado yo sólo, simplemente habría optado por quitarme la sudadera y con ella secarlo; sin embargo, no sabía cómo se tomaría el la idea y decidí optar por acompañarlo a conserjería).

Desde entonces descubrí que me gustaba su compañía, y gracias a eso cubrí un poco el miedo de volver a estar solo en la escuela. Pero me sorprendía el hecho de que nunca me preguntó por mi cicatriz, no tampoco por mi familia o el lugar de donde venía. Yo por el contrario si había descubierto que él vivía solo porque sus padres lo corrieron de su casa hace un año; el saber esto me llevo a estar agradecido porque aunque yo estuviera lejos, mamá era la que seguía manteniéndome porque siempre dice que "Estudiar debe es tu única obligación, así que cumple con ella".

En fin, desde hace 3 días Daniel viene cada mañana para confirmar que esté con vida y después cada tarde después de la escuela para ver qué haya consumido algún alimento. Pero nunca pregunta, nunca indaga sobre el cómo termine apuñalado.

-Wow, estás de pie. -cuando me vió en el recibidor ha abierto más de lo considerable los ojos- La verdad esperaba verte moribundo como mínimo otros 5 días

-Tengo que ir a la escuela

-Tienes dos cortes atravesandote el costado ¿Y quieres ir a la escuela? -ironiza- Yo me encuentro perfectamente y la verdad no tengo ni pizca de ganas de ir

Me hago a un lado para dejarlo pasar y nos dirigimos a la cocina

-Desde que te conozco cada mañana has expresado tu inconformidad respecto al tema de ir al instituto -mientras digo esto saco de la alacena un empaque con harina para hot-cakes

-¿Y quién no? La preparatoria apesta

-¿Y por qué sigues yendo? -mi hermano siempre me hacía esa pregunta cuando decía cosas parecidas a las que el mexicano frente a mí está diciendo.

-Porque la necesito. Es decir, mírame, soy un extranjero en un país de blancos al que sus papás no quieren en su propia casa. -lo dice con una pronunciada sonrisa, pero creo que solo trata de disfrazar el sentimiento de infelicidad que encierran esas palabras, después continúa hablando- tengo sólo 2 opciones, me conformo con lo que me depare la vida y termino quedándome en la misma situación para siempre o trato de luchar para conseguir algo mejor

No sé que responder a eso aunque sé que tiene toda la razón y simplemente vuelvo a mi labor de preparar el desayuno. Lo invito a quedarse conmigo y después llevarlo a la escuela en una forma de agradecimiento por lo que ha hecho por mí estos días. Él acepta y después de desayunar partimos rumbo a otro agotante día en el que tendré que ponerme al corriente con los deberes que me he perdido estos días.

Faltan exactamente 5 minutos antes de que comience la primera clase, Daniel va caminando a mi lado por el pasillo principal donde gozamos de una vista panorámica de los jugadores de Béisbol, quiénes van con esas chamarras color azul crema creyéndose más que cualquier otra persona y cacareando sobre su triunfo el fin de semana pasado mientras las chicas los miran embobadas. >>Dios, que cringe. Pero es lo que hay<<

-Oye, ¿Y qué le vas a decir a la chica? -Daniel interrumpe mis pensamientos con si pregunta

-¿Eh? -Sé a lo que se refiere, más bien, a quién se refiere. Pero no sé que responder a eso.- ¿Qué chica?

-La tal Bianca, obviamente -Me da gracia cuando pone sus ojos en blanco- Ya sabes, la que te encontró y amablemente te salvo de que murieras desangrado

-Ah, ella... No lo sé. ¿Qué se supone que le diga?

-Yo tampoco sé amigo. ¿Qué tal un "Oye gracias por salvarme la vida. Eres linda."? -Concluye chasqueando la lengua y mostrándome lo que creo es el ejemplo para poner una sonrisa atractiva

-¿"Eres linda"? Por Dios, hasta ahora es la chica con más mala suerte por aquí, además de fastidiosa. No creo que para mí sea precisamente linda.

