𝗔𝗚𝗔𝗧𝗛𝗔 ━━ Shadowhunters...

By wxnder_lxand

920K 58.2K 15.8K

Alec pensó estar secretamente enamorado de Jace hasta que Agatha llegó al instituto... Desde ahí todo empieza... More

Coming soon
Characters / Cast
Introducción.
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
𝐀𝐆𝐀𝐓𝐇𝐀: 𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍
𝐆𝐑𝐀𝐏𝐇𝐈𝐂𝐒
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
21
22
23
24
25
26
27
𝐀𝐆𝐀𝐓𝐇𝐀: 𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑
𝐆𝐑𝐀𝐏𝐇𝐈𝐂𝐒
01
02
03
04
05
06
07
08
09
Carta de Ágatha
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
EPÍLOGO
NOTA IMPORTANTE

20

9.1K 531 276
By wxnder_lxand

ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +18

⊰᯽⊱┈──╌❊ - ❊╌──┈⊰᯽⊱


Hacia exactamente dos semanas que Alex había asumido como director. Fueron dos semanas muy movidas pero el azabache no podía estar más feliz y eso es lo que contaba.

En esas dos semanas Agatha y Jace hablaron y pudieron arreglarse, el rubio le pidió perdón por no estar con ella cuando pasó todo lo de los asesinatos, y su hermana no podía no perdonarlo.

El primero y único en enterarse del compromiso oficial de ambos fue Magnus, dado que Alec se había ido a disculpar con él y también "le pidió la mano" de Ágatha. El brujo estaba encantado con la noticia, más para el resto todavía era incierto.

Agatha no ocultaba su anillo ni nada parecido, pero al estar tan ocupados ninguno de sus amigos se dió cuenta de ello, y con Alec acordaron decirles después, no tenían prisa.

En cuanto a su retomada relación, nada podría ir de mejor manera, ambos eran eficientes en sus tareas y todo el tiempo libre que tenían lo repartían para poder estar juntos, como lo era ahora.

La rubia soltó una pequeña carcajada gracias las cosquillas que le daban la yema de los dedos de Alec trazando su runa de amor, algo que se le había hecho costumbre al azabache después de haber tenido sexo juntos.

-No te rías, le quitas el romance a la situación- se quejó.

Ágatha se rió media vuelta parar mirarlo.

-Es que me da cosquillas- se justifica.

El azabache sonrió y la aproximó más hacia él, dejando besos por toda su cara, hasta llegar a sus labios y plantar un beso largo y calmado.

-Que te mudaras a esta habitación fue sin duda lo mejor que decidimos- dijo al separarse.

La escuchó carcajear. Alec pocas veces se había sentido así de completo.

-Pienso lo mismo, además, ya me acostumbré a dormir contigo- responde.

-Menos mal, porque tendrás que hacerlo toda tu vida ahora- dijo el azabache con diversión.

Pocas veces en su vida había estado así de contento.

-Amo como suena eso- dice Ágatha.

Al tener los ojos cerrados, la chica solo sintió los labios del azabache posarse sobre Les suyos, haciendo que sonría en medio del beso, pero suspiró al sentir las manos de Alec bajar por su cuerpo.

-He estado pensando... ¿Nos casaremos recién cuando esto acabe, verdad? Es que no lo discutimos- pregunta.

Agatha se giró a mirarlo. La verdad es que ella tampoco quería casarse tan pronto, mucho menos con cómo estaban las cosas.

-Sí, me gustaría más, porque hacerlo ahora sería... Caótico- respondió.

-Demasiado-

-¿Crees que en el instituto acepten perros?- preguntó la chica.

Alec la miró confundido.

-¿Qué?-

-Ya sabes, quiero tener un perro, pero vamos a vivir aquí, así que ¿Aceptan perros aquí? ¿Es algo de shadowhunters?- cuestiona.

Alexander no pudo evitar soltar una carcajada ante semejante ocurrencia.

-Lamento decirte que los perros no son cosa de shadowhunters linda- contestó después de su risa.

Escuchó el sonido en forma de queja que salió de la boca de su chica.

