||•|| Tony Stark ||•||
— ¡Papá! —gritaba ______ en una piedra lejana, separada de mí por un enorme abismo de por medio.
— ¡_____! —yo traté de alcanzarla, pero no pude, entre más corría, más se alejaba el precipicio de mí—, ¡_____! —volví a gritar, sentí mi garganta desgarrarse ante ese grito.
—Está bien, hiciste lo que pudiste —habló una voz femenina que no reconocí. Tocó mi mano y parecía un témpano de hielo, cuando volteé a ver de quién se trataba, era Gina, tenía un semblante triste y una mirada perdida en la inmensidad del cielo rojizo que iluminaba aquella escena—, es hora de dejarla, Tony. Estará bien.
El verla me hizo sentir palidecer, de un pestañeo nuevamente volvía a fijar mi cara en ella y era su rostro en proceso de descomposición, sin párpados y con larvas saliendo de un agujero situado en su mejilla derecha.
Traté de alejarla con todas mis fuerzas pero ella me mantenía agarrado con su mano. Parecía estar calmada, como si supiera exactamente lo que pasaría.
—Es nuestra hija, está en problemas, ¿No lo notas? No podrá sola.
—No puedes hacer nada para evitarlo, Tony. Estará bien.
Sentí mi garganta cerrarse y mis lágrimas por las mejillas. Cuando volteé a verla, ahora el paisaje había cambiado a New York, exactamente cuando el apocalipsis Chitauri y los Leviathan merodeando la ciudad. Nuevamente mi angustia volvió a mí al escuchar a _______ llamarme en un llanto incontrolable, pero se escuchaba muy lejos, todo lo que miraba era la destrucción de la ciudad. Rogers, Romanoff, Thor y Barton peleando en contra de la amenaza alienígena.
— ¡_____! —volví a insistir tratando de ubicarla en algún lugar—. Jarvis, localiza a _____.
—Es muy tarde, señor Stark —la voz de Jarvis sonaba como la voz de Ultrón—, es hora de irnos.
— ¿Irnos?, ¿A dónde? Jarvis, localiza a mi hija, ahora. No puedo irme sin ella, no, no, no estoy listo para hacerlo, Jarvis.
—Su trabajo terminó, señor Stark, su madre quiere hablar con usted.
Nuevamente esa voz se distorsionó. Un gran agujero se abrió de entre la tierra, la primera que vi caer fue a Natasha. Traté de ayudarla pero el agujero seguía abriéndose cada vez más, esta vez llevándose en su interior a Steve. Cuando Visión quiso ayudar, cayó abatido de la nada directo al mismo hoyo.
—Hiciste lo que pudiste —esa era la voz de mi padre. Cuando volteé a verlo, estaba vestido con un traje blanco—. Ahora déjalo todo en manos de ellos. Lo harán bien.
Su mano tocó mi hombro, cuando di media vuelta, el paisaje cambió de nuevo. Ahora era una cabaña, estaban todos vestidos con ropa de luto, y después, al volver a voltear, estaba una tumba escarbada con el féretro abierto. Pude leer la lápida: Tony Stark.
—Debes entrar —esta vez era la voz de mi madre—. Por fin puedes dormir, mañana será un nuevo y soleado día, hijo.
—No, papá, no vayas —ahora _____ tenía seis años, me agarraba del traje tratando de detenerme, su mirada estaba llena de lágrimas y se veía aterrada—, no me dejes, prometo portarme bien, seré una niña buena, papi, no te vayas. No me dejes sola.
—No puedo irme, ella me necesita, ¿No lo ven? —pero parecía que nadie más me veía—, ¡Estoy aquí, sigo vivo!
Y algo me jaló para el interior de esa tumba. Traté de gritar cuando Steve comenzó a meter la tierra de nuevo.
— ¡Este traje vale miles de dólares, lo están estropeando! —traté de llamar su atención pero nadie escuchó—, ¡Rogers, Banner, alguien!
Y _____ se acercó, me miraba, era la ____ de dieciséis. La miré tirar una rosa al interior antes de alejarse.
—Hiciste un buen trabajo, papá. Nos vemos pronto —su voz sonaba en eco retumbando por mis oídos.
Cerré los ojos entonces aceptando el final hasta sentir la tierra sacudirse, y la voz de Pepper.
—Tony, ¡Tony, despierta!
Abrí los ojos y solté un grito antes de incorporarme a la cama. Estaba sudando y mi corazón latía muy rápido, aún me sentía alterado y Pepper lo notó, se incorporó en la cama también. Me levanté y torpemente caminé al balcón.
—Necesito aire —avisé aún sintiendo mis piernas temblar, con cierta dificultad abrí la puerta del balcón y al estar afuera tomé una bocanada de aire.
Había sido una pesadilla que sentí tan real. Me toqué la cara aún tratando de averiguar si seguía durmiendo o no pero pareció que estaba despierto.
— ¿Estás bien?, ¿Quieres agua? —preguntó Pepper al mirarme aún recargado en el barandal de mármol y yo asentí.
¿Qué mierda había soñado? No iba a poder dormir lo que restaba de la noche. Una angustia se alojó en mi pecho, como si supiera que algo malo estaba por ocurrir.
Pepper volvió con el vaso de agua y salió al balcón conmigo.
—Estás muy pálido, ¿Seguro que estás bien?
—Lo estoy, sí, ¿Por qué no habría de estarlo? —la miré asintiendo repetidas veces—, estoy perfectamente bien, claro que sí.
— ¿Quieres hablar de la pesadilla que tuviste? No dejabas de repetir el nombre de _____...
Negué antes de meterme con ella a la habitación de nuevo.
—No, no, fue sólo una pesadilla. Trata de dormir, lamento despertarte, estoy bien.
— ¿Seguro? No me molestaría quedarme despierta contigo, Tony. Hace meses que no tenías sueños malos.
—Estoy bien, sólo me cayó pesada la cena, esa pizza fue engordante —traté de desviar la atención—, pero estoy perfecto.
— ¿Sabes qué?
— ¿Qué?
—No te creo, mejor dime qué ocurre.
—Nada, nada. Pepper, en serio, estoy bien, ¿Quieres dormir? Haré lo mismo.
—Tony.
—Estoy ya listo para...
—Tony.
—Una cómoda.
—Tony.
—Y reparadora siesta.
—Tony, no estás bien. Mírate, estás titubeando.
—Y a dormir, señores. Descansa, dulce Potts.
Le di la espalda cuando me acosté a dormir. Por fin ella cedió y acabó por acostarse a dormir.
No pude cerrar los ojos el resto de la noche. Decidí levantarme desde las cuatro de la mañana a hacer mejoras a mi traje, al menos eso me iba a mantener ocupado.
Aunque no lo suficiente porque todo lo que pensaba era en esa jodida pesadilla. Me venían pequeños cortos borrosos hechos flashback, ni siquiera sabía distinguir esa pesadilla con lo ocurrido en New York. Sólo me quedaba tener esperanza que esas pesadillas terminasen cuánto antes para que volviera a dormir en paz...