Transalterna

De Hitto_

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Maya y Sophie son la misma persona viviendo dos vidas diferentes. ¿Ambas vidas son reales?¿una es un sueño? E... Mai multe

Intro
Scielo1
Almarzanera
El chico nuevo
Un tatuaje gratis
Respuestas por parte de un odioso
Mirar alrededor
El fantasma del depósito
Tarde de playa
El ritual de cumpleaños
La fiesta de Maya
Gente indeseable
Guerra en la familia
Secretos íntimos
No salgas del círculo
Estar como en un sueño
En la fila del desempleo
El proyecto Transalterna
Un día espectacular
La peor espía
El chico más peligroso del pueblo
La primera misión
Lazos fraternos
Revelaciones en la montaña
El misterio del culto
La cacería
Acechando en la oscuridad
Marcus
La primera cita de Ian
La verdad sobre Marcus
Confesiones entre hermanas
El misterio de Anelise
El espacio interdimensiones
Noche en el Spice club
El nuevo Ian
Consiguiendo justicia
La mansión del círculo
El certificado de pureza
Niña buena
La verdad sobre Dylan
Rescatando a Ian
Saltar de un risco
El secreto de Grecia
El nuevo Aaron
Un giro del destino
Las jóvenes del Círculo
Mis dos padres
Familia
Cómo ocultar un crimen
Thaly
La dimensión T50
Dos años de cambios
La estrella Polar
La partida inconclusa
Alguien en quién confiar
La luna roja
Shifting
Epílogo
Transalterna 2
Guía de entes
Guía de personajes

Descubriendo una verdad

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De Hitto_

La excursión no había salido tan bien como pensaba, ni tan mal como podría haber sido.

La amistad de Aaron y mi hermano estaba reconstruida, ya sabía sobre los motivos de Grecia y había aprendido un poco más de ella, e incluso de Tiago. Eso de que él también iba a terapia era algo nuevo. No lo podía recordar. Tal vez era nada. De lo que sí debía preocuparme era por el posible carroñero en la montaña. No solo era un peligro para los animales de la zona, podía atrapar a un excursionista.

Tiago y yo regresamos a casa más o menos a la hora de la salida. Caminamos juntos y decidí romper el silencio.

—Gracias por acompañarme hoy. No salió como esperaba. Al menos ya hablas con Aaron de nuevo.

—Bueno, sí... es un tipo interesante, igual es mejor mantener cierta precaución de momento ¿sí?

—Haz lo que quieras. Solo no vuelvas a acusarme con Steve o con nadie cuando esté con él.

—Maya, ¿tú y él tiene algo?

—¿Algo? —casi me atoro con mi propia saliva ante la pregunta de mi hermano. —¿Algo como qué?

—Tú sabes. Es obvio que tú le gustas ¿le correspondes?

—Tiago, estoy comprometida. —Lo miré con indignación.

—Eso no responde mi pregunta.

—No hay nada entre nosotros. Solo es un amigo y estamos haciendo el comic juntos.

—Sí, sobre los monstruos —levantó las cejas.

—¿Lo viste?

— Aaron me mando unas páginas ayer.

—¿Y no se te hicieron familiares? Los monstruos, digo —quise indagar.

—¿Los monstruos familiares? Amenos que hay dibujado uno con la forma de Daría y Coral, no se me hicieron conocidos.

—Me refiero a si alguna vez viste algo parecido o lo soñaste.

—¿Por qué me preguntas eso? —dijo sin mirarme.

—Porque yo algunas veces he tenido pesadillas así, con ese tipo de monstruos —mentí esperando ver qué respuesta me daba.

—No suelo tener pesadillas, menos con monstruos, ni que tuviera cinco años.

Tiago no se mostró más abierto a decirme nada. Tal vez estaba sobre analizando todo. Tener pesadillas, imaginar fantasmas y monstruos era tan antiguo como la vida misma.

Caminamos lento y llegamos cuando mi madre estaba en el comedor. Supervisando a las mucamas mientras limpiaban los cubiertos de plata.

Por suerte mis hermanas no estaban, seguro habían salido con amigos. Todavía no me hablaban y hacían cada día en casa más insoportable.

—Maya, Tiago, qué bueno que ya llegaron. Esta mañana tuve reunión del Círculo y las madres de sus compañeros de colegio me contaron algo espantoso, que ayer oportunamente no mencionaste. —Miró a mi hermano de manera recriminatoria.—Aaron y su hermano fueron hallados con armas en la mochila cuando los castigaron juntos, ¿cómo fue que no me lo dijiste?