No lo digo en el mal sentido pero es que desde que tuve el placer de cruzar palabra con la tal Bianca no ha sido para bien. Empezando porque la semana pasada tropezó y desgraciadamente para mí ensució mi chaqueta con su bebida. Y después de eso, el resto de la semana siguió así, con encuentros en los que descubrí que seguramente es el tipo de chica que por ser carismáticas quieren y necesitan caerle bien a todo el mundo. Pero contrario a lo que muchos piensan, este tipo de chicas sólo son unas arrogantes que se creen con el derecho de meterse en la vida de todos los que las rodean; así que quise mantener la distancia con ella pero ¿Cómo no? Era la que tenía que encontrarme el lunes pasado y luego demostrarme el ejemplo de lastima y caridad en una buena persona llevándome al hospital para que no muriera en medio de un lugar deshabitado y funesto.

Y por más que para mis adentros hubiera estado feliz con que así hubiera sido, sé que hoy y ahora debo expresar mi infinito agradecimiento por su memorable muestra de empatía y la desición de ayudar al necesitado, en este caso, yo.

-Le pagaré por sus servicios, ese será mi agradecimiento

Daniel suelta una carcajada

-No lo sé amigo, si lo expresas así creo que sólo conseguirás hacerla enojar -el brillo de diversión no desaparece de sus ojos y no negaré que le queda bien- hazme caso, yo sé de mujeres.

-No me refiero a eso, es decir, hablo de la gasolina y demás gastos que realizó en llevarme hasta el Kentfield -esa es mi resolución y sólo espero que ella tampoco haga preguntas después de eso.

Pero la verdad es que las cosas fueron un tanto diferentes desde el momento en que entré al salón, empezando porque pensaba encontrar esos ojos color marrón buscando mi mirada al igual que toda la otra semana y más ahora después de los eventos sucedidos. Pero no fue así, ella no me miro ni una sola vez, por el contrario se veía muy animada y concentrada entablando una conversación con la chica pelinegra y otro chaval al que no reconocí, es cierto que yo no presto mucha atención a los compañeros pero estoy seguro de que no lo había visto anteriormente, quizás recién lo cambiaron de salón y cómo no, la tal Bianca ya lo hizo su "amigo".

En fin, el punto es que ella no se percató de mi presencia en ningún momento. Y aunque me fuera difícil de creer, eso me molestó porque es decir ¿Quién no está preocupada por alguien a quien salvó en medio de la nada?

-Ella ha preguntado por ti estos días. -Mi amigo nuevamente interrumpió mis pensamientos- Le dije que te ausentarías un tiempo, supongo que no pensó que regresarías tan rápido

-Que bien, aunque la verdad no es de mi interés lo que ella haga o no haga

-Pues por como te le quedaste viendo, uno pudiera pensar todo lo contrario

-No la estaba viendo

-No, sólo le perforabas la cabeza con tu mirada

Mi intención es rebatirle pero en ese momento hace acto de presencia el profesor y comenzó a impartir su clase.

Media hora después levanté la mirada y nuevamente observé a la castaña que se notaba demasiado concentrada en su libro de texto y de pronto sonrío, como si acabara de recordar algo gracioso, y puedo notar que se le ha dibujado un pequeño hoyuelo en la mejilla izquierda. Realmente nunca la había visto con detalle y desde el "incidente" por el cual terminé en un hospital, no la he vuelto a ver, pero tampoco he salido de casa en tres días. Apenas he salido de mi habitación y no me quejo, eso es bueno, y sobretodo para no toparme con personas con tan mala suerte y tontas como por ejemplo ella.

Para el momento del almuerzo por fin ella voltea y se da cuenta de que sí, efectivamente estoy dentro de las mismas asfixiantes cuatro paredes dentro de las que se encuentra ella. Me voy preparando mentalmente para lo que quiero decirle y dirijo mi mano a la billetera en mi bolsillo, sin embargo y para mí sorpresa ella simplemente desvía la mirada y sale del salón en compañía del mismo tío con el que en la mañana platicaba muy animadamente.

Eso me descolocó.

¿Cómo es que toda la otra semana haya estado molestando como una pulga en diversas ocasiones y ahora me ignore?

Aparte de tonta, rara.

En fin, yo no salí. Decidí aprovechar el tiempo en ir pasando apuntes y tareas en las que me atrasé y Daniel se quedó para hacerme compañía.

-¿Crees que algún día sea digno? -habló de repente él

-¿De qué?

-No me refiero a cargar el martillo de Thor, sino a conocer algo más sobre ti

-¿Cómo qué quieres conocer?

