Transalterna

By Hitto_

148K 25.4K 16.4K

Maya y Sophie son la misma persona viviendo dos vidas diferentes. ¿Ambas vidas son reales?¿una es un sueño? E... More

Intro
Scielo1
Almarzanera
El chico nuevo
Un tatuaje gratis
Respuestas por parte de un odioso
Mirar alrededor
El fantasma del depósito
Tarde de playa
El ritual de cumpleaños
La fiesta de Maya
Gente indeseable
Guerra en la familia
Secretos íntimos
No salgas del círculo
Estar como en un sueño
En la fila del desempleo
El proyecto Transalterna
Un día espectacular
La peor espía
El chico más peligroso del pueblo
La primera misión
Lazos fraternos
Revelaciones en la montaña
Descubriendo una verdad
El misterio del culto
La cacería
Acechando en la oscuridad
Marcus
La primera cita de Ian
La verdad sobre Marcus
Confesiones entre hermanas
El misterio de Anelise
El espacio interdimensiones
Noche en el Spice club
El nuevo Ian
La mansión del círculo
El certificado de pureza
Niña buena
La verdad sobre Dylan
Rescatando a Ian
Saltar de un risco
El secreto de Grecia
El nuevo Aaron
Un giro del destino
Las jóvenes del Círculo
Mis dos padres
Familia
Cómo ocultar un crimen
Thaly
La dimensión T50
Dos años de cambios
La estrella Polar
La partida inconclusa
Alguien en quién confiar
La luna roja
Shifting
Epílogo
Transalterna 2
Guía de entes
Guía de personajes

Consiguiendo justicia

1.6K 369 233
By Hitto_

No se olviden de comentar!!!

Cuando era pequeña en Scielo1, mi padre y yo solíamos mudarnos con mucha frecuencia. Me llamaba la atención, ya que en mi vida como Maya, mi familia y yo habíamos vivido en la misma casa siempre. Sin embargo, como niña pequeña, jamás me cuestioné el hecho demasiado. Ahora que sabía que mi padre y yo habíamos vivido de incognitos todos esos años, lo entendía mejor.

Sin embargo, ese apartamento, había sido mi hogar por más de siete años. Me daba algo de nostalgia abandonarlo; y al mismo tiempo, estaba mentalizada en que era lo mejor. Papá y yo viviríamos en un lugar más amplio y seguro, además de bonito; Amanda iría a diario y estaría lejos de Mauro.

Mi papá ya había empacado casi todo. Los muebles eran del apartamento y nuestras posesiones eran pocas.

Ian ayudaba a bajar las cajas al camión y Daniel, que había ido porque de seguro no tenía nada mejor que hacer, aprovechaba de husmear entre mis cosas. Creo que él era el más sorprendido por la forma en que la gente medianamente normal vivía en esa ciudad.

—Ian, lleva estas cajas y regresa por el resto —mi padre le ordenó sentado en una silla, tomando un vaso de agua.

Mi novio obedeció sin rechistar. Toda la mañana solo había seguido las ordenes de mi papá.

—Creo que estás disfrutando demasiado eso de mandonear a Ian —le dije sentándome a su lado, también estaba un poco cansada.

—¿Si no puedo abusar de tus novios, para qué los tienes? Debo aprovechar que quiere ganarse puntos conmigo —me explicó con cinismo.

—Tienes razón —consideré. Papá hizo el intento de levantarse y lo detuve—. Daniel y yo bajaremos al camión lo que falta, tú espera aquí, no quiero que te fatigues.

Tomé la última caja de la cocina y una de libros que estaba bastante pesada la dejé en la puerta para que Daniel la recogiera. Al salir me encontré con el enfadado rostro de Mauro. Pese al asco que le tenía, por una vez me alegré de verlo. Dejé la caja en el suelo del pasillo y saqué las llaves del apartamento de mi bolsillo.

—¡¿En verdad te estás yendo?! —preguntó furioso.

