Tercera Parte: Oscuridad.
Capítulo 16: Su nombre es Isabella.
Esa noche se dieron su primer beso, en la oscuridad con tan solo el lago negro como testigo, pero lamentablemente en su mundo las cosas buenas no duraban demasiado.
Severus se separó de ella con dificultad mientras la miraba jadeante; Nunca la habia visto más hermosa que ahora, bañada por la luz de la luna, sin maquillaje, sin disfraces. Con las pupilas dilatadas y los labios hinchados. Respirando entrecortadamente, en ese preciso momento cuando la vio tan indefensa, entregada a él por completo supo que Genn sería mucho más para él que un obstáculo.
-Deberíamos volver- susurró con la voz ronca.
-Suéltame entonces-murmuro ella sonrojada.
Hasta ese momento no habia notado que aún la tenía arrinconada contra el árbol, tocarla se sentía tan natural, tan correcto.
Con lentitud la soltó y se sintió vacío, mañana todos se irían a sus casas de vacaciones, mañana ella se iría.
- ¿A dónde iras de vacaciones? -le pregunto.
-Papá tiene una casa en Londres, nos quedaremos allí hasta la boda-respondió ella sin alejarse de él
-Supongo que nos veremos allí entonces-gruño mientras sus cuerpos se rosaban, pero entonces unos ruidos los alertaron, alguien se acercaba.
Él le hizo una seña y ella se fue por el camino contrario al castillo, no podían ser vistos... aún.
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Al llegar al castillo se sentó en la cena junto a todos los demás.
Daniel estaba como siempre a su lado, ella le miró con picardía y él se hizo él demente.
- ¿Qué sucede? -murmuro incómodo.
-Te vi con la chica Ravenclaw, ¿Son novios? -preguntó divertida.
- ¿Qué? -Dijo sonrojado, ella alzo la ceja-. No... pero ella es muy bonita-admitió mientras inconscientemente miraba a la mesa azul.
-Snape me beso-murmuro.
- ¿¡Qué!? -chillo riendo.
- ¡Shhh! -le reclamó sonrojada-. De todas formas no fue la gran cosa-mintió, por supuesto que lo fue.
- ¿Ya compraste el vestido? -pregunto el chico viendo su incomodidad.
-Sí, te lo enseñare mañana en casa-respondió jugando con su comida.
- ¿A dónde iremos? -Genn sonrió con dulzura.
-A Londres, quedan solo cinco días para la boda de todas maneras, asique es inútil ir a Rusia y regresar-explicó.
-Tú madre te envió esta carta, llegó a la sala común-gruño entregándole un sobre perlado.
-Gracias, me iré a dormir, estoy agotada-suspiro levantándose y dándole un beso de despedida, miró a la mesa de profesores, pero Severus no estaba.
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Al llegar a sus aposentos se cambió por una pijama cómoda, se sentó en su cama y abrió la carta de su madre.
Genn, debes mantener la calma, ¡Eso es exactamente lo que quiere Nicolás!, Ya le he interceptado... no le digamos nada a tu padre, solo formaría un escándalo; Mientras podamos controlarlo nosotras lo haremos. No temas, yo no dejare que nada arruine esa boda querida. Ese matrimonio es tu salvación.
¿Qué tal el vestido?, ¿compraste todo lo que te dije?, espero que estés bien hija, nos vemos mañana, ten paciencia.
Tu madre, Agatha Romanov.
Junto a eso venía otra carta, pero no tenía remitente.
Querida Gennovive, veo que estas muy feliz con tu compromiso... ¡Sería una lástima que alguien le dijese al Lord tu pequeño secreto bastarda manipuladora!, ¿Qué creíste?, ¿Qué un bebe es fácil de ocultar?, Encontrémonos mañana temprano en la estación, ven sola al puesto de tiquetes... ¡No te atrevas a traicionarme porque abriré mi boca más rápido de lo que puedas decir Crucio cariño!
Sabes lo que quiero, dámelo y yo mantendré tú secreto a salvo niña.
Prometo que seré tu perdición si no me obedeces.
N. R
¡Ese maldito imbécil! Pensó Genn mientras se levantaba asustada, rompió la carta y la quemó con un hechizo, estaba perdida...
