𑁍𝔸𝕫𝕦𝕞𝕚'𝕤 ℙ.𝕆.𝕍𑁍
Nueva semana, y hoy definitivamente estaba muy nerviosa, primero porque ayer fuí a ayudar a Kita a hacer su rutina de limpieza, no fuí porque me lo pidiera sino porque el aburrimiento era muy grande que hasta limpiar sonaba divertido. Aproveché la ocasión para decirle a Kita que estaba pensando en aceptar su propuesta pero necesitaba decidirme a un 100%, a lo que él propuso que primero conociera al equipo completo. Por consecuencia, hoy fuí invitada a la primera práctica del equipo, que es después de clases.
Lo otro que me tiene nerviosa es Rintarō, pero he decidido que actuaré como si nada hubiera ocurrido, si él menciona algo al respecto solo le diré que fue de casualidad que apareció su pérfil y decidí agregarlo ya que nos conocemos. Lo que no le diré es que después de eso, volví a ver su pérfil y revisar sus fotos antiguas, pero no es mi culpa, es suya por subir cosas adictivas. Por cierto fue bastante inesperado cuando descubrí que tiene una hermana pequeña, es demasiado hermosa, como una mini versión de Suna.
Antes de entrar al salón, mi teléfono suena con una notificación, lo reviso y veo que es una solicitud de Rintarō para seguirme también. Sí, definitivamente moriré de la vergüenza.
—Qué estás viendo que te sonrojas, pervertida —la voz de Samu me hace despegar la vista de mi celular. Es entonces que veo a los gemelos y a Rintarō ocupando mi sitio. Samu tenía una silla puesta frente a la que ocupo, Rintarō estaba sentado en la mesa que está pegada a la mía, y Tsumu simplemente está de pie, supongo que porque apenas suele el timbre tendrá que irse a su salón.
—¿Acaso estás viendo fotos mías de mi club de fans? —me dijo Atsumu, yo lo miré y negué con la cabeza—. Deberías unirte.
—No, lo siento Tsumu pero ya soy parte de un club de fans, no tengo tiempo para entrar a otro.
—Sigue soñando Tsumu, Azumi nunca formará parte de ese club, porque apestas, y no solo lo pienso yo ¿Cierto Rin? —dijo Osamu.
—En realidad los dos apestan -le respondió Rintarō—. Tengo pruebas —comenzó a buscar en su teléfono.
—Nadie necesita ver eso —dijeron los gemelos al mismo tiempo, haciéndome reír.
—La verdad yo sí quiero ver eso, podrías enviármelo más tarde —le dije a Rintarō.
—Lo siento pero es material importantísimo, y lo guardo para situaciones que lo requieran.
—O sea que, básicamente eres un chantajista —le dije mientras me sentaba.
—Es una forma de verlo —dijo despreocupado—. ¿Y qué tal tu fin de semana? ¿Viste algo revelador? —me preguntó con una sonrisa maliciosa.
—No realmente —le respondí Intentando imitar su misma expresión—. ¿Qué hay de ustedes chicos?
—Estuvimos practicando entre los tres,para no perder el ritmo, aunque las prácticas comienzan hoy —respondió Tsumu.
—Cierto, Kita me invitó a asistir hoy por la tarde, verlos jugar me ayudara a decidirme si ser su nueva mánager.
—¡Genial!, podrás ver lo bueno que soy quedarás tan asombrada que no podrás decir que no. Así que a ustedes dos más les vale estar en la mejor forma el día de hoy —Tsumu estaba tan emocionado como un niño pequeño.
—Sí claro, deberías preocuparte solo por ti, todos sabemos que soy el mejor entre nosotros —le contraatacó Samu.
—Ambos van a hacerlo horrible y terminarán peleando, siempre sucede -lo último Rintarō lo susurro solo para mí—. Por cierto, si fracasas en tu primer día como "casi mánager" me aseguraré de estar alerta para capturarlo en cámara, querida Azu —nuevamente hizo esa expresión maliciosa, sin embargo no puedo evitar pensar que me acaba de poner un apodo.... ¿Significa eso que ya me considera una amiga? Quizás yo debería hacer lo mismo.
—Dudo que te sea de alguna utilidad en algún momento... Rinrin —quería golpearme mentalmente, acabo de darle el apodo más infantil del mundo que se me cruzó por la cabeza rápidamente. Sin embargo Rintarō que parecía confundido por la forma en la que lo llame, comienza a aguantarse las ganas de reír.
En eso el timbre suena, Atsumu se marcha corriendo a su clase, y Samu con Rintarō se devuelven a sus lugares habituales.
—Servirá para recuperar la ventaja que perdí, ya sabes, mi cuenta es pública y la tuya privada —eso fue lo último que me dijo antes de retirarse a su puesto, por un momento había olvidado completamente esa vergüenza, pero ahora quiero golpearme.
Debido a eso, me dedico durante toda la clase a qué en cualquier momento mi mirada no se dirija hacía él.
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—Corrígeme si me equivoco, pero eso que acaba de suceder en mi presencia ¿Eras tú coqueteando? —me pregunta Samu una vez estamos ubicados en nuestros sitios habituales.