Tiago inclinó su cabeza hacia atrás con sufrimiento, seguro se le venían recuerdos del larguísimo sermón del día anterior.

—No lo vi necesario.

—¿Cómo no te pareció necesario? Es increíble. El padre de esos chicos era una eminencia y ellos son solo unos vándalos. No me explico cómo no los expulsaron. No quiero que se acerquen a ellos de nuevo. Todas las madres de su curso están de acuerdo en que si el colegio no va a tomar medidas, nosotras alejaremos a nuestros hijos de ellos.

—¡Mamá! Eso es tonto, fue un mal entendido. Aaron y Liam no son unos vándalos. Son muy buenas personas, muy inteligentes y por eso no los expulsaron...—Intenté defenderlos, mas mi madre me dio a entender que el tema no estaba en discusión.

—Maya, tú más que nadie no tiene nada que hacer con esos chicos. Eres una mujer comprometida. El único hombre con el que debes hablar es tu novio.

Esta vez yo tiré mi cabeza hacia atrás con sufrimiento. Tenía unas ganas enormes de agarrar un cojín del sillón y gritar contra él. Me daba igual. No llegaba a nada peleando con mi madre. Por más que me lo prohibiera iba a seguir viendo a Aaron.

Corrí a mi habitación, tiré la mochila al suelo y saqué mi celular.

Maya: por favor no vayas solo con Liam

Aaron: a dónde? A la montaña?

Maya: sí. Ayer tú y tus hermanos tuvieron problemas con uno, no creo que Liam y tú puedan solos. Peor de noche. Por favor, déjame ir con ustedes.

No llegaba respuesta, me quedé mirando mi celular, atenta.

—No vas a ir. —Una voz se escuchó en mi oído y del susto tiré mi aparato hacia el suelo. Aaron estaba ahí, sentado en mi cama.

—¿Qué haces aquí?

—Estaba cerca. —Encogió los hombros—. Bonito cuatro —consideró observando al rededor, se tumbó de espaldas contra mi cama y se puso demasiado cómodo.

—Oye, no te di permiso de acomodarte. —Lo golpeé con mi almohada, él ni se inmutó—. Y no entres así, podría estar vistiéndome o algo.

—¿Y qué? no hay mucha diferencia con lo que ya conozco de memoria en el otro lado —dijo mirándome de forma libidinosa. Se ganó otro golpe de almohada, solo porque no encontré algo más contundente.

—Sabes que las cosas aquí no son como allá.

—Sí, como digas —resopló—. Steve viene aquí o tú vas con él. ¿Tus padres le dejan pasar aquí la noche? —preguntó con maldad. Mirando a detalle el letrero que tenía en mi techo.

—Eso es personal... pero obviamente no se queda, ni yo voy con él. Nuestra relación no es de ese tipo —expliqué, a tiempo que pensaba que no necesitaba dar explicaciones.

—¿No tienen sexo? —rió.

—No ¿y qué tiene? eso no es importante. Nuestra relación es más profunda y espiritual que eso.

—Claro, si lo repites mucho capaz y tú misma te lo creas.

Se ganó otro golpe.

—Nunca vas a entender eso —abracé la almohada y le di la espalda, la verdad estaba bastante avergonzada y no quería que lo notara, sería más material para que él me molestara. Tea entró por la ventana. Aaron se levantó para agarrarla y ella se dejó.

— La verdad, no —respondió acurrucando a mi gata en sus brazos, ella se sentía cómoda con él, eso era buena señal. Los gatos no se equivocan—. ¿Y es el único novio que has tenido aquí?

—Sí. El primero y único.

—Entonces...—Lo caviló con una media sonrisa dibujándose en su rostro— ¿Nunca has tenido sexo de este lado? —La sonrisa terminó de completarse.

—No es que te incumba, pero como no tiene nada de malo: no. Ya te dije, las cosas aquí son diferentes.

No lo veía, Aaron seguía consintiendo a mi gata mientras se distraía con la vista del balcón. Intuí lo que pasaba.

—¡Eres un enfermo!—le grité, me contuve de lanzarle algo porque tenía a mi Tea en brazos.

