Transalterna

De Hitto_

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Maya y Sophie son la misma persona viviendo dos vidas diferentes. ¿Ambas vidas son reales?¿una es un sueño? E... Mais

Intro
Scielo1
Almarzanera
El chico nuevo
Un tatuaje gratis
Respuestas por parte de un odioso
Mirar alrededor
El fantasma del depósito
Tarde de playa
El ritual de cumpleaños
La fiesta de Maya
Gente indeseable
Guerra en la familia
Secretos íntimos
No salgas del círculo
Estar como en un sueño
En la fila del desempleo
El proyecto Transalterna
Un día espectacular
La peor espía
El chico más peligroso del pueblo
La primera misión
Lazos fraternos
Revelaciones en la montaña
Descubriendo una verdad
El misterio del culto
La cacería
Acechando en la oscuridad
Marcus
La primera cita de Ian
La verdad sobre Marcus
Confesiones entre hermanas
El misterio de Anelise
El espacio interdimensiones
El nuevo Ian
Consiguiendo justicia
La mansión del círculo
El certificado de pureza
Niña buena
La verdad sobre Dylan
Rescatando a Ian
Saltar de un risco
El secreto de Grecia
El nuevo Aaron
Un giro del destino
Las jóvenes del Círculo
Mis dos padres
Familia
Cómo ocultar un crimen
Thaly
La dimensión T50
Dos años de cambios
La estrella Polar
La partida inconclusa
Alguien en quién confiar
La luna roja
Shifting
Epílogo
Transalterna 2
Guía de entes
Guía de personajes

Noche en el Spice club

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De Hitto_

No se olviden sus comentarios, espero que les guste!!!

—¡Ian! —por fin pude escuchar mi propia voz. La luz apareció de pronto y los brazos de mi novio me rodearon.

—Estoy aquí, tranquila.

—Me perdí —afirmé con la respiración entre cortada.

—Yo estaba contigo, no iba a dejarte. Lo hiciste bien. Solo te asustaste. Cuando vamos de un lado al otro todo sucede tan rápido que ni te das cuenta.

—¿Qué era esa cosa ahí?

—Un ente. De ahí vienen y ahí se te pegan. Al pasar de una dimensión a otra también pasamos por ahí. Solo que atravesamos el segundo velo. Las puertas que viste son las primeras.

—Entonces, ¿cuando te llevas a los entes es ahí donde los dejas?

—Sí. Entro, los dejo y me voy. Es un poco peligroso porque si te atrapan puedes perderte.

—Entonces, no lo hagas más. —Hundí mi rostro en su pecho desnudo. Estar en ese espacio había sido aterrador. Perderte ahí por siempre... no quería imaginarlo.

—No tengo opción. Verás que no es tan complicado. Ahora hiciste un buen trabajo, una persona normal no puede quedarse en el espacio interdimensiones.

—Entonces el tratamiento de Renata está funcionando. —Cuando terminé de hablar escuché mi teléfono sonando en la habitación. Regresé ahí, era Evan.

—Sophie, esta noche, Spice club. Les falló el grupo y quieren que toquemos hoy en vez de mañana. Por favor dime que cuento contigo...

Ian escuchaba a mi lado y me hizo un gesto para que aceptara.

—Sí, a qué hora debo estar.

—¿No vas a ponerme un pero? —preguntó sorprendido.

—Nop.

—¿Y no quieres saber cuánto vas a ganar?

—La verdad es irrelevante.

—¿Estás bien?

—Sí, bastante bien, digamos que mi vida dio un giro completo esta semana. Puedo tocar con ustedes.

—Me da algo de miedo preguntar... y en realidad no me interesa, te espero adentro del club a las diez.

****

Como me había indicado, A esa hora entré al club en compañía de Ian, también le dije que invitara a sus hermanos. Obviamente exceptuando a Marcus. No sabía a qué se dedicaban los fines de semana, pero una noche en el club sonaba bien, para conocer a Emily y Sam fuera del ambiente del laboratorio o de cazar entes. Y con suerte a Daniel no lo dejarían pasar y podría reírme de él en Almarzanera.

Esta vez los guardias de la entrada del club me reconocieron y solo me sonrieron de manera burlona al verme.

