Pecado con sabor a chocolate...

By DeBeLassal

5.6M 429K 235K

Minerva es una joven llegada hace poco tiempo a la ciudad de Nueva York, con la ilusión de trabajar para uno... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISEIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO (PARTE UNO)
CAPÍTULO VEINIUNO (PARTE DOS)
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
EXTRA ISABELLA
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
CAPÍTULO CINCUENTA
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS Y AVISO IMPORTANTE

CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

79.6K 6.2K 6.7K
By DeBeLassal

LO MEJOR DE MI AÑO 


PIERCE

Han pasado cinco días desde la navidad.

Cinco días en que siento que todo se fue a la mierda.

Cinco putos días que no puedo sacármela de la cabeza.

A decir verdad no se que esperaba que pasara en estos días, simplemente me sorprendió este silencio. Que a ver, que no es como si Minerva me estuviera ignorando, que lo ha hecho otras veces y con razón, sino que simplemente es como si nada hubiera pasado entre nosotros, como si todo eso que vivimos simplemente hubiera sido olvidado.

Y si, joder, sé que me lo merezco, pero es que..., no fue planeado y lo que menos quería hacer era incomodarla y mucho menos lastimarla.

El viaje a Francia había salido bien, siempre era bueno pasar tiempo con mis padres, visitar a la familia desperdigada por Europa, de todas maneras no espere que Alyssa apareciera en mi casa en París justo antes de viajar de regreso, haciéndome una encerrona con mi madre. Que a ver, que mi madre no tenia los detalles exactos de lo que había pasado con nosotros, pero sabia que nos seguíamos queriendo muchísimo y que cada que podíamos pasábamos tiempo juntos.

A decir verdad, nada más verla tuve miedo, me acojone de que todo ese amor que sentía hubiera desaparecido debido a Minerva, porque si bien no estaba enamorado de ella, no había podido sacármela de la jodida cabeza y si estaba tan ansioso por volver a  Nueva York, era solo por ella, para verla, para volver a saborearla. De todas maneras, cualquier tipo de duda simplemente desapareció cuando Aly envolvió sus brazos en mi cintura y me presiono cerca.

Ella siempre había sido la tormenta, y la calma, la vida, lo conocido y por un momento me había asustado de ya no sentir lo mismo, de tener que dejarla ir, porque a decir verdad, no quería eso.

Los días con ella habían sido un borrón, en esos en los que tratas de recuperar el tiempo perdido, en los que te conoces de nuevo y cuando quise darme cuenta, me había dicho que quería pasar las navidades conmigo y los chicos, porque todos éramos un buen grupo de amigos. No tuve problema, por supuesto, porque no había nada que pudiera negarle a esa mujer, porque era suyo y ella era mía.

Sin embargo nada más llegar a la casa de Dean, nada más verla, fue como si todo me cayera como un balde de agua helada, fue sentir que el corazón se saltaba un latido, que mi piel ansiaba la de ella y todo lo que quería era abrazarla y quitarle ese ceño fruncido del rostro.

¿Qué mierda estaba mal conmigo?

Había sido la noche más larga de mi vida, la había pasado horrible y Alyssa lo había notado, porque ella me conocía bien y aquello había terminado en una discusión en mi departamento, que termino por supuesto con los dos follando como locos.

Porque así éramos nosotros, cuando no podíamos entendernos con palabras, nos entendíamos follando.

Esa noche no había dormido, no había dormido pensando en ella, en Minerva, que estaba preciosa con ese vestido rojo, que estaba perfecta con el sonrojo de sus mejillas cuando abrió mi regalo, y cuando vi lo que Xander sacaba de la bolsa, cuando vi que había comprado algo para mi, que había pensado en mí, quise morirme.

Ella no tenia porque, no tenia que tomarse la molestia de comprarme nada, mucho menos algo tan íntimo, porque no lo merecía, no me merecía su atención.

Y cuando vi el intercambio de miradas con Dean, cuando los encontré abrazados en el pequeño patio de su casa, supe que algo había pasado, algo había cambiado entre ellos.