-No lo sé, podríamos empezar sobre el por qué tuve que sacarte de un hospital a escondidas

Era cierto, el lunes pasado agradecí a todos los dioses existentes de tener actualmente a Daniel en mi vida para recuperar mi teléfono y sacarme de ahí, aunque definitivamente no quiero repetir la dificultosa travesía de escapar de ese lugar estando medio moribundo.

-Quizás lo seas algún día

-Si tu me dices en qué problemas estás metido yo te enseñaré un lugar sorprendente algún día

-¿Un lugar sorprendente?

-Así es, sorprendente y hermoso. De esa forma no te arrepentirás de cobrarme algunos de tus secretos.

-¿Por qué piensas que tengo secretos?

-El lunes no te atacaron en un asalto, puesto que tenías tu reloj, billetera y celular. -Comienza a redactarme- Tienes una cicatriz en tu rostro y no digo que este mal, al contrario, te queda... Pero además siempre omites cualquier tema que te relacione de dónde vienes.

-Sólo uno

-¿Sólo un qué?

-Sólo tengo un secreto.

-¿Y me lo dirás?

-¿Tú me dirás por qué te sacaron de tu casa?

-No

-Entonces no

-Genial, somos dos forajidos que se convertirán en amigos desconocidos entre sí -y luego de decir esto suelta un suspiro que a mi parecer lo sacó de una película de amor con drama

-Whoa whoa, ¿Somos amigos? -Juro que no quería hacerlo, pero mis labios soltaron la pregunta así como así

-Ah... ¿No? -puedo jurar que ha desviado su mirada al móvil porque se sonrojo

-Dejemoslo en forajidos -la situación se torno incómoda, así que vuelvo a mi tarea de pasar apuntes

Después del almuerzo, el resto de las clases consumen más tiempo de nuestra vida y al finalizar espero que por fin Bianca se me acerque ye diga algo. Pero nuevamente se va con sus amigos.

Y yo no resisto más la tentación de saber algunas cosas así que mientras nos dirigimos al estacionamiento pregunto a mi compañero forajido

-Y am, oye... -No quiero parecer un chismoso, pero no sé que palabras usar- ¿Quién es el chico nuevo?

-¿Chico nuevo?

Vamos, venga ya

-Sí, ya sabes, el chico que no se ha separado en todo el día de mi salvadora. No recuerdo haberlo visto antes.

Antes de contestar me dirije una mirada demasiado inquisitoria para mí gusto

-Ahh ¿El tal Diego?

-Así que se llama Diego

-Sí, también es nuevo. Pero creo que viene del mundo lugar que ella, puesto que desde que llegó han estado juntos y se tratan con mucha confianza. Quizás sean familia, ya sabes, primos o algo así...

-No sé por qué, pero algo me dice que no es así

-Yo qué sé, no presté mucha atención a su presentación. Pero me recuerda a Hermione Granger

-¿La de Harry Potter?

-¿Conoces a otra Hermione Granger acaso?

-¿Podrías dejar el sarcasmo por favor? -le digo a modo de queja- ¿Y en qué se parece un tipo como el tal Diego a una heroína de guerra?

-Guerra mágica -recalca-. Pues en que como habrás podido notar le gusta estar dando las respuestas en todas las clases. Es un cerebrito o algo así.

Me quedo pensando en lo que me ha dicho y me surge la curiosidad de qué tan cercano es a la chica que evito que quizás muriese, pero una vez que llegamos a la camioneta me ofrezco a llevarlo a casa y cambiamos de tema.

Todo el fin de semana me la paso poniéndome al corriente con las clases y también aprovecho para llamar a mamá y pedirle que saludé a mi hermano de mi parte. Así mismo también me comunico con el abogado para ver cómo van las cosas por allá.

A Daniel no lo veo en esos días puesto que hubo un cambio de horario en su trabajo y tuvo que estar por las tardes ahí presente.

Y sin darme casi cuenta inicia una nueva semana. He decidido tener mi buena acción del día pasando por mi forajido compañero y llevándolo a la escuela, y para mí sorpresa el es muy puntual, así que cuando arribo a su casa, él ya me está esperando en el cobertizo. Creo que por primera vez en lo que llevo aquí he llegado con tiempo de sobra a la escuela. Y eso me da tiempo de esperar a Bianca en el estacionamiento, he decidido que debo darle las gracias y remunerarle las molestias que haya generado hace una semana.

