Natalia's POV:
Mi pie atravesó el espacio que ocupaba el marco de la puerta, entré al lado de Alba, cruzamos el pasillo de la entrada y a la derecha se encontraba la cocina, en ella preparando los últimos detalles de la cena de encontraba la madre de Alba, estaba cortando unos ajos en la isla que tenían en mitad de la cocina.
– Buenas noches - dije alzando la mano en forma de saludo y sonriendo, lo que más deseaba era dar una buena imagen para que no pensara que su hija estaba con una delincuente.
La madre de Alba dejó el cuchillo sobre la isla y me sonrió de vuelta.
– Buenas noches, es todo un placer conocer al fin a la persona que hacía sonreír tanto últimamente a Alba, por que eres tú ¿no? - me giré un poco para mirar a la rubia la cual estaba roja como un tomate y haciéndole gestos a su madre para que rebajara su sinceridad.
– Pues si le soy sincera espero que sí que sea yo - Alba me dio un codazo y yo emití un "auch" mientras me sobaba levemente el brazo con una sonrisa por su gesto.
– Alba por dios no seas bruta - Dijo su madre, cosa que me hizo sentir muy ¿en familia? No se es raro.
– Perdón sargento - su madre rio y Alba se acercó a ella para abrazarla por la espalda mientras cortaba los ajos muy concentrada. - por cierto mamá ¿y papá? - su madre le señaló con la cabeza una puerta que se encontraba a la derecha de ella, la más bajita le dio un beso a su madre en la mejilla y se fue en busca de su padre.
La madre de Alba mi miró y me señaló que me acercara a ella y eso hice, me acerqué un tanto tímida y cortada a pesar de ser todo lo contrario, una suegra intimida bastante.
– Perdón por no presentarme, soy Rafaela - me dio dos besos muy sonriente y después fue a dejar el cuchillo en el fregadero ya que había acabado de cortar los ajos.
– Encantada Rafaela, yo soy Natalia, Natalia Lacunza - miró hacia atrás sobre su hombro para mirarme.
– Un nombre y un apellido preciosos - volvió al lado mío y me llevó a la mesa para sentarse junto a mí.
– Muchas gracias, igualmente - Ella rio.
– Conque te sabes los dos apellidos de Alba, no? - esta vez reí yo.
– Eso Alba no lo sabe, pero sí, lo sé. - hice una pausa - aunque Alba antepone su apellido al de su padre, al menos a mí se me presentó como Reche y no como Martínez - Rafaela sonrió.
– He de decir que es todo un orgullo, pero espero que su padre no se entere - ambas reímos y mientras tanto se abría la puerta por la que había entrado Alba, me miró y me dijo - hablando del rey de Roma...
– ¿Qué os hace tanta gracia eh? - preguntó Alba en tono chulesco.
– Tu madre, que al parecer no has heredado su humor - me lanzó una mirada asesina y su madre rio.
– Que buenas migas habéis hecho a mi costa eh - nos miramos y rodamos los ojos.
– No digas eso hija - Dijo para luego reírse de nuevo y hacerle un gesto para que se sentara a su vera.
– Siento que he perdido puntos con la chica por que me has cogido ventaja Rafaela - Dino esta vez su padre para acercarse a la mesa - Yo soy Miguel, encantado de conocerte Natalia, Alba me ha hablado mucho de ti - sonreí.
Rafaela miró a Alba y exclamó.
– Te parecerá Bonito Alba Martínez Reche, te parecerá bonito que se lo cuentas a tu padre y a mi no, muy bien, muy bien - Rafaela se hacía la indignada mientras Alba se intentaba excusar, hasta que se dio cuenta de que su madre había dicho sus dos apellidos.
– ¡Mamá has dicho mis dos apellidos! - Rafaela rio.
– Tranquila, Natalia ya los sabía - yo me puse roja y Alba sonrió como una tonta al enterarse de que había investigado más de lo que ella pensaría que haría nunca.
Después de esto escuchamos el abrir de una puerta en el piso superior y cuando miramos desde la cocina a las escaleras bajó Marina, la cual al verme sonrió.
– ¡Natalia! - se acercó a mi corriendo y me abrazó - las cara de sus padres sería un cuadro por que ambos no sabían que yo conocía a la pequeña.