-Bien, supongo que el perro tendrá que esperar un poco más- suspiró.

Se quedaron así, abrazados, con las manos en dónde ahora lucían orgullosamente la runa de amor. Alec era en definitiva el más fascinado por eso, quería marcarse con la rubia hacia mucho tiempo ya y aunque no sabía que había ocasionado eso, no podía estar más feliz.

Todos en el instituto lo notaban mas feliz, y parecía una locura que el Alexander que solo sabía decir no y mirar mal a todo mundo era ahora una persona más serena, seguía siendo como era, solo que ahora sí estaba feliz.

Ágatha se estiró los pocos centímetros que el azabache le pasaba, se colocó encima de él, dejando su cabeza en el huevo de su cuello, y con su mano daba caricias en su cabello mientras que Alec cerraba sus ojos del gusto.

-Por el ángel te amo tanto- dice en un suspiro.

La sintió dando un beso en su cuello, justo en dónde estaba su runa de bloqueo.

Los besos de la joven fueron esparcidos por todo el cuello de Alec, dejando salir un quejido al ver que el azabache ya se había colocado su camiseta.

-Sacatela- ordenó con poca paciencia.

Sabiendo lo que se aproximaba, Alec la sostuvo con cuidado, se sacó la camiseta y volvió a acostarse. Esta vez, cuando Agatha bajo a su cuello, pudo seguir su camino besando todo el torso de su prometido.

La rubia tenía una rara fascinación con las runas de Alec, por lo que se dedicó a besar cada una de ellas, eran besos húmedos, nada inocentes que dejaban al peli negro sin aliento.

-No hagas eso sí no vamos a hacer nada despues- advierte con los ojos cerrados.

Cómo respuesta sintió a Agatha sentarse en su hombría, cuando abrió sus ojos, la rubia lo miraba con una sonrisa traviesa y sin nada de cintura para arriba.

Con rapidez quedó semi sentado en la cama, y dirigió sus manos directamente a delinear el contorno de los pechos de Ágatha, para posteriormente darles un suave apretón a ambos, dejando que la rubia soltara un fuerte suspiro.

-Son perfectos, como tú- susurró en su oído.

La rubia lo besó desesperada, mientras que las manos de Alec seguían jugando con sus pechos y a veces viajaban hasta su cintura.

Ella no quiso perder el tiempo, ya que sabía que tenían poco, así que dibujó un camino con líneas imaginarias por todo el largo torso del azabache, y cuando llegó al elástico de sus boxers no frenó, sino que tomó entre sus manos su miembro y comenzó a masajearlo despacio.

Lo había dejado sin aliento por segunda vez, Alec siempre había sabido que las manos de Agatha hacían magia con él, pero pocas veces lo había comprobado, dado que él siempre llevaba el mando. Solo atinó a dejar un fuerte suspiro en la oreja de la chica al sentir como lo seguía estimulando.

Cuando sintió que ya la rubia había hecho demasiado, quitó su mano, y con un movimiento algún fuerte la dejó recostada en la cama y se pocisionó entre sus piernas.

Volvió a repartir besos en todo su cuerpo, y cuando llegó a su corazón, dónde yacía reluciente su nueva runa de amor, dejó un beso largo, tratando de expresarle con palabras cuanto la quería.

Después de asegurarse de que Agatha sintiera su amor, prosiguió a quitarle la única prende que le quedaba a ambos, sus bragas. Primero se despojó de su boxer, y antes de bajar las bragas de la rubia, la miró.

-¿Puedo?- pregunta algo agitado.

Ágatha asintió rápidamente.

Con las mejillas sonrojadas se despojó de la prenda también, y está vez, sin que se lo pida, Agatha abrió más sus piernas.

El azabache bajó su cabeza y procedió a degustarse en los jugos de su chica, mientras que la rubia hacia lo posible por no gemir dado que estaban a pleno día y cualquiera podría escucharlos.

Estaban sudorosos, con las mejillas sonrojadas, y sus cabellos algo mojados por las acciones que llevaban acabo.

