Les recomiendo que escuchen la canción mientras leen, pero si quieren leer la letra es su decisión. Gracias por leerme y recuerden que Nat tiene mucho que llorar así que les recomiendo unos pañuelos que lloré a mares mientras lo escribía, pero quería soltar todo.
La canción se llama These Four Walls de Little Mix para los que quieran otra aplicación mientras lo leen.
Feliz Lectura.
Me quedó con Logan por varias horas mientras seguimos practicando piano, pero nos vemos interrumpidos por Bastián que entra molesto y no tengo idea de porque, pero me tocará a mí quitarle el enojo cómo si yo fuera la terapeuta del príncipe.
Le digo a Logan que se vaya y que en unos minutos lo alcanzó, me asiente y se va, es cuando Bastián le pone seguro a la puerta lo que me dice que esto sea una larga conversación.
—¿Por qué mierda dejaste que Alexander se pasará de listo contigo?—entiendo a qué quiere llegar—. Mi hermano no lleva ni un año y ya estás…
—¡Termina la maldita frase!—quiero llorar y me importará una mierda hacerlo—. Nadie en este puto castillo me dejó llorarle lo suficiente, me sacaron de mi habitación porque tu madre no hace su maldito trabajo con Logan, interrumpieron mi maldito duelo, me pusieron a gobernar sin la compañía de Samuel… cada espacio en este maldito lugar me lo recuerda y tengo que fingir una puta sonrisa y que estoy bien mentalmente.
<<Tengo que fingir que no me duele estar sin Sam, tengo que hacer cosas que no quiero sin tu hermano, a mí nada me cuesta darte la corona y dejar que te hagas bolas con ella, llevarme a mi hijo lejos de esta maldita nación con el suficiente dinero para cuidar de él y abrir algo que nos dé ingresos. Pero no… tengo que casarme de nuevo porque sola no puedo manejar la nación, y porque quiero que Marcus tome el lugar que era de su padre.
<<Yo necesito seguir con esto te guste o no, y lo que pensaban de mí lo pensaran siempre. La reina puta sin saber que lo hice porqué me obligaron sin dejarme despedirme del amor de mi vida.
No supe en qué punto comencé a llorar, a sacar todo con lágrimas bañando mi rostro, ahora sí es señal de que caí, dejó que todo se vaya al carajo. Mis lágrimas me saben amargas en mi boca, el dolor de hace seis meses se vuelve a instalar en mí, el mismo que me obligaron a ignorar porque Logan no quería comer y porque le haría daño a Marcus cuando estaba todavía en mí.
No me dejaron llorarle el tiempo que fuera necesario a mi esposo, me dieron tres días antes de sacarme de mi dolor alegando que no podía… llevo fingiendo desde entonces que no quiero encerrarme en mi cuarto, y abrazar las camisas de mi esposo. Absorber su aroma entre lágrimas y sollozos.
Cuando me dijeron que Samuel ya no regresaría tuve que hacer un gran esfuerzo para no caerme de rodillas, que el amor de mi vida estaba muerto, que él ser a quién yo amaba ya no volverá.
Samuel… me prometió volver y no lo cumplió, prometí hacer lo que hiciera falta por mi nación cuando me coronaron y yo sí le estoy cumpliendo…
Me dejó caer soltando todo lo que sigue atorado en mí, lo que hago cuando ya no puedo más.
—Nat…
—Lo amo, y aunque quisiera guardar mi luto como se debe no puedo—levanto la cabeza para verlo entre las lágrimas que se adueñan de mis ojos—. No puedo hacerlo, mi hijo me necesita, el reino me necesita… y yo lo necesito a él, no metido en una caja en la que ya no puedo verlo sonreír, donde ya no me dirá que me ama ni escucharlo decir ideas locas que tenía para nosotros, tampoco lo voy a ver cargar a Marcus. Mi hijo no verá a su padre más que en fotos…
<<Tengo que seguir sola…
Lo que recibo es un abrazo que no sabía que necesitaba, y que de verdad añoraba, aprieto el cuerpo de Bastián mientras mis lágrimas le mojan la camisa. En un punto vuelvo a gritar cómo ese día en que tuve que encerrarme en mi recámara sin poder creer que mi vida ya no sería la misma sin él.
Grito tan alto mientras más lágrimas bañan mi rostro, cierro los ojos y puedo sentir a Samuel a mi lado. Pero necesito cerrarlos porque cuando los abro la realidad me golpea tan fuerte que me hace trasbastillar, Samuel no está.
Él no está y nunca volverá.
Lo amo… siempre lo ame y siempre lo haré.
Ya no puedo seguir… ya no sin él, seis meses son la prueba de que siempre tendré que fingir que puedo estar sin él cuando yo sólo quiero verlo y besarlo una última vez, quiero sentir sus labios de nuevo en los míos. Joder.
Samuel era todo para mí, el amor de mi vida, el padre de mi hijo y al que no pude decirle que lo amaba lo suficiente, al que no abrace lo suficiente, al que no le hice el amor lo suficiente…
Siempre me preguntó que cuál sería mi deseo que tal vez no fuera del todo ético y en estos momentos robarselo al cielo para verlo una vez más, para tenerlo aquí conmigo y no cuidando mis pasos desde donde está.
