GINNA BRADDOCK POV
Cuando llegamos al lugar, el gran departamento de Joseph, estaba apunto de llorar ahora por fin entendía al karma, si yo hacia algo la persona que quería también haría algo, así funcionaba el universo.
Los chicos no supieron que contestar, no sabían que decíamos o al menos eso parecía; recordé enseguida a Ethan huir de nosotras y recobré el coraje para seguir reclamando. Me tiré a un lado de Brust en el sofá y lo tomé del hombro suavemente.
- Solo dime que pasó. - dije con voz quebradiza.
- No paso nada enana, me fui porque me enoje contigo y ya.
- ¡Mientes Robert! - volvió a gritar mi amiga.
Archie comenzó a calmarla.
- Quiero saber, dime.
- Vayamos a mi habitación - dijo cuando notó las lagrimas de Jade - vamos, toma mi mano.
Tomé paso por el pasillo largo, iba viendo su espalda fuerte y pensando en como estaba arruinando mi relación todo por querer un poco de atención de Trevor. Puedo asegurar, que en esos segundos cree una tesis de reflexión bastante larga.
Nos sentamos al pie de la cama, y crucé los pies mientras mordía mis labios para evitar las lagrimas, la causa era fácil de saberla, Brust me quería y yo también a el pero la confusión con Trevor estaba arruinandome.
- Que lindo brazalete - dijo mientras tocaba las piedras moradas de aquella baratija.
- Fue un regalo - limpié las lagrimas que habían escapado - es muy lindo.
- ¿Regalo de Daniel? - nos miramos un rato - esta bien, si no quieres decirme no pasa nada, pero escucha Ginna, no pasó nada el viernes.
- No se si creerte.
- Yo tampoco sé que pensar - suspiró - ¿porque tu desesperación con Trevor?
Me puse de pie y como ya me era costumbre, me dirigí a la ventana para tratar de escapar de mis sentimientos. Brust me siguió y me tomo de la cintura, un beso fue directo a mi cuello y después sus susurros me confundieron.
- ¿Porque si lo quieres estas conmigo?
- No lo sé - quebré la voz de nuevo - ha estado siguiendome.
- Se lo que es eso - susurró muy cerca de mi oreja - el te quiere o solo quiere que estés sola.
- Antes de verte a ti, el ya me había buscado, no tienes nada que ver. - me solté de el.
- ¿De que hablas? - preguntó ceñudo - ¿me usas nada mas?
- Todo lo contrario, yo te quiero de verdad.
Golpeó la pared con fuerza, y después se dirigió a mi con mirada vengativa una mirada suavemente cortadora de corazones, no dejé que me venciera y le volteé la cara por si acaso.
- Solo platicamos.
- ¿Tu y el? ¡Diablos! - se toco la cara - es insoportable.
- Pero no tenía nada que ver contigo aun.
- Bien.. - caminó en círculos - ¿que me dices de Daniel?
Me burlé unos segundos la verdad era que Daniel era un pobre soñador que poco me interesaba como algo mas, negué rápido todas las sospechas que me mencionaba Brust y cuando por fin termino salí de su odiosa habitación, para mi sorpresa Jade y Archie ya no estaban así que me dirigí a la cocina a preparar un café sin ofrecerle uno al doble cara de Brust.
La espuma era inmensa y el vapor que volaba desde la taza me daba la impresión de que mi vida estaba totalmente en paz, la pequeña barrita daba a una ventana gigante de aquel departamento y sentarse ahí para relajarse viendo la ciudad desde arriba era una escapada de la realidad muy perfecta.
- En serio, no pasó nada. - comentó Brust aproximandose a mi.
- Ya no importa - me encogí de hombros - da igual si piensas que puedes hacerme tonta.
- No lo haría, eres mucho como para perderte de una manera tan injusta.
- ¿Ah si? Entonces vas a decirme quien es Ethan.
- Dimelo tú.
Odiaba eso, era tan estúpido que ese tipo de personas existieran que con una cosa que les decías para joderlos ellos te la querían voltear, me moleste mucho con Brust y como yo soy de las que suelen darse la vuelta ante los problemas, en ese momento me quede viéndole de frente, con la frente arrugada y la boca torcida, esperando una respuesta mas obvia. Al ver que no conseguí nada, tome mi bolso y mis llaves de la mesa de centro, pero cuando giré el pomo de la puerta, Brust interrumpió de nuevo.
- Esta bien, me auxilio con la llanta de mi auto el viernes - carraspeó - supe que se conocían y le di un recado para ti.
- Espera, yo no siquiera le hablaba hasta hoy.
- Pues el aseguró ser muy buen compañero de clases contigo.
- Que extraño - cerré la puerta de nuevo - y bien, ¿que decía la nota?
- Una dirección - se sentó - quería que fueras ahí dentro de unos dias, conoceremos a mi madre.
