Transalterna

By Hitto_

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Maya y Sophie son la misma persona viviendo dos vidas diferentes. ¿Ambas vidas son reales?¿una es un sueño? E... More

Intro
Scielo1
Almarzanera
El chico nuevo
Un tatuaje gratis
Respuestas por parte de un odioso
Mirar alrededor
El fantasma del depósito
Tarde de playa
El ritual de cumpleaños
La fiesta de Maya
Gente indeseable
Guerra en la familia
Secretos íntimos
No salgas del círculo
Estar como en un sueño
En la fila del desempleo
El proyecto Transalterna
Un día espectacular
La peor espía
El chico más peligroso del pueblo
La primera misión
Lazos fraternos
Revelaciones en la montaña
Descubriendo una verdad
El misterio del culto
La cacería
Acechando en la oscuridad
Marcus
La primera cita de Ian
La verdad sobre Marcus
Confesiones entre hermanas
El misterio de Anelise
El espacio interdimensiones
Noche en el Spice club
El nuevo Ian
Consiguiendo justicia
La mansión del círculo
El certificado de pureza
Niña buena
La verdad sobre Dylan
Rescatando a Ian
El secreto de Grecia
El nuevo Aaron
Un giro del destino
Las jóvenes del Círculo
Mis dos padres
Familia
Cómo ocultar un crimen
Thaly
La dimensión T50
Dos años de cambios
La estrella Polar
La partida inconclusa
Alguien en quién confiar
La luna roja
Shifting
Epílogo
Transalterna 2
Guía de entes
Guía de personajes

Saltar de un risco

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By Hitto_


No se olviden de comentar! los quiero!!!

En el recreo tuve que fingir con las chicas de mi curso que me interesaba el tema de Aaron. Él estaba sentado aparte, con mi hermano y el resto de los chicos del equipo de basket. Mis compañeras los miraban de reojo y se largaban a cuchichear.

—Tal vez te lo dijo porque no le gustas. —Fue la conclusión de Sabrina. Lucía se enojó con su respuesta.

—Si no le gusto me lo habría dicho, o inventado otra excusa, decirme que tiene novia le quita las posibilidades con todas.

—Es verdad —consideró Andrea, dándole un trago a la gaseosa que compartíamos.

—¿Qué piensas Maya? Tu hermano es muy amigo de él, ¿no te dijo nada? —me preguntó y disimulé rápido.

—No lo sé, no es que hable sobre él con mi hermano.

—Obvio que a ella no le importa, ya está comprometida y con un universitario. —Sabrina me sonrió y la mirada de todas se dirigió a mi mano, donde tenía el anillo que me coloqué en la mañana. Cada día me pesaba más. Debía decir la verdad pronto o me iba a volver loca. Al menos Steve había cumplido su promesa de no decir nada.

—¡Seguro es una universitaria!—reaccionó Lidia, otra de mis compañeras—. Piénsenlo, es lógico. No esta con ninguna del curso y creo que tampoco con ninguna del curso inferior. Él no perdería el tiempo con alguien de nuestra edad, seguro le gustan las chicas más maduras y ya saben....

—¿Qué? —Sabrina preguntó curiosa.

—Capaz tiene sexo —le respondió casi en un susurro. Las chicas se sorprendieron. Si algo debía admitir es que la mayor parte de mis compañeras de curso, sí eran bastante inocentes y virginales. Tal vez porque Tiago siempre buscaba involucrarse con las que eran un curso superior a nosotras o las hermanas mayores de nuestras compañeras. Cristina era la única excepción y Grecia la primer chica menor que le había atraído en algún momento.

—¿Si lo tiene qué más da? —expresé con tono aburrido.

—Que no está casado —Andrea respondió con obviedad.

—Oye, ¿tú ya lo has hecho con tu novio?—Lucía se emocionó y me preguntó, la atención de todas volvió a centrarse en mí.

—¿Con Steve? No, jamás —respondí nerviosa, mas decía la verdad.

—Si lo haces cuéntame, quiero saber cómo es. —Con su comentario, Lucía se llevó una mirada de impresión de todas.

—Claro, les cuento —dije entre dientes.

—Maya, hay un rumor que me contaron las de quinto. —Sabrina se bajó del respaldar del asiento sobre el que estaba y se puso a mi altura—. Dicen que tu hermano tuvo sexo con Grecia en tu cumpleaños. Por eso le dijo a su padre que no era virgen cuando hubo ese evento con el Círculo. ¿Es verdad?

