─ Esto no es posible, ¿cómo es que Félix supo acerca de todo lo que sucedía? ah, joder, estoy en las rui-... ─ los ojos de SeungMin rápidamente se abrieron como platos. ─ Oh, no.
SeungMin se levantó de su cama casi que de inmediato, avanzando con agresividad al escritorio para levantar la tapa de su laptop, ingresar la contraseña y buscar de inmediato el perfil de una persona.
Miró la pantalla por unos largos segundos, mordiendo su labio inferior con los claros nervios que lo consumían.
Era él.
─ Tú. ─ señaló la foto.
Hwang HyunJin tuvo que haber provocado todo esto.
SeungMin no tenía dudas de que habían sido vistos. Él había visto una sombra alta y una melena pelirroja asomándose despacio, todo daba justo como lo imaginaba, y sabía que Félix estuvo ahí.
Pero por supuesto no iba a decirle nada a Changbin.
─ Maldito imbécil de mierda, ¿acaso estás furioso por tu rechazo? ¿tenías que arruinarlo todo? ─ dijo entre dientes con claro enojo, mirando fijamente la foto de un sonriente HyunJin en su perfil de Instagram.
El de ojos oscuros estaba planeando una venganza.
[...]
Por otro lado, el rubio caminaba fuera de la escuela junto a un psicólogo apuesto, ganándose miles de miradas.
─ Agh, ¿qué hace JiSung con el psicólogo? ¿no le basta con ganarse a todas las chicas? ─ musitó una gruñona Miya.
Y todo porque la chica que le gustaba a Miya era, nada más y nada menos, que una tímida pretendiente de Han JiSung.
─ Esto es incómodo.
─ ¿Por qué?
─ No paran de mirarnos.
─ ¿Y eso a quién le importa? ─, sonrió divertido Lee.
─ A mí. ─ dijo un desanimado JiSung.
─ Ay por favor. ¡Estoy siendo un psicólogo cool!
─ ¿Un psicólogo cool o un tonto con cara bonita? ─ rió burlón.
─ ¿Cara bonita? ─ hizo una pausa, frunciendo el ceño ─ ¿Crees que soy bonito?
─ Es sólo un decir, no te sientas tan importante.
─ No te creas tan importante, tururú. ─ empezó a tararear la canción.
A veces el psicólogo Lee era muy infantil e inmaduro, el más bajo no entendía por qué aceptó ser su amigo o bien, por qué o cómo llegó a ser psicólogo.
Pero, no podía negar que le sacaba sonrisas, y risas. Era gracioso a su manera.
─ ¿Te gusta mi outfit?
─ MinHo, es una bata blanca literalmente. Pareces loco.
─ Oye. ─ se quejó.
─ ¿Qué tiene? Digo la verdad nada más.
─ Te pasas, además, ¿sabías que las mejores personas están locas?
─ Tu confianza es mucha.
MinHo se encogió de hombros y continuó caminando. Ahora pasaban por una zona de arbustos verdes y no había murmullo de la escuela, todo era más tranquilo.
Hasta en la expresión de Han podía reflejarse cierto alivio.
─ Es un bonito día. Con un café y algún pedazo de pastel estaremos s-...
─ ¿Pastel? ¿como un cheesecake? ─ interrumpió con el brillito en sus ojos.
─ Eh, sí, eso. ¿Te gusta? ─ sonrió. ─ Entonces compraré uno para ti.
─ Oh, no hace falta. Tengo dinero propio. ─ negó con su cabeza, sosteniendo su mochila.
─ Tómalo como un presente de mi parte.
Los dos se miraron, y tras un debate mental por parte del rubio, terminó asintiendo tras un suspiro.
─ Déjame ayudarte un poco a sostener esto. ─ metió sus manos entre las tiras de la mochila de JiSung.
─ No, Lee, esp-
Y pum, todo el peso de la mochila sobre un MinHo en el piso que se había caído por entre los arbustos.
Se miraron por momentos, hasta que el menor estalló en risas.
─ No llegué a advertirte del todo, pero, te ves tan ridículo y gracioso así. ─ dijo carcajeando.
─ Te ríes, pero no me ayudas. ─ dijo levantándose de su lugar con la mochila en manos y quitándose el resto de las hojas que podían haber ensuciado su bata blanca.
─ Fue un evento desafortunado porque justo traías el color blanco. ─ volvió a reír el menor y rodeó sus ojos.
Finalmente Lee tomó la posición y volvieron a caminar como si nada hubiera pasado, estando ya al frente de una solitaria y pequeña cafetería a la que MinHo solía ir casi siempre.
