¿Por qué lo llaman amor cuand...

Af xlUsagi

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Lo de Craig fue la curiosidad de corromper a alguien, lo de Stan la nostalgia de querer volver a aquellos día... Mere

¿Puedo corromperlo?
Él solo está pensando en sí mismo.
Llegó el cordero para enamorar al lobo.
Veneno en el paraíso.
Perdiendo la cabeza.
Que gane el mejor.
La tentación siempre es más excitante que el miedo.
¿Se puede descender más después del infierno?
Una alarma que no se detiene.
Fuego ardiendo en la oscuridad.
Llegar al tártaro es más fácil de lo que se cree.
La cosas lindas son las más exquisitas de romper.
Podría intentar huir, pero sería inútil.
Lentamente arranca mi corazón y desángrame.
Detrás siempre viene la bestia.
Ven y saboréame despacio.
El monstruo debajo de la cama.
Una plegaria en el abismo.
Las rosas se afean con las espinas.
¿Sufrir? ¿Llorar? ¿Morir? ¿Quién piensa en eso?
Los demonios se esconden detrás de la redención.
Frío que consume los huesos.
Toma a mordidas mi corazón.
Silencio.
En lo más profundo.
Un mundo detenido.
Puedes ser el cadáver que yo seré el asesino.
No estaré al amanecer.
Fuego consumido.
"Hazlo"
Un brindis por otra noche sin fin.
Pietà.
Bajo el filo del cuchillo.
No se envidia a los muertos que descansan.
"Hoy es un día soleado."

No le digas a nadie, pero lo estoy observando.

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Af xlUsagi


Con cuidado colocó una foto nueva en su álbum, dejándola debajo de la que tenía de Kyle comiendo las papas fritas compradas por él. Esta nueva foto era muy bonita a su parecer, Kyle tomando una siesta en un salón de clases mientras los demás se encontraban la asamblea; debía estar muy cansado, quizás podría enviarle más dinero, pero la mayoría se lo había gastado en esa nueva cámara fotográfica.

Al encender su computador una imagen de Kyle apareció, esta vez fumando a escondidas en la preparatoria. Cuando estuviera con él tendría que prohibirle ese hábito, le pudriría los dientes y los pulmones. Luego observó con rencor la misma foto, recordando algo; y miró las fotos que tenía guardadas en su cámara. Stanley Marsh besando a Kyle en medio del patio, ¿quién se creía? Luego ese maldito gordo arrinconándolo detrás de la escuela, Kyle ya estaba fastidiado de él, se veía en su expresión.

Esos dos se si se atrevían a fastidiar de nuevo a Kyle..., bueno, realmente no podría hacer nada. No tenía la suficiente fuerza ni siquiera para vencer a Stan en una pelea.

Lo bueno es que cuando Kyle fuera suyo, entonces no tendría que volver a ver nunca a esos dos.

Ni a nadie más.

—.—.—.—.—

Kyle recorrió con la mirada el lugar, entre semana no había mucha gente más que la que siempre reconocía. Ebrios que buscaban cualquier excusa para pelearse, así como para sobrepasarse con cualquier mujer que se dignara a entrar. El bar donde Kenny y él trabajaban desde los catorce años era pequeño, maloliente y poco higiénico, no obstante, parecía ser el nido donde todas las ratas de otras ciudades se juntaban. Por eso mismo los ciudadanos de South Park solían evitar ese lugar, era un lugar donde ningún pueblo podía meterse, por lo que fue perfecto para ambos encontrar trabajo ahí, además de que les solía quedar a veinte minutos caminando de su hogar, por lo que cualquier emergencia que pudieran tener Ike o Karen sería velozmente atendida.

—Es aburrido cuando no hay gente. —comentó Kenny, fingiendo limpiar. —Esos bastardos se tardan en embriagar y los que se van dejan una mierda de propina. Apenas he juntado diez dólares.

—Yo ni a los diez llego. —bufó Kyle.

