«Día 89 de 365»
Desperté bruscamente y dando un brinco, las terribles nauseas aparecieron, salté de la cama como un ninja (xD todavía no lo supero) y corrí hacia el baño. Levanté las tapas del inodoro y vomité, vomité y vomité. No podía parar de vomitar, estiré la mano para cerrar la puerta y lo hice.
Luego de unos segundos quedé exausta, estaba arrodillada frente al inodoro esperando tranquilizarme un poco, tiré la cadena, no podía seguir viendo eso. La puerta sonó y Hiccup abrió al instante.
— ¿Estás bien? —preguntó con suavidad pero con preocupación.
— Vete —le dije—, ésto es asqueroso.
Hiccup se puso de cuclillas junto a mí y me miró con lástima, sólo dejé de mirarlo para vomitar de vuelta en el inodoro, él apartó mi cabello y lo sostuvo hasta que terminé. Jamás pude evitar lagrimear cuando vomito, hace mucho que no lo hago, de seguro me cayó mal el helado de anoche, sí, eso debe ser.
Me levanté segura de que las nauseas habían desaparecido y de que no volvería a vomitar. Hiccup se hizo a un costado para que yo pasara al lavamanos. Me enjuagué la boca con el agua y me cepillé los dientes, odiaba como quedaba mi boca luego de vomitar. Hiccup tiró la cadena, por suerte no manché el baño ni el inodoro. Él se acercó a mí y me abrazó por detrás, me dio un beso en el hombro.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó.
— Sí —dije haciendo una mueca—, ¿Qué hora es?
— Las tres y media de la mañana —dijo él sonriendo.
— Lo siento —le dije sonriendo apenada.
Él me dio un beso en la mejilla.
— No importa —dijo.
Después de eso, volvimos a la cama. Me puse de costado mirándolo, él sonrió y yo también, estiró su cuello y se movió para poder darme un muy corto beso en los labios. Cerré los ojos mientras sonreía y quedé dormida.
Desperté con pereza ésta mañana, no abrí los ojos, estiré mis brazos a los lados bostezando, abrí mis ojos y giré mi cabeza a la izquierda... Hiccup no estaba. Me levanté y caminé por el corto pasillo, vi a Hiccup en la cocina haciendo el desayuno, él no me había visto ya que estaba de espaldas a mí, así que me acerqué a él a pasos minuciosos y más que silenciosos, entonces le toqué una nalga de su trasero con mi mano entera, él pegó un pequeño brinco y yo me reí de él. Se giró con una espátula en la mano, sonrió negando con la cabeza.
— Mer —dijo nervioso pero aún con su sonrisa— ¿Te sientes mejor?
— Sí —respondí riéndo—, ¿Tú cómo estás?
Jugué con los hombros de su remera.
— Muy bien —dijo pegando su frente con la mía.
Nos dimos un beso que iba a ser mucho mas largo pero se escuchó el aceite rebotando en el sartén, Hiccup se separó de inmediato y se dio vuelta, con su espátula giró un panqueque y yo me reí. Me hice a un lado para que el pasara con el saltén, lo agarró del mango e impulsó el panqueque hacia arriba, éste cayó en el sartén, aplaudí riéndo, Hiccup se mordió el labio mientras miraba atentamente el panqueque y le daba una vuelta más, pero ésta vez lo hizo más alto y el panqueque cayó al suelo, me reí a carcajadas de él y de su cara incrédula. Él me fulminó con la mirada y luego sonrió, dejó el sartén en la hornalla, rodeó mi cintura con su brazo y me jaló hacia él. Paré de reír y lo miré a los ojos, esos putos ojos verdes. Nos dimos un corto pero tierno beso, nos separamos y nos miramos una vez más. Estaba muy enamorada de él.
Desayunábamos los panqueques, yo me había preparado una chocolatada y Hiccup su amado café. La mesa no era grande, era cuadrada, como las que hay en los restaurantes, Hiccup estaba frente a mí y de vez en cuando me miraba cuando él tomaba café. Yo enarqué una ceja.
— ¿Qué pasa, Hic? —pregunté dejando mi taza en la mesa.
Hiccup repitió mi acción y juntó sus manos.
— Bueno —comenzó a lamerse los labios, tal y como siempre hace cuando se pone nervioso, ésto tardará, agarré mi taza y comencé a beber—... yo... ahmm... ¿Nunca creíste que..? agh... ¿Nunca pensaste que podías estar... no sé, embarazada?
Abrí mis ojos como platos y paré de tomar. ¿Qué? ¿Yo? ¿Embarazada? Agarré una cervilleta y me limpié la boca antes de hablar, lo miraba horrorizada.