—No, solo saco a pasear mis cosas —le respondí con sarcasmo y de inmediato le tiré las llaves a la cara—. Quédate con la renta de este mes que te pagué por adelantado. Te lo regalo.

—Tú no vas a irte. —De imprevisto vino hacia mí y me agarró de la muñeca. No necesité ni defenderme, porque una voz grave llamó su nombre.

—¿Tu eres Mauro Acevedo? —Ambos volteamos hacia los dos oficiales de policía que salían del ascensor. Justo tras ellos estaban Daniel e Ian.

Mauro me soltó de inmediato.

—Sí, ¿algún problema? —preguntó con cierta alevosía.

—Vas a acompañarnos a la comisaría.

Ambos pusimos un rostro de sorpresa. Mauro buscó por dónde escapar, más era inútil, se limitó a preguntar qué ocurría, mientras lo ponían de espaldas para ponerle las esposas.

Posiblemente el escándalo en el pasillo y las patrullas en la puerta del edificio, llamaron la atención de otros arrendatarios que se asomaron a sus puertas.

—Estás arrestado por acoso y posesión de pornografía infantil.

El impacto en todos los que miramos la escena fue simultaneo.

—¡¿Qué?! Eso es un error, ¡seguro fue una denuncia de esa perra mentirosa! —Mauro se defendió y trató de culparme. Aquello no fue del agrado del oficial que le colocaba las esposas, lo jaló con rudeza del cabello y lo obligó a caminar hacia el ascensor. Mauro gritaba, empeorando la situación. Yo no entendía bien qué pasaba, solo rogaba que siguiera haciendo alboroto y los policías se vieran forzados a usar sus taser.

Voltee hacia Ian, que estaba a mi lado, sonriendo con satisfacción.

—¿Qué pasó? —le pregunté—. Yo no lo denuncié.

—Fuimos nosotros... bueno en realidad Mandy, la chica de catorce años con la que habló ayer—acotó Daniel, sonriendo de oreja a oreja.

Yo pasaba la vista hacia ambos hermanos, esperando explicaciones.

—Le tendimos una trampa, fue sencillo, y hackeamos su computadora —me explicó Ian.

—Eso fue más sencillo. —Acotó Daniel, se notaba que lo había disfrutado.

—No irá preso por lo que te hizo, pero al menos recibirás algo de justicia—dijo Ian—. Tómalo como un regalo de despedida de este lugar.

Lo abracé de inmediato y a Daniel también. Estaba tan emocionada que hasta quería llorar. Jamás me había imaginado lograr justicia frente a Mauro.

***

Papá no quería admitirlo, pero el nuevo apartamento le encantaba. Recorría todos los rincones acomodando alguna que otra cosa con mueca de escepticismo. Le ayudé a poner sábanas a su cama y lo dejé jugando videojuegos con Daniel. Su habitación era tan grande que cabía un cómodo sillón frente a la televisión

Yo por fin tenía tiempo de dedicarme a lo importante. Todo el día había estado ansiosa por abrir mi laptop y buscar información.

Había planeado mucho lo que debía hacer.

Ian me esperó en la mesa del comedor y le extendí mi aparato para que ingresara a la base de datos de 3IE. Esa compañía almacenaba información de todas las instituciones de la ciudad.

Entramos a los registros de identificación de la ciudadanía y no fue complicado filtrar por fecha de nacimiento.

Cincuenta y siete niños nacieron en Scielo1 el treinta y uno de marzo del dos mil cuatro. Quitando a las mujeres de la lista, nos quedó un total de treinta varones. Una lista muy reducida que nos daría una pista sobre la identidad de Tiago en Scielo1.

No tuvimos que avanzar mucho en la lista de nombres para hallar a quien buscábamos.

Uno de los primeros apellidos en aparecer por orden alfabético fue "Ayala", el apellido de mi madre. Solo un niño tenía ese apellido.