—¿Qué? Claro que no, no soy Atsumu —respondí.
—Bien, de todas formas debo decir que ustedes serían la peor combinación —comenzó a reírse, razón por la que terminé ignorándolo—. Oh vamos, ustedes dos juntos son totalmente opuestos, tú das miedo y ella es como un pequeño sol, literal, la peor combinación. Claro que, si te gusta, tienes mi apoyo bro.
—Samu, creo que estás olvidando algo muy importante —me mira confundido-. No me gusta Azumi, me agrada un poco, quizás podríamos ser amigos, pero nada más, así que deja tus ideas estúpidas que no sé de dónde sacas —esta vez, como nunca, prestar atención a la clase sonaba mucho más interesante que mantener una conversación con Samu. Me giro a mirar hacía la ventana la que está al lado de Azumi.
—Son exactamente esas acciones las que me hacen sacar conclusiones —Samu habló y me giré para verlo.
—¿Qué?
—Bueno, siempre la observas, como ahora.
—No la estoy observando, estoy viendo la ventana.
—Ajá, supongamos que te creo, pero, si no te gusta, definitivamente te atrae, te llama la atención —eso no lo podía negar, supongo que sí me llama la atención, aunque todavía no sé el porqué.
Si me pongo a pensarlo, quizás es porque es la mejor amiga de Kita y son totalmente opuestos, esa fue mi primera impresión, pero, creo que hay algo más, algo en ella que me llama la atención, me intriga que a veces sabe fingir muy bien sus emociones, como cuando intenta ocultar su enfado por algo que digo o hago.
Para el final de la clase, nos preparamos para ir a almorzar. Cuando llega Azumi a nuestra mesa.
—Chicos, ¿puedo almorzar con ustedes hoy? Es que Kita quiere que conozca a todo el equipo antes de la práctica, pero no quiero hacerlo, siento que aún no estoy lista.
—Claro —le responde Osamu—. Aunque no vamos a almorzar en el comedor, tengo que terminar de hacer la tarea de la próxima clase, y Suna... Bueno, él no tiene ganas de caminar, supongo.
—En realidad, es porque no quiero soportar a Atsumu solo —respondí.
—Bien, entonces los acompaño —tomó la silla que estaba adelante y la puso frente a mí. Yo por mi parte comencé a buscar mi dinero.
—¿Y tu almuerzo? —le pregunté cuando ví que no sacaba nada de su mochila.
—Al parecer lo olvidé en la mesa de mi casa —sonrió avergonzada.
—¿Al menos trajiste dinero? Puedes hacer como Suna, y comprar snacks... Para todos —dijo Osamu, a lo que yo le miré, porque no iba a comprarle comida para compartir con él.
—¿Quién dijo que compraba para compartir? —Samu me miró como si fuera el ser más cruel del mundo, cosa que creo que soy, pero a quién le importa.
—Sabes Suna, a veces puedes ser realmente desconsiderado, Al menos si no vas a compartir conmigo, deberías compartir con Azumi.
—No es necesario, tengo un poco de dinero, así que no se preocupen —Azumi entró en la conversación mientras se ponía de pie. Yo hice lo mismo que ella.
—Bien, entonces vamos —comencé a caminar a la puerta seguido de ella.
—No olvides comprar onigiris Suna —me gritó Samu, provocando que hiciera una mueca, y Azumi que estaba a mi lado se rió.
El camino al kiosco era silencioso... Pero un silencio incómodo, hasta que la enana habló.
—¿Nunca sueles traer almuerzo? —me preguntó, podía sentir que estaba un poco nerviosa, ¿será por lo último que le dije antes de clase?
—No, mi madre siempre me da dinero a mí y a mi hermana, por su trabajo ella y mi padre no tienen tiempo para prepararlo, pero no me importa, amo la chatarra —ella me miró asombrado.
—Por tu altura, y porque juegas, pensé que comías de manera más saludable.
—Si eso tuviera algo que ver, créeme que tú no serías enana, pero mira, lo eres —dije con un poco de risa, causando que ella comenzará a hacer ese gesto dónde frunce su ceja y se muerde el labio intentando no contraatacar.
—Para tu información, mi 1.57 es muy común y beneficioso... Puedo fácilmente darte una patada, y con MUCHA fuerza ¿Quieres probar? —se detuvo esperando mi respuesta.
—Claro, hagámoslo luego, ahora tengo hambre.
—Gigante idiota —la escuché murmurar.
Entre bromas que nos hacíamos ambos para molestar al otro, terminamos llegando. Había una larga fila para que nos tocara comprar, y entre la multitud distinguimos a la contraparte rubia de Osamu, junto a Akagi. Era fácil notar si Atsumu estaba en algún lugar, casi todas las chicas y chicos lo miraban.
—Oye Rinrin, Atsumu está más adelante, deberíamos unirnos a él y nos atenderán más rápido —comenzó a caminar, pero, ignorando que me haya llamado Rinrin, la tomé del brazo para detenerla.
—Atsumu está con Akagi, nuestro líbero, y dijiste que aún no querías conocer al resto del equipo —ella me miró y asintió con la cabeza—. Además, ¿en serio me llamaste Rinrin de nuevo? —tras decir eso ella comenzó a reír levemente.