De todas maneras no era quien para enojarme, mucho menos para reclamarle, y así y todo, no podía dejar de admirarla, no podía dejar de pensar en las molestias que se había tomado en cambiar los regalos para que Alyssa no se sintiera incómoda. Ella era tan diferente a Layla, que se había pasado la noche entera provocando a mi acompañante con tal de sacarla de sus casillas.

De todas maneras no se porque me sorprendía, Minerva era especial, siempre lo había sido y yo lo supe nada más conocerla y ahora..., bueno, ahora anhelaba tenerla cerca, porque la había extrañado, joder.

¿Cuan malditamente hipócrita me hacia eso?

De igual modo no es como si ella me ignorara, no, ella me saludaba, me regalaba pequeñas sonrisas y seguía a lo suyo, escuchando cuando le daba consejos en la cocina, siempre queriendo aprender, Minerva era como esos niños pequeños que todo lo quieren aprender, y yo quería enseñarle todo, quería mostrarle el mundo entero si me dejara.

¿Hasta cuando? ¿Hasta que Alyssa vuelva?

«Pierce, tu solo sabes lastimar» me había dicho Dean una vez y tenia razón, la tenia.

Cuando entre en la cocina esa tarde ella estaba ahí, con los cascos puestos mientras movía la cabeza al ritmo de la música.

No pude evitar quedarme prendado de ella unos cuantos minutos, apoyado en la pared y observándola fijamente con los brazos cruzados sobre mi pecho.

Quería acercarme, oler el perfume de su cabello que tanto me volvía loco, abrazarla por detrás, poner mis manos en su vientre plano.

Con solo imaginarlo ya me había puesto duro.

Me acerque lentamente, aprovechando que no había nadie allí y poniendo mis manos en su cintura, ella saltando por la sorpresa. Se quitó uno de los auriculares y me miró sorprendida, supongo que no sabiendo reaccionar.

De todas maneras me aparté de su mirada, enterrando mi nariz en su cabello y aspirando su olor, mi voz amortiguada por mi escondite.

—En una escala del uno al diez, ¿cuánto la cague contigo? —Pregunte.

La sentí soltar una risa que me supo amarga, sin embargo ella no me había apartado y yo me había acercado más a ella, a su piel, a su toque.

—No estoy enojada contigo, Pierce —murmuró, sorprendiéndome.

—¿No lo estas? —Pregunte, saliendo de mi escondite para mirarla.

—No lo estoy —respondió ella, negando con la cabeza mientras vertía una crema en un molde de postre que metería a hornear.

—Lo siento, douce —susurre.

—No tienes que disculparte —respondió ella.

—Pero quiero hacerlo —insistí.

—Pierce —dijo ella, girándose y ahora estábamos enfrentados y esos ojos color chocolate me miraban de una manera que me hizo sentir miedo. —Yo...

—No lo digas —la corte, apoyando mi frente en la suya. —Por favor, no lo digas.

¿Por qué demonios de repente tenia tanto miedo? ¿Acaso no quería perderla? Es que Minerva me confundía, era algo que no podía comprender.

—No sabes qué iba a decir —respondió ella con un suspiro, aunque tenia una pequeña sonrisa en su rostro.

—Solo... —murmure, presionando mis ojos para luego abrirlos y clavarlos en los suyos. —Solo no quiero que perdamos... esto.

—¿Y que se supone que es esto? —Dijo y ya no sonreía. —No puedes venir a sacarte las ganas conmigo cada que quieras, Pierce —farfullo enojada.

—No, no fue eso lo que quise decir.

—¿Y qué fue lo que quisiste decir? —Pregunto, enojada, cruzándose de brazos y poniendo distancia entre los dos.

—Que no quiero que dejes de ser mi amiga —dije, y qué amarga me sonó esa palabra en los labios. —No quiero que dejes de venir a reuniones en las que sepas que voy a estar, no quiero que te alejes.

Ella me miró sorprendida, porque a decir verdad no se esperaba mis palabras y por supuesto yo tampoco las había pensado antes de decirlas.

