El Rostro de una Mentira

De darlis_steff

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En un país multicultural cómo Australia, en un día puedes toparte con más de mil rostros y diversas personali... Mai multe

El Rostro de una Mentira
El día que nací
Prefaccio
Capítulo Uno: Hola, Leonid
Expediente abierto
Capítulo Dos: Gracias por tu compra
El Caso de Carolie Cox
Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura
Mensajes enviados entre Shaina y Azhar
Capítulo Cuatro: Cocodrilo
El caso de Lane Cove
Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?
Capítulo Seis: Crocodrile Woman
Capítulo Siete: Dos opciones
Capítulo Ocho: Hola, Traviesa
Capítulo Nueve: Primer paso
Capítulo Diez: Tres no son multitud (+)
Capítulo Once: Tentar
Encontrado cuerpo a las afueras de Ryde
Capítulo Doce: Ser mala
Capítulo Trece: Rara Vs. Normal
Capítulo Catorce: Miedo
Capítulo Quince: La niña
Capítulo Dieciséis: ¡Bienvenida al mundo de los raros!
Capítulo Diecisiete: Las voces
Capítulo dieciocho: Dependencia
Capítulo Veinte: ¿Demasiado?
Capítulo Veintiuno: alucinación vs realidad
Capítulo Veintidós: El despertar de Shaina
Sydney amanece con hallazgos escalofriantes
Capítulo Veintitrés: El beso de la muerte
Capítulo veinticuatro: el eslabón débil
La niña que ya no quiso creer en la ciencia (+)
Capítulo Veinticinco: Libre albedrío (+)
Capítulo Veintiséis: ¿Me crees? (+)
Capítulo veintisiete: La liberación de Shaina (Parte I)
Capítulo Veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)
Capítulo veintiocho: Víctima
Capítulo veintinueve: No una víctima
Capítulo Treinta: Los cocodrilos tienen hambre
Annie ya no será la chica mala.
Capítulo Treinta y Uno: Soy Azhar Beckett
Capítulo treinta y Dos: Ya no hay grietas, está roto (+)
Capítulo Treinta y Tres: Hola ¿...?
Capítulo Treinta y Cuatro: Odette(+)
Capítulo treinta y cinco: De cuando Odette le sonrío a André
Capítulo Treinta y Seis: La fiesta del pecado
Capítulo Treinta y Siete: La fiesta del orgullo
Capítulo treinta y ocho: la fiesta de la revelación
Capítulo treinta y nueve: Ser superior
Capítulo Cuarenta: ¿Familia?
Capítulo Cuarenta y uno: Reuniones
Capítulo Cuarenta y Dos: Los amantes trágicos

Capítulo Diecinueve: El loco mundo de Azhar

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De darlis_steff


Capítulo Diecinueve: El loco mundo de Azhar.

Azhar.


Llego al inodoro a tiempo para dar largas arcadas que me hacen contraer el abdomen y sentir dolor mientras los ojos me lagrimea. Uno, dos, tres y finalmente comienzo a vomitar líquido blanquecino sin parar, cuando parece que ni siquiera me queda bilis para devolver, me arrastro hasta la pared e intento aplacar los escalofríos que me recorren. El cuerpo me duele y noto en los brazos moretones con un patrón circular al que no le encuentro sentido.

Sé que es imposible, pero en este momento siento mis venas heladas, cómo si algo frío me recorriera, me arde, siento que me quema y que mi cuerpo es pesado. Algo está sucediendo.

Sudor frío me recorre la frente y los escalofríos llegan con rapidez ¿Qué me pasa? La cabeza me duele y también la planta de uno de los pies el cual no dudo en levantar, encontrando una venda en el que con cautela y la mano temblorosa retiro poco a poco y lo que encuentro me paraliza momentáneamente: una sutura de al menos cinco puntadas en el centro de la planta.

—Oh, Dios mío —mascullo con la garganta lastimada.

Finalmente he llegado al punto del miedo, no puedo negar que esto me está superando, no lo entiendo. Hay algo mal conmigo y ahora conozco el verdadero terror de reconocer que no sé lo que me sucede, qué posiblemente esto es mucho más grande que yo ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo retomo el poco control que tuve antes en mi vida?