Miré a todas. ¿Qué decirles? No era de su incumbencia. Ya iba a responder algo así cuando un alboroto en el patio llamó nuestra atención. Los chicos del equipo de básquet se levantaron primero y nosotras los seguimos.

Grecia le gritaba a Paul, quien estaba en el suelo. Liam llegó de inmediato a proteger a Grecia y mi hermano no espero explicaciones, lo levantó del cuello de la camisa.

—Eso es lo que eres, una puta ¡y todo lo saben! —Paul tuvo la audacia de gritarle incluso con mi hermano agarrándolo.

Mala decisión, Tiago lo volvió a sentar de un puñete.

Corrí hacia mi amiga, estaba alterada, con ganas de llorar. Todos cuchicheaban y un maestro no tardó en llegar y mandar a mi hermano y a Paul a la dirección.

—Grecia ¿qué pasó? ¿Qué te hizo?—le pregunté.

—Le dijo a todos en el curso que le ofrecí sexo oral a cambio de dinero y que hice un trío con Liam y tu hermano —explicó en sollozos.

—Es un imbécil, no hagas caso a lo que dice, todos sabemos que quiere fastidiarte porque nunca le prestaste atención.

—Ya lo sé, pero se lo dijo a su madre y su madre se lo dirá a la mía y yo estaré en peores problemas. Ya han hablado de mandarme a un internado.

Liam se unió a mí para consolar a Grecia y tuvimos que separarnos cuando tocó el timbre. Le hice recuerdo a Grecia de vernos después de clases en el mirador. Ella asintió en respuesta, mas no estaba segura de cómo iba a poder verme si es que la habían castigado.

Mi hermano regresó al aula a mitad de la clase de historia, relajado como siempre. A la salida me explicó que su único castigo sería perder los recreos de la semana. Una pelea así, en mi escuela era una suspensión de días, mas el director estaba demasiado contento con la clasificación al nacional.

Llamé a mi madre diciéndole que Tiago y yo iríamos a estudiar a casa de un compañero y le pedí a Aaron y Liam que fueran por separado a nuestro punto de encuentro. Mientras menos nos vieran juntos, mejor. Una vez reunidos, buscaríamos la forma de rescatar a Grecia, a quien su padre había ido a recoger.

Con mi hermano ya nos disponíamos a dirigirnos al mirador, cuando alguien desde un auto rojo descapotable nos tocó la bocina.

No tardamos en reconocer a nuestro padre en ese auto que se veía nuevo.

—¿Papá, compraste otro auto? —le pregunté impresionada. El salió del asiento del conductor, directo a abrazar a mi hermano.

—Sí, un premio para mi hijo, por sus dieciocho años y clasificar al nacional.

La quijada casi se me cae al suelo con su explicación. Tiago no se lo creía, brincaba de la emoción. Mi padre le extendió las llaves y corrió a ponerse tras el volante.

—¿Tiago se ganó un auto? ¿Y qué hay de mi? ¡yo también cumplí años! —me quejé. No solía quejarme por cosas materiales, mas se me hacía tremendamente injusto.

—Tu hermano va a llevarte donde quieras —mi padre me explicó poniendo su mano sobre mi hombro, sin dejar de mirar orgulloso a Tiago—. Lastimosamente debo regresar al hospital, solo quería sorprenderte. —Se agachó a hablarle por la ventanilla abierta—. Felicidades, disfrútalo.

Los chicos que salían de colegio corrieron a rodear el auto y algunos a subirse. Yo seguía indignada. Mi hermano se ganaba un auto por ser hombre. Eso era todo, aunque mi padre no lo admitiera, ya que ni Marina, mi hermana mayor, había recibido uno por parte de mis padres. Coral y Daría estarían igual de enojadas que yo, y capaz mi madre se sumaba, no porque quisiera un auto para mí, sino porque de seguro mi padre lo había comprado para Tiago a espaldas de ella.

Lo dejé disfrutar de su nuevo juguete y le di alcance a Aaron.

—¿Qué pasa? —me preguntó al verme de brazos cruzados.

—Mi padre le acaba de regalar un auto nuevo a Tiago.

—¿Y eso te molesta? Puedo comprarte uno si quieres.

—No necesito regalos estrafalarios, solo es el hecho. Él siempre fue el favorito.

—Tú tienes otro padre en la dimensión T51 y el dinero para comprarte uno propio, mientras que él fue asesinado allá. Déjalo disfrutar —me dijo, y acepté que tenía un punto.

