Golden Boy [JJK]

By GretelZM

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Haewon creía haber conocido al chico perfecto. Inteligente, simpático, bueno en los deportes y que todo lo ha... More

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By GretelZM

Haewon POV

Intenté mantenerme serena. No quería causar una mala impresión, pero parecía que los nervios estaban comenzando a dominarme. Almorzar con Jungkook en la cafetería de la escuela era una cosa, pero en su casa y junto a su madre...

Ni siquiera sabía por qué estaba tan nerviosa. Después de todo, solo era un almuerzo en casa de un amigo. Un amigo que cada vez que cruzaba miradas conmigo hacía que mi pulso se acelerara. Quizá estaba más nerviosa por su causa que por el hecho de estarme sintiendo como una completa extraña en una casa desconocida. De una forma u otra, intenté lucir calmada.

– Entonces Haewon, – al escuchar mi nombre volví en mí y levanté la mirada en dirección a la madre de Jungkook – dime, ¿eres de aquí de Seúl?

– Sí. Siempre he vivido aquí.

– Es una ciudad encantadora – me dijo con una amplia sonrisa – ¿Vives por aquí cerca?

– Sí, a unas cuadras – le dije con una pequeña sonrisa.

– Qué bueno. Eso quiere decir que puedes venir a visitarnos cuando quieras.

Miré al pelinegro, mis ojos encontrando los suyos, lo que causó que me sonrojara un poco. Volví a mirar a su madre con una sonrisa tímida.

– Le agradezco mucho la invitación.

– ¿Y cómo van con el trabajo que tenían que hacer?

– Ya lo terminamos – le respondió Jungkook.

– Perfecto. Eso significa que ahora tienen más tiempo para salir y divertirse – nos dijo, provocando que me volviera a sonrojar. Su sonrisa no desaparecía.

– La verdad es que quisiera conocer más de Seúl – miré al chico frente a mí cuando habló – El Río Han es realmente fascinante. Me gustaría ver otros lugares.

– ¿Por qué no salen un día? – y eso hizo que casi me ahogara con lo que estaba comiendo. Por suerte no llegué a montar una escena, porque sería realmente vergonzoso.

Levanté ligeramente la mirada hacia Jungkook, este solo asintió sin dejar de mirar lo que comía.

– Sí. ¿Por qué no? – dijo sin más y yo abrí mis ojos de más, dándole una pequeña sonrisa a su madre cuando esta dirigió su mirada a mí.

El resto del almuerzo por suerte transcurrió tranquilo. La señora Jeon era realmente muy simpática y amable. La verdad es que esperaba un interrogatorio por su parte, pero solo conversamos como dos personas que acababan de conocerse. Aunque lo único que yo hacía era responder sus preguntas y cruzar miradas con el pelinegro de vez en cuando.

Cuando habíamos terminado ya estaba más relajada. Sinceramente ni sé por qué estaba tan nerviosa. No es como si Jungkook me fuese presentar como su novia a su madre o algo así. Joder, ese solo pensamiento me dio escalofríos y me hizo sonrojar, pero intenté ocultarlo lo antes posible al sentir el peso de la mirada de la señora Jeon sobre mí. Ella y yo estábamos sentadas en la sala mientras su hijo fregaba la vajilla. La verdad es que me sorprendió mucho que se ofreciera para hacer esa tarea.

– Él es muy atento – me dijo interrumpiendo mi tren de pensamientos – Siempre me ayuda cuando se lo pido, y aunque no se lo pida, lo hace de todas formas.

No sabía qué decirle, así que solo asentí, y ella me sonrió.

– ¿Sabes? Eres la primera amiga que trae a casa más de una vez, lo cual me sorprendió bastante.

– ¿Por qué lo dice? – le pregunté, ahora poniéndome nerviosa en serio.

¿Y si ella se imaginaba algo que no era? ¿Y si creía que tenía malas intenciones con su hijo?

Ni siquiera sabía si tenía intensiones. Venga Haewon, cálmate.

Ella suspiró.

– Es que Jungkook es muy introvertido, y le cuesta hacer amigos – respondió – A menudo puede parecer un poco frío y solitario, y no es que sea antisocial, es que le cuesta adaptarse a un nuevo ambiente, dónde tiene que comenzar de cero y dónde sus amigos no están para ayudarlo o hacerle compañía. Se siente muy solo aquí en ciudad tan grande como Seúl. Por eso me alegré mucho de encontrarte aquí cuando llegué – sonrió – Eres una chica simpática y sé que a Jungkook le caes bien. Por eso me hace muy feliz saber que tiene una amiga.

Sonreí un poco. Realmente lo quería mucho y se nota que se preocupaba por él. Era una persona maravillosa.

– Yo... realmente admiro mucho a su hijo – admití – Es un chico muy inteligente, y simpático. La verdad es que, si él me lo permite, quisiera ayudarlo a adaptarse y a que no se sienta tan solo – le dije con una sonrisa, que ella me devolvió, sus ojos iluminados con agradecimiento y cariño.

– Te lo agradezco mucho Haewon.

Asentí sonriéndole y al notar a Jungkook aproximándose a nosotras, volteé la mirada a él y me puse de pie, su madre imitándome.

– Bueno, ya debo irme. Muchas gracias por el almuerzo.

– Fue un gusto querida. Vuelve pronto – me dijo la señora Jeon con una amplia sonrisa.

– Yo te acompaño – me dijo Jungkook y fue conmigo hasta la puerta.

Cuando estuve fuera lo miré con una pequeña sonrisa.

– Nos vemos en el instituto.