Nicolás Romanov lo sabía... ¿Pero cómo?, ¡Cómo!
Sin perder tiempo invoco su Patronus.
Una hermosa Águila salió iluminando todo el cuarto.
-Avísale a mi madre que él lo sabe todo-susurro antes de que el animal asintiera y se marchara por el cielo oscuro de Inglaterra.
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Sé despertó a las seis de la mañana, no perdió el tiempo, después de asearse se puso un vestido negro de magas por los codos cerrado hasta el cuello con un cinturón marcando su cintura, terminaba en sus rodillas, debajo se puso unas medias negras y unas botas de cuero altas.
Hizo levitar sus maletas hasta la entrada del castillo donde los profesores ya estaban despidiendo a los alumnos que Vivian más lejos, Daniel con su maleta ya la esperaba, tomó su mano y ella le dio un suave apretón.
Se encaminaron hacia su prometido que le daba la despedida a todos los Slytherins.
-Nos veremos en la boda-le susurro muy bajito cuando ella pasó por su lado, se estremeció al recordarlo.
-Nos veremos entonces-le respondió tomando su mano por fracciones de segundo antes de irse.
Daniel se despidió con la mano y junto a los demás alumnos se encaminaron a la estación.
Cuando llegaron allí ella le dijo a Daniel que fuese a sentarse al tren... que ella le alcanzaría allí, no quería por nada del mundo que el chico fuese parte de algún espectáculo de Nicolás, y tampoco podía arriesgarse a ser descubierta.
Miraba a todos lados atenta mientras esperaba en la venta de tiquetes a Nicolás, apretó la varita en su abrigo sumamente nerviosa.
Entonces de la nada un brazo le tapó la boca y la arrastro hacia un oscuro callejón, Genn dejo de forcejar al saber quién era.
La estampo contra la pared le ladrillo y puso su varita en su cuello, estaba oficialmente jodida.
-Ha pasado mucho tiempo Genn, ¿No lo crees? -gruño contra su cuello.
Pero Gennovive Romanov no era una chiquilla en apuros, en una maniobra rápida le lanzo un Expeliarmus.
La varita de Nicolás cayó al suelo en un ruido sordo.
-Crucio-susurro con todo el odio que tenía para darle.
El hombre cayó al suelo retorciéndose de dolor.
-Le diré a todos que tuviste una pequeña bastarda-chillo sin contenerse.
-Te reto a lo hagas-siseo molesta- ¡Crucio! -exclamó con más fuerza mientras veía el cuerpo de Nicolás revolverse en el más tortuoso dolor.
- ¿Qué vas a hacer cuando el lord se enteré primita? -murmuro levantándose como pudo.
-Si tú le dices al lord algo Nicolás, Yo le diré a todos que Damián no es tú maldito hijo, les diré que tu pequeño tesoro es un bastardo asqueroso-Vio con placer su cara de pánico-. ¿Qué creías?, ¿Qué eres el único que sabe secretos de la familia? -murmuro.
-No te atreverías-le reto.
- ¡Pruébame cucaracha asquerosa! -exclamó-. ¡Pruébame y haré que los mortifagos se diviertan con tu asquerosa familia! -Dijo pateándolo en el estómago-. Crucio-susurro con malicia antes de irse y dejar aquel cuerpo sufriendo en ese callejón.
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Ya en el expreso de Hogwarts iba en el compartimiento de Daniel y el trio dorado junto a otros Gryffindor y una Ravenclaw.
Todos hablaban animados pero ella solo podía mantener la mente ocupada en otra cosa, y esa era Nicolás Romanov y su matrimonio.
Hermione la sacó de sus pensamientos.
- ¿Estas bien Genn? -Oh, ni lo imaginas, pensó con sarcasmo.
-De maravilla-respondió.
- ¿Es cierto que te vas a casar? -preguntó de pronto Luna Lovegood haciendo que todo el mundo la mirase asombrado.
-Si- respondió sonrojada-cuando regrese en Enero, seré una mujer casada-dijo con algo de vergüenza.
- ¿Con quién? -preguntó Ronald Weasley aterrorizado.
- ¿Si les digo prometen mantener el secreto? -preguntó divertida esperando ver sus reacciones, todos asintieron emocionados.
-Con Severus Snape-respondió con tranquilidad desencadenando la tercera guerra mundial en el expreso.