Tiago ocultaba siempre la forma en que se sentía, creo que tenía miedo de mostrar sus vulnerabilidades y estaba segura que saber sobre lo ocurrido en la otra dimensión, lo había afectado más de lo que quería admitir. Yo apenas estaba digiriendo todo el tema: que mi madre había sido asesina, que había tenido una vida en esa dimensión donde también había muerto, que en la dimensión T51 tenía un hermano mellizo que había sido asesinado, que mi padre me había mantenido oculta todos esos años.

Demasiado para tan poco tiempo. Por lo menos no estaba sola.

Aaron aprovechó de besarme. Me había muerto de ganas por hacerlo todo el día. Era agradable, nunca besar a alguien se había sentido así.

—Es verdad, olvidé decirte. Hablé con mi padre y ya sé toda la verdad sobre Dylan. Y no solo eso— lo interrumpí antes de que me pidiera que le contara.

Me separé de él, me concentré y fue más sencillo que la vez anterior, atravesé el velo y aparecí un par de metro más allá, sobre la arena de la playa.

—¡Lo hiciste! —se sorprendió.

—Fue como un metro, gran cosa. —El metiche de Liam tuvo que venir a dar su odiosa opinión.

—Pronto lo haré mejor —le respondí con desprecio—. No estoy fallada, resulta que Amanda me estuvo como sellando todo este tiempo, desde que era niña, para que no me asustara con los entes. Mi padre supo sobre esta dimensión siempre, pero pensó que cuando Amanda me selló ya no podía visitarla.

—Esa mujer no me agrada.

—Tú tampoco le agradas a ella. Al final creo que sí tiene algo de bruja y siente cosas raras contigo.

Nos sentamos en la arena y le expliqué a ambos lo que había descubierto sobre mi pasado, el de mis padres y el de Tiago. A Aaron no le sorprendió; todo cerraba perfectamente.

—Al menos ahora podrás ver las cosas que traes —mencionó Liam—. Y deshacerte de ellas.

—Sí, haré mi trabajo de cazadora de entes, podré teletransportarme a París y veré las estelas para saber quién es o no portal. ¿Cómo haces eso? ¿Desenfocas la vista? —le pregunté a Aaron.

—¿Ver estelas? ¿Crees que vas a poder verlas? —me interrumpió Liam.

—Pues sí, ustedes las ven, ¿no?

—No, solo Aaron. Ninguno de mis hermanos puede además de él. Por eso mi padre lo llevaba a sus viajes cuando buscaba otros portales —me contó y yo dirigí la atención a mi novio, buscando explicaciones.

—Me dijiste que todos podían ver las estelas.

—Pues es obvio que mentí. No todos pueden verlas, pero yo no soy el único. Mi padre dice que algunos portales naturales pueden hacerlo también, no es una habilidad en todos y pensé que a lo mejor tú también podías... Y solo quería fastidiarte volviéndote loca por una habilidad que nunca ibas a tener —expresó con tranquilidad. Me acordé por qué al conocerlo me había parecido tan odioso.

—Bueno a lo mejor sí puedo, Renata me seguirá moviendo los chakras o lo que sea.

—¿Qué son chakras? —Una dulce voz me sorprendió. Detrás de mí estaba Grecia, aún con su uniforme de colegio.

—Grecia, ¿cómo viniste? Pensé que tus padres te tendrían encerrada —le pregunté.

—Pues sí, me encierran como todos los días, y escapé como hago todos los días. Me dijiste que teníamos que hablar y aquí estoy.

—¿Cómo escapaste? —le hice mi pregunta con sospecha. Ella frunció los labios y los movió de un lado al otro como hacía siempre que pensaba algo.

—Se teletransporta, eso es obvio —dijo Liam.

—¿Cómo lo sabes? — Grecia se extrañó. Se la veía insegura. Preguntándonos con la mirada cómo sabíamos su secreto.

—Porque todos aquí lo hacemos —le respondió.

—¡¿En verdad?!

—Sí, de eso quería hablarte. Yo... bueno, nosotros, tenemos las mismas habilidades que tú, y tal vez alguna más. Como ver entes.

—Siempre creí que yo era la única... y ...—Se asombró. Lucía contenta de por fin hallar gente con la cual compartir sus secretos—. ¿Por qué pueden? Es decir, ¿por qué podemos hacer eso?