—Yo..., no voy a hacerlo.

—Está bien —digo, suspirando, sin embargo mis manos siguen en su cintura, mis pulgares acariciando por sobre la camisa de trabajo que trae puesta. —Solo quería asegurarme —agrego.

Me siento un idiota.

—Está bien —dice ella, sonriendo.

—¿De que te ries?

—De que luces nervioso —dice ella y se le escapa una risita que siento que me devuelve un poco el alma al cuerpo.

—No estoy nervioso —digo, rodando los ojos y presionado su cintura, haciéndola saltar.

—No por favor, no —dice, quedándose quieta y ganándose una mirada maliciosa. —Pierce... —advierte.

—¿Qué?

—No me has cosquillas, por favor —suplica y su cara, su mirada, su expresión me enternece.

Hacía mucho tiempo que nada ni nadie me enternecía como ella.

—Estas preciosa —susurro sin pensar, acariciando su mejilla. —Te he echado de menos —confieso, porque a pesar de todo, esa es la puta verdad.

Amigos —murmura ella, sacándome de mi estupor.

Y las palabras de sus labios salen con algo parecido a la súplica, como si en realidad se lo estuviera diciendo a sí misma.

Carraspeo y me alejo un paso de ella, poniendo distancia porque sino..., sino iba a malditamente besarla y ya la había puesto en una situación incómoda cuando lleve a Aly a la fiesta de noche buena, no quería hacer lo mismo, sabía por toda la mierda que ella había pasado, no quería que se terminara alejando de los amigos que había hecho aquí por mí culpa.

—¿Te ayudo? —Murmure en su lugar, arremangándome y poniéndome manos a la obra.

Cocinar, podíamos hacer eso juntos, nos entendíamos en la cocina, solíamos hablar muchísimo mientras lo hacíamos. Y no solo de comidas o técnicas en general, solíamos hablar de absolutamente todo.

Minerva se relajó considerablemente cuando le propuse aquello y enseguida, con aquella frescura y naturalidad que la caracterizaba, comenzó a parlotear de todo y nada a la vez.

Y yo..., yo me perdí en sus expresiones, en sus gestos, en la manera en las que gesticulaba con sus manos cuando algo la emocionaba.

«Es pura atracción física» me dije para mis adentros. «Es solo eso»

Si, claro.






Era 31 de diciembre, casi año nuevo.

El restaurante ya se encontraba vacío, eran las once de la noche y nuestros amigos estaban esperándonos para recibir el nuevo año juntos y luego iríamos todos a una fiesta en una terraza céntrica, que nos permitiría ver los fuegos artificiales después de la media noche.

Minerva se había quedado a esperarme, a pesar de que le había dicho que podía marcharse una vez que el servicio terminara, pero insistió que tenia que terminar de preparar unas cosas para el día siguiente y que, a diferencia de Isabella, ella se veía incapaz de cambiarse dentro del auto de Dean, con la excusa de que lo más probable era que su trasero quedara al aire.

De todas maneras había algo dentro mío que me decía que en realidad no quería que me quedara solo, que no quería arriesgarse a que empezara el año nuevo con cualquier inconveniente sin ellos y yo..., joder, la adoraba por eso.

Si, la adoraba.

Había conocido estos últimos días una parte de Minerva que me había estado ocultando, porque Minerva como amante era la hostia, pero como amiga solía ser divertida y fresca, con muchísimas ocurrencias que lograban volverme loco.

No es como si hubiéramos compartido fuera del restaurante, no, pero me había encargado de trabajar en la cocina cuando ella estuviera allí y sé que todos me había mirado raro porque no solía ser comunicativo, o expresivo o hacer bromas en el horario de trabajo, pero ella..., ella hacía cosas extrañas conmigo y a mi, sinceramente, no me molestaba.

A ver, no seré el típico idiota que dice ser frio y sin sentimientos, no suelo ser así, pero si soy reservado, pero solo cuando no me encuentro con la gente que me siento cómoda, con mis amigos, por norma general, suelo ser afectuoso. Así que había pasado mis tardes en la cocina, aunque no me necesitaran, acompañando a Minerva, cocinando juntos, hablando de todo y de nada a la vez.