— ¿Cómo comprarás el pastel que le prometiste a Ike? —preguntó Kenny. —También se lo prometiste a mi hermana.

—Ya sé. —rechistó.

—Eso te pasa por irte a follar a Cartman y olvidarte de recoger a tu hermano menor. —Kenny se burló, apuntándole con el dedo. —Karen dijo que Ike te estuvo esperando por casi una hora.

—Joder, lo sé, deja de recordármelo. —contestó, irritado. —Todo es por culpa de ese calienta huevos de Stan. Si no me hubieras detenido lo habría acabado ahí mismo.

—No te puedo dejar matar a nadie en el lugar que nos da casi treinta dólares a la semana. —dijo Kenny, tomando una nueva cubeta de cervezas. —Sería difícil encontrar otro lugar así de genial.

Kyle frunció la boca, tenía razón.

—Solo que me deje en paz y no habrá problema. —refunfuñó.

— ¿Y? —preguntó una vez que volvió de dejar las cervezas.

— ¿Hmm?

— ¿Qué hay de Tucker? —siguió Kenny, con una sonrisa pícara.

—Agh. Deja eso. Si Cartman te escucha nuestro secreto será del dominio público. —Kyle se cruzó de brazos, molesto. —Ese imbécil, de un momento para el otro dijo mierdas sobre que le llamaba la atención o una porquería así, ¿no le basta con Tweek al pendejo?

—La mirada que tienes me dice que no es el único que tiene interés en el otro. —comentó el rubio, echando su cabello para atrás con una mano.

—Estar con él sería un error. —admitió Kyle, después de unos segundos.

—Eso no puedo negarlo.

—Pero...

—Kyle.

—Él tiene cincuenta dólares que me interesan. —sonrió, mostrando los dientes.

—.—.—.—.—

Kyle quería cincuenta dólares para comprar un pastel para su hermanito, maldita sea, ¿por qué tenía que juntar dinero para la universidad? ¡No quería! Él viviría con Kyle y con Ike, encontraría un trabajo y ambos lo esperarían como la nueva familia que serían.

Debía conseguir un trabajo de medio tiempo, pero eso le quitaría la oportunidad de estar más tiempo con Kyle. Joder. El mundo debería pudrirse y dejarlos a ellos dos solos.

—.—.—.—.—

Broflovski siempre terminaba agotado después de la mitad de la noche en vela. Kenny y él solían llegar a su hogar después de la una de la madrugada entre semana, fin de semana era lo peor del mundo porque aparte de que solían estar ocupados, de un lado a otro, controlando ebrios y atendiendo mesas, terminaban a las cuatro de la mañana por mucho.

—Renuncia a esa mierda de trabajo de una vez. —comentó Cartman, sentándose a su lado. Kyle lo observó sin levantar la cabeza del pupitre, sus ojos le pesaban demasiado.

—Tu lo dices fácil porque aún te mantiene tu madre, pendejo.

—Eso no es verdad. —se quejó, molesto. —Mis stremears son los más populares, ¡esos idiotas me dan dinero!

— ¿Ike te da dinero? —masculló. Eric se encogió de hombros. — ¡Hey!

—Quizás, no sé que nombre de mierda tenga tu jodido hermano canadiense. —contestó Cartman, burlándose. —Deberías cuidar mejor lo que le das de mesada.

— ¿Debería despellejarte, culón? —rezongó, molesto.

Cartman se inclinó a él, juguetón. —De todas maneras, es como mi pago por darte mi culo al menos una vez a la semana. —concluyó con una sonrisa traviesa.

Cuando más alumnos comenzaron a ingresar al salón, Eric decidió cambiarse de asiento para no ser relacionado con Kyle. Sin embargo, ese asiento que siempre era el último en ocuparse ahora había sido tomado por una de las personas que estaban poniendo más de nervios al castaño en esos días. Stanley Marsh. Aunque a su sorpresa, él venía bastante herido, con una mano vendada por completo, la cara con un curita en la mejilla, otra en la nariz y una más cerca del ojo.