Acomodo el vendaje y cómo puedo, sintiéndome demasiado débil, me levanto apoyándome de la pared. Todo me da vueltas, siento mis articulaciones de una manera extraña y destellos aparecen en mi mente: risas, chapoteos, gritos, "ella no lo sabrá" "ella no recordará", manos, toques, roces... Me estremezco y los dientes me castañean mientras el corazón se me acelera. Mis pulmones se cierran y siento que el aire no está entrando lo suficiente.

—A-A-Ayu... —mi voz suena lejana— da...Ayu...da.

No puedo respirar, el pecho me duele y lo próximo que sé es que estoy en el suelo con dolor en el cuerpo, todo se tambalea cómo si hubiese un terremoto y luego no estoy viendo nada porque mis ojos ruedan hacia atrás, pero escucho voces. Todo tiembla, duele y un sonido extraño sale de mí.

— ¡Azhar! —Alguien grita— ¡Priscila! Llama a emergencia, Azhar está convulsionando.

Mi mente deja de ser mía, el cuerpo me duele, se siente cómo recibir descargas eléctricas y algo húmedo invade mi boca. Me estoy ahogando, no puedo respirar.

—Toma su lengua para que no se ahogue —grita alguien— ¡Haz eso Shaina!

»Soy Priscila Abramson y quiero reportar una emergencia, mi compañera está teniendo una convulsión y ¡No sabemos que mierda hacer!

Me desconecto, sufro, duele, me ahogo y se siente cómo algo eterno cuando vuelvo en mí y siento en el cuerpo leve sacudidas. Mis pulmones obtienen aire, pero no puedo moverme, me duele.

— ¿Azhar? Soy Shaina ¿Puedes escucharme? Deberías estar bien, emergencia ya llegará pronto.

No me muevo, no abro los ojos, no hablo. Solo estoy ahí por un largo tiempo hasta que las voces se múltiple. Soy alzada, Priscila le grita a Shaina que no es momento de un ataque de pánico y luego le está diciendo que se quede mientras ella viene conmigo.

Tal vez debí presentir que esto no era un inicio, esto era tan solo un desarrollo para algún tipo de desenlace para el que no estaba preparada.

Ahí, con los ojos cerrados y un dolor que no puedo llegar a comprender, el cuerpo temblando y los dientes castañeando un destello de alguna ilusión o el recuerdo de una voz aparece en mi cabeza.

«— ¿Es una decepción? ¿No es suficiente?

—Aún hay tiempo, no está dañada. Es útil.

—No me digas que amas a ésta cosa.»

—Mamá —Me escucho susurrar.

***

África me mira con fijeza cómo si intentara determinar si estoy mintiendo, pero soy honesta sobre lo que digo, solo que ella sabe que mayormente no soy honesta y ahora le cuesta entender que estoy siendo sincera.

— ¿Convulsionaste? —Asiento— ¿Estuviste un día hospitalizada? —Asiento de nuevo— ¿Pero ni siquiera sabes cuándo saliste del hospital? —Otro asentimiento— ¿Y tu compañera de piso te dio informes en donde clasificaron que se debía a niveles anormales de sodio en tu sangre?

—Es lo que te he dicho.

—Disculpa, pero suena cómo una sobredosis, suena cómo lo que temo que le suceda a Rebecca ¿Estás segura de que todo esto pasó y no estuviste solo soñando o muy ebria-drogada para ver que no era real?

Con los dedos me estiro el labio inferior para que vea la carne rojiza abierta por mis dientes al igual que algunos cortes en la lengua, aunque mi aspecto ha de decir mucho. Me veo cómo una mierda con grandes ojeras, piel pálida y estoy tan agotada, aun siento algo de dolor en el cuerpo y algunos escalofríos aparecen de la nada.