—Iré a reservar una mesa. —Ian me dijo al oído cuando me dejó en la parte posterior del escenario. Me dio un beso y saludó con la mano a mis compañeros de banda, quienes alistaban sus instrumentos.

—¿Puedo saber qué rayos está pasando entre ustedes? —me interrogó Evan.

—No es que te importe, pero ahora es mi novio —le dije con una sonrisa socarrona. Su rostro de perplejidad estaba para ser enmarcado.

—La semana pasada te enojaste porque lo invité a tu cumpleaños, me dijiste que no te caía bien y no lo soportabas ¿Y ahora es tu novio?

Alan y Cristian se aproximaron a escuchar mi repuesta, ambos estaban igual de perplejos.

—Bueno, sí, teníamos nuestras diferencias, pero las cosas cambian.

—¿En una semana? —preguntó Alan.

—Sí, fue una semana, muuuuy larga. —Exageré abriendo el estuche de mi guitarra—. Además mírenlo, está guapísimo y es muy dulce y agradable.

—Como sea. —Evan se alejó de mí.

—No me digas que estás celoso.

—Con quien estés me da igual —zanjó. Se acercó a hablarle al dueño del club, con la clara intención de ignorarme.

No iba a darle el gusto, ya estaba por acercarme decirle algo cuando Cristian me detuvo con una mano sobre mi hombro.

—No está así por ti. Hoy es seis de abril. Dieron el caso de su hermana oficialmente por cerrado.

Cuando Cristian me explicó eso, se me partió el corazón. Volví a acercarme a Evan, esta vez con otra actitud. El dueño ya le había respondido y él fingía que probaba un micrófono.

—Cristian me acaba de recordar. Lo siento. ¿No hay forma de que mantengan el caso abierto?

—No, debieron cerrarlo hace años. Mi padrastro pagó mucho para que lo mantuvieran abierto cinco años más. Hoy ya son quince años en total. Mi madre se fue a Europa la semana pasada y mi padrastro me tuvo al teléfono toda la tarde. Volvió a beber.

Le di un abrazo que no me correspondió y salimos al escenario. Era momento de concentrarnos en eso.

De nuevo fue divertido. El ambiente era relajado, la gente disfrutaba de la música, muchos bailaban, conversaban o nos escuchaban con atención. Tocamos cinco canciones y al acabar, como ocurría siempre, no faltaron los sujetos que me ofrecían algún trago. Los fui esquivando hasta que Ian me tomó de la mano y eso fue la señal para que los tipos que estaban listos como aves de rapiña para abordarme se hicieran a un lado.

Típico, los hombres le tienen más respeto al novio de una chica que a la negativa de esta.

En nuestra mesa ya estaban los hermanos de Ian, incluido Daniel, que no sabía cómo había podido entrar.

—¿Quién es ella? —a medio camino me detuvo Alan.

—¿Quién?—le pregunté.

—La chica hermosa que está ahí. —Me señaló a Emily.

—Es mi hermana —Ian le respondió. Alan lo observó un segundo, con cara de susto.

—¿Y está disponible?—se atrevió a preguntar.

—Sí, ve tras ella. —Ian lo incentivó y Alan no dudó un segundo en correr a la mesa y acomodarse en el asiento vacío junto a ella—. Mil créditos a que lo termina golpeando antes que acabe la noche —me dijo Ian al oído.

—Eres malvado. —Lo empujé, pero acepté la apuesta.

Les dimos alcance. A la mesa estaban Ian, Sam, Emily, Daniel y Alan. Echaba de menos a Claudia. Ya no la veía a diario como antes y se había negado a ir al club esa noche.

Evan se despidió desde lejos. Seguro no tenía ganas de nada.

—¿Por qué se va?—me preguntó Ian.

—Es un mal día —fue la única explicación que le di.

Alan intentaba sacarle conversación a Emily y ella se limitaba a escucharlo con un gesto de confusión. No la conocía bien, no sabía si tenía un novio o algo parecido y tal vez como Ian, no tenía experiencias en relaciones, aunque con lo hermosa que era, dudaba mucho que no estuviese acostumbrada a recibir atención masculina.

Igual me compadecí de ella. Alan era de los tipos más agradables y atractivos que conocía, sin embargo, era un asco tratando de ligar. Si no era porque Evan o yo le tendíamos una mano advirtiendo las chicas que le gustaba antes, que seguiría más virgen que el aceite de oliva.