— ¿Te quieres morir? —gruñó Kyle al verlo.

—No hay más lugares. —contestó Stan, y no mentía. —Además... quería sentarme aquí.

Kyle exhaló. La ira estaba volviendo a consumirlo, debía mantener la compostura, ese imbécil solo estaba provocándolo. Se arreglaría con él en el tiempo de descanso. Pero incluso al tener esos pensamientos hacía él, no pudo evitar voltear a mirarlo un par de veces en clase, fingiendo dormir. Su rostro estaba bastante lastimado, los moretones sobresalían por algunas partes de su playera y estaba seguro de que debajo de ella aún quedaban sus marcas de la paliza dada el día anterior.

Enserio..., era demasiado molesto.

Al terminar la clase, Cartman observó como Kyle seguía dormido en su pupitre, quería despertarlo a punta de gritos, porque ese idiota de Stan no dejaba de mirarlo con esos ojos de borrego. Estúpido Marsh, tendría que encontrar una buena forma de que dejara lo suyo en paz. En ese justo instante Wendy pasó a su lado en compañía de Nichole, platicando quién sabe que cosa, pero las ideas en la mente de Eric comenzaron a fluir. La perra de Wendy era su respuesta.

Craig en cambió mientras esperaba a Tweek, disimuladamente giró la cabeza a esos dos. Stan con cuidado de no despertarlo, comenzó a guardar las cosas de Kyle. Ojalá pudiera cerrar la puerta, lanzar a Tweek fuera y encargarse de esa vil basura.

— ¿Craig? —llamó el rubio, preocupado.

—¿Nos vamos? —preguntó forzando una mueca en sus labios. Tweek asintió con la cabeza, y una vez que Craig avanzó, miró a donde antes su novio lo hizo, apretando los labios salió del aula.

Stanley agachó su rostro hasta pegar con el pupitre, sin despegar la mirada de Kyle. Así dormido lucía como el viejo Kyle, tranquilo, esperando que lo despertaran para poder ir a casa una vez que terminara la pijamada. Sintió uno de esos latidos fuertes cuando acercó su mano para acariciar su cabello; ese tipo de gestos que emitía su cuerpo le fascinaban, no necesitaba ni de alcohol, ni de cortadas, ni de nada más que Kyle para sentirse vivo. Ojalá él no tardara en darse cuenta de que pertenecía a donde él, igual que de niños.

Y cuando trajera a Kyle de regreso a él, todo sería mejor.

Justo cuando su mano estaba por hundirse en su cabello, el celular de Kyle comenzó a sonar. Stan se echó para atrás de inmediato, sorprendido por el repentino acto; Kyle entreabrió los ojos, molesto por la interrupción. El moreno se quedó con la mano alzada, parecía que el sonido no estaba lo suficientemente fuerte como para despertarlo por completo; estaba semidormido.

El verde de sus ojos se veía vidrioso a través de las pequeñas aberturas que permitían sus párpados. Kyle no tenía pecas en las mejillas como los demás pelirrojos, eso de alguna forma lo hacía especial, era único en el mundo por mucho que quisiera ocultarlo con esa horrible fachada de Jersey. Seguía siendo su Kyle.

— ¿Stanley? —murmuró entre el sueño al ver borroso. Kyle parpadeó queriendo enfocar su mirada, no obstante, la persona que hasta hace unos momentos se encontraba en el pupitre de enfrente ahora se encontraba delante de él. — ¡Que mierda!

— ¿Me equivoqué? —preguntó sin darle la oportunidad a Kyle de ponerse violento. —Estoy bastante seguro de que, hasta hace un año, seguías sintiendo algo por mí.

Kyle quería pensar en Kenny, en su hermano menor, en todo lo que abarcaría hacer un escandalo en la escuela. Sin embargo, no midió repercusiones cuando le estampó un cabezazo a Stan, justo en la nariz. Stan cayó hacía atrás, estampándose con los pupitres, agarrándose la parte afectada que volvía a escurrir sangre.

