BEA
«Relájate, Bea».
Me esfuerzo por sonreír y asentir antes las bromas de Amber y un chico de cabello trenzado cuyo nombre no pude escuchar bien por la música cuando se presentó hace un rato. Es la segunda fiesta de esta magnitud a la que asisto desde que llegue aquí, la primera fue en la que le pedí a Red que me follara. La sutileza de mi comportamiento esa noche quedara en mi memoria por siempre.
Red...
—¿De qué me perdí? —Violet aparece a un lado y mi mirada va hacia el pelirrojo sentado en el marco de la ventana, casi de inmediato, miro hacia otro lado.
No creo que Red sea consciente de lo intensa que puede ser su mirada y toda su aura en algunos momentos. Intento distraerme con las bromas de nuevo, cuando capto movimiento con el rabillo del ojo y vuelvo a mirar hacia la ventana. Red ya no está solo, Black está con él y lo que sea que Red le esté diciendo parece ser serio porque la expresión de Black se endurece y Red se dirige hacia nosotras y entro en un pequeño pánico.
Red camina entre la gente sin necesidad de apartar a nadie, ellos se mueven solos, es el cumpleañero. Ese cabello rojo hace juego con la iluminación rojiza del lugar, su camiseta es blanca y aunque sé que ese es uno de sus colores favoritos, maldigo porque le queda tan bien, hace un contraste seductor con el negro de sus tatuajes.
Quiero actuar natural, demostrarle que no vivo recordando lo que pasó en la camioneta, ni imaginando lo que habría pasado si hubiera entrado a su casa esa noche.
«Relájate, Bea, el remix».
Él se detiene frente a mí y recuerdo que no lo he felicitado así que lo abrazo. Y no sé que cortocircuito en mi cerebro me lleva a molestarlo, a jugar con él:
—Feliz cumpleaños, amo.
Red se tensa y me separo de él para sonreírle a la cara.
—¿Qué? —incito de nuevo y su mirada se oscurece, se carga de lo que sé estoy buscando con mi actitud.
Incitarlo.
Esa es mi especialidad, de hecho, me considero una mezcla entre sumisa retadora y sexual. Me gusta trolear e incitar hasta que me castiguen o me pongan en mi lugar. Sin embargo, tengo que cortar esto porque Red no es mi amo y es su cumpleaños, no quiero hacerlo explotar, o ¿sí?
Black se nos une y lo saludo con una sonrisa de boca cerrada. Él solo asiente. Ni siquiera quiero intentar descifrar a Black. Al principio, de verdad pensé que era un chico transparente con lo que quería, pero luego del sexo no he sabido nada de él. Y siempre está con Violet, siempre.
Me quedo observándolos, Black le pellizca la mejilla a Violet y ella le da un manotazo juguetón. Una sensación amarga me consume y me excuso, diciendo que voy por más bebida, el contenido de mi vaso es Pepsi, pero nadie tiene que saberlo.
Después de volver a llenar mi vaso, subo las escaleras. Explorar es lo único que me queda, no quiero lidiar con Black o Red así que me aventuro en un tour por la casa.
—¿Escapando? —pregunta Amber detrás de mí. Me giro para encogerme de hombros.
—Mucho ruido allá abajo.
—Ven.
Ella me toma de la mano y me guía a una puerta. Entramos a una especie de estudio con muebles café y paredes cubiertas de papel tapiz de rayas blancas y marrones. Es una decoración extraña, sin embargo, por alguna razón, funciona. Un escritorio inmenso yace en el centro y a un lado hay una chimenea apagada. La luz tenue de las cuatro lámparas de las esquinas ilumina los troncos de madera intactos.
—Guao, no sabía que Gray tenía padres ricos.
Amber se lanza sobre el sofá.
—No los tiene, heredaron la casa de sus abuelos.
—Oh, eso explica la decoración.
Amber me ojea con cuidado mientras me impulso con las manos para sentarme sobre el escritorio con las piernas cruzadas.
—¿Estás bien? Sabes que no tienes que estar aquí sino estás cómoda.
Eso me hace sonreírle, aprecio su preocupación.
