CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

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LO MEJOR DE MI AÑO 


PIERCE

Han pasado cinco días desde la navidad.

Cinco días en que siento que todo se fue a la mierda.

Cinco putos días que no puedo sacármela de la cabeza.

A decir verdad no se que esperaba que pasara en estos días, simplemente me sorprendió este silencio. Que a ver, que no es como si Minerva me estuviera ignorando, que lo ha hecho otras veces y con razón, sino que simplemente es como si nada hubiera pasado entre nosotros, como si todo eso que vivimos simplemente hubiera sido olvidado.

Y si, joder, sé que me lo merezco, pero es que..., no fue planeado y lo que menos quería hacer era incomodarla y mucho menos lastimarla.

El viaje a Francia había salido bien, siempre era bueno pasar tiempo con mis padres, visitar a la familia desperdigada por Europa, de todas maneras no espere que Alyssa apareciera en mi casa en París justo antes de viajar de regreso, haciéndome una encerrona con mi madre. Que a ver, que mi madre no tenia los detalles exactos de lo que había pasado con nosotros, pero sabia que nos seguíamos queriendo muchísimo y que cada que podíamos pasábamos tiempo juntos.

A decir verdad, nada más verla tuve miedo, me acojone de que todo ese amor que sentía hubiera desaparecido debido a Minerva, porque si bien no estaba enamorado de ella, no había podido sacármela de la jodida cabeza y si estaba tan ansioso por volver a  Nueva York, era solo por ella, para verla, para volver a saborearla. De todas maneras, cualquier tipo de duda simplemente desapareció cuando Aly envolvió sus brazos en mi cintura y me presiono cerca.

Ella siempre había sido la tormenta, y la calma, la vida, lo conocido y por un momento me había asustado de ya no sentir lo mismo, de tener que dejarla ir, porque a decir verdad, no quería eso.

Los días con ella habían sido un borrón, en esos en los que tratas de recuperar el tiempo perdido, en los que te conoces de nuevo y cuando quise darme cuenta, me había dicho que quería pasar las navidades conmigo y los chicos, porque todos éramos un buen grupo de amigos. No tuve problema, por supuesto, porque no había nada que pudiera negarle a esa mujer, porque era suyo y ella era mía.

Sin embargo nada más llegar a la casa de Dean, nada más verla, fue como si todo me cayera como un balde de agua helada, fue sentir que el corazón se saltaba un latido, que mi piel ansiaba la de ella y todo lo que quería era abrazarla y quitarle ese ceño fruncido del rostro.

¿Qué mierda estaba mal conmigo?

Había sido la noche más larga de mi vida, la había pasado horrible y Alyssa lo había notado, porque ella me conocía bien y aquello había terminado en una discusión en mi departamento, que termino por supuesto con los dos follando como locos.

Porque así éramos nosotros, cuando no podíamos entendernos con palabras, nos entendíamos follando.

Esa noche no había dormido, no había dormido pensando en ella, en Minerva, que estaba preciosa con ese vestido rojo, que estaba perfecta con el sonrojo de sus mejillas cuando abrió mi regalo, y cuando vi lo que Xander sacaba de la bolsa, cuando vi que había comprado algo para mi, que había pensado en mí, quise morirme.

Ella no tenia porque, no tenia que tomarse la molestia de comprarme nada, mucho menos algo tan íntimo, porque no lo merecía, no me merecía su atención.

Y cuando vi el intercambio de miradas con Dean, cuando los encontré abrazados en el pequeño patio de su casa, supe que algo había pasado, algo había cambiado entre ellos.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now