Aviso Posterior al Entrenamie...

By EisowlKoi

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Versión del inglés al español. Traducción autorizada. Título original: 国家一级注册驱魔师上岗培训通知 || 明王幻世录 Autor: Fei T... More

Ficha informativa
|| Volumen uno: Chi Wen[1] || Capítulo 1: Demolición
Capítulo 2: Cita a ciegas
Capítulo 4: Introducción al trabajo
Capítulo 5: Encuentro con demonios
Capítulo 6: ¿Qué es esto?
Capítulo 7: Consecuencias
Capítulo 8: Un hombre heterosexual
Capítulo 9: Flores de durazno
Capítulo 10: Guiche
Capítulo 11: Mudanza
Capítulo 12: Viviendo juntos
Capítulo 13: Lihun
Capítulo 14: Recuerdos
Capítulo 15: Luz brillante
Capítulo 16: El Comité de Exorcismo
Capítulo 17: Liwan
Capítulo 18: Brisa marina
Capítulo 19: Sometiendo demonios
Capítulo 20: Quienquiera que haya comenzado las cosas, debe terminarlas

Capítulo 3: Primavera

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By EisowlKoi

"¿Qué regalo quieres para tu cumpleaños?".

• ────── ✾ ────── •


Un pequeño pájaro blanco platinado aceleró en la interminable nieve que caía en el exterior, alcanzando al tren, antes de picotear suavemente la ventana. Xiang Cheng giró la cabeza para observar a través del cristal, y el pajarito nuevamente voló alto desapareciendo por completo.

El hombre se movió hacia un lado de la ventana para mirar. Sus labios se abrieron ligeramente y susurró—: Anda, vamos, no me sigas.

La pequeña ave se marchó. Xiang Cheng se retiró la gastada gorra militar, se pasó la mano por el cabello, se rascó la cabeza viarias veces mientras metía sus manos en los bolsillos. Dobló sus largas piernas y se apoyó en el inodoro temblando al mismo tiempo que cabeceaba.


• ────── ✾ ────── •


A las seis de la madrugada, el ferrocarril llevaba veintiún horas de trayecto cuando llegó a Guangzhou. Xiang Cheng fue arrastrado y expulsado de la terminal de tren por la muchedumbre que regresaba del sur para la fiebre de los viajes de Año Nuevo[1]. Estuvo a punto de ser llevado a la estación de policía debido a que no logró encontrar su boleto.

Después que salió de la terminal, escuchó a su alrededor personas hablar en cantonés. Una lluvia ligera descendía del cielo, y en el quiosco de periódicos, el propietario veía la televisión al mismo tiempo que se mantenía cálido con un calentador, lo que provocó que el joven se confundiera mientras miraba la escena.

—Quiero hacer una llamada. —dijo.

El dueño no lo notó. Xiang Cheng alzó la voz y comentó—: ¡Señor, quiero hacer una llamada!

—¡Entonces haz una llamada! —respondió la otra parte—. ¿Por qué me miras?

Xiang Cheng dejó la mochila y la maleta de cuero en el suelo, luego sacó el celular para revisar sus mensajes. Según el texto, su amigo del pueblo le envió el número de uno de sus conocidos para que se pusiera en contacto con él y tuviera un lugar donde quedarse temporalmente.

Marcó, y nadie le contestó; por lo que estuvo esperando mientras el dueño lo examinaba.

Un momento después, Xiang Cheng volvió a intentarlo; sin embargo, el resultado fue el mismo, nadie respondía. Todavía le quedaban diez dólares en el celular, las tarifas roaming[2] eran muy caras, así que usó su teléfono con prudencia. Además, ese aparato ya tenía años y, a pesar de lo estropeado que estaba, a veces funcionaba y otras no. Incluso, en algunas ocasiones colgaba automáticamente la llamada, lo que lo frustraba muchísimo.

Cada diez minutos marcaba de nuevo, teniendo así cuatro llamadas sin respuesta. El propietario observó al hombre todo el tiempo, obviamente resentido por este maldito trabajador migrante parado frente a su quiosco de periódicos que le quitaba espacio. La otra parte solamente pudo darse por vencido, se inclinó para levantar su enorme maleta con forma de montaña y de repente se dio cuenta ¡qué había desaparecido!

Inmediatamente se congeló en el acto, miró a su izquierda y luego a su derecha al mismo tiempo que cargaba la mochila en el hombro; su rostro se llenó de conmoción e ira al percatarse que había sido robado. Con pasos apresurados, caminó hacia una calle despoblaba reprimiendo su rabia y resoplando por un momento, antes de encender un cigarro para calmarse.

Con dos de sus dedos sosteniendo el cigarro, Xiang Cheng entrecerró los ojos y creó un círculo imaginario en el aire.

Como si el humo estuviera vivo, giró para después obtener la forma de un extraño duende. Varias veces rodeó el cuerpo del joven para finalmente darse la vuelta y volar en dirección opuesta.

Xiang Cheng lo siguió y corrió mientras cargaba esa enorme mochila que era tan amplia como dos personas. Como una ráfaga, pasó por la entrada del quiosco, luego cruzó la calle y un automóvil frenó de golpe, tras esto, el conductor lo insultó pero él lo ignoró impulsándose de la barandilla de piedra; después saltó y caminó por el paso elevado hacia un callejón silencioso y tranquilo.

Dos adolescentes estaban frente al negocio de un cerrajero, preocupados por la maleta de cuero. Xiang Cheng gritó enfurecido y sacó un palo de madera de la mochila. Dio un paso adelante e hizo un gesto con la mano provocándolos.

En ese momento, el dueño de la cerrajería gritó de manera inesperada—: Si van a pelear, ¡háganlo lejos de aquí!

Con una patada, Xiang Cheng mandó a volar el puesto. Los ladrones tomaron la maleta y huyeron; corrieron por el pasillo subiendo apresuradamente las escaleras pero el equipaje se atascó en la puerta de seguridad, por lo que quedó en el suelo unos instantes antes de ser recuperado por los bandidos.

—¡Regrésenmela!

Los adolescentes abrieron la valija en la esquina de la calle y se asombraron. En ese breve lapso de tiempo, Xiang Cheng había saltado ágilmente de la barandilla hacia el tercer piso.

En el oscuro edificio de apartamentos, los ladrones sacaron rápida y energéticamente el contenido mientras el hombre estaba a punto de alcanzarlos; sin embargo, los contrarios se defendieron, uno de ellos giró la maleta hacia Xiang Cheng.

El polvo blanquecino del interior se esparció mezclándose con algunos extraños objetos y rociándolo completamente. En ese instante se sorprendió.

Los adolescentes se dieron la vuelta y escaparon. Xiang Cheng dejó escapar un rugido enojado de desesperación desde lo más profundo de su corazón mientras se apresuraba hacia los adversarios; tomó el cuello de uno de los ladrones y lo estampó contra la pared. Con un ruido sordo, la otra parte instantáneamente colapsó.

Xiang Cheng quedó atónito. Parado ahí, jadeaba rápidamente, cubierto de polvo blanquecino que caía como la nieve y flotaba a través de la luz del día en el edificio de apartamentos.

Sus ojos eran de un rojo brillante, y como si hubiera perdido toda la energía de su cuerpo, se arrodilló estremeciéndose al mismo tiempo que recolectaba todo el polvo. Mientras temblaba, guardó la blanca tierra en la maleta de cuero.

Afuera de la edificación estaba la policía, la cual gritaba una frase por el megáfono.

Xiang Cheng intuyó que llegaron los problemas; levantó su equipaje y se preparó para irse. Pero no esperaba que la cerradura estuviera completamente destrozada, por lo que cuando levantó la valija, el polvo se derramó de nuevo por todo el suelo.

Los oficiales se apresuraron a subir al segundo piso.

—No soy una mala persona. —explicó.

No obstante, los agentes se lo llevaron sin dejarlo decir ni una palabra.


• ────── ✾ ────── •


Crepúsculo, en la estación de policía:

Un oficial registraba la tarjeta de identificación del hombre y todos los presentes se miraron entre sí.

—¿A qué te dedicas? ¿Cuál es tu profesión? —preguntó uno de los policías.

Abrió la enorme mochila y vaciaron todo lo que estaba en su interior: una cadena de antiguas monedas de cobre, una campana, un bulto de cuerda roja, una pasta dental marca Zhonghua, un cepillo de dientes cuyas cerdas estaban pegadas entre sí, una vara de metal inoxidable plegable, un paraguas, tres grandes cúmulos de pergaminos amarillentos, una revista literaria llamada Colección de Historias, el libro de Crónica de plata[3], un paquete versión chibi multicolores de estatuas protectoras contra el mal, dos paquetes de toallas sanitarias, algunos pares de ropa interior colorida, tres camisetas sin mangas con manchas de sudor, analgésicos, el medicamento Yunnan Baiyao, una botella de vidrio llena de agua hervida, una pila de papel rojo donde en las tres piezas superiores tenían extrañas bestias de lengua larga dibujadas torcidamente; una bolsa de supermercado utilizada para guardar comida, en el cual se almacenaba medio bote de soya, dos platillos de mostaza Fuling en escabeche y unos panecillos endurecidos al vapor. También había una caja de rapé[4], un juego de edredones, una tienda de acampar, una almohada y una sábana de tela roja bordada con extraños yaoguais.

—Vendo artesanías. —comentó Xiang Cheng.

El policía tomó las monedas de cobre y las estudió de cerca como si estuviera tratando de adivinar si realmente eran antigüedades. —No puedo regresártelas, necesito que alguien las examine.

La otra parte permaneció en silencio, por lo que el oficial continuó—: Te daré un documento, ven a recogerlas tres días después si no hay problema con ellas. Ya apunté tu tarjeta de identificación. Ese mocoso que golpeaste tiene una conmoción cerebral y fue trasladado al hospital.

Xiang Cheng preguntó—: ¿Dónde están sus padres? Quiero que me den una explicación.

—Olvídalo, apúrate y vete —contestó el agente—. No conseguirás irte si sus familiares vienen. Te exigirán que pagues los gastos médicos.

El hombre únicamente podía empacar sus cosas; guardó todas sus pertenencias en la mochila, la cargó en el hombro y se fue bajo las miradas curiosas de los policías.


• ────── ✾ ────── •


Cuando regresó al edificio de apartamentos, compró una escoba y un recogedor en los grandes almacenes de la planta baja.

Al subir las escaleras, vio que al final del pasillo la puerta de un apartamento familiar estaba abierta. Una mujer de mediana edad echaba agua por los escalones y usaba detergente para limpiar diligentemente el suelo.

Xiang Cheng—: ...

—¿Qué haces? —preguntó la señora—. Destruyes la higiene, tiras desperdicios por todos lados, ¿acaso tienes ética?

El joven giró y bajó las escaleras arrojando los utensilios de limpieza al bote de basura, luego pateó el contenedor. Se arrodilló frente al agua sucia que fluía del pasillo y se inclinó tres veces frente a la alcantarilla.


• ────── ✾ ────── •


El invierno terminó, la primavera llegó y todo florecía con nuevos brotes.

Durante la cita a ciegas de hoy, la mente de Chi Xiaoduo estaba casi abrumada por lo guapo que era el policía frente a él. El uniforme golpeó su punto débil; qué estatura y peso, qué salario y conexiones, nada de eso era importante ahora.

El agente sonrió un poco con timidez. —Disculpa, me asignaron una misión de último minuto, por eso llegué tarde.

Chi Xiaoduo se apresuró a decir—: Te llamas Xingjie, ¿verdad? No te preocupes, no pasa nada, ¿qué quieres cenar? Yo invito.

La otra parte asintió en aprobación y miró su reloj. —Es posible que pueda quedarme solamente dos horas. Te llevaré a casa más tarde.

—Está bien —respondió el contrario—. Les diré que se apuren y traigan nuestra orden, no te preocupes, como muy rápido.

Ambos platicaron mientras comían. Ese oficial llamado Yang Xingjie era alguien que Wang Ren le presentó, y la forma ingeniosa en que hablaba cumplía muy bien con ciertos requisitos de Chi Xiaoduo. También le contó sobre algunas cosas extrañas que sucedieron en la estación de policía, y en la mitad de su historia, el chico quedó boquiabierto por lo que escuchaba.

—¿Y entonces? —preguntó.

—¿Adivina qué había en esa maleta de cuero? —dijo Yang Xingjie, con un rostro serio—. Definitivamente no podrás acertar correctamente.

