XVII

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Me perdí mucho. Ya sé, pero en mi defensa tuve un mes lleno de cosas que hacer, aquí les dejo el capítulo de hoy para que tengan bonita noche o feliz día, como gusten.

Feliz lectura…

Ahora lleva el traje negro en su cuerpo además de los lentes oscuros que lo hacen lucir importante es imponente. Se ve muy importante, parece que el Diablo es quien me trae a lo que será mi condena por portarme mal.

Eros me deja en la entrada del palacio, justo en la puerta del palacio. No me siento cómoda de volver aquí, de verdad que me gustaría pedirle que me saque de aquí en cuanto tenga una oportunidad. Pero no haré eso. No con Eros manejando con suma tranquilidad para llevarme a algo que ya hice.

—Eros.

—Dime Preciosa.

—¿Me sacarás de este lugar sí me lastiman?

Sus ojos se giran a mí al momento que detiene el vehículo.

—Iría hasta el mismo infierno por ti.

Le doy una sonrisa antes de besar su mejilla.

El auto vuelve a avanzar y una débil sonrisa aparece en mis labios. Cuando le preguntaron el motivo de su visita respondió que venía a traer a la futura monarca y de inmediato lo dejaron pasar.

Pasa uno de sus brazos alrededor de mi cintura antes de caminar a la entrada del palacio. Creo que tiene miedo de que me escape y haga una tontería como las que acostumbro, pero no lo haré en esta ocasión. No sino lo amerita.

Nos abren la puerta para que la señorita que hay del otro lado nos conduzca a una de las tantas habitaciones en el lugar. Eros parece seguro del traerme de regreso a esta mierda, pero me hizo una promesa que espero que cumpla en caso de necesitarlo.

Mary abre la puerta del despacho del rey y yo trago saliva al ver a la familia real reunida menos a mi pequeño Logan, también están mis padres y hermanos, como si ellos me fueran a encontrar con facilidad. Los ojos de mi padre van a Eros que sonríe abiertamente al ver a Jacob.

—¿Eros?—pregunta mi padre y mi acompañante sólo sonríe.

—Buenas tardes, señores—saluda amable a todo el mundo.

—¿Qué haces con mi hermana?—brama mi hermano.

—Trabajo social—ruedo los ojos divertida de esto.

Jacob y Eros tienen sus problemas, pero es entendible cuando Eros es más grande qué yo por siete años.

—Bueno. No les quitó más su tiempo—suelta mis hombros para ponerse frente a mí—. Nos vemos, después, Nat. Y recuerda que ahora tienes libertad de ser esa hija de perra que conozco.

—Alentador.

—Confía en ti.

Me regala un beso en la mejilla que hace que mi marido apriete los puños a sus costados y lo hace por la sensualidad que mi ex amante agrega en el beso.

Eros se retira dejando inconformidad en muchas personas, pero es algo que me tiene sin cuidado. Supongo que por eso nos llevamos bien, en todo sentido. Es increíble en la cama y es… un hijo de puta con aires de filósofo que le quedan sensacionales.

—Eros—se detiene cuando le hablo.

—Dime.

—Gracias por confirmar en mí.

—Siempre, Preciosa.

Me sonrojo porque es la primera vez que me llama así en público. Se retira sin decirme una palabra más, y yo le regaló una ligera sonrisa a la nada qué dejo su presencia.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora