CAPÍTULO CUARENTA

78.1K 6K 5.8K
                                    

FELIZ NAVIDAD SANGRIENTA, TE DESEA MI CORAZÓN EN VENTA 





Cuando decidimos festejar la noche buena en casa de Dean, en realidad supuse que su casa sería una de esas enormes, en plan mansión.

Bueno, me quede corta.

En verdad, esto es la pasada, es decir..., ellos son solo tres en su familia y eso sin contar a miss siliconas.

¿Para qué demonios quieren una casa tan grande?

—¿Para qué demonios tienes una casa tan grande? —Pregunte sin poder evitarlo, nada más atravesar la enorme verja negra —que se abrió de manera automática, obviamente— en su auto, siguiendo un camino empedrado hasta la entrada del lugar, que por supuesto tenia una enorme fuente de agua en medio.

Con pajaritos cantando y todo.

—Es la casa de fin de semana de mi padre —respondió con un encogimiento de hombros.

—¿Estás diciéndome que ni siquiera viven aquí? —Pregunte, sonando indignada e incrédula.

—Si —respondió, dudoso.

—Dean... —farfulle a modo de reto, como si tuviera la culpa de algo.

—¿Qué? —Pregunto, deteniendo el auto.

—Si sabes que seremos nosotros quienes cocinemos para la noche buena, ¿verdad?

—Minerva, le pagamos a la gente para hacer eso —me responde, bajando del auto mientras yo lo imito.

—¡Pero Dean! —Grito en su dirección. —¡¡¡Es navidad!!! —digo, como si aquello explicara todo.

—¿Y? —Pregunto, confundido por mi actitud.

—¿Cómo que y ¿y?? —Pregunte, exasperada. —Que es navidad, que se supone que es una fecha para estar juntos.

—Pero si vamos a estar juntos —murmuro él, viéndose adorablemente confundido.

Que a ver, que él siempre se veía adorable, pero desde que nos habíamos besado, pues cosas raras me pasaban y si, ambos lo estábamos disimulando como campeones, pero aquello no quería decir que no lo enganchara observándome con curiosidad en ocasiones y viceversa.

—Dean, le dirás a los empleados que tienen la noche libre —dije, sin amedrentarme. —La navidad es para estar en familia o con amigos.

—Está bien —dijo él, con un suspiro. —Pero no puedes cocinar todo tu sola, seremos muchos.

—No te preocupes —respondí, con un ademán en la mano. —Si no tienes problema ese día puedo llegar un poco más temprano y preparar la comida.

—Tal vez Pierce llegue a tiempo para ayudar —dijo, con un encogimiento de hombros.

Oh, Pierce..., dulce, dulce Pierce.

Hacía tres semanas que se había ido de viaje, el que teóricamente era de dos semanas, se termino convirtiendo en tres.

Hablamos las primeras dos semanas, pero esta última no nos habíamos puesto en contacto y no sabia muy bien como sentirme al respecto. De todas maneras estaba segura que una vez que lo viera, toda esta cosa rara que estaba sintiendo por Dean se me pasaría, que seguramente eran las hormonas alborotadas con ganas de follar.

Cuando entramos a la casa me sorprendí, a decir verdad no se porque me sorprendí, pero de todas maneras lo hice.

La casa era preciosa, con todo un estilo victoriano impresionante, los ventanales iban del techo al suelo y estaban recubiertos por enormes cortinas antiguas anudadas en bombe, mientras yo me preguntaba cómo demonios hacían para limpiarlas y la cantidad de polvo que deberían juntar.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now