SEBASTIÁN.
—¿Universidad?, dime que es una broma, mamá— soltó Kira oía las palabras de la mujer pelinegra.
—No es ninguna broma, los dos deben asistir.
—¿Y dónde salió todos este incentivo por la educación universitaria? — preguntó Axel.
—Haber, muchachos, de los tres, solo Seb tiene una carrera en contabilidad...
Kira salto rápidamente. —Seb hizo un técnico, creí que nosotros también tendríamos esa opción.
—Ustedes conocen las razones por las cuales su hermano estudio un técnico— le refutó mamá.
—Sumándole el hecho de que no quería estudiar— solté y mamá me lanzó una mirada seria.
Bien, mal momento para abrir la boca.
—Pero mamá—chilló la pelinegra—, estaremos aquí por un tiempo y después nos iremos, igual que siempre, no le veo el caso a entrar a la universidad.
—Este tema no está a discusión muchachos, ambos asistieran a la universidad— les tendió unos folletos a ambos—. Escojan con sabiduría lo que quieren estudiar.
Sonríe con diversión al ver la cara de los mellizos, la verdad es que yo tampoco me esperaba que se vieran obligados a estudiar. Ya se que muchos padres dicen que el gran legado que le pueden dejar a sus hijos es la educación y todo eso, y no es que yo no lo crea, pero por mi parte sé que mi destino es la manada, tengo claro que en algún momento me volveré el alfa y tendré que tomar mis responsabilidades para velar por el bienestar de cada licántropo bajo mi cargo, igual que papá.
Llevé las manos a detrás de mi cabeza. —Suertes, hermanitos.
—Tu tampoco te salvas, Sebastián Kenner. Tú también iras a la universidad.
Estas vez Kira y Axel carcajearon al ver que casi me caigo del sillón por las palabras dichas por la mujer pelinegra.
—¿Qué?, ¿por qué? — la mire confundido.
—Vinimos a Appleby por una misión, y no pienso dejar que tus hermanos se internen solo en la universidad— explicó calmadamente —. Además, los jóvenes adultos son el mejor modo de enterarse de todo lo que pasa en el pueblo, los tres estarán infiltrados, solo que Axel y Kira deberán estudiar.
—¿Y yo que?, ¿debo hacer de niñera mientras merodeo la universidad estatal?
—Nunca dije eso.
—¿Entonces?
—También te inscribirás en una carrera, para complementar tus estudios.
Pasé la mano por mi cara en frustración, otra vez entrar en ese infierno llamado universidad.
Kira rio. —¿Quién se ríe ahora, hermano mayor? — la miré mal.
—A ver, hijos míos. Entiendo que esto es difícil para los tres, pero sabemos que vinimos a Appleby para averiguar importante, seguimos un rastro que nos guio hasta aquí, y debemos ser cuidadosos— la voz de mamá era seria —. Nuestro mundo lleva varios meses en alerta, y debemos hacer todo lo que este en nuestras manos para lograr tener nuevamente la estabilidad.
Sabíamos perfectamente eso, como también el rol que estábamos cumpliendo. El mundo sobrenatural había pasado por muchos cambios durante estos últimos años, desde que se dio a conocer que una gran oscuridad estaba en nuestro mundo y que la gran Familia Original estaba luchando en nuestra ayuda.
La fama de la gran familia Steinfield a estado cambiado durante el último tiempo, sobre todo desde que se dio a conocer por todo el mundo sobrenatural que la letal criatura creada por los Steinfield es en realidad una chica de casi veinte años hija del Gran Lobo Steinfield y la hibrida Alfa de la manada Crescendo, además de que la poderosa heredera del linaje Steinfield es la compañera del primer hijo de un arcángel con sangre de demonio. Amelie y Rainer se habían vuelto un foco del mundo oculto, muchos los consideran deidades terrenales, representaciones de Dioses o peligrosas armas de destrucción, cada uno tiene su propio criterio.
También estaba el rumor que dejo de ser rumor, una extraña criatura merodeando por los bosques de todo el país, matando gente y sobrenaturales, y drenando su sangre, nadie sabe lo que es, pero si se sabe que es fuerte, poderoso y tiene un ejercito de seres extraños que son similares a nosotros.
La tensión en nuestro mundo esta a flor de piel, y los lideres de aquelarres, manadas, grupos ,etc. Están en estado de alerta.