— ¿Que yo qué? —dije.
— Sí, s-sólo piénsalo —dijo—, los vómitos... ¡Tu apetito! ¿Hace cuánto que no te viene?
— ¿Hiccup que..? agh ¡Eso es personal! —dije enojada.
— Mérida —se puso serio y me miró con los ojos muy abiertos y llenos de temor.
— Agh —suspiré rendida mirando hacia arriba—, dos semanas, faltan unos días para que sean tres.
— ¡Lo ves! —dijo alterado— ¿¡Y si estás...!?
— ¡¿Y SI ESTOY EMBARAZADA QUÉ?! —grité enojada, él se calló al instante mirándome con la boca entreabierta— ¡¿ME VAS A DEJAR?! —pregunté desafiante— ¡¿QUÉ PIENSAS HACER?! —grité enojada.
Me levanté de la mesa enojada, él se levantó a mi vez y corrió hacia mí mientras yo corría de él, corrí al baño y me encerré antes de que él entrara, pegó con su puño la puerta gruñendo enojado y luego soltó un suspiro. Yo me apoyé en la puerta.
— Mérida —dijo estresado—, por favor abre, tenemos que hablar...
Solté un suspiro largando todo mi aire, me relajé y abrí la puerta, él estaba ahí con una mirada desconcertada, miró hacia abajo arrepentido, hice una mueca y lo abracé, él correspondió el abrazo con fuerza, yo acaricié su cabello y froté su espalda. Nos separamos mientras él tomaba mis codos y yo apoyaba mis brazos en los suyos.
— Lo siento —dijo él volviendo a bajar su mirada—, no quería... incomodarte.
Me partía el alma verlo así, tomé su rostro y lo acerqué dándole un beso. Me separé y lo miré a los ojos, tomé mucho aire y lo expulsé por la boca.
— Hey —dije, él levantó la mirada—, si tanto te preocupa... puedo hacer un test de embarazo.
El sonrió con tristeza asintiendo, puse una mano en su cuello y me puse en puntas de pie para darle un beso en la frente.
— Hiccup, no tenías que comprar tres —le dije.
Estábamos en la puerta del baño, él me dio los tres test de embarazo y yo le devolví dos.
— Es para estar seguros —dijo.
— De acuerdo —dije antes de entrar—, pero uno a la vez ¿Si mi vida?
Él asintió y me dio un beso en los labios.
— Te amo ¿Sí? —dijo.
Yo asentí entrando en el baño, seguí los pasos del test y unos segundos después salió la respuesta.
— ¡Hicc! —chillé.
— ¡¿QUÉ QUÉ?! —gritó alterado.
— Negativo —dije.
Lo escuché maldiciendo y me reí.
— Te dije que no estaba embarazada.
Tiré el test en la basura.
— Bueno, nunca hay que confiarle al primero —dijo.
Abrí un poco la puerta y él me dio el segundo test.
Repetí el proceso y miré el test, abrí mis ojos como platos.
— ¡Hiccup! —grité asustada.
— ¡¿QUÉ QUÉ?! —volvió a gritar él alterado.
— ¡Éste dijo 98%! —dije asustada.
Hiccup soltó un insulto, tiré el test a la basura y él me pasó el otro, con las manos temblorosas lo agarré y repetí el prosceso. Cerré los ojos antes de ver lo que decía... solté un suspiro aliviado.
— ¡Mérida! —dijo Hic— ¿Qué resultó?
Me subí los pantalones y mi ropa interior, tiré la cadena, agarré el test con la boca entreabierta y salí del baño sin dejar de mirar el test, Hiccup al verme así abrió los ojos como platos asustado, ahora lo miré a él horrorizada, Hiccup abrió ligeramente la boca y yo no aguanté más estallé de la risa.
— ¡Eres mala! —dijo ofendido.
— Ay por favor —dije entrando al baño y tirando el test— ¿De verdad creías que seríamos padres?
Salí del baño directo a la cocina, Hiccup se encogió de hombros.
— Sí —dijo apenado e hizo un puchero—, hubiese sido muy lindo.
Paré en seco y miré hacia arriba imaginándomelo, Hiccup, yo y un hijito... él me rodeó la cintura y apoyó su pera en mi hombro mientras yo seguía imaginándolo, sonreí con ternura.
— Sí... —dije— hubiese sido lindo.
Giré mi cabeza saliendo de mis pensamientos y miré a Hiccup, le di un corto beso. Me habría encantado llegar a ser madre... pero eso será imposible.
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O quizá no, Mer 7u7
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