– ¡¡Hola Marina!! - la abracé un poco más, las Reche hacían que se me cayera la baba - ¿Cómo llevas el fa? - Ella hizo el signo de regular con la mano, lo que me hizo sonreír - no te preocupes, a mí también me cuesta - Ella sonrió y se sentó en la mesa.
Les explicamos por qué nos conocíamos y seguimos cenando, al terminar Alba y yo nos fuimos a su cuarto mientras que Miguel, Rafaela y Marina se quedaron abajo viendo una peli.
Cuando nos lavamos los dientes cruzamos la puerta de la rubia y tras cerrar ella me habló directamente por primera vez desde que estábamos en su casa.
– Veo que te llevas bien con todos los Martínez Reche - yo asentí.
– Aunque tengo una favorita - Ella me miró sonriendo.
– Ah, si? - yo asentí sonriendo - ¿Quién? Si puede saberse.
– Marina, obviamente - la rubia se lanzó sobre mí y empezó a "golpearme" sobre la cama - es broma fiera, son tus ojos miel los que me hacen que no pueda mirar a nadie más - se puso colorada así que quise complicarle un poco más la situación - y tus labios son los que me vuelven más loca.
– ¿Sí? - preguntó algo tímida - yo asentí.
– Nunca he besado a nadie que bese como tú, rubia. - Ella volvió a sonreír.
– En ese caso... - se acercó y me tomó por la nuca para besarme, estaba a ahorcajadas sobre mi y para nada me quejaba de ello.
Saque de su torso la camiseta, mientras mis dedos rozaban su espalda sutilmente para después desabrochar su sujetador, la rubia tampoco sino estarse quieta y me zafó de mi camiseta para después dejar besos por mi cuello, cosa que hizo que cambiara las posturas para ponerla bajo mi torso y poder quitarle sus pantalones y seguir besando todo su torso y sus pechos y como no, su boca.
Después de unos veinte minutos se aumentó el calor en el cuarto y nuestras ideas no podían quedarse solamente en nuestras mentes, debíamos sacarlo y hacerlo en la práctica.
Mis manos bajaron por el abdomen de la más bajita y mis dedos se hicieron un hueco en su ropa interior, primero masajee la zona de su clitoris y esto hizo que la rubia mordiera mi labio inferior mientras cogía con fuerza la sábana entre sus dedos, después de haberlo estimulado mis dedos bajaron a su vagina y los introduje, no podía creerme que estaba haciendo esto con ella, lo había hecho con tantas chicas y chicos que para mí era de lo más normal, pero no recordaba que para Alba no era así.
– ¿Va todo bien? - Ella sonrío y me besó de nuevo.
– Va todo muy bien - y me volvió a besar.
Después de dos horas de mucha experimentación nos quedamos un rato charlando entre las sábanas mirando al techo del cuarto para pasar más tarde a mirar por la ventana con widow seat, ambas nos sentamos ahí, yo me apoyé en la pared y Alba se apoyó en mis piernas.
– Natalia ¿puedo decirte algo? - yo sonreí mientras acariciaba su hombro.
– Claro, dime- dije para luego besar su cabeza.
– Te quiero - oírlo me dejó de piedra, yo realmente sentía que quería a la chica que tenía apoyada sobre mis piernas, realmente sentía que era el amor de mi vida.
– Yo te quiero desde el momento en que te vi entrar por esa ridícula puerta de clase Reche - se giró incrédula para mirarme - y no se a qué llegará esta relación, pero se que nunca voy a mirar a nadie como te miro, y espero tener la suerte de verte sonreír todos los días de mi vida, por qué quizás sin tu risa yo no recuerde jamás cómo ser feliz. - una lágrima cayó por su mejilla para después besarme y fundirnos en ese beso toda la noche o quizás toda la vida.
FIN
Holaaaa!!!!! Muchísimas gracias por seguir esta novela y por aguantar mi irresponsabilidad, espero que os haya gustado leerla y que guardéis un bonito recuerdo de ella, para mí sería lo mejor, os quiero mucho, nos vemos en la historia Croana que hay en mi perfil, gracias por todo.🖤
Por último y para no molestar más, me gustaría pediros un favor, si tenéis Spotify, YouTube, lo que sea, a parte de escribir y eso tengo algunas canciones, mi nombre de artista es "Murban" y actualmente he sacado tres temas: Como me miras, SiXtina y Céfiro, si le dais apoyo os lo agradecería muchisisisiissimo, os quiero.🖤
~soul🌙