—Lo sabemos, mamá— la mujer posó sus ojos en mí, del mismo color que los míos —, y a pesar de que esta decisión nos irrita a los tres, saben que la acataremos de una forma u otra.
—Seb tiene razón, nunca les fallaríamos, mami— la sonrisa de Kira le iluminó el rostro.
—Además, no podemos privar a este pueblo de nuestro innato atractivo— alardeó Axel como siempre.
—Mis cachorros— mamá nos miro con ternura y amor a los tres —, no se que seria de mi vida sin ustedes.
—Estaríamos muy aburridos— comentó papá entrando por la puerta corrediza del patio.
Se quito la chaqueta de leñador y la colgó en uno de los percheros, se acercó a mamá para besarla en la mejilla.
—Veo que mamá ya les dio la noticia.
—¿Tu lo sabias? — preguntó Axel.
—De hecho, fue mi idea de que los tres estudiaran.
—Alta traición, papá— solté yo ofendido.
—Chicos, su madre y yo no somos eternos, y a pesar de que la manada siempre será su hogar, deben tener otros sustentos de vida— Andrew Kenner sonrió ligeramente —, además, no todos tienen la suerte que nosotros tenemos.
—Lo sabemos, pero es injusto— volvió a reclamar Kira.
Mamá y papá pasaron a dar el típico discurso de padre preocupados por el futuro de sus hijos, que nuestra obligación es tener buenos estudios para ser mejores que ellos y que a pesar de nuestra condición de sobrenaturales, la posición que tenemos dentro de este mundo y las comodidades y lujos que tenemos a pesar de los constantes cambios de ciudad, no debemos dejar que eso nos nuble.
No es ningún secreto en nuestro mundo que la familia Kenner tiene una posición bastante privilegiada en el mundo sobrenatural, los Kenner junto con los Dornan, Webster y Cavanagh son las familias mas antiguas y con las manadas mas fuertes del mundo sobrenatural. Y para la suerte mia y de mis hermanos, nuestros padres son los jefes de la manada dirigida por los Dornan, mientras que nuestra tía es la jefa de la manada Crescendo, manda que ha sido dirigida por un Kenner durante milenarias generaciones. Asi que, llevar dos apellidos con peso entre los licántropos es casi como ser un heredero de un reino o imperio.
Después de que Axel y Kira aceptaran su fatídico destino de asistir a la universidad comenzaron a elegir carreras con la ayuda de nuestros padres, yo por mi parte ya tenia una idea de que tomaría, después de todo, ya tengo un titulo en contabilidad y logística.
Mi celular vibró con fuerza en mi pantalón. Me levanté del sillón y salí al patio para hablar con más tranquilidad.
Contesté.
—Hola, Bestia.
—Hola, Fiera.
Amelie sonrió en la pantalla mientras se acomodaba el cabello, la vi sentarse en un sillón junto a un gran ventanal con vista de la ciudad.
Le sonreí. —¿No deberías estar en tus clases?
—Tengo un poco de tiempo libre ahora— arrugo ligeramente la nariz—, ¿y? cuéntame, ¿Qué tal es ese pueblo?
—Appleby no está mal, pero no se compara con San Gabriel.
—Ninguna ciudad se compara con San Gabriel.
—Pero acepto que hay un buen bosque para recorrer aquí— voltee un momento la cámara para darle vista al bosque.
—Veo que tiene un buen lugar para ocupar tu regalo, Seb.
Suspire al recordar su super regalo.
—Sabes que te quiero Am y que tu regalo me ha fascinado, pero no era necesario. Podrías meterte en problemas, y conociéndote ya debes tener bastantes.
—Seb, tal vez no lo recuerdas, pero yo nací metida en problemas— ambos reímos —, además, no todos los dias tienes el honor de transformarte. Tienes suerte de tener una prima jodidamente rara y poderosa como yo para darte ese tipo de regalos, malagradecido.
Amelie presumiendo y soltando adjetivos calificativos en forma divertida, un clásico de una Steinfield.
Reí.
—¿Por qué presiento que tu regalo tiene otra intención, Gabriela?
Solia llamarla Gabriela para molestarla, pero a Amelie le gustaba que la llamara asi, de hecho, soy el único de los tres que la llama asi.
—Bueno...cumplirás veinte en poco más de un mes, y sabemos lo importante que es este cumpleaños.
—Tú también cumplirás veinte.
—Pero no estamos en las mismas condiciones. Ya sabes a lo que voy, Sebastián— su mirada dejo de ser divertida —, de verdad me preocupa que...