—Es largo de explicar. —Liam la rodeó con un brazo y comenzó a explicarle de la misma manera en que Aaron me había explicado a mí la primera vez. En eso, el motor del auto de mi hermano acabó con la paz. A varios metros de nosotros parqueó y bajó de él, directo a interponerse entre Grecia y Liam.

—Le estoy explicando acerca de ser portal. Tú no puedes aportar nada —Liam le dijo con tono desdeñoso.

—¡¿Tú también Tiago?!—Grecia exclamó

—Sí, yo también. Somos iguales. —Aprovechó de abrazarla, bajo la mirada inquisitoria de Liam.

Dejamos que le explicaran. Grecia escuchaba atenta y emocionada, al igual que yo, por fin recibía respuestas, no lucía asustada en absoluto; todo lo contrario. Se levantó para mostrarnos como se teletransportaba. De donde estábamos apareció en el auto de Tiago y luego la perdimos de vista. Escuchamos sus gritos llamándonos a lo lejos, encima del risco. Eso era una distancia impresionante. Incluso Liam se quedó con la boca abierta.

—Vamos, aparece a su lado. —Lo incentivé con malicia.

—Esos son fáciles trescientos metros, ninguno de mis hermanos ha llegado tan lejos —consideró Aaron.

Le dimos encuentro a la chica de la manera tradicional, caminando. Ella nos esperaba sentada, como aburrida porque tardamos mucho.

—Me gusta venir aquí cuando estoy sola y jugar a algo, ¿les muestro? —nos dijo.

Todos asentimos. Empezó a desvestirse en nuestro delate. Como siempre, llevaba el traje de baño debajo del uniforme. Sin tiempo a que reaccionemos corrió hacia le borde del risco y se lanzó. Yo corrí aterrada, estábamos como a cien metros de altura sobre el mar y abajo había rocas. Ese lugar era peligroso. Mucha gente había tenido muertes accidentales y era el lugar común del pueblo donde algunos suicidas habían acabado con su vida.

Miré hacia abajo, las olas del mar chocaban con las rocas, no veía a Grecia.

—Aquí estoy —nos dijo apareciendo a nuestro lado.

—¡Grecia no hagas eso!

—Lo hago siempre. Me transporto de regreso hacia arriba antes de chocar —explicó como quien cuenta que veía televisión.

—Yo también quiero hacerlo. —Liam no tardó en quitarse la ropa y quedarse en boxers. Corrió al final del risco, lo vi caer y a unos metros justo antes de chocar con las filosas rocas de abajo desapareció y apareció a nuestro lado—. ¡Fue muy divertido! —le mencionó a Grecia.

—¿De verdad que sí? —Ella lo tomó de las manos, riendo. Al ver eso, Tiago no quiso quedarse atrás.

—¡No! no lo hagas, ellos tienen práctica. —Lo detuve, mi hermano por quedar bien frente a la chica, era capaz de una locura.

—He estado practicando. —Se soltó de mi agarre y procedió a hacer lo mismo. Mi corazón se detuvo y volvió a latir cuando desapareció a media caída.

—¡Yo también lo hice! —tomó a Grecia por la cintura y la elevó en el aire, festejando su imprudencia.

—¡Están locos!

—Ay, vamos, inténtalo. —Me incentivó mi hermano.

—Gracias, pero prefiero mantenerme a salvo de, no sé... ¿morir?

—Qué más da, tienes una vida extra de todas maneras —respondió con soltura.

—Tiago, esto no es un videojuego, si me muero aquí, no te veré nunca. Me quedaren en el otro lado.

—Vamos, intentémoslo. —Aaron me lo pidió—. Salta conmigo, yo te transporto aquí arriba si algo sale mal.

—No lo sé....

—¿No confías en mí? —me preguntó estirando su mano.

Tal vez estaba loca, o demasiado enamorada, porque lo tomé sin pensarlo y caminé al borde del risco agarrada de su mano. Luego, literalmente nos lanzamos al vacío. Fue muy rápido, el viento chocando contra mi cuerpo, despeinando mi cabello y levantando mi falda del uniforme. El mar y las rocas se veían cada vez más cerca, caí más de unos metros cuando me puse nerviosa y vi el velo aparecer frente a mí. No lo atravesé, caí directo en él y no aparecí arriba del risco como mis amigos. Aparecí rodeada de agua en lo profundo.

****

Bueno, ya cada vez más cerca de la etapa final, cada cosa que pongo es importante aunque no parezca a ver como se resuelve esto.

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