En un momento, Alec se concentró en llegar a su pequeño botón de nervios y utilizar su lengua para haberla llegar a las estrellas, que tuvo que tapar su boca con una mano. Lo sintió parar y se quejó.

-No te tapes, quiero escucharte- se quejó el azabache.

Ella levantó un poco su cabeza, y lo vió, haciéndole un puchero como si de un niño pequeño se tratara, con todos sus labios brillando por su reciente trabajo.

-Nos puede escuchar alguien- dijo como pudo.

Alec no quitó su vista de ella, pero está vez, fueron sus manos quienes comenzaron el trabajo.

-Quiero escucharte- repitió.

Ágatha se mordía el labio para no gemir, el maldito sabía dónde tocarla.

Cuando el chico bajó su cabeza otra vez, y ahora acompañado de sus manos, le fue imposible no pegar un gemido alto cuando la hizo llegar a su primer orgasmo.

-Alec-

El azabache se levantó apresurado la envolvió en un beso profundo, mientras que sus cuerpos chocaban.

-¿Puedes con otro más?- preguntó.

Con cuidado corrió el cabello mojado de su frente.

-Si, si puedo- afirmó.

Con rapidez Alec corre hasta el cajón de su mesa de luz para tomar el preservativo y colocarselo.

Dejó otro beso en los labios de su chica, y en cuanto estuvo por entrar, está lo frena.

-¿Que?- pregunta ansioso.

Su erección comenzaba a dolerle.

-Yo arriba- responde Agatha.

Jamás podría negarse a eso.

Rápidamente la sostiene de la cintura y cambian posiciones, ahora el estaba semi recostado con Agatha sentada en el.

Cerró sus ojos cuando la sintió volver a tomar su miembro, y justo cuando pensó que haría lo que tanto estaba esperando, Agatha comenzó a jugar, moviéndose arriba de él pero sin penetrarlo.

-No juegues- advirtió.

Pero no pudo decir nada más, ya que después de eso sintió a Agatha introducir su miembro en ella, y comenzar a moverse.

Eran pequeños saltos lentos, como lo hacían la mayoría de las veces, dado que a la rubia le era difícil tomarlo en esta pocisión.

Pasado un tiempo, Alec comenzó a mover sus caderas también, y ahora los movimientos eran más rápidos, precisos.

Los jadeos, suspiros, y la piel chocar contra la piel se escuchaban por toda la habitación. En cualquier momento llegaría el climax.

-Alec- la rubia soltó un quejido lastimero.

Rápidamente el azabache la atrajo hacia sí, dejándola descansar en su pecho mientras el seguía con los movimientos. La rubia ya estaba agotada.

-Así- suspiró Agatha contra su oreja.

Alec soltó un gruñido al escucharla.

Estaban en pleno éxtasis, azul con azul conectaron en una mirada llena de lujuria y amor. Cuando se hizo demasiado para soportar, Alec apretó con fuerza las caderas de la chica, mientras que Ágatha mordió la zona de entre su cuello y su hombro, ambos soltando un último gemido a la vez de que las runas de ambos comenzaran a resplandecer por segunda vez. 

Las estocadas de Alec fueron bajando la intensidad hasta que finalmente se detuvieron, y cuando lo hizo, el azabache dejó un cariñoso beso en el hombro de su chica.

-Fue fantástico- susurra ella.

-Lo fue- afirmó.

Con cuidado los dió vuelta a ambos, y salió de su interior para poder ir a tirar el preservativo al baño y limpiarse.

Así hizo, y también tomó una toalla para la rubia. Cuando volvió a la habitación, la vió desplomada en la cama, con las piernas semi abiertas y tratando de regular su respiración.

Con cuidado volvió a recostarse, y con la toalla húmeda procedió a limpiarla también a ella.

Una vez algo limpios, Alec la atrajo hacia sí, quedando pecho contra pecho. Se quedaron así por varios y largos minutos, acurrucados y disfrutando de las caricias que el otro otorgaba.

-Te tengo una sorpresa- dijo Ágatha en voz baja.

Estando tan cerca, no necesitaba más que susurrar.