Y si, nos habíamos mantenido en el plano de la amistad, pero la tensión seguía allí, toda mi piel tirando con ganas de arrancar la suya, pero no me insinué y ella tampoco lo hizo, más que alguna que otra mirada cargada de deseo que rápidamente ambos nos encargábamos de disipar.

Estoy esperando fuera de los vestidores, tecleando en mi teléfono distraído un email para cerrar un próximo negocio inmobiliario en Málaga con un conocido cuando la puerta se abre y ella sale.

Por todo el puto cielo.

Ella esta..., esta avasallante.

Me sonríe, sus mejillas rápidamente poniéndose de un adorable color carmesí cuando arrastra la mirada por mi cuerpo, como si no me hubiera visto antes en traje.

—Luce bien, señor Greco —murmura divertida.

—Tu... —digo, por que a decir verdad no tengo palabras.

—¿Yo...? —Insiste—. Quién lo diría, lo he dejado sin palabras, señor Greco —bromea.

—Eres tan hermosa —suelto en un susurro, algo que en realidad no quería decir, pero mi boca se me anticipo. —Quiero decir, estás hermosa.

Lleva un vestido color crema de encaje, ajustado a su cuerpo y llegando por encima de sus rodillas. El cuello es cuadrado, dejando a la vista su clavícula y su cremoso cuello. El cabello lo tiene sostenido en una coleta alta, sin embargo algunos mechones rebeldes se han salido, formando tirabuzones y acariciando sus mejillas. Sus zapatos también son de color blanco, alguna estúpida regla que impuso Isabella en que deberíamos vestirnos todo de blanco, tradición que en realidad se usa en Brasil y quiso imponernos también a nosotros, con la excusa de que nos veríamos bien y nadie tuvo las agallas para contradecirla.

Aún más teniendo en cuenta el altercado con Xander de la navidad pasada, joder, todo en esa noche fue un desastre, pero aquello no hizo más que hacer todo más complicado.

Las cosas de un momento a otro terminarían de esa manera, era solo cuestión de tiempo, todo en ellos siempre era tan explosivo y cuando no lograban estar de acuerdo el uno con el otro, bueno, las cosas terminaban de la forma en la que habían terminado.

Con Isa era cuestión de tiempo, ella solía lamer sus propias heridas a solas, en la oscuridad de la noche, descargándose de la manera que sea, convenciéndose a sí misma de que no necesitaba a Xander para ser feliz y él, bueno, con él era un poco más complicado, porque solía encerrarse en si mismo y no dejar entrar a más nadie. Quien lograba sacarlo generalmente de ese estado era Dean, a pesar de que Xander siempre renegara de él, solo eran excusas para estar alejado de Isabella, aunque algo dentro mío me decía que algo había pasado entre esos tres en el pasado, algo que se me había pasado por alto. De todas maneras, por lo que había hablado con Dean, Xander había entrado de nuevo en ese pozo autodestructivo al que se sometía cada vez que las cosas con Isa se iban al carajo.

A veces me preguntaba porqué demonios no estaban juntos de una vez por todas, porque simplemente no solucionaban su mierda, pero yo mejor que nadie sabía lo difícil que era eso a veces, en ocasiones, la única solución es simplemente alejarse.

—¿Estas lista? —Susurro, ayudando a Minerva a entrar en su tapado con piel de lana dentro, esta noche está bastante frio fuera, pero por suerte no anuncian nevadas, por lo que seguramente podamos tener una buena vista del show de fuegos.

—Si, andando —responde ella, sacándome de mis pensamientos.

Casi de manera involuntaria enredo mis dedos en los suyos, obligándola a avanzar a medida que salimos de mi restaurante de camino a mi auto. Las calles a esta hora están despejadas, supongo que todos se encuentran en alguna fiesta con amigos o familia.