—Amelie, estoy bien, tranquila— le sonreí levemente —. Sé que todos tienen la misma preocupación, pero bájenle un poco, nuestra Diosa sabe lo que hace.
—Como si eso fuera a tranquilizarme— la vi suspirar —. ¿De verdad no has sentido nada?, ¿ni siquiera un mínimo cosquilleo?
—Nada de nada.
Por el celular escuche el abrir de una puerta y el ladrar de un perro.
—Hola, amor— vi una sombra acercarse a mi prima.
—Hola, preciosa— otra persona apareció en la pantalla —. Hey, hola Seb.
—Hola cuñado— Rainer rio y Amelie entorno los ojos.
Como adoro molestarla.
—¿Qué cuenta la vida universitaria?
—Nada interesante.
—¡Vaya!, eso sí me da ánimos para volver a entrar.
—¡¿Volverás a estudiar?!, eso sí que no me lo creo, menos sabiendo que viene de ti, Seb— gritó Amelie haciéndome alejar el celular.
Y eso que estábamos en video llamada.
—Si, mamá me acaba de decir, pero para Kira y Axel es obligatorio, lo mío es más para mantener vigilados a los mocosos y hacer averiguaciones.
—Esa maldita criatura es una molestia en el trasero— soltó la castaña con enojo —. Juro que muero de ganas por tenerla frente a mí y hacerla pedazos.
—Estoy seguro de que lo harás, preciosa— ambos compartieron una mirada.
Carraspeé. —Oigan, par de tortolos, ¿Qué tiene planeado para sus cumpleaños?
—Nosotros nada— soltó la chica.
—Pues yo se de buena fuente que nuestras familias quieren hacer una cena para celebrarnos— soltó Rainer, Amelie lo miro confundida.
—¿Buena fuente?, ¿Quién es tu "buena fuente", chico ángel?
—Isaiah.
—Definitivamente mi hermano no saber guardar secretos.
—Lo sé, señorita "aprendo italiano rápido".
Esa historia me la sé. Amelie quería impresionar a la familia de Rainer hablando su lengua natal (ya que su madre y el resto de su familia materna es italiana). Amelie estuvo cerca de tres horas aprendiendo una lista de oraciones y respuestas simples para impresionar.
—¡Oh!, si me contaron sobre eso— reí con fuerza.
—¿Quién diablos te lo dijo?
—Isaiah.
Amelie bufó. —Lo mataré. Ese colmilludo me va a escuchar.
—Que los Dioses se apiaden del alma de Isaiah Kasabian— solté y Rainer comenzó a reír.
Entre los dos comenzamos a decir tonterías, las cuales hacían que la castaña rodara los ojos, o bufara, o simplemente nos dijera inmaduros.
—¡Ya, par de niños!, ustedes dos juntos son peores que Kira y Axel.
—¿Celosa, Fiera?
La chica me miró mal.
—Vamos, sabes que eres mi favorita en la familia.
—Y sabes que eres la chica que me embrujo.
Rainer y yo compartimos una mirada por la pantalla para después decir: "eres nuestra chica favorita".
—Maduren— Amelie intentaban ocultar su sonrisa.
—Mira quien habla de madurar, ¿no fuiste tu la que me llamo hace una semana para decir decirme que extrañaba robar el alcohol de mi padre o del tío Aaron y beberlo en el bosque?
—Eso no es de inmadurez, tonto.
—Y además me llamas tonto, madura, Gabriela— la seguí pinchando mientras Rainer reía.
—Ugh, dejen de molestarme los dos. Soy mayor que ambos.
—Solo por tres dias— replico Rainer.
—Y en mi caso son once dias .
—Como sea— una extraña alarma comenzó a sonar en su departamento— Nos tenemos que ir, Bestia.
—Hablamos otro día, Fiera. Lo mismo para ti, cuñado.
—Adiós, Seb. Dale saludos a tu familia de nuestra parte.
Ambos hicieron un gesto de despedida con la mano para después desaparecer de mi pantalla. Guarde el celular en mi bolsillo y respire profundamente.
Definitivamente no se va a quedar tranquila con mi respuesta, eso lo tengo más que claro.
—Déjame adivinar, ¿era Amelie?
La voz de Kira me hizo saltar, ni siquiera había sentido que estaba aquí.
—Si, quería hablar de algunas cosas conmigo.
—¿Sobre tus veinte años?
—No es tu asunto, hermanita.
—Pues yo creo que sí.