-¿Que cosa?- inquiere el azabache algo ansioso.

La rubia se separó emocionada y solo se estiró lo suficiente como para alcanzar su libreta en su mesa de luz. Estaba sentada arriba del azabache, que la miraba con una sonrisa divertida.

-¿Que es?- pregunta impaciente.

Al final, Agatha se colocó a su lado y lo obligó a que se sentara, ambas espaldas pegadas al respaldo de la cama.

-Escribí una canción, la escribí para tí... Todavía estoy trabajando en la melodía, pero la letra está terminada- dice con orgullo.

Jamás se había caracterizado por escribir canciones de amor, o eso fue hasta ahora porque canciones sobre estar enamorada era todo lo que Agatha podía escribir últimamente.

Algo insegura le pasó su posesión más preciada a Alec, y este comenzó a leer, a medida que lo hacía, su sonrisa y el brillo en sus ojos crecía más y más.

"...𝘈𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦𝘳𝘦'𝘴 𝘢 𝘥𝘢𝘻𝘻𝘭𝘪𝘯𝘨 𝘩𝘢𝘻𝘦, 𝘢 𝘮𝘺𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘸𝘢𝘺 𝘢𝘣𝘰𝘶𝘵 𝘺𝘰𝘶 𝘥𝘦𝘢𝘳
𝘏𝘢𝘷𝘦 𝘐 𝘬𝘯𝘰𝘸𝘯 𝘺𝘰𝘶 20 𝘴𝘦𝘤𝘰𝘯𝘥𝘴 𝘰𝘳 20 𝘺𝘦𝘢𝘳𝘴?..."

Alec podía asegurar que no podría describir con palabras el amor que le tenía a Agatha aunque quisiera, y sin embargo, ella había captado la escencia de ello en tan solo una hoja de papel.

-Es preciosa, es perfecta ¿Cómo es que lo haces?- pregunta impresionado.

Ella se encogió de hombros.

-No lo sé, supongo que soy buena con las palabras, me ayudan a expresar en canciones lo que no puedo hablando- explica.

Alec fue quien dió el primer paso para juntar sus labios otra vez.

Sin duda estaban muy enamorados el uno de otro, casi como si estuvieran destinados a encontrarse y estar juntos.

-Cuando nos casemos, haremos que alguien toque esta canción y la bailaremos juntos- dijo al separarse.

-Pero odias bailar- responde la rubia.

-Voy a hacer una excepción- dijo él.

El climax en la habitación era perfecto, ellos dos, abrazados, juntos, pero todo eso se rompió en un segundo.

-Diganme si están vestidos para que pueda destapar mis ojos, no quiero ver los pechos de Ágatha otra vez- pidió el rubio.

Estaba entrando, sin tocar por supuesto, con ambas manos cubriendo sus ojos, chocando con algún mueble de la habitación.

-Danos un minuto- pidió Alec.

Ambos lo escucharon bufar y decir no tan bajo "Siempre tienen que estar desnudos, siempre teniendo sexo, voy a matar a Alec".

La pareja se vistió de forma apresurada.

-Listo, rubio, ya puedes mirar- dice su hermana.

-Hermano, o paras, o Ágatha va a terminar con un bebé en cualquier momento- dijo a su pabaratai.

Los dos rodaron los ojos ante las palabras de ''hermano mayor" que Jace decía. De todas formas era casi imposible que eso pasara, porque ambos se cuidaban siempre.

-¿Que querías, Jace?- pregunta Alexander de mala gana.

Cosa que lo hizo comerse un golpe por parte de la rubia.

-Me mandaron a buscarte, tienes que dar el anuncio ¿Recuerdas?- dijo.

-Bien muchachos, moviendo sus traseros que tenemos que irnos- dijo Ágatha.

Una vez nos presentables, los tres salieron de la habitación.

⊰᯽⊱┈──╌❊ - ❊╌──┈⊰᯽⊱

-Hemos perdido a siete de los nuestros, pero una Seelie radical no puede definir a todo el mundo subterráneo, así como no podemos dejar que Valentine defina a los Shadowhunters. Para restaurar la unidad con nuestros aliados, realizaré reuniones de gabinetes aquí con los lideres subterráneos de Nueva York...- habla Alec con voz potente.