- ¡¿Qué!? -chillaron todos.
- ¿Con Snape? -dijo Ronald pálido como un fantasma.
- ¿Nuestro profesor? -susurro Hermione en shock.
- ¿Con Sna...-cortó a Harry que parecía que se iba a morir.
-No pueden decir nada-les advirtió seria haciéndolos callar-. Y cálmense, no quiero que mueran-murmuro aburrida.
- ¿Pero cómo?, ¿Por qué? -dijo Neville con cara de pánico.
-Estamos comprometidos desde que nací, ya saben, cosas de familias puras-inventó siguiendo el orden de sus mentiras.
-Y no te da...-empezó George.
- ¿Asco? -termino Fred.
-Al principio fue difícil de procesar pero ya estoy bien con el asunto, Severus es el hombre que me conviene, el amor supongo que vendrá después-dijo intentando convencerse más a ella que al grupo.
- ¿Pero eso no es ilegal? -pregunto Ginny.
-No, es ilegal cuando eres menor de edad y tu familia no lo aprueba, cumplo los diecisiete en febrero, y mi familia fue la que organizo todo-explicó.
- ¿Cuándo será la boda? -dijo Luna.
-El dieciséis de diciembre-suspiro- En cinco días-puntualizó.
-Bueno pues suerte-le deseo Harry confundido.
-Gracias-dijo sintiendo el agarre de Daniel en su mano.
- ¿Y cómo harán en el castillo?-interrogó Hermione.
-El matrimonio es un secreto, asique solo lo sabran los profesores y bueno... ustedes-dijo mirando la ventanilla-. Viviré en las mazmorras con él, de todas formas yo no soy una estudiante convencional-todos asintieron en silencio, nadie más sabía que decir.
-Bueno... ¿Creen que le ganemos a Slytherin en el partido de primavera? -dijo Fred rompiendo la tensión iniciando un acalorado debate sobre Quidditch.
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Al llegar a King Cross todos se despidieron animadamente prometiéndose escribirse pronto, Genn estaba buscando a sus padres cuando Draco Malfoy la intercepto.
- ¿Fraternizas con el enemigo? -le recrimino divertido.
-A diferencia de ti draquito-el odiaba ese hombre, hizo una mueca-. Yo soy inteligente, de nada me vale ser prejuiciosa con ellos, si pertenezco a su grupo le sirvo mejor al lord-Mintió, a ella le caía bien el trio dorado... pero no podía manifestarlo, no cuando pertenecía al grupo contrario.
-Me llegó la invitación de tu boda..., ¿Por qué no me dijiste Genn?, Pensé que éramos amigos-murmuro Draco molesto, ella le miro con dulzura.
-Lo siento Draco, he tenido tantas cosas en la cabeza este mes que se me paso, ¡Pero prometo que nos encontraremos antes de la boda a ponernos al día!, ¿Te parece bien? -le dijo dándole un suave abrazo.
-Te tomare la palabra-susurro dándole un apretón rápido antes de irse corriendo hacia sus padres, Narcissa le sonrió con dulzura, Genn le devolvió el gesto, esa mujer siempre había sido buena con ella.
Daniel la hizo despertar de sus pensamientos arrastrándola hacia su madre que la esperaba con una mirada cálida.
La abrazó con fuerza y Genn hizo lo mismo, contuvo sus lágrimas con fuerza, pero su madre la conocía demasiado bien.
-Aprovecharemos que no hay nadie en casa para hablar-le susurro tomando su mano, Genn tomó la de Daniel y los tres se desaparecieron de la estación Muggle.
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Se aparecieron al frente de una mansión hermosa, de piedras y jardines de rosales en medio de Londres. Entraron con determinación donde las esperaba Renata que al ver a Genn hizo una mueca de desagrado.
-Hoy tienes el día libre, no te necesitaremos-le espetó Agatha con la mirada dura.
-Pero mi señora...-intento decir la mujer.
-Lárgate-grito molesta, al instante la mujer habia desparecido.
-Vamos, hablaremos en tu habitación-le susurro a Gennovive, ella antes de subir las escaleras se voltio a Daniel.
-Elige la habitación que quieras y come algo, yo bajare en un rato-el chico asintió encaminándose hacia la cocina.