— ¿Por qué mierda sigues molestándome? —jadeó, sus emociones estaban a punto de estallar y hacer un tornado que sería incapaz de detener. — ¿Ahora te gusto? —se burló. — ¿Después de tirarme al lado como un perro? ¿Ahora te gusto? —repitió, dejando salir una risa irónica de su boca temblorosa. Lo ponía mal. Su estúpido amor de casi seis años lo seguía poniendo mal.

Stan se quedó callado, luego miró a un lado y volvió a poner esa mirada vacía en sus ojos.

—Sí. —y sonrió, causando un resoplido de incredulidad en el contrario.

—Tú, de verdad, estás buscando que te mate, ¿cierto?

Stan le dio una sonrisa torcida. Cuando Kyle intentó tomarlo de la camiseta, él atrapó su mano, besándola con delicadeza en la punta de los nudillos.

—No importa si no me crees ahora, te lo demostraré. —advirtió Stan, soltando la mano del contrario que la retiró como si el contacto le hubiera herido. — ¿Qué te parece si llevo tu mochila para empezar?

— ¡Vete a la mierda, imbécil! —gritó. Tomando sus cosas, partió de ahí.

Stan tomó el papel que tenía en su pantalón, limpiándose la sangre de la nariz. Tuvo demasiada buena suerte, por poco Kyle se la rompía. Se dedicó a seguirlo, pensando que después de todo Randy Marsh servía para algo, su inútil padre había hablado con él durante toda la cosecha, sobre cómo obtener lo que querías. Stan se sintió satisfecho internamente, esa expresión de asco y caos era bellísima. Y sin poderlo evitar, se imaginó como sería tenerlo debajo de él, gimiendo su nombre, aferrándose a él, suplicando que se quedara a su lado.

Probablemente estuviera por ver una obra de arte.

—.—.—.—.—

Lo tocó. Lo tocó. Lo tocó. Lo tocó.

Él no tiene permitido tocarlo, ¿por qué lo tocó? ¿por qué pareció que Kyle lo disfrutó?

Lo odio. Lo odio. Lo odio. Lo odio.

MUERE. MUERE. MUERE. MUERE. MUERE. MUERE.

—.—.—.—.—

—Esto es una jodida broma. —rechistó Cartman, observando la mesa más al fondo. Lo había notado entre las clases que compartían juntos, sin embargo, ahora era mucho más evidente. El maldito de Stan le estaba jodiendo lo que logró en dos años. — ¡Hijo de puta!

— ¿Eric? —Butters lo llamó, confundido. A su lado venía Kenny con una sonrisa idiota. ¡Ese bastardo lo sabía!

—Hey, maldito pobre, acompáñame a sentarme allá. —ordenó Cartman.

—No, comeré con...

— ¡Carajo, Kenny, no te estoy preguntando! —gritó, atrayendo la atención de varios de la cafetería. Incluidos Craig y Tweek que acababan de salir de la fila de los almuerzos. Kenny alzó las manos y dándole un suave empujón a Butters, lo acompañó.

— ¿A dónde van esos idiotas? —preguntó Clyde, junto a Token.

—A comer con Stan y Kyle. —respondió Craig, sin despegar la mirada de los ya sentados. Stan tenía un gesto amable en su rostro, aunque no podía decir lo mismo de sus ojos, parecía querer lanzarse sobre el chico que tenía enfrente. Sabía que Kyle se estaba conteniendo, aunque no parecía que fuera por la misma razón que cuando pelearon.

—Increíble, ¿después de tanto han vuelto a ser amigos? —preguntó Token. —Que mierda, yo me hubiera alejado de Cartman desde ya.

—Hey...—llamó Craig, toda su pandilla volteó a verlo, incluido Tweek. — ¿qué tal si les hacemos compañía? Hay que celebrar su reunión después de tanto tiempo. 

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