Aprieto más la camisa que hay debajo de mí mientras mis deseos de haber ido con él en ese avión se hacen tan presentes como en el día que me dijeron que él no estaría para ver nacer a Marcus.
No puedo vivir sin él y debo hacerlo por Marcus, debo luchar cada día de mi vida por mi hijo, debo ser fuerte por el amor que Samuel me dejó en forma infantil que se parece a él, donde veré al amor de mi vida crecer de nuevo, lo veré enamorarse y caer y yo estaré con él en cada paso, llorando a su padre cada oportunidad que tenga, sintiendo mi corazón hacerse nudo y a mi garganta apretarse mientras no puedo hablar debido a la falta que me hace Samuel.
La nación perdió a su rey, pero yo le perdí todo… todo por lo que luche, todo por lo que Samuel y yo construimos juntos, cada pedazo de mi alma se fracturó en pedazos cuando él ya no regresó a dormir conmigo cuando fue la fecha que me dio y en la que dijo que volvería.
Vuelvo a gritar de impotencia contra el pecho de Bastián que aprieta su agarre mientras me destruyó más contra él, mientras dejo que mi dolor sea quien lleve las riendas de este momento, en el que Samuel no está y no estará para decirme que saldremos de esta, que lucharemos juntos para salir del agujero en el que me metió su muerte.
Todavía recuerdo su voz en la mañana al despertar, sus risas suaves contra mi oído para que me levantará, sus caricias juguetonas contra mi piel pidiendo un rato en el paraíso, sus palabras tiernas a mi vientre anhelando conocer a nuestro hijo, el producto de amor y placer de una noche. El deseo que tuvimos su padre y yo durante el tiempo que estuvimos juntos.
No había cosa de Samuel que no amará, no había detalle que me hiciera reconsiderar mi matrimonio, yo amaba a Samuel con o sin defectos. Yo nací para él y él para mí, nos complementabamos bien, él era mi todo y yo para él, Marcus era muestra de eso.
Muestra de que amaba a su padre, nuestra de que quería una familia con él, la misma que se rompió y que no encuentro cómo pegar de nuevo, no sola.
—Lo perdí todo, todo quedó sepultado en el mar por un avión.
Bastián acaricia mi cabeza mientras yo me sigo rompiendo en pedazos en sus brazos que me sostienen para no dejarme caer, para evitar que me rompa en pedazos que tal vez ya no se puedan juntar.
No estoy lista para casarme, no estoy lista para dejarlo ir tan pronto, no estoy lista para una vida sin él a mi lado.
Nunca estaré lista para ver a Marcus crecer sin su padre, sin el hombre que deseaba verlo… al que soñaba que le daría la vida que su padre no le pudo dar, las tardes a caballo…
Cuando lo conocí me pareció un ángel, uno que tal vez sería mi condena, uno que se volvió lo más preciado que podía tener. Las tardes de conversaciones y las horas de lectura que compartía con él, las pláticas sobre plantas o cuando me contaba de sus viajes por el mundo que él quería conocer antes de sentarse en el trono.
Bastián se queda conmigo por vario tiempo, y estoy segura de que mis gritos se deben escuchar fuera de la habitación cerrada en la que estamos, pero no interesa si ya vinieron a tocar.
Yo tenía para más cuando me interrumpieron en mi tristeza, yo tenía que seguir llorando y desvelandome porque no podía dormir por el dolor que me destrozaba el corazón. No podía dormir porque no quería que fuera una broma cruel, pero cuando me mostraron las fotos del avión, de lo que quedó en tierra… los cuerpos que sacaron del mar en el que sólo decían que Samuel no estaba en su lugar cuando paso…
Me acosté en mi cama y lloré y lloré negándome a dejarlo ir, negando el dolor que me carcomía viva mientras Marcus crecía en mí, mientras mi cuerpo se hundía en un vacío del que ya no quería salir.
Cuando Marcus nació mi siquiera pude no notar el parecido con Samuel, se parece mucho a él, algunos detallitos son míos, pero lo demás es de su padre, en ese momento quise llorar de nuevo, pero no pude… no me dejaron hacerlo.
Debía estar presentable para la prensa mientras yo quería irme a casa a llorar, encerrarme en una habitación a derrumbarme, a dejar que Samuel se colará de nuevo en mis fosas nasales.
—Lo siento—su tono me dice que ha estado llorando cómo yo—. Samuel tenía razón al decir que porque veas alguien sonreír significa que no está roto por dentro.
Me incorporo despacio y no duda en quitar las lágrimas que bajan subes y frías por la piel que se calentó mientras yo seguir en mi dolor en lo que todavía tengo para sacar.
—Samuel fue mi todo—limpio las lágrimas que él saco—. Mi piel podrá tener otras manos sobre ella, pero mi corazón le pertenece a tu hermano, hoy y siempre aunque él no esté conmigo.
Gracias por leer.