La atención de todos los shadowhunters estaba en él, que estaba parado en las escaleras de la sala de control para poder ver hacia todos.

Agatha e Isabelle estaban juntas, con sus brazos entrelazados mirándolo orgullosas, mas no todas las miradas eran buenas.

-Quiero unidad, pero ¿Tiene que traerlos
aquí?- pregunta una de las tantas shadowhunters escuchando.

Tanto la rubia como la azabache notaron algunas miradas bastante desagradables hacia la primera.

-Recuerda con quién está saliendo- susurró otro.

Aunque de susurros no tenían nada.

-Sigo sin creer que Alec Ligthwood esté al mando-

-Solo espera, en una semana seguramente será otro-

-Oigan, muestren algo de respeto- saltó Isabelle.

-O me veré obligada a obligarlos yo misma- amenaza la rubia.

-Por favor, hagamos que los subterráneos se sientan bienvenidos- finaliza el peli negro.

La gente se dispersó y volvió a sus actividades, y el ahora jefe se acerca al grupo que lo estaba esperando.

-Mirate, a cargo unas semanas y ya estás cambiando las cosas, lo del gabinete fue una gran idea- halaga Jace apenas llegó.

El azabache de colocó atrás de su prometida, abrazándola. Era normal que cuando estaban con gente de confianza Alec se muestre más cariñoso.

-Si, bueno... Ágatha me hizo entender que no todas nuestras costumbres y pensamientos son los mejores... Aunque creo que no a todos  les agrada la idea- responde.

No era idiota, había visto todas las malas miradas.

-Mas razón para hacerlo ¿En qué ayudo?- pregunta Clary.

Alec se separó de Agatha y su puso más serio.

-En realidad necesito de ti, de Jace y de Ágatha para una misión. Ir a la corte Seelie- respondió.

La rubia lo miró confundida, el no le había comentado nada antes, Jace, por su lado, también lo miraba sin entender, sabía que a Alec nunca le hizo gracia que Agatha, a pesar de ser una de las mejores, vaya a una misión de campo, y mi ho menos a una tan peligrosa

-¿Dónde es eso?- pregunta la pelirroja.

-La entrada está cerca del Central Park, pero es en otro reino dónde vive la reina Seelie ¿Es muy necesario que vayamos los tres?- explica Jace para después preguntar.

Su mirada iba directo a su pabaratai, prefería ir solo y que ni Clary ni Agatha se vieran puestas en situación de ir al reino Seelie.

-Solicité una audiencia con ella para hablar de los delitos de Kaelie pero dijo que solo se reuniría con los "experimentos Morgenstern"... Y "La luz"- dijo haciendo una pausa.

Todos se miraron sorprendidos y algo confusos.

-Wow- suela Clary.

-¿La luz? ¿Se refería a Agatha? ¿Por qué se refiere a ella de esa forma?- pregunta Isabelle.

Ninguno estaba al cien por ciento seguro, de
hecho ni siquiera tenían una idea, pero tanto Alec como Ágatha sabian que tendrían que ir a hablar con Magnus luego, ya no podían posponer el saber porque sus runas brillaron.

-No tengo idea, pero se negó a hablar a menos que ellos tres fueran, así que no queda de otra- responde Alec.

-¿Creen que la reina seelie es responsable de los ataques de Kaelie?- pregunta la pelirroja.

-Es lo que quiero que averigüen- contestó el peli negro.

-Eso tendría sentido, los asesinatos no eran exactamente el estilo de Kaelie- dice Jace.

Todas las miradas en la habitación se dirigieron a él.

-¿Conocías más a Kaelie? Pensé que era solamente una moza de Taki's- pregunta Clary.

El resto de los presentes trataba de no reír por lo que escuchaban.

-Si, de un club de lectura- mintió con rapidez.

Agatha con disimulo colocó una mando en su boca para disimular la carcajada por una tos.

-¿Tú lees?- vuelve a preguntar la pelirroja.