Minerva camina a mi lado en silencio, sus tacones repiqueteando con el asfalto húmedo, de todas maneras noto su tensión y es por que nuestras manos están entrelazadas aunque a decir verdad, yo tampoco sé muy bien porque lo hice, solo me nació.

Podemos darnos las manos como amigos, supongo.

Parece suspirar aliviada cuando le abro la puerta de la camioneta y nos dirigimos al Times Square para encontrarnos con nuestros amigos en el punto de encuentro y luego de ello iremos a una fiesta privada.

Es una tradición hacer esto, que se ha vuelto costumbre en los últimos años, terminar un año y empezarlo juntos.

Siempre juntos.

No es largo el recorrido y lo hacemos en silencio, la música resonando por lo bajo en los altavoces del auto mientras Minerva mira por la ventana. No es un silencio incómodo sin embargo, es simplemente tranquilo y cálido como todo ella lo es.

Se sorprende cuando una cochera abre sus puertas con un botón de mando y le explicó que la cochera es nuestra y la alquilamos, pero con Dean siempre tenemos una plaza disponible y se encuentra cerca de nuestro destino.

A medida que caminamos las calles comienzan a abarrotarse y esta vez es ella quien me toma de la mano para no perderse. Sus ojos brillan con las cientos de luces que se iluminan a su alrededor por las pantallas pasando anuncios, su sonrisa es preciosa cuando me mira, con las mejillas y la nariz roja por el frio.

—¿Qué? —Grita, para hacerse escuchar debido al bullicio a nuestro alrededor.

—Nada —digo, negando con la cabeza y volviendo a caminar, divisando a nuestros amigos a lo lejos.

Saludamos cuando llegamos y Minerva aprieta mis dedos, en una clara señal para que la suelte, cosa de la que no me percato hasta que todas las miradas no están clavadas en nosotros.

—Era para que no nos separemos —digo a modo de excusa.

—Si, claro —murmura Isa, rodando los ojos mientras toma a su amiga de la mano y le pasa un vaso de plástico con lo que supongo que contiene alcohol para combatir el frio.

Nos perdemos en conversaciones banales, bromeando de cuánto tiempo más haremos esto y soportaremos este frio, pero se que solo es broma porque a pesar de todo volveremos a hacerlo cada año.

De todas maneras no hay mucho en lo que pueda concentrarme más que en ella, en como me da miradas de soslayo creyendo que no me doy cuenta, en la manera en la que sopla sus manos para soportar el frio, o salta de un pie a otro y yo en lo único que puedo pensar es en abrazarla, en envolverla entre mis brazos, darle un poco de calor.

¿Qué mierda es lo que está pasándome, joder?

—¿Estas bien? —Pregunta Dean, poniéndose a mi lado.

—Si —respondo, escueto.

No tengo ganas de hablar de lo que malditamente está pasándome en estos momentos.

—Podrías...

—No lo digas, Dean —lo corto, porque sé lo que va a decir y no quiero escucharlo.

—Está bien —dice, poniendo las manos en alto mientras los dos clavamos los ojos en Xander, que llega a nuestro lado, apoyándose en la baranda de atrás mientras se bebe de un solo trago lo que sea que tenga en su vaso de plástico.

Ninguno dice nada, con Dean aprendimos con el tiempo a no molestarlo cuando tiene esa mirada en el rostro, si lo hacemos, es más lo que se encerrara en sí mismo y será peor.

—Voy a irme —murmura después de unos minutos en silencio.

Nuestras cabezas giran para encontrarse con la de él, de todas maneras no es a nosotros a quien observa, sino a ella, siempre a ella.

El dolor que se ven reflejados en sus ojos hace que sienta pena por él, Xander a acarreado demasiada mierda toda su vida, detrás de todas esas bromas y sonrisas, él hijo de puta esconde bien su dolor. Las únicas veces que lo vi más vivo, más auténtico fue cuando ella estaba a su lado.

—¿Dónde? —Pregunta Dean.

De nada sirve tratar de hacerlo cambiar de opinión, cuando Xander toma una decisión, no hay nada que se pueda hacer.