—Lo siento pero realmente me gusta como suena, claro que, si te molesta solo dilo —desvió su mirada.
—Bien, te dejaré llamarme así, pero que nadie más lo sepa —cuando le dije eso, sonrió como una niña pequeña.
—Entonces yo te dejaré llamarme Azu —cuando lo dijo, recordé el tonto apodo que se me ocurrió antes, agradezco que nadie grabó eso—. oye ya va a ser nuestro turno, ¿Qué me recomiendas comprar?
—Palitos de gelatina —respondí de inmediato.
—Ew, no, odio la gelatina —dijo mientras negaba con la cabeza—. ¿Sabes qué tal son esos panes de chocolate? —la mire con rareza.
—Demasiado dulce, no me gustan —respondí haciendo la misma expresión que ella hace unos instantes.
—Bien, entonces es perfecto, amo lo dulce.
—No esperaba más de tí, pero aún decepcionas —me dió un golpe en el brazo—. En serio, ¿a quién no le gusta la jalea?
—Es asquerosa, ni siquiera sabes realmente qué es, no es líquida ni sólida... Además, son solo químicos ¿No te asusta que literalmente puede tomar cualquier forma? ¿De verdad puedes comerla tranquilo sabiendo eso?
—Sí, la como todos los días —ella solo se limitó a negar con la cabeza.
—Oh, Samu dijo que tenía hambre, creo que le compraré el onigiri que quería.
—¿Tienes el dinero suficiente? —miré sus manos que solo tenían unas cuantas monedas.
—No creo que me falte dinero.
Llegó nuestro turno, y como lo predije, Azu no tenía el dinero suficiente, pero aún así prefirió comprarle su onigiri al idiota de Samu ¿Será tonta? Samu siempre tiene hambre, no vale la pena malgastar dinero en él, ni en su gemelo. Suspiré sin que nadie lo notará, y mientras Azu caminaba a la entrada, finalmente le compré su pan de chocolate que quería comer.
Antes de que llegaramos de vuelta con Osamu, la detuve en la puerta del salón.
—Ten, te compré esto —saqué el pan de mi bolsillo y se lo dí—. Después de todo no trajiste almuerzo, y no quiero ser culpable si te mueres o algo
—Gracias —me sonrió y se sonrojó, se ve muy linda sonrojada.... No debería pensar en eso.
—No es un regalo, en algún momento te lo cobraré, cuando necesite algún favor o algo, eres mi inversión a largo plazo.
—¿Qué clase de favor o cosa me pedirás? Por favor asegúrate de que sea algo que pueda hacer.
—Ya se me ocurrirá algo en algún momento.
—Está bien, de todas formas, gracias —tras decir lo último me abrazó, lo que me dejó anonadado por unos segundos, pero la aparté apenas reaccioné.
—No me gustan los abrazos.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Nunca me habían abrazado y tampoco he abrazado a nadie, no los odio, pero no me gustan porque no los conozco y los encuentro inútiles —ella me miró bastante sorprendida y algo confundida, hasta que pude notar en su mirada que se le ocurrió algo.
—Pues, entonces querido Rinrin, tendremos que implementar una terapia de abrazos.
—No gracias, no sé qué será, pero no lo quiero.
—Vamos, te prometo que no será nada difícil, solo voy a darte abrazos para que aprendas y así puedas darle abrazos a las personas que te importan—ambos nos miramos unos segundos.
—Definitivamente no, es ridículo, prefiero no abrazar a nadie el resto de mi vida.
—Ni siquiera lo notarás, no voy a abrazarte todos los días, lo haré de vez en cuando, cuando menos lo esperes... Y entonces, sin darte cuenta, ya estarás acostumbrado y quién sabe, quizás te comiencen a gustar —lo pienso por unos segundos—. A menos que seas como Kita, que sigue sin acostumbrarse a mis abrazos sorpresivos.
—Bien... ¿Si acepto dejarás de insistir? —ella asintió en respuesta—. Entonces supongo que acepto —Azu dió un pequeño salto de alegría al oír mi respuesta.
—Okay, vamos a comer antes de que se acabe el tiempo.
Tras decir eso entró al salón, yo la seguí, ví que le dió el onigiri a Samu, que sin ningún problema se lo tragó.
Veo que Azumi me sonríe indicándome que me apresure para jugar un extraño juego en su cuaderno. Sigo sin creer que he accedido a tantas cosas con ella, primero el apodo, y ahora esa tonta idea de los abrazos, de solo pensarlo me dan escalofríos, me preguntó si resistiré.
Pero espero que en un futuro no salga con más ideas raras. Debo aprender a resistirme a ella. Puede que suene extraño, pero creo que de alguna forma si Azumi me pidiera cualquier cosa, accedería. Quizás es porque para mí luce como una persona a la que nunca quieres ver triste, o decepcionada.
En el fondo creo que Osamu tenía razón en algo: Azumi es como un pequeño sol, y no me gustaría que dejará de brillar.
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𝙷𝚘𝚕𝚊!
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