Vuelvo atrás en mis pensamientos, regresando a ese momento en el que desperté en mi habitación con Priscila sentada leyendo un libro de biología, cuando ella notó que estaba consciente no tuvo piedad en decir todo lo que había sucedido: Shaina me encontró convulsionando en el suelo de nuestro baño compartido, con ayuda de emergencia se aseguraron de que no me ahogara y que no durará demasiado tiempo. Emergencia llegó, estaba medio inconsciente, Shaina tuvo un ataque de pánico y su mamá se la llevó para cuidarla mientras al mismo tiempo se hizo cargo de mí, junto a Priscila, en el hospital porque no tengo a más nadie que se haga responsable de mí.

Dijo que me despertaba y dormía de forma muy seguida, que fui dada de alta y la tía de Shaina, Francis, junto a ella me llevaron al apartamento y estaba llena de algún medicamento, pero parecía consciente. Luego ella me entregó el informe médico y me exigió que no me muriera mientras decía que ya era libre de irse y hacer lo suyo sin que yo colpsara.

Así fue cómo descubrí que llevaba un día en el apartamento, que todo lo que dijo Priscila era real, que establecieron que había demasiado sodio en mi sangre y que me sentía tan, pero tan agotada que dormí todo ese día entero. Solo desperté cuando la señora Hawk apareció con comida para mí y de hecho, ella me ayudó a comer una sopa. Me habló sobre Shaina estando preocupada, pero que estaba lidiando con sus problemas, lo que me hizo recordar el ataque de pánico que al parecer ella había tenido al verme en mi caótico estado.

Fue al siguiente día que pude leer los mensajes en mi teléfono, de nuevo mis amigos se quejaban de no tener noticias mías, África alegaba haber dado con el espiritista y de Caleb no había mensajes, no desde la playa, de repente todo lo suyo era un escalofriante silencio.

A cuatro días de haber convulsionado me encuentro en una "sala de espera" con un café barato de máquina, junto a África, esperando la consulta con una espiritista mientras le cuento a mi amiga sobre lo que sucedió pidiéndole que no se lo diga a los demás.

—Eso es muy raro, Azhar. Las personas simplemente no convulsionan de la nada. Dicen que había sodio en tu sangre, pero no recuerdas lo que pasó antes y al vomitar todo lo que botaste fue líquido, no había solidos por lo que en donde sea que estuviste no ingeriste alimentos. Todo es raro y turbio.

»Súmale a ello que estamos en un lugar barato y horrible para que una espiritista nos hable de muertos porque crees que ves cosas...Hace esto demasiado extraño, me intriga, pero debo admitir que da un poco de miedo.

Que me lo diga a mí que soy quien ha estado lidiando con todas estas cosas jodidas.

La puerta de la mujer que nos atenderá se abre luego de que estuviera al menos media hora "limpiando" tras la salida de su última clienta. Ella nos indica que entremos y tras botar el horrible café, lo hacemos, adentrándonos en otro episodio del mundo loco de Azhar.

Lo primero que noto es que el lugar tiene un olor de algún incienso que me revuelve el estómago, las luces son bajas y un montón de velas adornan todo el lugar incluyendo una mesa en donde una mujer treintañera se mantiene en silencio con la vista al frente, tiene una expresión lejana cómo si estuviese mentalmente en otro lugar. Todo es silencio y el lugar tal vez podría considerarse un poco tenebroso.

Cuando la mujer dirige la mirada hacia nosotras, África se agarra a mi brazo, tal vez esto ya no le parece tan divertido cómo hace unos minutos y ya no se siente tan valiente. También me siento un poco arrepentida de esta idea, pero ya que estoy aquí, seguiré adelante.

—Tomen asiento, por favor.

Con mi amiga pegada prácticamente a mi espalda, tomo asiento frente a la mujer y África a mi lado. No puedo evitar pensar que la bandana floreada que la mujer lleva en el cabello está bastante genial y quiero una, pero rápidamente me sacó el pensamiento porque estamos aquí por un motivo más serio.

— ¿Por qué razones se encuentran aquí? —Su mirada se clava en África que rápidamente sacude la cabeza.

—No soy yo, cero espíritus en mi vida.

—Los espíritus e incluso demonios siempre están a nuestro alrededor.

Qué comentario tan bonito para no asustar a alguien.