—Estoy bien, es solo que... no lo sé. No soy mucho de fiestas desde lo que pasó.
Por eso, en la primera fiesta en la que hablé con Red hace meses, no me quedé dentro, la pasé en el jardín. De alguna forma, estar al aire libre lo había hecho mas tolerable.
—Lo entiendo, repito, no tienes que estar aquí.
—Lo sé, no te preocupes.
La puerta se abre de un golpe casi estrellándose con la pared a un lado.
—¿Creen que pueden escapar de mí? —Black entra y se para en medio del estudio—. Jamás.
Amber voltea los ojos.
—¿Qué quieres, intenso?
—Violet necesita tu ayuda con la sorpresa de Red —explica Black. Noto que su atención está enfocada en Amber, no me mira y eso me hace arrugar las cejas. ¿Por qué no me miras?
—Por supuesto.
Y así como así, Amber sale de la habitación, sin cerrar bien. El silencio envuelve el lugar y me quedo viendo la puerta entreabierta sin saber muy bien porque mi corazón ha comenzado a acelerarse.
Estoy sola con Black.
Y por primera vez en la noche, él se gira y finalmente me mira. Y permanezco ahí sentada sobre el escritorio, con él a unos cuantos pasos.
Es la primera vez que estamos solos desde aquella noche, que nuestras miradas se encuentran y que ambos sentimos esta tensión entre nosotros, esa que siempre ha estado ahí desde la tarde de la gasolinera. Black se queda ahí de pie frente a mí. Y me vuelvo muy consciente de como esa franela negra se pega a su torso, a esa piel tatuada que oculta bajo la tela.
El recuerdo de tenerlo encima de mí, entre mis piernas, de agarrarme de su cuello mientras bajaba la mirada para ver el punto donde nuestros cuerpos se unían, como los músculos de su abdomen y brazos se flexionaban con cada movimiento que hacía para enterrarse profundamente en mí.
—Blue.
La voz de Black me saca de mis recuerdos sexuales y la distracción me lleva responder así:
—Es Bea.
No sé porque lo solté, así como así, he mantenido mi nombre oculto porque quería un nuevo comienzo, sin embargo, desde que le conté todo a Amber, he sentido una especie de liberación, de que está bien ser Bea, con mi pasado, con mis luchas y todo el paquete.
Él arruga las cejas y sigo:
—Mi nombre es Bea.
Él se lame los labios, relaja los hombros y sonríe, esa sonrisa típica del Black juguetón. Dios y como lo he extrañado. No me he dado cuenta hasta ahora, extrañaba que me sonriera a mí, que me prestara atención, que recordara mi existencia.
—¿Quieres decir que follamos sin que yo supiera tu verdadero nombre? Guao. —Sacude la cabeza—. Me siento usado a otro nivel.
Bufo porque por supuesto que diría algo así.
—Para sentirte usado, actúas bastante indiferente.
Me arrepiento apenas lo digo. Su sonrisa decae un poco y él se pasa la mano por el mentón.
—He estado un poco ocupado.
¿Con Violet?
Esta vez sí que no lo digo.
—Solo bromeaba. —Me encojo de hombros.
—Tú también pareces estar ocupada.
Eso me toma por sorpresa.
—¿Yo?
—Ya sabes, calmando a la bestia de Red aquella noche. —Sus ojos me observan con intensidad, como si buscara algo en mi expresión—. Estoy bien, por cierto.
¿Eso es amargura en su voz?
—Siempre le preguntaba a Amber por ti.
Era cierto, casi todos los días le preguntaba como mejoraba Black. Él suelta una risita que suena tan amarga como su tono de voz.
—¿Y no consideraste preguntarme a mí? ¿Un mensaje? ¿Una llamada?
De acuerdo, esto no está yendo en la dirección que esperaba. Hago una mueca.
—Tú tampoco me contactaste.
—Porque me habían golpeado hasta casi la muerte. —Él se pasa la mano por la cara—. Pero claro, ¿qué podía esperar de alguien que se va a calmar a otro mientras me deja tirado en el pavimento?