– Adiós – me dijo y, acto seguido, cerró la puerta mientras yo comenzaba a hacer mi camino hacia mi casa.

***

– Jimin haz el favor de darte prisa, ¿quieres? – le grité al inútil de mi hermano golpeando la puerta del baño con fuerza.

Llevaba más de 30 minutos ahí dentro haciendo no sé qué, y si llegaba tarde por su culpa juro que...

Escuché la manija de la puerta abrirse por dentro y unos segundos después Jimin salió, secándose la cara con la toalla aun. Lo miré con los ojos en blanco.

– Ya era hora. ¿Qué demonios estabas haciendo que te tomó tanto tiempo? ¿Sabes qué? Mejor no me digas. Prefiero no saberlo – entré el baño y cerré de un portazo.

No había comenzado el día muy bien que digamos. Estaba un poco nerviosa por volver a ver a Jungkook. No paré de pensar en él durante todo el fin de semana, dándole vueltas a todo lo que me dijo su madre. La verdad es que Jungkook y yo nos llevábamos bien, pero apenas nos conocíamos. Ni siquiera sabía si me consideraba su amiga. Solo sabía que ahora más que nunca quería conocerlo mejor. Estaba ansiosa por descubrir qué misterio ocultaban esos oscuros ojos.

Salí del baño y me dirigí al comedor para desayunar, encontrándome con mi madre y me hermano, que me miró con el ceño fruncido.

– ¿Se puede saber qué bicho te ha picado?

– Sí sabes que no eres el único que vive en esta casa, ¿verdad? Resulta que hay dos personas más que necesitan utilizar el baño por las mañanas.

– Haberte levantado más temprano – me dijo encogiéndose de hombros.

– ¡Basta! – nos reprendió mamá – ¿Será posible que siempre tengan que comenzar el día discutiendo? No hablen tanto y terminen de desayunar, que sino llegan tarde.

No tenía deseos de soportar a Jimin todo el camino hacia el instituto, así que terminé lo más rápido que pude y salí antes que él. Llevaba 5 minutos de adelanto, por lo tanto podía caminar despacio y con calma. Además la calle estaba bastante despejada, así podría relajarme un poco la tensión que tenía.

Al doblar la primera esquina escuché el claxon de un auto. Mi instinto me hizo voltearme justo a tiempo para ver un conocido Audi plateado frenar a mi lado.

Algo dentro de mí comenzó a temblar, y cuando se bajó la ventanilla del asiento del copiloto revelando al pelinegro, que me observaba fijamente, mi pulso se aceleró.

– Sube – fue todo lo que me dijo.

Me tomó casi un minuto reaccionar. Mis piernas, algo temblorosas, avanzaron hasta la puerta. La abrí con lentitud y me senté en el asiento del copiloto, sintiendo una brisa fresca proveniente del aire acondicionado, al instante de poner un pie dentro del auto. Me abroché el cinturón de seguridad mientras Jungkook volvía a ponerlo en marcha.

– Gracias – le dije casi en un susurro y él asintió sin apartar la mirada del camino.

El silencio que se instaló entre nosotros me resultaba un tanto incómodo. Aunque no era la primera vez que montaba en su auto, aun se me hacía un poco raro. Lo observé con detenimiento de forma disimulada. Hoy vestía de negro completamente, con un suéter de cuello alto, y el cabello lo tenía un poco más arreglado. Se veía guapísimo, como siempre. Definitivamente era el chico más hermoso que había conocido.

A pesar de que aun era un poco tímida con él, esta vez me sentí con la confianza suficiente para romper el hielo.

– Ehm... ¿Siempre vas en auto al instituto? – asintió.

– La verdad es que no es necesario, pero ya estoy acostumbrado. En Busan el instituto me quedaba a 45 minutos caminando, pero en auto tardaba 20 en llegar; contando las paradas que hacía para recoger a mis amigos.

Sonrió ligeramente luego de decir lo último, y me di cuenta de que era la primera vez que mencionaba a sus amigos desde que nos conocimos. Sin poder evitarlo sonreí yo también.

– ¿Y tú? – me preguntó, serio nuevamente – ¿Siempre vas por este camino? Es la primera vez que te veo pasar.

– Sí, es solo que hoy salí más temprano.

– Te puedo llevar todos los días si quieres.

Abrí mis ojos un poco de más, mis mejillas enrojeciéndose. La verdad es que era una oferta bastante tentadora. Ir en su auto con él todos los días...

Ugh. ¿Pero en qué estás pensando Haewon? No seas como la zorra de Eunmi. Ella sí no dudaría en aceptar su propuesta.

– No quisiera ser una molestia – le dije, sonriendo un poco avergonzada.

– Para nada. Al fin y al cabo, me quedas en el camino – me dijo con una pequeña sonrisa.

– Vale. Gracias.

Al llegar al instituto, sentí el peso de las miradas de todos sobre mí cuando me bajé del auto. Escuché a Jungkook cerrar la puerta y me volteé hacia él, encontrándome con su mirada fija en mí.

– Quería preguntarte si estás libre el domingo.

– ¿Por qué?

– Quiero ir a la Torre Namsan a fotografiar la ciudad desde el mirador, y me preguntaba si te gustaría venir conmigo.

Mi corazón se aceleró al escuchar aquello. No. No podía ser...

¿¡En serio me estaba invitando a salir!?

Okey Haewon, cálmate. Respira hondo. No es una cita, solo quiere que lo acompañes.

Joder pero es que me lo estaba pidiendo a mí. A nadie más, solamente a mí.

Jungkook me miraba expectante y yo le sonreí ampliamente, incapaz de ocultar mi emoción.

– Me encantaría.

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