—Estoy aquí porque desde un tiempo para acá han estado sucediendo cosas turbias en mi vida —comienzo y busco mi comodidad en la silla—. Siempre he sabido que mi memoria no es tan buena, pero desde hace unos años, digamos que las cosas han estado empeorando.

No quiero hablar de los borrosos recuerdos de mi infancia o adolescencia, no es que planee una fiesta de lástima y seguramente mis recuerdos han exagerados muchos momentos porque no pudo haber sido todo tan... ¿Malo? Así que prefiero hablar de la actualidad y no del pasado.

—He estado olvidando cosas, espacios prolongados de tiempo y sueño con personas con las que tuve poca relación o ninguna, alguna de ellas están muertas —Por no decir que todas—. Me siento perseguida, observada, a veces estoy tan enojada que no lo comprendo y otras tantas me siento sola, desolada, triste, de una manera que no puedo explicar.

Hago una pausa dándome cuenta de lo mucho que digo mientras África me mira con sorpresa, tiene que ser la primera vez que me escucha hablar tan segura y convincente sobre mis emociones.

—Tengo escalofríos, me desoriento, confundo algunas cosas...A veces podría pensar que me llaman y... —Veo a África de manera breve—. Vi a dos personas que no podían ser reales. Una era una mujer que no conozco, ella repetía un nombre y me pedía ir con ella, no lucía bien y tampoco parecía alguien tangible, real.

»La segunda...La segunda era mi mamá y ella está muerta desde hace muchos años. Sus voces estaban en mi cabeza y hay otras voces diciéndome que olvide, que no vea...Yo...Me están sucediendo tantas cosas.

Mientras que el corazón se me ha acelerado, la garganta se me ha vuelto seca y las manos me sudan de tan solo pensar en ello, la mujer solo asiente inafectada por mi declaración.

—Ella también convulsionó y eso nunca había sucedido —agrega África.

—Pero eso tuvo una explicación médica —aclaro.

— ¿Qué esperas de esta sesión, Azhar?

Por un tonto momento quiero preguntar ¿Cómo sabe mi nombre? Pero recuerdo que pedí una cita y que debió haberlo leído, también quiero corregirla porque su pronunciación está bastante mal, pero eso no es la prioridad.

—Espero saber qué quieren estos espíritus, si es que lo son...

—O demonios —Me interrumpe la mujer y creo escuchar a África maldecir por lo bajo—. Podrías tener contigo una presencia demoniaca.

—Espero no sea el caso, los demonios no caben en mi habitación —digo con una risa tensa.

—Antes de iniciar esta sesión, es mi deber hacerte saber los peligros de esto, no siempre sale bien.

—Lo sabemos, lo hemos visto en películas —susurra África.

—Cuando haces una sesión abierta para espíritus abres una puerta que trae consigo a entidades del más allá y el tiempo que permanecen con nosotros es indefinido —Me ve con fijeza—. El problema es que tienes una puerta abierta en la que la comunicación puede hacerse incorrectamente y entidades oscuras pueden atender al llamado queriendo hacer daño.

»No puedo darte una garantía de que estas entidades no responderán a tu llamado, es un riesgo que debes decidir si quieres tomar ¿Quieres correr el riesgo, Azhar?

Volteo a ver a África que se ve un poco más pálida, pero me asiente con el suave susurro de un "lo que desees" una abierta declaración de que me apoyara en lo que sea y eso es algo que me hace avergonzarme por segundos porque me doy cuenta de que siempre me ha dado una amistad que tal vez no valoro lo suficiente con el afán del claro desinterés por mi vida.

Volviendo la atención a la espiritista, asiento con lentitud tras tomar una profunda respiración ¡Vamos a hacer esto! Solo espero que los malos no atiendan a mi llamado.

—Muy bien, necesito que apaguen cualquier dispositivo electrónico que traigan consigo en este momento y que a partir de ahora sigan mis indicaciones, recuerden que esto no es un juego.

» ¿Quieres contactar con estas entidades por medio de un Ouija, péndulo o algún otro elemento esotérico? —Todo lo que hago es verla.

—No queremos la Ouija, en cada película en la que está esa cosa, todos terminan muertos o arrastrados en el infierno y me apetece seguir viviendo, gracias —Se encuentra diciendo África.