—A casa —responde.

Nos quedamos en silencio, tensos. Porque para que Xander quiera volver a su casa es que las cosas están más jodidas de lo que pensábamos. Nada bueno puede salir de él volviendo a su casa, sin embargo ninguno lo dice, por lo menos no enseguida.

—¿Estás seguro? —Me encuentro preguntando.

—El viejo está mal —murmura, todavía está mirando fijamente a Isabella, que bromea con Dante y Minerva y se ríen, de todas maneras, por la tensión en sus hombros, sé que es consciente de que tiene la atención de Xander puesta en ella. —Tengo que volver a casa a solucionar un par de cosas —agrega.

—¿Vas a decírselo? —Pregunta Dean.

—No tiene sentido, no le importa —responde, encogiéndose de hombres.

—Y una mierda —responde Dean.

Es raro escucharlo insultar o perder la compostura, suele ser siempre tan centrado y tranquilo, que ambos nos giramos a observarlo sorprendidos.

—Tienen que terminar con esta mierda, Xander, los dos —agrega, enojado. —Están arruinándose el uno al otro.

—¿Crees que no lo se, joder? —Gruñe Xander, frustrado. —Estoy cansado de hacerle daño, estoy cansado de lastimarla, joder.

—¿Y que te hace pensar que no vas a lastimarla con esto? —Farfulla Dean en su dirección, mirándolo con desaprobación. —¿Crees que le dará lo mismo que te vayas de un día para el otro?

Dean, siempre la voz de la razón.

Xander no responde, porque sabe que tiene razón, sabe que yéndose va a lastimarla, pero también sabemos que si se queda la lastimara igual, supongo que intenta resguardarse a ambos.

—No hay nada que pueda hacer, la decisión está tomada —es todo lo que responde Xander, cruzándose de brazos.

En el momento que Dean va a decir algo más, lo corto, porque esa mierda va a terminar en una pelea y si Xander se va, quien sabe cuando regresara, nunca se sabe por cuánto tiempo va a desaparecer.

Dean lo entiende, porque sabe lo mismo que yo y es mejor dejar las cosas como están, no hay nada que podamos hacer.

Ambos lo sabemos.

Justo en ese momento las campanadas comienzan a sonar, avisando que faltan solo unos minutos para el año nuevo.

Dante chilla, levantando su copa al aire y salpicando a Isabella, que gruñe en su dirección, sin embargo sonríe. Esa sonrisa de ella, que suele estar tan llena de vida, ahora parece triste, como si algo dentro de ella le dijera lo que se avecina.

Yo, siendo impulsado como un puto imán, termino acercándome a su espalda. Quiero culpar a unos cuantos vasos de cerveza por el impulso cuando me acerco y pongo mis manos en su cintura, haciendo que de un respingo. Por más que intenta removerse no la dejo que se aparte, la quiero cerca mío. De todas maneras la cantidad de gente a nuestro alrededor termina empujándonos a todos juntos, tanto que Xander termina también detrás de Isa y por el rabillo del ojo veo como aspira de su cabello como un puto yonki y me encantaría poder burlarme de él, pero demonios, estoy haciendo lo mismo con Minerva.

Dean, pobre, a quedado al lado de Dante, que trata disimuladamente de meterle mano, haciendo que este se remueva incómodo, pero Dante, desde que lo conocemos, es así, simplemente Dante. Y Dean termina riéndose y pasando un brazo por sus hombros, acercándolo. Supongo que de eso se trata estas reuniones en año nuevo.

15

14

13

De la amistad, de estar juntos a pesar de todo, de compartir estos momentos, de atesorarlos.

12

11

10

Xander ahora está abrazando abiertamente a Isabella por la espalda y a ella le tiembla la barbilla, pero trata de disimular contando los segundos, la cuenta regresiva, de todas maneras no lo aparta y en un momento dado, sus manos se cierran sobre las de él y Xander parece largar todo el aire que estaba conteniendo.

9

8

7

Yo por mi parte estoy contando en el oído de Minerva, que se estremece a mi toque.