Chi Xiaoduo continuó meditando sobre las pertenecías de aquel hombre mientras trataba de descubrir qué había dentro de la valija. Después, indagó—: ¿Por qué llevaba toallas sanitarias? ¿Era un pervertido?

El agente se debatió entre la risa y las lágrimas cuando contestó—: Esa persona no dijo la verdad. A menudo caminaba largas distancias a través de las montañas. Quizás era un veterano, pero no lo parecía; usó las toallas sanitarias para amortiguar sus pies dentro de sus zapatos. Son muy buenos para absorber el sudor.

—Oh —Chi Xiaoduo se iluminó de repente. Posterior a ello, preguntó—. ¿Por qué caminaba largas distancias? ¿Fue para evitar ser detenido y registrado? ¿Usaba la caja de rapé era para ocultar drogas? Eso no puede ser, ¿quizás guardaba en ella algún importante polvo medicinal? ¿Tal vez uno que trajo de contrabando?

—En la caja estaban las cenizas de sus padres —explicó Yang Xingjie—. Al principio sospechábamos que era un ladrón de tumbas, pero no tenía ningún equipo para cavar, así que... Fue muy extraño. Mandamos las monedas de cobre para su valoración, y lo sabremos tan pronto como salgan los resultados.

El chico se quedó sin palabras. Presionó su mano en la frente permaneciendo completamente callado mientras reflexionaba: «Eso es demasiado triste». En sus pensamientos apareció la imagen de un vendedor ambulante sucio y de piel oscura, colocando una tela roja del tamaño de una sábana al lado de la calle, sacando a relucir sus artículos, esperando sentado a que la gente llegara y le compraran algo.

Después que terminaron de cenar, los dos caminaron lentamente con la brisa primaveral bajo las lámparas al costado de la avenida. Todos los capullos habían brotado. Guangzhou siempre sería conocida como la Capital de las Flores, y tan pronto como llegó la primavera, toda la ciudad prosperó en un mar de flores y el viento de dicha estación causó que la gente se sintiera perezosamente relajada.

—¿Tienes planes para el futuro? —preguntó Chi Xiaoduo—. ¿Piensas casarte?

—Como policía será difícil —comentó Yang Xingjie—. No quiero mentirte, Chi Xiaoduo, te ves muy guapo y también eres una buena persona. Eres del tipo que me encanta, y siento que ya... me has empezado a gustar un poco, aunque... ocultártelo tampoco es lo correcto, ¿cierto? —El corazón del joven latió con fuerza—. Soy bisexual, me atraen los hombres y las mujeres.

—Ah —respondió mientras asentía—. Con que eras heterosexual, ¿verdad?

—Hmm —contestó. Luego continuó—. No te ofendas, pero déjame preguntarte, ¿cuándo te diste cuenta que eras...?

—Me he sentido así desde que era un niño. ¿El sistema de tu trabajo no te permite salir del clóset?

—Si quiero un futuro, entonces no puedo —contó Yang Xingjie—. Cuando llegues a cierta edad, el líder de tu oficina te presentará a algunas personas. Si no te has casado para cuando tengas treinta, básicamente tus colegas te verán con sospecha.

—Entiendo —comentó Chi Xiaoduo—. Lo sé.

—Considéralo. No puedo prometerte un futuro juntos, pero por ahora, te apreciaré como es debido.

—Hmm —expresó el joven—. Me voy primero, cuídate.

Yang Xingjie se quitó la gorra de policía y se despidió del contrario.


• ────── ✾ ────── •


Chi Xiaoduo llegó a casa y mordió la esquina de su manta mientras lloraba. En ese momento, Wang Ren lo llamó.

—¿Funcionó la cita a ciegas de hoy? —preguntó.

El sonido de la televisión de su vecina era ensordecedor. Chi Xiaoduo se levantó de la cama para golpear la pared y gritó—: ¡Ya son las diez! ¡Baja el volumen!

Después regresó al colchón, se acostó y comenzó a rodar de adelante hacia atrás al mismo tiempo que respondía—: ¿No puedes encontrar a uno más confiable?

—Maldita sea —habló Wang Ren—. Xingjie me dijo que se enamoró, ¿y tú todavía te resistes?