—¿Enfermo por qué? —volteó hacia mí, queriendo disimular la expresión de su rostro, que delataba por completo sus pensamientos.

—Porque estás viendo tu oportunidad de convencerme de perder mi virginidad contigo. En ambas dimensiones los hombres son iguales, les da morbo desvirgar a una chica. Como si su pene nos cambiara el status.

—Yo no dije absolutamente nada, tú te montas películas en la cabeza. Mejor usa esa imaginación para el comic —dijo cínico.

Tea saltó de sus brazos a la cama. Esta vez la acaricié yo y dejé de hablar del tema. Era incomodo, Aaron lo sabía y disfrutaba de generar esas reacciones en mí.

—Bueno, volviendo al tema. Ir de noche a la montaña es peligroso.

—Sí, ya sé. Da igual. Debo ir a revisar. Con otros tipos de ente no hay apuro, pero los carroñeros pueden ser muy peligros.

—Lo sé, por eso no es buena idea que vayan los dos... mira, vamos mañana ¿sí? con la luz del sol. Conozco muy bien esa montaña y cómo llegar a las cuevas.

—Está bien —volcó los ojos—. Planearemos una estrategia en Scielo1, ¿de acuerdo?

Antes de responderle unos golpes en la puerta de mi habitación sonaron y escuché a Gema del otro lado, avisándome que la cena estaba lista. Cuando volteé Aaron ya se había ido.

****

Fue desconcertante abrir los ojos en la cápsula. Por un momento había olvidado el lugar donde había dormido esa noche. El líquido empezó a bajar, frente a mi estaba un hombre que no conocía y Solange. Ambos observaban el monitor. Cuando la puerta se abrió busqué en la capsula de al lado. Ian ya no estaba.

—¿Cómo dormiste? —me preguntó el hombre.

—Bien —consideré. Mi cuerpo estaba muy relajado—. ¿Vieron algo interesante?

—Pese a que tu energía no se mueve como en los otros, tienes mucha facilidad para pasar el velo. ¿Nunca has intentado hacerlo a voluntad? —Solange me preguntó.

—¿A voluntad? ¿Eso se puede?

—Sí —Ian apareció a mi lado, ya vestido y con el cabello mojado, yo seguía en traje de baño, empapada, mas no tenía frío. El ambiente en el laboratorio era agradable. —Es algo que se puede lograr con práctica. Hay muchas cosas que en teoría se pueden hacer.

—Muy pocos de los portales pueden hacer el shifting a voluntad —explicó Solange—. Ian lo ha logrado algunas veces. Si lo logras dominar puedes acceder incluso a otra dimensión además de la T52.

—¿Otra dimensión además de estas dos? ¿Alguien lo ha hecho? —Eso me interesó.

—Solo se ha logrado una vez. Pero si tú tienes tanta facilidad y logramos desbloquear tu flujo de energía, tal vez puedas lograrlo —dijo el hombre que en ese momento consideré que debía ser el reemplazo de Renata.

—Pero no lo haremos ahora, mejor ve a vestirte. No la necesitamos más por hoy ¿verdad?—Ian se dirigió a los adultos.

—No, analizaremos los datos de esta noche. Puedes irte a tu casa.

Solange me dejó libre.

***************

Ian me acompañó hasta mi edificio. Bajé de su moto y no sabía si invitarlo a subir, o tal vez necesitaba un descanso de mí.

—Iré a ver a mi papá —le dije.

—Sí, ve. Yo haré algunas cosas personales. Aprovecha de descansar. En la noche te llamo para ver qué haremos con el asunto de Almarzanera. —Se quitó el casco y se levantó también.

—Entonces nos vemos luego, supongo.

Momento incómodo en el que no sabía cómo despedirme. No duró mucho. Ian puso su mano en la parte posterior de mi cabeza y me atrajo hacia sus labios. Me soltó sin decir palabra y regresó a su moto.

Soy consciente que tenía una sonrisa boba en los labios cuando entré a casa. Mi papá lavaba un plato en la cocina.

—Por fin regresas —me dijo.

Me acerqué a abrazarlo por la espalda.

—También te extrañé. Tuve que dormir en el trabajo.

—¿En el trabajo o con Ian?

Dejé de abrazarlo y lo empujé con suavidad.

—En el trabajo, investigan un aparato para terapia del sueño. Y aunque hubiese pasado la noche con Ian, no es de tu incumbencia. Ya estoy grande.