"Dylan Ayala".

—Tiene que ser ese —le dije a Ian.

Él ingresó a revisar sus datos y ya no estaba segura si sorprenderme, angustiarme o solo enojarme.

Dylan Ayala

Nacimiento: 31/03/2004 3:00 am

Defunción: 28/08/2007

Nombre del padre: Desconocido

Nombre de la madre: Natalia Ayala

Me quedé contemplando la pantalla. Ian apretó mi hombro.

—Ya sabemos que nuestras suposiciones eran ciertas. Tiago sí murió aquí.

—Murió a los tres años. Y no solo eso. Sí éramos hermanos. ¿Por qué no lo supe? ¿Y por qué tiene el apellido de mi madre?

—Está claro que se crio con tu familia materna.

—¿Sí, pero por qué? ¿Mi papá no sabía de él? No tiene sentido. ¿Puedes ver de qué murió?

—No, pero podemos hacer una búsqueda. —Ian anotó el nombre en el buscador y como había ocurrido con mi madre, inmediatamente saltaron notas de prensa.

"El cuerpo del menor Dylan Ayala, desaparecido desde el veinte de agosto, fue hallado en la costa. Policía sospecha de muerte por asfixia."

Leer eso fue impresionante. Mi hermano sí había sido asesinado siendo un niño pequeño.

Le arrebaté a Ian la computadora y realicé más búsquedas. Las de fechas anteriores hablaban del tema:

"Dylan Ayala, nieto del empresario Franz Ayala, fue secuestrado de su propio domicilio. Se sospecha de la niñera"

"Se cree que el niño desaparecido Dylan Ayala, puede ser otra víctima de la oleada de secuestros de menores"

Luego más y más artículos sobre la búsqueda.

Y de golpe vino a mi memoria.

—La hermana de Evan. —murmuré.

—¿La hermana de Evan?

—Sí, su hermana. La secuestraron el mismo año y de la misma manera. La dejaron con la niñera y cuando regresaron a casa ambas habían desaparecido. No la hallaron ni viva ni muerta, los padres de Evan quisieron mantener el caso abierto, pero ayer lo cerraron.

Escribí "Emma Levy" en el buscador y las noticias similares las anteriores aparecieron.

"Bebé de dos años secuestrada" y la noticia más reciente, de ese mismo día: "Caso de Emma Levy se cierra tras quince años sin nuevas pistas".

—Fue secuestrada en abril del dos mil siete —expliqué. En la noticia más antigua abrí la foto de la bebé, una pequeña preciosa de cabello rubio y ojos claros; giré la pantalla hacia Ian—. ¿No se te hace conocida? Es una bebé, pero se parece a...

—Grecia. Completó él.

—Mi hermano, Grecia, y otros niños desaparecieron y fueron asesinados el mismo año. Te apuesto a que todos ellos son portales. Fueron asesinado Ian, asesinados por el culto de la familia de mi madre —dije un poco alterada. Trataba de mantener la compostura, para pensar todo con claridad y no me era posible. Me levanté del asiento y caminé de un lado al otro, nerviosa. Ian negó con la cabeza.

—Sophie, no tiene mucho sentido. Es decir, si la familia de tu madre es responsable. ¿Por qué denunciaron la desaparición de Dylan? ¿y encima dejaron que hallaran el cuerpo? Si querían deshacerse de él, no habrían llamado la atención de esta manera. Tenemos mucha información. Debemos averiguar quiénes eran los otros niños e ir poco a poco, no saques conclusiones apresuradas. Y sobre todo, debes pedirle respuestas tu padre.

—Él me aseguró que solo era yo. —Volví a sentarme a su lado—. Tal vez no lo sabía. Es decir, él me tomó en el hospital, escapó y tal vez no supo de mi hermano. —Intentaba atar cabos, no quería creer que de nuevo mi padre me había engañado.