— ¿Es necesario un elemento esoté...Lo que sea para contactar a las entidades?

—No, pero a veces ayudan a establecer una comunicación más rápida.

—Vamos sin ningún elemento, Azhar, confía en mí, en las películas eso hace que todos mueran.

Debo admitir que las palabras de África me causan algo de gracia; asiento en acuerdo con ella y la mujer extiende las manos hacia nosotras. Rápidamente entendemos la indirecta y juntamos nuestras palmas en una conexión de tres mientras ella cierra los ojos haciendo una breve oración de protección, luego...Ella de verdad pide permiso a los espíritus.

— ¿Hay alguien aquí con nosotras?

Me tenso esperando alguna respuesta, algún sonido, pero nada sucede y me da tanto alivio cómo decepción.

— ¿Hay alguien aquí con nosotras? —repite.

Nada.

— ¿Hay alguien aquí con nosotras?

«Azhar ¿Por qué lo haces?»

Mis dedos aprietan con fuerza las de mis dos acompañantes en el momento en el que la voz viene desde atrás y...La reconozco.

—Está aquí —susurro.

La mujer deja de ver a la mesa y me mira con incertidumbre, la mano de África comienza a sudar debajo de la mía.

«No llores, no puedes llorar, Azhar»

« ¿Qué exactamente haces? ¿Eres defectuosa?»

—Está detrás de mí, está ahí... —susurro y siento los vellos de mi cuerpo erizarse.

—No hay nadie detrás de ti, Azhar. Deja de jugar —pide África.

«Azhar, ven aquí»

«Azhar, ven conmigo»

—Está detrás de mí, me habla en la oreja.

—No te sueltes —Le ordena la espiritista a África que parece querer huir—. ¿Qué sientes, Azhar?

—Está hablándome en el oído, en mi cabeza...La escucho, detrás de mí. Quiere que vaya con ella...

— ¿Puedes pedirle que venga al frente? ¿Qué nos deje escucharla?

Sacudo la cabeza en negación hacia ella mientras su voz susurrando mi nombre viene una y otra vez, el cuerpo comienza a temblarme y escalofríos me recorren.

— ¿Por qué no puedes?

—Porque mamá lo odia...Ella odia que le digan qué hacer —murmuro—. Ella decide todo, ella tiene el poder...Incluso sobre papá.

Mi nombre es gritado y cuando veo detrás de la espiritista, la encuentro vestida de negro y con una cola de cabello apretada en lo alto de su cabeza: alta, esbelta, hermosa y fría, ahí se encuentra mamá. Se ve real, se ve viva...Pero está muerta, sé que está muerta, lo está.

—Estás muerta, estás muerta, estás muerta.

¿Y por qué puedes verme? Nunca quisiste aprender, siempre lo hiciste difícil —Su sonrisa es fría— Si todo está bien ¿Por qué la ves a ella?

Veo a la esquina y mi cuerpo tiene una reacción de un temblor feroz cuando veo a la mujer vestida de blanco y con el cabello cubriéndole el rostro, está descalza y sus pies se encuentran mallugados, hay moretones en sus brazos y estira una mano hacia mí con una inclinación leve en los labios resecos, lo único que puedo ver de su rostro.

Es hora de venir ¿Estás lista? —dice con voz débil, rasposa, escalofriante.

—Ella también está aquí —digo con la respiración acelerada—. La mujer...Viste de blanco, quiere llevarme, quiere que vaya con ella.

—Azhar esto no es gracioso —La mano de África suelta la mía.

Es hora de venir, Sunny —dice la mujer.

—No soy ella...

Azhar, ven con nosotras, obedece —Me ordena mamá.

—No, no ¡No! ¡No iré contigo! Nunca quise ir contigo—Mi respiración es densa para mis pulmones, cada vez me cuesta un poco más respirar—. Cuando me llevabas contigo dolía ¡No iré contigo!

— ¡¿Con quién habla?! ¿Qué mierda le sucede a mi amiga? —La voz de África se escucha cómo un eco— ¡Azhar!