Madre e hija subieron las espectaculares escaleras de mármol pulido con elegancia mientras entraban a la segunda habitación a la izquierda.
Genn la escaneo con la mirada, una enorme cama de dosel blanco, pisos relucientes, un ventanal que daba a los jardines, paredes en lavanda, un enorme armario con vestidor, un espectacular espejo de cuerpo entero junto a la cómoda llena de maquillaje, cremas y perfumes.
Dejo las maletas y agrando las bolsas de la boda dejándolas sobre la cama.
-Vi a Nicolás esta mañana-soltó de pronto ante la sorpresa de su madre.
- ¿Qué te dijo?, ¡Ese bastardo! -grito dándole un golpe a la mesa.
-Me amenazo, lo sabe todo... quería decirle al lord pero yo lo corte-contó Genn sentándose en la cama-le dije que si el abría la boca contaría lo de Damián-Agatha daba vueltas en la habitación- Eso pareció hacerlo entrar en razón.
-No lo dudo hija, pero no puedes confiarte. Tienes que siempre estar alerta, ¡Ese bastardo! -Maldijo en ruso-. ¡Nadie puede enterarse nunca hija!, ¡Estaríamos arruinadas! -Genn tembló al ver el desasosiego de su madre.
-Tranquila madre, Nadie nunca sabrá aquello-susurro intentando contener sus lágrimas.
-Eso espero hija..., Ahora cuéntame! -chillo en Ruso, Genn sonrió, su madre era una autentica chiquilla cuando quería-. ¿Cómo es ese hombre? -preguntó riendo.
-Es... Intimidante, muy inteligente, orgulloso, muy Slytherin, sarcástico y definitivamente sin sentido del humor-explicó sonrojada.
- ¡Qué es eso que veo allí!, ¿Qué sucedió entre ustedes? -de pronto Genn se sintió normal, contándole cosas a su madre, como una Muggle cualquiera.
-Veras estábamos en el lago y él...-empezaron una charla que duro horas.
Nunca se sintió más cómoda que en ese momento.
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MÁS TARDE ESA MISMA NOCHE.
Genn se revolvía inquieta entre las sabanas de su cama, sudaba sin control y jadeaba buscando el aire... era un sueño, un sueño maligno.
Un recuerdo...
*Sueño*
Una mujer gritaba en una cama, no podía verle la cara pero sabía que era ella, es como si su alma pudiese presenciarlo todo desde afuera.
Su madre y otras brujas la rodeaban... un niño le sostenía la mano.
Más gritos... sangre...
- ¡Sáquenmelo!, ¡Sáquenmelo! -su voz sonaba ronca y destruida, suplicando incoherencias.
El dolor de las contracciones era peor que miles de Crucio, eran fuertes y contundentes haciendo temblar cada fibra de su cuerpo.
Chillidos, el llanto de un niño inundo la habitación mientras que ella caía presa de la oscuridad, sin embargo, siguió viendo.
El niño lloraba... el niño resulto ser una niña.
Su madre lo sostenía mientras lloraba y una mujer le cortaba el cordón umbilical separándolo de una vez por todas de su madre.
El niño que sostenía su mano intento hacerla reaccionar pero Agatha Romanov le lanzo un Desmaius.
La bebé lloraba y pataleaba con ímpetu rompiendo el sonido de todos los corazones de la sala, rompiendo el frio silencio.
-Llévenselo... Y que nunca la encuentre-murmuro su madre entre lágrimas mientras volteaba el rostro incapaz de sostenerle la mirada al pequeño indefenso.
Las brujas tomaron a la pequeña niña entre sus brazos envolviéndola en mantas negras mientras intentaban calmar su llanto.
- ¿Cómo la llamaremos? -pregunto la pelirroja en Ingles.
-Isabella..., su nombre es Isabella-musticio Agatha antes de que las brujas desaparecieran.
*Fin del Sueño*
- ¡Isabella! -gritó Gennovive despertándose entre las sombras, empapada de Sudor, con el corazón latiéndole a mil por hora, en medio de un ataque de pánico.
Solo fue un sueño..., no es real, no lo es.
Se decía a si misma mientras se abrazaba entre las cobijas, muerta de miedo lloraba, por ella y por su hija.
Por lo que vendría después.