Ian cerró la laptop y me incentivó a levantarme. Con una mirada me dio a entender lo que tenía que hacer. Fuimos hacia la habitación principal. Le avisó a Daniel que debían irse y me dejó a solas con papá.

Podía repetir la escena anterior. Reclamarle respuestas. Confrontarlo con enojo, pero ya estaba cansada de eso. Quería darle el beneficio de la duda.

Me senté junto a él al borde de la cama y lo miré a los ojos.

—Sophie, ¿estás bien? ¿Qué pasó? ¿Peleaste con Ian? ¡¿Qué te hizo?! — me interrogó de inmediato. Consternado por la repentina salida de los hermanos Key.

—No papá, no tiene que ver con Ian. Tiene que ver contigo, conmigo, mamá y Dylan.—Ni bien mencioné el nombre, mi padre tuvo una reacción que no pudo disimular.

—¿De qué hablas? —quiso hacerse al desentendido, rompiendo el contacto visual conmigo. No se lo permití, con mi mano volteé su rostro a hacia mí.

—Hablo de mi hermano. El otro día me miraste directo a los ojos y me mentiste. Quiero saber por qué. Quiero saber qué pasó con él, creí que se habían acabado las mentiras.

—Sophie, ¡ya te dije que dejes de andar investigando cosas! —se enfadó—. El pasado ya no importa, mientras más averigües te pones en más peligro. ¡Solo deja el tema! —me gritó, un poco agitado.

—¿Dejar el tema?¡Tuve un hermano! ¡Me dijiste que no y está muerto! ¿Por qué no estaba con nosotros! ¡¿Qué le pasó?! —Yo también levanté la voz, toda mi intención de hablar con calma se había esfumado.

Mi padre se levantó, resoplaba, metía aire con fuerza a sus pulmones.

—Él...

—¿Por qué a mi hermano lo crio esa gente? ¿Por qué lo mataron?

—Porque....—tosió. Tosió bastante y noté que le empezaba a faltar el aire.

—Papá, lo siento, cálmate —me asusté al ver lo que había ocasionado. Quise tranquilizarlo y tomarlo del brazo para que se recostara, él me rechazó.

—¡Hice todo mal Sophie! ¡Lo arruiné! ¡Lo arruiné todo! —Tomó fuerzas para hablar. Sus respiraciones entrecortadas acompañaban sus movimientos nerviosos con las manos, que pasaban una y otra vez por su cabello, como si tuviese la intención de arrancárselo—. Lo mataron porque yo fui un imbécil que hizo todo mal. —Lágrimas, más respiración entrecortada y lo que decía no me importaba.

Me paré frente a él.

—Papá cálmate, por favor, siéntate y respira. —Con cuidado lo empujé hacia la cama.

Papá se agarraba el pecho, con dificultad metía aire a sus pulmones. Me apresuré a tomar el tanque de oxígeno que tenía junto a la cama y le puse la mascarilla.

No ayudaba, el aire no le entraba. Con desesperación tomé mi teléfono y tuve que llamar a una ambulancia.

****

Bueno... mas respuestas, creo... 

Continue Reading

You'll Also Like

18.1K 708 35
Un joven pastor estudia el horizonte ocupado de nubes grises. El verde pasto masticado por los rumiantes pronto morirá. Los tiempos han cambiado y la...
80.7K 3.6K 53
[T E R M I N A D A] E N E D I C I Ó N Tn Denbrough, nueva en Derry y con un gran sentimiento de culpa por haber sobrevivido al accidente que se llev...
9M 1.2M 37
[COMPLETADA] Libro II en la Trilogía Almas Perdidas. ¡Almas Perdidas: El nuevo mundo, está disponible en librerías! Puedes comprarlo accediendo al li...
27M 1.2M 36
Cam y Sam, dos chicas que podría decirse que son muy buenas alumnas, ayudan a la comunidad y son muy tranquilas. Es broma. Cam y Sam, son dos "Proble...