Libero mi mano de la espiritista y retrocedo con tal violencia que la silla cae y lo hago con ella mientras no registro el dolor y escucho a los lejos una conmoción a mi alrededor. La mujer de blanco comienza a caminar hacia mí, arrastra sus pies y yo me arrastro intentando retroceder mientras me pide que vaya con ella, que iré con ella.

Alterno la mirada de ella a mi mamá sin saber con cuál resulta más aterrador ir, cuando pienso en mi madre no hay recuerdos bonitos, todo es frío y doloroso. No puede llevarme con ella, eso nunca salía bien, sin embargo, ver a la mujer desconocida vestida de blanco es aterrador.

En un momento la mujer de blanco está lejos y lo próximo que sé es que está inclinada sobre mí haciendo su cabello a un lado y grito: por su repentina aparición, por su cercanía, por las sensaciones que me da y por la manera atroz en la que su rostro se encuentra desfigurado. Piel falta en muchos lugares, una de las cuencas de sus ojos se encuentra vacía, parte de su nariz está ausente y la mitad de su boca cuelga mientras que su mejilla tiene huecos y arrugas nada normales. Cierro los ojos y me sacudo, alejando la sensación de sus manos sobre mí porque quiere tocarme mientras me dice una y otra vez que vaya con ella.

—No la toques, un demonio podría estar poseyéndola ¡Aléjate de ella! te reprendo, abandona este lugar.

— ¡Es mi amiga! No dejaré que un puto demonio se la lleve.

Vendrás conmigo, Sunny.

Vendrás con nosotras, hija. Te dije que siempre seríamos un equipo, que siempre sería tu dueña, hazle caso a mamá y por una vez no me des arrepentimientos.

Mi respiración es demasiado agitada, mi pecho se tranca y un calor me envuelve mientras mantengo los ojos cerrados.

¿Te sigue doliendo? —pregunta la voz fría de mamá—. ¿Aún te da miedo? Mamá solo busca tu potencial, Azhar. Vamos, déjame ayudarte, ven conmigo.

—No quiero, por favor, no quiero —susurro.

—Azhar, quédate conmigo, solo quédate conmigo. No es real, no hay nadie aquí, todo esto es mentira. No hay demonios, no hay espíritus, estás bien. Estás bien.

Esas palabras de África se escuchan cómo un eco, pero cada vez la escucho más cerca, hasta que no hay más voces. Me atrae para un abrazo y me dice que no era real, que tal vez todo este ambiente barato y falso influyó en mi mente, pero que no había nadie, que demonios y espíritus no se encuentran persiguiéndome y decido creerle.

Envolviendo los brazos alrededor de ella me aferro mientras abro los ojos viendo que las luces han sido encendidas y la espiritista me ve con miedo. Seguramente es una farsante y este episodio de mi parte ha sido lo más cercano que ha estado con lo paranormal, nunca lo sabré.

Mi mamá no está, la mujer tampoco.

—Vámonos de aquí, Azhar. Esto es un fraude.

—Esa niña está maldita —La mujer me ve—. Siempre engaño, pero hoy tú... Algo anda mal contigo.

—Nadie pidió tu opinión, bruja impostora. Vamos, cariño, salgamos de esta farsa.

África me ayuda a levantarme y poco después estamos saliendo del lugar. Ella no comenta sobre lo que sucedió, trata de bromear y me cuenta sobre su revolcón con Acker, pero por más que quiero enfocarme pienso en el rostro desfigurado de la mujer y en mi mamá.

Un viejo recuerdo de mi infancia reaparece: mi mamá nunca fue buena...Ella me daba miedo, fui su cosa, nunca su hija.

***

Han pasado ocho horas desde la sesión con la espiritista. He estado leyendo el libro paranormal que compré en la librería del tío de Shaina. No estoy convencida de que se traten de demonios o espíritus, pero no lo descarto porque fue tan real, se sintió tan real, escalofriante y tenebroso.