—Emily ¿Te gusta el billar?—le grité por encima del ruido de la música—. Allá atrás hay mesas, que tal si vamos.

Ella accedió, no sé si por librarse de Alan o por cortesía conmigo. Ian se dio cuenta, y por eso se quedó en la mesa a conversar con los otros chicos.

—Alan es un poco intenso, pero es agradable —le dije a la hermana de Ian mientras recibíamos los tacos y las bolas. Nos acomodamos en una mesa y me di cuenta que ella sabía jugar. Sin decirme nada, dio el primer golpe —. Dime... ¿tienes novio? ¿Pareja, o algo así? —le pregunté con timidez, para romper el hielo. Además de Diana, que casi nunca estaba en el laboratorio. Emily era la única hermana mujer de Ian en Scielo1 y la única compañera de mi género en el proyecto.

—No. Prefiero no relacionarme de manera muy personal con nadie. —Me respondió sin quitar la vista de la mesa.

—Ah, bueno, lo entiendo, Ian tampoco se relaciona mucho con nadie. Bueno no aquí, en Almarzanera hizo muchos amigos y aquí tenemos una relación, aunque a Liam también le gusta una chica, pero esa chica le gusta a mi hermano....—De pronto me di cuenta que hablaba demasiado y a Emily seguro no le interesaba nada de lo que le decía.

—Tu turno —me avisó.

Asentí y me agaché sobre la mesa. Pensando que con ella no iba a tener una conversación.

—Daniel me dijo que no quieres nada con Aaron al otro lado. —Emily me sorprendió, al parecer sí me estaba escuchando.

—Daniel es un chismoso. Pero no es eso, es que...—golpeé la bola y fallé por estar pensando en otras cosas—. Allá ya tenía un novio y de pronto Ian, o Aaron apreció en mi vida, todo cambio de repente y no lo sé. Antes de ustedes jamás había conocido a nadie con dos vidas como yo. Mantenía todo por separado, ahora estoy confundida. Es decir, ¿si estoy con Ian aquí, debo estar con Aaron allá? ¿si estoy con él acá, estoy engañando a mi novio de allá? ¿Cuál es el protocolo a seguir? ¿Alguno de tus hermanos ha tenido ese problema? —La chica me contemplaba, tratando de entender lo que le preguntaba.

—No. Hasta donde sé tú eres la única portal que se ha relacionado afectivamente con alguno de mis hermanos. Y no puedo ser objetiva con esto. A Ian le molesta que no estés con él en el otro lado también. No lo dice, pero se nota, o al menos Daniel lo nota y viene a contarnos todo. Así que yo diría que debes estar con él en ambos universos, solo porque no quiero que mi hermano la pase mal.

No me esperaba eso. Emily me parecía tan estoica que saber que le preocupaba los sentimientos de su hermano me agarró por sorpresa.

—¿Entonces debo terminar con mi novio de allá? —le pregunté.

—Yo qué sé —frunció el ceño—. Hasta donde entiendo, en una relación debes estar con quien quieres ¿no? Con quien hay sentimientos y eso. ¿A quién quieres más? ¿a mi hermano o al otro chico?

Esa era la pregunta clave.

—No lo sé. Es que a Steve, mi novio de allá, lo conozco más tiempo y.... —me puse a pensar—. No lo sé. En algún momento algo empezó entre ambos, pero no puedo recordar en qué momento empezamos algo oficial, o en qué momento me empezó a gustar en serio. Solo lo conocí, empezamos a vernos en secretos y después...—Volví a pensar —. De pronto estamos comprometidos.

—¿Comprometidos? —me preguntó con un gesto de asco—. Eres una niña.

—No lo soy —me defendí—. Y allá es todo diferente, al menos en mi pueblo, no sé cómo es en Londres del universo T52. En Almarzanera es bastante común que algunos se casen al salir del colegio, pero yo voy a esperar unos años. O eso creo. —Ya ni estaba segura.

—Qué horror, imagina aguantar al mismo tipo de por vida—. Emily retomó el juego—. Prefiero seguir con mi método: Conozco alguien atractivo, tenemos sexo, me voy y no lo vuelvo a ver.