6

5

4

Ella tiene sus ojos brillantes, una sonrisa expectante en la boca, su cuerpo frio pero su corazón latiendo a toda velocidad.

3

2

1

—¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

Los gritos a nuestro alrededor son ensordecedores, los fuegos artificiales salen por los costados de la pantalla, cientos de papelitos vuelan por nuestras cabezas.

Dante está abrazando a Dean como si su vida dependiera de eso y Dean..., bueno, él lo deja, porque Dean es así.

Isabella se ha girado y está agarrada a Xander como si estuviera en medio del mar y él fuera lo único que la mantiene a flote. Por su parte él hace lo mismo con ella, enterrando su cabeza en su cuello, parece que ambos tiemblan. Él está susurrando cosas en su oído, mientras ella llora y todos nos mantenemos al margen.

Porque ellos necesitan esto, necesitan este momento para ellos mismos, para perdonarse.

Minerva se ha girado, mirándome de una manera que no sé interpretar, ella siempre sonriente, sus ojos sonríen, todo en ella lo hace, es tan malditamente expresiva con sus muecas.

—Feliz año nuevo, Voldy —dice, haciendo que una auténtica carcajada salga de mi.

—Feliz año nuevo, douce —respondo, sin poder borrar la sonrisa a su maldito mote.

De todas maneras cuando quiere alejarse no la dejo, porque todavía no estoy listo para desprenderme de sus brazos. Su sonrisa lentamente se pierde, mirándome con intensidad y yo hago eso que no debería hacer, que es un error, pero joder, no puedo resistirme.

Uno mis labios a los suyos, suspirando con alivio.

Demonios, sí.

Ella no me aparta, pero tampoco profundiza el beso y yo no presiono más, porque a pesar de todo se que esto es un error, sé que de una manera u otra voy a terminar lastimándola, pero es demasiado tarde, demasiado tarde para todo.

—¿Qué estás haciendo conmigo, Minerva? —Susurro, presionando mi frente con la suya, mis ojos están cerrados con fuerza.

De todas maneras no responde y de repente se aleja, siendo tironeada por Dante para abrazarla.

Y yo me quedo allí, corrigiendo mi pregunta anterior para mis adentros:

«¿Qué demonios estás haciendo, Pierce?»



***

HOLA PRECIOSURAS

BUENO, ESTOY MUY ANSIOSA POR QUE EL FINAL ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA

( AREH QUE YA ESTÁ TODO ESCRITO)

BUENO NADA, ESO, ¿QUE LES PARECIÓ EL CAPÍTULO?

EN VERDAD QUERÍA CONTARLES ESTA PARTE DE ÉL, QUE POR MÁS QUE LO ODIEMOS, PIERCE NO DEJA DE SER HUMANO, Y COMETER ERRORES Y POR SUPUESTO TENER MIEDOS

BUENO, EN EL CASO DE COMENTAR MUCHO, NOS VEMOS EN UN RATO CON OTRO CAPÍTULO

NO SE OLVIDEN DE SEGUIRME EN MIS REDES:

INSTA:DBLASSAL

TWITTER:DEBELASSAL

LXS AMO

DEBIE

Continue Reading

You'll Also Like

720K 80.3K 61
Trilogía: Segundo libro. Muerte: Defunción - Término - Expiración. Austin Maxwell había tenido la muerte mucho más cerca de lo que alguna vez imagin...
10.6M 826K 48
[T-E-R-M-I-N-A-D-A] ✔️Historia terminada ❤️📚 ✔️Primer libro de la serie Kings of the game. ✔️Historia 💯 original, se prohíbe su copia y/o adaptació...
27.2K 2K 15
Quedarte atrapad@ en el colegio, ver a tus amigos y compañeros morir uno a uno, saber que ti vida cuelga de un hilo, ver a quien menos esperas ver...
82.9K 3.1K 59
Primer libro de la saga vida todos tenemos traumas, pero diferentes formas de resolverlos. Unos buscan ayuda y otros se hunden solos, esa es la desc...