- ¿Tu madre? Ni loca - me reí fuerte - tendrás que ganarte mi confianza, porque con ese chisme de las chicas en tu auto estoy suficientemente confundida.
- Es ridículo Ginna, pero haz lo que quieras. No se si lo recuerdes, pero el viernes defendiste a tu ex novio y hoy te estoy perdonando.
- Ya me voy mejor.
Salí sin despedirme y baje por el elevador, topandome con Joseph en el living del gran edificio aquel, se limitó a saludar con una sonrisa y pude notar la despensa en las bolsas que sus manos sotenían. Me hizo mucho pensar en la independencia que Brust tenia desde hace tiempo, reflexioné sobre porque si le quería estaba siéndole infiel con el cerebro pero como mi cabeza no daba para mas que seguir queriendo a Trevor, no tuve una respuesta concreta.
Llegué a casa con un hambre inminente, Dylan estaba en la entrada con su Psp y unas galletas de chispas en la mano, le arrebaté una y cuando pego un grito de odio, alguien salió de la cocina.
- ¿Pasa algo Dyl?
- ¡Que rayos! - grité lanzando la galleta al suelo - ¿Que demonios haces aqui?
- Lo dejé pasar hermana, prometio pay de limon.
- Mi pay de limon, tu favorito bebé.
- ¡Largate de una vez! - tomé el teléfono de la mesita - llamaré a la policía.
- Hazlo, tu tendrás que pagar la fianza después.
Solté unas lagrimas y corrí arriba, cerré la puerta de mi habitación y después de unos minutos Dylan pasó una pequeña hojita por la puerta "nuestros padres salieron de viaje, estaré en casa de Thomas".
Me empeñé a recargarme en la ventana y llorar un poco mis errores pero Trevor no tardó mucho en subir y golpear mi puerta, insistió un buen tiempo y cuando por fin me acerqué para escucharlo, me pidió sentarme de espalda con la puerta.
- Ahora solo este pedazo de madera nos separa.
- Mucho nos separa Trevor. - suspiré - ¿A que haz venido?
- Cuidar a Dyl, me llamó para pedir compañia.
- El no haría eso, hubiese preferido a Daniel.
- Tienes razón, pero esa es una larga historia.
En realidad todo era una larga historia, tomé el móvil para asegurarme de que la bandeja estuviera en ceros y así había sido. Trevor silenció unos largos minutos y yo comencé a llorar de nuevo, era una estrategia sumamente peligrosa, ya que cuando lo hacía el siempre se molestaba.
- ¡Por Dios! Deja de llorar Braddock.
- Eso no te importa Trevor, largate de mi casa y mi vida.
- No pienso hacerlo, te amo ya te lo he dicho suficiente.
- Y yo te he recalcado el daño que me haces ¿o no?
Asintió con un suspiro.
- ¿Entonces.. que haces aquí aun?
Escuché unos pasos ligeros, las escaleras y al final el coche marchándose sin escrúpulos.
**
Había pasado una larga semana, el instituto era difícil y cuidar a Dylan sola era bastante mas, Jade estaba lejana a mi, Daniel sofocado por las visitas de Trevor y el mismo Brust se había olvidado por completo de mi durante dias.
Esa mañana recorría el pasillo a solas con un frapuccino en la mano derecha, el cabello en cola de caballo me daba una actitud de grande estaba segura de si misma casi todo el tiempo, y ademas no cubría mis ojos al llorar así que me limité a dejar de hacerlo y tomar al toro por los cuernos.
Estaba fallando en mis tareas en al menos cuatro clases, pero la verdad no sabía porque, estaba segura de atinar a todas las entregas, hasta que la oficina del subdirector me dio llamada a medio dia.
- ¿Señorita Braddock? Pase.
- Buenos dias Subdi..
- Con eso basta - tomo una pluma - veamos, ¿sus padres?
- Están de viaje.
- Siempre lo están según sus argumentos.
- Puede llamarlos si gusta - le dije molesta.
- No es necesario, quiero esta carta firmada.. - me entregó un montón de papeles - ah, le pediré una cosa seria, intima. Deje su estrafalaria depresión y venga a la escuela con todo el cuerpo, no deje órganos vitales en su casa - dio unas carcajadas - tiene cara de que no puede con su espiritu.
Salí de la oficina con un pensamiento distinto, todos estaban notando mi perdida de personalidad.
Cuando salí del instituto, mis padres estaban afuera con las maletas dentro de un taxi y la cara de molestia por el sol, subí con ellos y dimos rumbo a casa.
En la sala todo el clima negro había cambiado, lancé la mochila al sofá y me quede viendo una lampara lista para ser interrogada.
- ¿Que pasa?
- Nada mamá.
- El subdirector dijo que..
- Se lo que dijo.
- Entonces - se cruzo de brazos - ¿que te hicieron?
- Nadie me ha hecho nada.
- ¿Trevor o Brust?
La miré extrañada y rompí en lagrimas.