—Ya lo sé Sophie, pero quiero que me digas la verdad siempre. —Se sacudió las manos y procedió a servirnos un par de tazas de café.

—Te estoy diciendo la verdad. Ian y yo... pues mira, tenemos algo, no sé qué exactamente, pero algo. Me gusta, supongo. Y creo que yo le gusto.—Me senté a la mesa y papá me acercó mi taza de gatitos.

—¿Tú crees? —me volcó los ojos como si yo fuera tonta.

—No sé, los hombres nunca quieren decir lo que piensan. —Di un sorbo.

—Los hombres somos bastante simples, las que se andan con indirectas son las mujeres. Y aunque no lo creas, me agrada que estés empezando algo con alguien. Estos años han sido difíciles. Te alejaste de tus amigos y de tu vida social. No quiero dejarte sola cuando muera.

—Papá no digas eso. Vas a estar conmigo muchos años. Ya te dije que la próxima semana veremos al oncólogo. Siempre tuviste un bien pronostico. Tal vez te tengamos que operarte o algo.

—Sí y saldrá carísimo.

—¿Y qué? Ahora puedo pagarlo, es cosa de ahorrar un par de meses o tal vez menos. Te prometo no volverme loca de nuevo con las compras. Gastaremos lo necesario, excepto por el lugar. No puedo viajar más de una hora en tren a cada momento. Desde mañana me pondré seria con la búsqueda de departamento en el área cinco o seis.

—No. —Me sorprendió lo tajante que fue su respuesta.

— ¿Por que no?

—No voy a mudarme. Menos al área cinco. —Él se mantenía concentrado en su café mientras hablaba.

—Papá, entiende que esto me queda muy lejos. —Quise convencerlo.

—Lo entiendo y si tienes que mudarte, hazlo. Pero yo me quedaré aquí.

—¿Quieres que me vaya? —me sorprendí. Papá y yo jamás habíamos hablado de que yo me fuera a vivir sola, menos en esas circunstancias.

—No quiero que te vayas, pero entiendo que debes hacerlo.

—Lo que debo es estar contigo, sabes que no puedo dejarte. —Comencé a alterarme.

—Sophie, no soy un niño, deja de tratarme como tal. Soy un adulto y tú también ahora. Hablaremos a diario y nos veremos lo más posible.

—Papá no se trata de tu edad. Se trata de que necesitas cuidados. Y si te pasa algo debo estar cerca. —Me iba a responder, mas no lo dejé, de levanté del asiento. —¿Sabes qué? Olvídalo, seguiremos viviendo aquí. Me compraré una moto o algo.

—Sophie...—mi padre dijo con suplica, queriendo tomarme de la mano. Lo rechacé y me encerré en mi habitación.

A veces no entendía a mi padre. Tenía un rechazo muy fuerte a todo lo relacionado con las áreas de la diez en adelante. Lo que era extraño, pese a que no me contaba de su vida, siempre me había quedado claro que provenía de una familia adinerada. Había visitado muchos países, estudiado en escuelas privadas, e incluso sacado un título universitario en ingeniería.

Cerré la puerta, me quité los zapatos y me tumbé en mi cama. Hacía mucho que no tenía un día libre. Mi primer pensamiento fue ponerme al día con mis redes sociales, tal vez hablar con Claudia e incluso con Evan y los chicos. Ahora si había la posibilidad de tocar con ellos en la banda.

Me acomodé bien y encendí mi laptop. De pronto me acordé de mi mamá. Con todo lo ocurrido no había tenido tiempo de buscar información sobre ella. Ese parecía un buen momento.

Con su nombre tal vez me saltaba alguna información en el buscador, sus redes sociales, o incluso una foto. Eso me habría gustado, una foto. Mi papa tenía varias de ella. Pero alguna diferente, que me indicara más de su pasado, iba a ser de mucha ayuda.

Me tomó tiempo escribir su nombre. La ansiedad me mataba y al mismo tiempo, me daba algo de miedo lo que pudiese hallar, o peor, que no hallase nada.

Reuní valor y puse su nombre. De inmediato me saltaron los resultados y lo primero que apareció, fue un artículo de periódico, de dieciocho años atrás:

"Mujer embarazada es asesinada con siete puñaladas en plena vía pública"

***

bueno... que cosas no?

nos leemos pronto!!! no se olviden de comentar y nos vemos en Instagram!

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