Alec se aproximó rápido hasta su prometida y volvió a tapar su boca, antes de que la rubia soltara una carcajada o hablara de más.

-¿Por qué a todos les cuesta creer eso?- cuestiona el rubio con indignación.

Ahora fue inevitable que tanto Alec, Isabelle, y Agatha largaran una carcajada.

-Concentrence- pidió Alexander en un suspiro.

Inclusive el se había perdido por un momento.

-Debemos averiguar si es cómplice, podría haber una fracción entera contra nosotros- advierte.

Y era verdad, tener a la reina seelie en su contra significaba tener a todos los Seelies en su contra, algo que no era para nada bueno.

-No debería ser difícil, los Seelies no pueden mentir- comenta Clary.

-Tecnicamente si, pero luego de cientos de años de práctica pueden manipular la verdad con gran habilidad, y la reina es la experta- explica Jace.

-Aparte, es muy peligrosa, al igual que todo su reino. Más de un shadowhunter no ha regresado- explica Isabelle.

En su interior estaba sumamente preocupada por la rubia, se preocupaba por todos, pero había algo que la hacía que su preocupación por Ágatha sea mayor.

-¿Que podría salir mal? Somos los experimentos Morgenstern y ¿La luz? ¿No? Que no se metan con nosotros- dice la peli roja con falso optimismo.

⊰᯽⊱┈──╌❊ - ❊╌──┈⊰᯽⊱

-Pase- grita Agatha.

Estaba en su habitación, ordenando unos papeles que Alec se había olvidado para su reunión de hoy, a parte de que le daba la excusa perfecta para verlo antes de irse.

-Ey ¿Lista para la misión de hoy?- pregunta la voz de Isabelle.

La rubia toma los papeles y se da vuelta a mirarla.

-Algo en tu cara me hace pensar en que no estás muy de acuerdo en que vaya- dijo.

Isabelle suspiró y asintió.

-Se que eres buena peleando, pero... Técnicamente todavía eres nueva en esto, y no confío mucho en el reino Seelie- explica.

-Izz, voy a estar bien, Clary y yo vamos con Jace, confío en que el sabrá manejar cualquier inconveniente- dice la rubia.

Trataba de tranquilizar a Isabelle, qué a lo contrario de lo usual no se vía tan calmada.

-Es solo que... Te quiero mucho y no quisiera que algo te pasara- dice la peli negra con algo de temor.

Nunca le había dicho a la rubia cuánto significaba para ella, incluso si hayan tenido varias charlas cuando entrenaban, o cuando iban a la cocina y Agatha cocinaba con la excusa de que quería que ella descansara. Eran buenas amigas, Isabelle la consideraba su mejor amiga y su confidente número uno, tanto así que le contó a ella primero que todos su problema con el Yin Fen, pero no sabía si Agatha pensaba de la misma forma.

-Ay, Izz, yo también te quiero mucho, por eso... Te prometo que cuando vuelva iremos de compras- responde la rubia con emoción.

Isabelle no sé esperó el abrazo efusivo de Ágatha, pero lo recibió con mucho gusto.

-Cuando vuelva necesito contarte algo, es súper importante- dijo la rubia

-¿Estás embarazada?- preguntó Isabelle.

Agatha abrió sus ojos al tope.

-¿Que? Por en angel, no, Alec y yo nos cuidamos todo el tiempo- negó.

-Ya, pero ¿Cuando fue tu último periodo?- vuelve a cuestionar.

La rubia pensó en ello... Hacia dos meses que no había tenido su menstruación.

-No es eso, Isabelle, nada relacionado con bebés- negó.

Aunque dentro de su mente estaba haciendo cálculos y cálculos tratando de descartar esa posibilidad.

-Oh, entonces cuando vengas hablaremos tranquilas- se tranquilizó la peli negra.

La verdad era, que un bebé en esos tiempos no era la mejor opción.

-Bien, tengo que ir a dejarle esto a Alec, porque se los olvidó- dijo.

Las dos salieron de la habitación y cada una tomó un rumbo diferente.