—Bueno, en algún momento sucede que conoces a alguien especial y la idea de verlo a diario no es horrible —le dije, pensando en Ian. Si me imaginaba mi vida en unos meses, por supuesto esperaba tenerlo todavía a mi lado. En poco tiempo se había convertido en alguien imprescindible en mi vida. Y si pensaba en Aaron... tenerlo cerca, ir a la universidad con él y ayudarlo a reparar la casa donde viviría con un perro enorme y su familia, empezaba a ser una idea atractiva también.—Ya me ganaste, así que los tragos corren por mi cuenta—. Le avisé. Emily era realmente buena. Ya había metido todas las bolas y yo no había tenido oportunidad de jugar con las mías.

La dejé alistando otra partida y me asomé al bar. Pedí dos tragos y me apoyé de espaldas a observar a la gente pasando un buen momento mientras esperaba. En verdad necesitaba ese descanso. Mis dos vidas estaban muy agitadas. De pronto un coctel apareció frente a mi. Ya iba a decirle al sujeto que intentaba algo conmigo que me dejara en paz cuando el alma se me cayó al suelo al reconocer a Marcus, sonriéndome de medio lado, con el trago aún en la mano.

—No gracias —le dije y no sé si me escuchó con la bulla. Le empujé la copa con cortesía y él volvió a insistir—. Dije que no —le grité. Me respondió con un gesto de que no le importaba y dejó el coctel en la barra.

Volteé hacia el bartender, esperando que se apurara.

—¿Qué pasa, ya te hablaron mal de mí? —Marcus se me acercó más y me habló cerca al oído.

—¿Por qué me hablarían mal de ti? ¿o por qué me hablarían de ti? —le mentí.

—Vamos, no soy idiota. O fue Ian, o uno de mis hermanos. Solo voy a decirte algo, no creas todo lo que te dicen —me advirtió, esta vez se acercó mucho más a mí para hablarme, pude sentir su aliento rozando mi oído y de golpe se alejó, o lo alejaron.

Ian me apartó y empujó con tal fuerza a su hermano que este se derramó el trago encima.

—¡No te le acerques o te voy a matar aquí también! —Ian lo amenazó tan furioso que me causó algo de miedo.

Marcus reaccionó, lo iba a empujar y como había sucedido en el gimnasio del laboratorio, Sam se metió en medio de ambos. A esas alturas ya todos nos prestaban atención, la gente esperaba una pelea y los guardias de seguridad no tardarían en aparecer.

—Ian, basta, no me hizo nada, solo vámonos. —Quise convencerlo. Él no me miraba siquiera, su atención estaba en Marcus y en amenazarse de manera no verbal, una pelea iba ser inevitable entre ambos aunque su hermano mayor estuviese ahí para mediar y Daniel también trataba de convencer a Ian.

Para nuestra buena o mala suerte, los guardias del club se abrieron paso y nos ordenaron retirarnos.

Ian y yo fuimos los que salimos del lugar. Él me llevó hacia la calle, tenía que apresurar mi paso para ir a su ritmo. Seguía furioso.

—¿Qué te hizo?—me preguntó por fin cuando llegamos a la puerta del garaje.

—Nada, no me hizo nada.

—No dejes que se te acerque. Si lo hace alejarte y búscame, ¿entiendes?

—Sí...

—Sophie, esto es importante. —Serio, puso sus manos en mi rostro, obligándome a mirarlo a los ojos—. No dejes que se te acerque, menos a solas. Prométeme que lo harás.

—Sí, está bien...— le respondí por darle el gusto. No podía confesarle que Liam ya me había contado acerca de su problema. Aun así, me era difícil pensar que Marcus de verdad era capaz de hacerme daño por vengarse de Ian.

—Voy a llevarte a tu casa —me avisó. Localizamos su motocicleta y como los últimos días, él se quedó a dormir en casa.

************

La luz del sol y un movimiento brusco a mi lado fue lo que me hizo despertar ese día en Almarzanera.

Con la vista nubosa traté de enfocar a quien tenía al frente. Reconocí la silueta de Tiago.

—¿Saben que tienen mucha suerte de que yo haya entrado a la habitación antes que mi madre? Tú estarías muerta y tú estarías más muerto—. Me dijo. Y caí en cuenta que estaba recostada sobre el pecho de Aaron. Él también se despertó con un susto.