Pero hay un problema: no sé cuál es su auto, es más, ni siquiera sé si tiene auto o viene caminando.

Pasan 10 minutos en los que me aburro soberanamente hasta que la reconozco llegar ¿Cómo no? Con su buen amigo Diego en un Jetta color blanco que para ser sincero mola mucho, pero me enfada por alguna razón desconocida y por la que prefiero no indagar más. Espero a que bajen del auto y cuando ya están a unos pasos de entrar por la puerta principal los intercepto parandome justo frente a ellos.

-Bianca -me tomé el derecho de hablar primero

No pude evitar notar que por unos segundos sus ojos delataron una inconmensurable sorpresa, más luego, inmediatamente cambio su gesto a uno de indiferencia.

-Si dime

Ahora el sorprendido era yo

-¿Puedo hablar contigo?

-¿Ahora? Estamos a punto de entrar a clase

-Aún faltan 5 minutos para que empiece

Y entonces el soberano idiota que ella tenía a un lado habló

-¿Necesitas algo amigo? -y juro que note el tono de superioridad que me dirijió

-De ti nada -listo, el tipo definitivamente me caía mal-, gracias. Pero necesito hablar contigo -y al decir esto nuevamente mi vista estaba centrada en la castaña frente a mí

-¿De qué necesitas hablar? -preguntó haciéndose la confundida

-Del clima -respondí irónicamente

Creo que por una milésima de segundo se lo creyó porque nuevamente sus cejas se alzaron en confusión, sin embargo después entendió que no quería hablar del puto clima

-Pues parece que está nublado, pero ví en las noticias que mañana tendremos principalmente cielos despejados. Las temperaturas oscilarán entre 22°C y 36°C durante el dia

¿Qué? Vaya, sabía contestar

-Joder, ¿Es enserio? Oye realmente necesito hablar contigo puñeteramente ahora

-¿Con esa boca besas a tu madre?

-Ni madre a de tener -y aunque medio giro su cabezota y lo susurró pude oír perfectamente a "Don energúmeno"

-¿Qué dijiste? -le respondí en un siseo volviendo a dirigir mi atención a él

-Creo que fuiste capaz de oírlo -me retó

Y ya no sabía si contestarle o mandarlo a cagar leches de un golpe, pero Bianca se me adelantó hablando

-Ok chicos, ya basta. -¿Chicos? Fue él, él empezó- Leonel, hablaremos en el almuerzo ¿Te parece? Y ahora debemos irnos -se dirigieron una mirada y luego se fueron sin decirme nada más

Estaba furioso por lo que me había dicho el idiota de su amigo, y ahora tenía aún más curiosidad de saber por qué alguien como ella que se ve que no rompe ni un plato y un cretino como él eran amigos. Después de que desaparecieron por el pasillo yo decidí ir a comprar un refrigerio al comedor y mientras me preparaban dos cafés porque decidí llevarle uno a Daniel, el timbre que indicaba que la primera clase ya estaba comenzando sonó; pero la verdad no me importo mucho, decidí que faltaría a la primera hora.

Me quedé ahí en la cafetería sentado en una de las sillas color café caoba que había dispersas y empecé a ver cómo algunos chicos iban a comprar dulces para soportar las clases mientras pensaba que en realidad no decía tantas malas palabras como supongo ahora lo pensaba Bianca. Y de hecho extrañaba darle un beso en la frente a mi mamá cada mañana antes de irme a la escuela y cada noche antes de ir a dormir. La extraño. Y mucho.

Cuando hubieron pasado 50 minutos para que por fin pudiera entrar a la siguiente clase, tomé el café de Daniel puesto que él mío ya me lo había terminado, pagué a una de las encargadas y luego le mandé un mensaje a mamá antes de retirarme a mi aula.

"Hola ma, ten un buen día. Te amo."

-------------***-----------

¿Creen en los malos presentimientos? Yo no, pero cuando a la hora del almuerzo Bianca salió disparada del salón tuve uno y esperé que sólo hubiera salido así de prisa porque quería ir al baño o algo así.

Pero no, ella no regresó al salón y cuando fui a buscarla al comedor y no la vi por ningún lado sospeché que estaba escondiéndose de mí.