Me congelo porque Black está... ¿enojado? De todas las posibles razones que he intentado darle a su indiferencia, esta es la que menos espero.
—No te dejé solo —defendí porque él tuvo a todos ahí, incluida Violet, en cambio, Red se fue solo.
—Lo que sea, ya pasó.
Y cualquier aire del Black juguetón desaparece por completo. Y frente a mí, está este chico serio y a la defensiva que no he visto antes y de alguna forma, siento que estoy viendo una parte de Black que desconozco.
—¿De verdad estás enojado conmigo? ¿Por evitar que tu mejor amigo hiciera una locura?
—No, estoy enojado porque no te preocupaste por mí en lo absoluto después de eso. Esperé un mensaje, una llamada, algo, una sopa o que sé que yo de tu parte y nunca llegó. Entonces, me quedó claro lo que soy para ti, creo que ni siquiera entro en la categoría de amigo porque por un amigo tendrías la decencia de ver que sobreviviera la noche después de semejante paliza.
No sé que decir porque no me lo esperaba y porque lo entiendo. Es verdad, nunca se me cruzó por la cabeza hablarle a ver como estaba. ¿por qué?
—Yo...
—Ahórratelo, Bea. Las acciones dicen mucho más que las palabras. Ya sé quien está ahí para mí y quien no, solo que me lo creí contigo. Me monté la película yo solo, así que relájate. No me debes nada.
Eso me hace enojar y me bajo del escritorio.
—¿Película? ¿De qué hablas? Tú me follaste y me hiciste a un lado como si nada, no me vengas con cuentos ahora.
—¿Yo te hice a un lado? —Otra risa amarga—. Literalmente te olvidaste de mi existencia después de saber que había sido golpeado.
—Tú ya me estabas ignorando antes de que eso pasara, Black.
—¿Yo? ¿O estabas muy ocupada persiguiendo a Red? ¿Cómo van ustedes dos, por cierto?
—Te estás comportando como un idiota.
—Lo sé. ¡Ah!
Black se da la vuelta y se revuelve el pelo con la mano. Esta discusión es un desastre, no somos nada y aún así ambos nos estamos reclamando como si fuéramos novios. Cuando él vuelve a mirarme, se acerca a mí, un paso y luego otro como si me estuviera dando tiempo de pararlo o de retroceder, pero no lo hago.
—Detesto sentirme así —admite, inclinándose, sus ojos sobre los míos—. Aunque tengo rabia, aún me muero por besarte, subirte a ese escritorio y recordarte lo bien que te hago sentir, lo bien nos sentimos juntos.
Trago y me pregunto que lo detiene y quizás ese es el pensamiento que menos debería tener en estos momentos, pero la verdad también quiero recordar, quiero sentirlo, quiero besarlo.
—Por eso me he mantenido alejado, porque eres una tentación, Bea, porque estar a solas contigo es...
Su mano me acuna la mejilla, el brillo en lo oscuro de sus ojos me deja hipnotizada.
—Ah. —Él baja la mano—. Y porque también sé que quiero más, no solo sexo. Y la prueba de eso es todo este espectáculo que te he hecho.
Sigo sin saber que decir y como la idiota que soy, como siempre hago cuando las palabras no me fluyen, cuando no sé expresarme, uso mi cuerpo. Así que tomo su rostro entre las manos y lo beso.
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Nota de la autora: Corten, corten, ¿qué p#tas fue eso?
Chamas, de verdad que esta gente me tiene toda confundida. Ellos toman el control y yo solo escribo y me dejan pero bien mal. De verdad que sufro con ustedes.
¡6 millones de leídas! Omaigash, quiero agradecer a mi madre, a mi padre, al arcoíris a los teletubis, al colortastico, etc. Muchas gracias por apoyar este desmadre. VAMOS SIN FRENOS. EL QUE TENGA MIEDO A MORIR QUE NO NAZCA, ¿así es el dicho, no?
Nos vemos en las redes para desahogarnos.
Aquí, respetuosamente, expresen sus sentimientos sobre Black y Bea en su discusión.
Chao pescao,
Muakatela,
Ariana G.