Era verdad, ambos dormíamos tan profundamente que no nos habríamos percatado si mi madre o cualquier otra persona entraba a mi habitación, y no había que pensar demasiado los terribles problemas en los que me vería por haber dormido con Aaron.

—¿Qué hora es? —Aaron preguntó, buscando el celular en sus bolsillos.

—Todavía es temprano. No dormí en toda la noche, tienes que ver esto. —Tiago lucía muy emocionado.

—¿Encontraste los documentos? —le pregunté.

—No, revisé todos los archivos médicos de la familia y los tuyos y los míos no están. Pero eso no es lo importante.

—¿Cómo que nuestros archivos médicos no están? —lo interrogué, eso no podía ser normal.

—¿Puedes dejar de pensar en los archivos?—mi hermano se impacientó.—Tienes que ver esto. Se paró de perfil a la cama y dirigió la vista hacia el balcón—. Pensé mucho en eso del velo o la cortina y en pasarla, practiqué mucho y lo conseguí.

Ya iba a preguntarle de qué hablaba cuando sucedió; Tiago se concentró, cerró los ojos, dio un paso al frente y fue como parpadear un segundo y verlo aparecer unos centímetros más adelante.

—¿Lo vieron? No fue mucha distancia, ¡pero lo hice! ¡Toda mi vida pude hacer eso y recién ahora me entero!

—¿Cómo lo hiciste?

—Como me dijeron ayer. Me concentré en la cortina invisible esa y la traspasé. —Explicó con simpleza—. Tal vez lo hice antes, pero como es una distancia corta no me di cuenta. ¿Cómo haces para ir más lejos?—le preguntó a Aaron.

—Es práctica y visualizar el lugar donde quieres aparecer.

—¡Genial! —Mi hermano no daba en sí de felicidad. Y cómo no estar feliz, literalmente había descubierto un súper poder; el que yo no tenía.

—¿Cómo es posible? ¡Yo no puedo hacer eso! Solo me perdí en la oscuridad y casi me come un ente —protesté.

—No te iba a comer —Aaron le quitó importancia.

—Eso da igual. Sigue sin tener sentido. ¿Cómo puede hacer todas esas cosas si no es portal? —pregunté, un poco enojada. Mi hermano había conseguido en una noche lo que yo llevaba días intentando. De pronto se me ocurrió, todo pareció tan obvio que hasta me sentí tonta por no considerarlo—. Aaron, ¿Marcus todavía puede hacer eso? ¿Transportarse y ver entes?

—Sí, sí puede. Solo perdió conexión con el otro lado, pero mantiene el resto de habilidades.—Ian me respondió y enseguida se subió a mi tren de pensamiento.

—¿Quién es Marcus? —preguntó Tiago y lo ignoramos.

—Entonces, Tiago sí es portal, pero....

—Pudo pasar siendo muy pequeño, por eso no lo recuerda. —Aaron lo meditó.

—¿De qué hablan? —Tiago seguía insistiendo y nosotros lo seguíamos ignorando, armando las piezas y dándonos cuenta de lo obvio.

—Mi padre me aseguró que Natalia solo me tuvo a mí, no éramos dos.

—Sí, pero acá ella no era tu madre.

—Entonces, ¿es posible que Tiago y yo tengamos a los mismos padres aquí, y padres diferentes en Scielo1?

—Sí, es posible. Es decir, ninguna de las donantes con las que nos concibieron eran la misma en ambos universos, solo buscaron mujeres con ADN similar. Natalia fue tu madre en Scielo1 y Anelise fue tu tía aquí, por eso tienen ADN similar.

—¿Entonces es posible que la madre o el padre de Tiago en Scielo1 sea familiar de Natalia?

—Puede ser...

—¿Me podían decir de qué hablan? —Tiago se exasperó. Intentaba entender lo que hablábamos, pero no lo estaba llegando a comprender.

Aaron y yo cruzamos miradas y sin decir nada nos dimos cuenta que debíamos explicarle a Tiago, que seguramente había muerto siendo un bebé en la dimensión T51.


***

Bueno... un infanticidio? XD 

Descúbranlo muy pronto!!!


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