La busque por todos lados pero mi búsqueda no rindió frutos, así que me enojé, me enojé porque detestaba a la gente cobarde como ella y ni siquiera sabía por qué razón me estaba evitando... ¿Se habrá enterado? ¿Habrá revisado mi celular hace una semana en el hospital? No, eso no podía ser. Cuando dijo de dónde venía en su presentación el primer día de clases supe que difícilmente los rumores llegarían hasta allá y tampoco pudo usar mi teléfono puesto que él detector de rostros le hubiera tomado una foto si ella hubiera intentado desbloquearlo.

Pero ¿Entonces? ¿Qué le sucedía? La otra semana estaba muele y muele queriendo entablar conversación, pero claro, ahora que ya tiene su grupito de amiguitos ya está contenta la niña y muestra su verdadera cara de presumida y lo suficientemente altanera como para no dirigirle la palabra a un chico que encontró a mitad de la nada, agonizante y herido.

Bien, pues por mí que se vaya a la mierda. Pero no quedaría debiéndole algo. Así que cuando fui a por mi libro de Historia a la camioneta y por fin la ví, sentada en el asiento del copiloto del mismo auto en que la vi llegar, escondiéndose yo supongo de mí, decidí esperarla oculto, de todas formas en 10 minutos iniciaba otra clase y conociendo su afán por llegar a tiempo no tardaba en caminar de regreso al edificio tras de mí.

Y sí, fue así, ni bien transcurrieron 5 minutos la observé bajar del automóvil y admirar su reflejo en un espejo lateral acomodándose su peinado y limpiándose algunas migajas del contorno de su boca; después se aseguró de poner los seguros y empezó a recorrer el camino de regreso por la acera.

-No sabía que eras tan miedosa Bianca -decidí llegarle por detrás y fue algo glorioso para mí ver cómo dió un pequeño salto por el susto que se llevó, al parecer no es atenta al escuchar pasos- Lo que no sé es de qué te escondías exactamente.

Le tomó exactamente dos segundos en volver a reanudar su caminata y ni siquiera se volvio a verme cuando me contestó

-No soy miedosa, no me escondía de nada -ahora se comportaba evasiva

-¿Enserio? ¿Comiendo sola sola simplemente para evitar hablar conmigo?

-¿Acaso me acosas? -Recuerdo esa frase, yo mismo se la dije la semana pasada- No me escondía -Vuelve a recalcar- Diego me compró un refrigerio que me encanta fuera de la escuela, pero lo olvido en el auto y decidí ir a comerlo en él para no hacer doble viaje. Y ya te di suficientes explicaciones, así que dime lo tan importante que tienes para decirme para poder entrar a clase.

¿Un refrigerio que le compró el tal Diego fuera de la escuela? ¿Qué? ¿Acaso eran drogas? ¿Por qué se lo compró? ¿Qué tipo de refrigerios le gustarán? A mi me gustan los emparedados de mermelada y mantequilla, ¿Le gustarán a ella o se le harán demasiado dulces?

-¿Quién es el tan mencionado Diego? Me he perdido de algunas cosas en mi ausencia

-¿No lo recuerdas? Me ayudó a llevarte al hospital cuando... Tú... Ya, ya sabes...

Le pone nerviosa hablar del tema. Estoy a punto de contestar cuando me grita:

-¡¿De eso querías hablar?! ¡¿De Diego?! ¡¿Para eso me has estado molestando toda la mañana?!

Golpe bajo, que yo recordara sólo le hable una vez para pedirle un momento a solas, juro que mi intención era agradecerle de una buena manera.

Sacoe mi billetera del bolsillo trasero de mi pantalón y mentalmente agradezco que si la trajera pues temía haberla dejado en mi mochila.

-No, no quería hablar de eso -abro la billetera y saco los dos billetes de mil, pero en ese momento decido agregarle otro igual de grande- Disculpe usted señorita Bianca, -añado irónicamente- no era mi intención perturbar su excelente día con mi desagradable presencia. Lo que quería era pagarte por las muchísimas molestias que he causado

Y sin más tomé sus manos, las junté y abrí para luego dejar dentro de ellas el dinero

-Por favor no lo comentes con nadie. Era todo

Por su ceño increíblemente fruncido supe que se había enojado, luego abrió la boca pero creo que no sabía qué contestar porque no emitió sonido alguno, así que aproveché su episodio de conmoción y me alejé con dirección a la siguiente clase.

Ya había terminado con ella.

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