—Kira, lo digo en serio. Amelie y yo no siempre hablamos de cosas serias, te recuerdo que seguimos siendo los mismos entrometidos y revoltosos de siempre— pase por su lado.
La pelinegra tomo una gran bocanada de aire.
—Yo sé tú secreto, Seb.
Sus palabras me dejaron estático. No podía ser cierto, no había forma que Kira supiera, ¿o sí?
—No se dé que hablas, K.
—Sé lo que hiciste hace casi diez años atrás, el día del eclipc...
Antes de que lograra decir otra cosa la cargue como si fuera un saco de papas y corrí con ella hacia el bosque. Si Kira de verdad sabía lo que había hecho, tenía que asegurarme de nuestros padres y hermano no se enteraran.
Se suponía que nadie debía saber este secreto, y que ella lo sepa es... inquietante.
—¡Sebastián Leith Kenner Dornan!, ¡bájame ahora! — ordenó la pelinegra.
Cuando estuvimos lo prudentemente lejos de casa, la bajé. Ella me miraba molesta pero era lo de menos en este momento.
—¿Cómo es que lo sabes?
Mi voz salió autoritaria y demandante, de la misma forma que a papá. Kira se tensó por completo y comenzó a jugar con sus dedos, los nervios parecían estarla consumiendo, a tal nivel que su aroma estaba siendo opacado por el nerviosismo.
—¡Respondeme, Kira!
Odiaba gritarles a mis hermanos, solo lo hacía cuando estábamos bromeando entre nosotros, pero siempre evite gritarles cuando estaba enojado. Además, gritarle a una mujer no es lo correcto, menos sabiendo que es menor que yo, pero los nervios y el terror me están ganando.
—Una entidad del cielo me lo dijo, cuando estaba en un trance— soltó ella rápidamente.
—Las entidades no te sueltan información que no preguntas, Kira— la recriminé—. ¿Por qué querías saber de mí?, ¿Qué te causaba tanta curiosidad?
—Porque me preocupas, Seb. Estas por cumplir la fecha límite y no había ni siquiera una pista de tu... ya sabes— carraspeo —, y ellos me dijeron lo que hiciste.
Cerré los ojos con fuerza y me llevé las manos al cabello mientras lo jalaba. Estaba molesto, pero no con Kira, sé que ella siempre se ha preocupado por mí. Estaba molesto con ellos, conmigo mismo, por haber sido tan ingenuo y haberme dejado manipular.
—Por favor, dime que nadie más sabe de esto.
—No, nadie mas que yo lo sabe. No tuve el valor de decírselo a Axel sin haberlo hablado contigo primero.
La tome de las manos. —Kira, nadie puede saber esto, ¿entiendes?, NADIE.
Vi como sus ojos se cristalizaban.
—¿Por qué lo hiciste?
—Por idiota e ingenuo— solté con pesar —. En ese momento, creí que estaba haciendo bien, y que todo estaría bien.
—Es antinatural, Seb. Nada que rompa el orden de nuestro mundo esta bien.
—Pero ellos me hicieron verlo de forma diferente en su momento, hermanita— recordé lo que me decían, y en cómo sus palabras habían afectado en mi —. Creí que ayudaría si lo hacía.
—Pero perdiste más de lo que creías— Kira apretó mis manos en señal de apoyo —¿Y que piensas hacer?, este secreto no durara mucho tiempo más.
—Lo sé, pero no tengo nada más que hacer. Nadie puede ayudarme.
—No quiero que te atormentes más de lo que ya debes estar al haber cargado este secreto, Seb, pero ¿tienes idea del impacto que tendrá esta noticia en nuestra familia, y en la manada?
—Esa idea me atormenta cada día— suspire mirando hacia la nada del bosque —. Solo espero que no me odien.
—Jamás podríamos odiarte, hermano mayor. Nunca vuelvas a pensar eso.
—Pero sé que podría ganarme el odio de más de una persona cuando este secreto salga a la luz.
—¿Te refieres a...
—Ni siquiera lo digas.
—Ay, hermano mayor, estas metido en un gran y profundo problema.
Eso es algo que siempre he sabido.
Cuando esta bomba de tiempo explote, podría armarse una guerra que desestabilizaría todo nuestro "reino".
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¿Cual será ese secreto que Seb esconde de su familia?, ¿por qué es tan peligroso?, ¿creen que pueda solucionarlo?
¡Mil gracias por leer!
¡Besos!, Fer.