Veo las hojas en las que he estado garabateando, intentado hacer conexión. Desde que puedo recordar – lo que suena irónico – siempre he tenido problemas para recordar mi vida con claridad, siempre hay lagunas y otras tantas prefiero no pensarlas porque de esa manera finjo que no sucedieron. Mi infancia es un borrón confuso en donde no distingo lo que fue verdadero con lo que creé. Mi adolescencia es incluso peor, pero sé que se trata de recuerdos que yo misma cerré con candados la razón debido al tipo de padres. Pero todo empeoró desde una noche en específico: la noche en la que Carolie Cox fue asesinada.

A partir de esa noche mi vida ha caído en una espiral en donde pesadillas, voces, aparente recuerdos, presencias extrañas e incluso una desmejora en mi salud así como otros muchos factores, han aparecido. No entiendo qué mierda está sucediendo y eso finalmente hace que el miedo se vuelva tangible.

Ya no puedo fingir que no me importa. Esa fortaleza de "no me importa" que con tanto esmero construí, hoy finalmente se cae cuando admito que tengo miedo de todo lo que sucede y porque me admito en la soledad de mi cuarto y abrazándome a mí misma: que tengo miedo de mí.

Recuerdo a mamá, sus palabras y el temor irracional de ir con ella porque cuando la seguía nunca era bonito y cuando desobedecía era muchísimo peor. Papá era tan malo cómo ella, pero a veces pensé que él era un poco mejor porque a veces sonreía con simpatía...Pero luego hacía cosas dolorosas que me hacían llorar y gritar y susurraba un "solo aguanta un poco, estás destinada a grandes cosas", pero solo quería ser normal, no quería grandes cosas, quería ser común.

Me llevo los dedos detrás del cuello luego al centro de mi cabeza, me traslado a mi costado izquierdo, la cara interna de mi muslo y aunque no alcanzo mi espalda, me gustaría poder tocar ahí también, en todas ellas siento el relieve sutil de pequeñas marcas a las que tendrías que poner demasiada atención para notarlas. Me veo los brazos, pero en ellos no queda ningún recuerdo, pero recuerdo el dolor.

"Estamos ayudando a la ciencia, Azhar ¿No quieres ayudar a papá y mamá?" al principio me gustaría, pero con el tiempo me escondería, lo que lo haría peor. A veces gritaba tanto que me quedaba sin voz.

Una vez le pregunté a papá si moriría de dolor y él me dio una sonrisa triste: "No eres quién debería morir, cariño, no si todo sale bien", otro día le pregunté a mamá y ella solo sonrío: "solo si sigues siendo una cosa inútil, porque no nos gustan los inservibles."

Cubriéndome el rostro con las manos lucho contra las ganas de llorar, porque nunca, pero nunca me permito pensar en esos recuerdos, los entierro tan profundo cómo puedo, pero todos están siendo liberados y ¡Joder! Se siente cómo tener menos edad y aun estar con ellos.

Se siente cómo estar en un horrible sótano convertido en una tecnología impresionante en la que "contribuían a la ciencia". Puedo ver sangre a mis pies, pude sentir bisturís, inyecciones, pinchazos, extracciones y algunas cosas tan difíciles de explicar que siento nauseas.

Me estoy mordiendo el labio con tantas fuerzas, para no llorar, que saboreo el sabor cobrizo de mi sangre y es todavía peor porque se siente cómo el pasado.

Dilo, habla, cosa —Escucho a mamá en mi cabeza—. Dilo o me enojaré.

Abro los ojos y mi vista es borrosa por las lágrimas contenidas mientras en mi mente me pide una y otra vez que lo diga. Las horribles palabras que me hacía decir antes de que todo iniciara.

Dilo ahora, Azhar Beckett.

En un horrible habito del que no he sabido en años, hablo, lo repito y se siente cómo abrir las puertas de algo más.

—Mi nombre es Azhar Beckett y soy el sujeto número dos —susurro.


Bueno...Este...Ehm ¿Hola?

Aquí un nuevo capítulo jejeje.

Bienvenido a los nuevos lectores, he visto que se nos han sumado unos cuantos ¡Pasen adelante! Hay espacio más que suficiente para que se vuelvan locos con los demás.

Para más noticias de la historia: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Younow: DarlisStefany

Espero les guste.

Un beso.


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