—¡Pero él se casará con alguien más en el futuro! —Chi Xiaoduo comentó melancólicamente—. Si salimos ahora, ¿qué haré para ese entonces?

—El futuro es el futuro, ¿acaso no sabes cómo hacerlo renunciar a su trabajo, idiota?

—¡Es un policía! ¿Cómo puede dejarlo? ¡¿Es igual de difícil que dejar de fumar?!

—Puedes escribir una solicitud anónima para exponerlo y denunciarlo a sus superiores... —mencionó Wang Ren.

—¡Estás loco!

—Está bien, está bien, dejaré de bromear. En serio, deberías considerarlo.

Chi Xiaoduo gimió—: Wang Ren, ¿no puedes presentarme a alguien más confiable, alguien que pueda pasar una buena vida conmigo? ¡Ahora mismo tengo tanta sed que cuando veo al repartidor casi quiero acercarme a él y cortejarlo!

—¡Te presenté a muchos! Y ninguno funcionó. Dijiste que mientras sean hombres los querrás a todos, entonces, ¿por qué no quisiste a ese calvo?

La otra parte protestó—: Por lo menos tiene que ser un hombre normal.

—¿Qué tiene de malo ser calvo? Escucha gege, mi cabello está disminuyendo día tras día, así que no me incluyas en lo "anormal" cuando me quede pelón.

Chi Xiaoduo—: ...

—Como sea, hablemos más tarde.

—¡Chicos, dejen de ser ruidosos! ¿Pueden apagar la televisión? ¡Ya son las diez y media! —gritó dirigiendo las palabras a sus vecinos.

Wang Ren rugió enojado desde la línea—: ¿¡Estás demente, Chi Xiaoduo!? Ganas doscientos o trescientos mil al año, ¿necesitas vivir en los suburbios? ¿No puedes mudarte a un lugar normal para vivir?

—¡Estoy ahorrando! ¡No tengo dinero y sin él me siento inseguro!

—¿Qué regalo quieres para tu cumpleaños?

—Un novio. Tengo veintiséis años y sigo siendo virgen, qué lamentable es eso.

Wang Ren—: ...

—Seré franco, Chi Xiaoduo, ¿realmente te has acostado con un hombre?

—No... —respondió con indiferencia—. He querido pero no he encontrado al adecuado.

—Ahora tengo mucha curiosidad. ¿Tanto quieres que te sometan y sujeten? ¿Se siente genial?

—Ni siquiera me han reprimido, ¡cómo voy a saber si se siente genial! Déjame primero experimentarlo antes de responderte, ay, ¿cómo es que tendré veintiséis años, pero sigo siendo virgen...?

—¿Qué tal si buscamos a alguien que te deje experimentarlo? Sin atarse, solamente que sea un acuerdo entre ustedes para acostarse. Gege, ¿qué tal si lo hacemos entre nosotros? —sugirió el contrario al otro lado de la línea.

Chi Xiaoduo—: ...

La otra parte estaba bromeando. Ambos sabían que no podían dormir juntos, de lo contrario, no serían amigos después de hacerlo. Ese tipo era un playboy muy tenaz e incluso si los penes de todos los gongs del mundo se rompían, Chi Xiaoduo no iría a buscar el de Wang Ren. Los dos continuaron conversando, hasta que el joven se puso boca abajo y se quedó dormido amargamente pareciendo un pez luna.


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Notas de traducción:

[1] Fiebre de los viajes de Año Nuevo: Se refiere a los viajes en primavera, ya que es por el alboroto del tránsito en todo el país durante el período del Año Nuevo Lunar para irse de vacaciones.

[2] Roaming: Término que se emplea en el ámbito de la telefonía móvil en relación con los recargos en las tarifas de las llamadas o mensajes que tienen su origen o destino en el extranjero y que utilizan las operadoras disponibles en cada país.

[3] Crónica de Plata: Es un libro de poesía escrito por Emily Dickinson. El nombre completo es "Crónica de plata (poemas escogidos)".

[4] Caja de rapé: Se trata de una cajita destinada a guardar la ceniza del tabaco para aspirarlo. En Sudamérica recibían el nombre de "cajetas" o "cajetillas".

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