Ágatha se preguntó en todo el camino si es que había una posibilidad de que estuviera embarazada, pero era imposible, ella no había sentido nada, ningún síntoma, ambos se cuidaban y la verdad es que no le hacía ninguna gracia tener un hijo tan pronto.

Borró todos esos pensamientos de su mente y tocó la puerta de la oficina de Alec.

-¿Sí?- responden.

Entonces pasó, y cerró la.puerta detrás de sí.

-Hola- saluda el peli negro con una sonrisa.

Se levantó casi con rapidez para poder saludarla.

-Te olvidaste estos papeles en la habitación, vine a traertelos antes de irme- explicó.

El azabache los tomó, y los dejó descansando en su escritorio junto al resto de los papeles, para después tomar prisionera a Agatha poniendo las manos en su cintura.

-Ese traje te queda genial, me preguntó quién lo habrá elegido- halaga la chica.

Alec sonrió y dejó un rápido beso en sus labios.

-Respondiendo a lo que dijiste, mi hermosa prometida eligió mi ropa, ella es genial con la moda ¿Sabes?- dijo el azabache.

Ágatha hizo puntas de pie, porque incluso para ella, Alec era alto, y volvió a juntar sus labios, está vez durando más.

-¿Ya se van?- pregunta él.

La rubia asintió, aún atrapada en su abrazo.

-Cuidate, por favor, y no confíes en nadie de ahí o nada de lo que digan- dijo

-Esta bien, solo venía a despedirme ¿Nervioso por lo de hoy?- pregunta.

-Solo quiero que todo salga bien...- responde algo ansioso.

-Saldra perfecto, tu lo planeaste, no puede salir mal- tranquilizó.

Alec le sonrió, agradecido con ella. Después de todo, cada plan o reforma, básicamente todas las acciones que el tomaba como director siempre las discutía con ella, pidiéndole su consejo y opinión.

-Debo irme, Jace ya debe estar gritando por alguna parte- dice la rubia rodando sus ojos.

-Bien, por favor ve con cuidado- repitió.

Ambos se besaron por última vez y Alec la acompañó hasta la puerta.

-Alec...- llamó la rubia.

No habían secretos entre ellos, y esa nueva duda que surgió le estaba quemando el pecho.

-¿Sí?- pregunta el azabache.

-Nada. Te amo, y suerte hoy- dijo.

Dejó un beso en la mejilla del azabache y se fue casi corriendo.

No tenía porque preocuparlo antes de algo tan importante, más por una simple duda que podía no ser nada, y además lo conocía, no reaccionaria bien y lo primero que haría sería prohibirle ir a la misión, y sabía que la necesitaban ahí.

⊰᯽⊱┈──╌❊ - ❊╌──┈⊰᯽⊱

VOLVIÓ LA DESAPARECIDA!

AHRE.

Bueno nada, hola otra vez.

Díganme ¿Que les pareció el cap? ¿Tienen alguna teoría o sospecha?

Comenten, comenten.

Continue Reading

You'll Also Like

95.8K 7K 18
Cuarentena.. si, es lo que los vengadores odiaban en ese precio instante ¡Maldito Coronavirus! ¿por qué, justo en esos momentos tenía que estar azota...
556K 75.3K 45
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
36.5K 3.2K 33
𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐒𝐀𝐃𝐍𝐄𝐒𝐒 | 𝖧𝗈𝗎𝗌𝖾 𝗈𝖿 𝗍𝗁𝖾 𝖽𝗋𝖺𝗀𝗈𝗇 " 𝖲𝗈𝗅𝗈 𝗅𝗈𝗌 𝖽𝗂𝗈𝗌𝖾𝗌 𝗌𝖺𝖻𝗂𝖺𝗇 𝗉𝗈𝗋 𝗊𝗎𝖾 𝗁𝖺𝖻𝗂𝖺𝗇 𝖽𝖾...
32.7K 1.9K 37
Una chica nueva llega a la UAC, una chica que no va a pasar desapercibida, sin duda no para nuestro Doctor Reid. ¿Que se siente cuando amas a alguie...