Era cálida, y su decoración se basaba en madera para darle el toque artesanal junto con simulaciones de frutas colgadas como si fueran lámparas de luz, siendo suaves.
Entraron y tomaron asiento en la mesita más cerca a un ventanal que daba a un hermoso patio lleno de... ¡¿gatitos?!
Claro, ahora se entendía por qué era la cafetería favorita de MinHo.
─ Señor Lee, uhm, digo, MinHo... ¿Habrás olvidado el detalle de que soy alérgico a ell-
─ No, recuerdo perfectamente ese día.
─ ¿Y, por qué me trajiste aquí?
─ Hay perros también.
─ ¿En serio, cachorritos?
─ Sí, mira, allí hay dos jugando. ─ señaló un pequeño cachorrito color marrón y otro blanquito, que se mordían jugando entre sí.
─ ¿Y qué pasa si se me acerca uno de esos gatos?
─ No pueden, a menos que solicites ir a verlos. Están entrenados. Yo adoro ir a visitarlos. Por ahora, aunque muera por ir con ellos, voy a abstenerme.
─ Lo siento.
─ ¿Por qué te disculpas? Yo debería hacerlo, porque te traje aquí. Si no es de tu agrado podemos irnos.
─ No, no, me gustaría quedarme, es tu elección este lugar y se ve muy bonito honestamente. ─ mostró una sonrisa con algo de nervios.
─ Está bien. Mira esto, cheesecake de oreo.
─ Suena bien. Lo quiero. ¿Cuánto sale?
─ ¿Por qué?
─ Digo, porque así voy sacando y preparando mi din-
─ No, yo pago esto. Yo invito, yo pago.
─ Mm, está bien.
Y así pasaron los minutos hasta que se pidieron lo que cada uno quería, mientras intercambiaban miradas, sonrisas, risas, charlas, preguntas y demás.
[...]
─ Si la idea del conflicto mundial fuese realmente fácil de resolver, ¿por qué creerías... ─ leyó la consigna y ni quiso terminarla, suspirando enormemente.
Su cabeza dolía muchísimo, no podía siquiera pensar con claridad después de todo lo sucedido. A quién le importaba, de todas formas.
HyunJin golpeaba la punta del lápiz contra la hoja constantemente como un tic impaciente.
─ Esto no tiene sentido, ¿ponerme a hacer la tarea después de toda esa mierda? Me siento responsable de la tristeza de Félix. ─ habló con sí mismo ─ ¿Dónde está esa voz interior que se supone debe guiarme en estos momentos?
Lanzó el lápiz a la otra esquina de la habitación, furioso, no le importaba dónde caería.
─ ¿Hice bien en decirle todo, o sólo debí mantenerme en mi posición y dejar que él sólo se entere, o bien, que sea feliz viviendo un cuento de hadas falso? ─ cuestionó.
Nisiquiera tengo su número. Pensó.
Sería ridículo disculparse por mensaje pero al fin y al cabo sonaba bien en esos momentos.
Tick.
Nueva notificación de Instagram.
Tienes un mensaje nuevo en la bandeja de entrada.
Con mala gana, HyunJin agarró el mismo teléfono y absteniéndose de no revolearlo, lo desbloqueó para revisar el mensaje.
Sus ojos se abrieron en seguida tras ver quién era, pero la curiosidad invadió sus sentidos tras imaginarse miles de teorías.
"Necesito que nos veamos en el parque del centro, a las once y media."
Once y media.
Once y media.
Esas palabras no paraban de resonar en la cabeza de Hwang. Su ceño se frunció.
Miró el reloj, apretando uno de sus puños y verificando que el mismo tiempo marcaba las once y cuarto.
No tomaría mucho tiempo llegar allí, así que dejó de lado sus cosas y buscó su abrigo negro.
Sus pasos fueron tan apurados que causaron la gran alarma en las demás personas que estaban en la casa.
─ HyunJin, ¿a dónde vas? ¿HyunJin? ─ alzó la voz su madre, y tras un portazo gritó el nombre de su hijo ─ ¡HyunJin!
[ ¿Por qué quieres verme? ]
Adelante, escucho sus teorías.
Y sí, ¡he vuelto! Muchas gracias por el apoyo, los amo mucho de vdd. :( Me llena de felicidad y orgullo sus comentarios. ❤️
Y por si hoy no tuvieron bonito día, recuerden que mañana es otra chance para volver a comenzar y que, siempre estaré orgullosa de todos y todas ustedes. 🎀 ¡Los quiero!