Sin ver atrás ✔ (EN LIBRERÍAS)

Autorstwa CMStrongville

8.9M 570K 110K

Está historia se encuentra publicada con Nova Casa Editorial. --- Kara tiene un pasado del que no se siente m... Więcej

Publicación con editorial
SINOPSIS
_EPÍGRAFE_
PRÓLOGO
01 [Inédito]
02 [Inédito]
03 [Editado]
04 [Editado]
05 [Editado]
06 [Editado]
07 [Editado]
08 [Editado]
09 [Editado]
10 [Editado]
11 [Editado]
12 [Editado]
13 [Editado]
14 [Editado]
15 [Editado]
16 [Editado]
17 [Editado]
18 [Plus]
19 [Editado]
20 [Editado]
21 [Editado]
22 [Editado]
23 [Editado]
24 [Editado]
25 [Editado]
26 [Editado]
27 [Editado]
28 [Editado]
29 [Editado]
30 [Editado]
31 [Editado]
32 [Editado]
33 [Editado]
Epílogo
EXTRA

18 [Editado]

236K 15.6K 3.6K
Autorstwa CMStrongville

OWEN

—Joder, Kara... Eso no fue tu culpa —susurré frotando su espalda, tratando de reconfortarla mientras ella seguía llorando sobre mi pecho.

Acababa de contarme todo lo que había tenido que soportar desde pequeña y se estaba viniendo abajo. Algo me decía que era la primera vez que se desmoronaba así; que no se había permitido flaquear nunca de esa manera, y si lo había hecho no había permitido que nadie fuera testigo de su angustia.

Kara era demasiado orgullosa como para dejar que la vieran llena de dolor. Sus manos agarraban puñados de la tela de mi camisa y yo no podía hacer nada más que estar ahí y dejar que se desahogara. Los sollozos sacudían su cuerpo con violencia y mi corazón se sentía más pequeño con cada sonido desgarrador que manaba de su pecho. Era horrible verla desmoronarse así justo frente a mis ojos y no poder hacer nada para mitigar su dolor. Me sentía impotente, miserable; no quería verla llorar nunca. Quería hacerla reír y que sus ojos se iluminaran, que sus dientes blancos destellaran y su melódica risa llenara mis oídos. Ella no merecía seguir martirizándose por algo que había estado fuera de su alcance. No había sido su culpa nada de lo que pasó y golpearía a quien se atreviera a decir lo contrario.

Había sido solo una niña solitaria en su propio hogar, no había contado con los padres amorosos y comprensivos que yo sí tuve ni con amigos sinceros. No había tenido a nadie con quién desahogarse así que había hecho lo único que sabía hacer: atacar. Había atacado con fuerza a cualquier persona que pareciera más débil que ella, pero en este momento no me importaba haber sido una de esas personas. Claro, me había lastimado con sus comentarios ofensivos, con sus burlas y su lengua afilada; sí, me había marcado y hecho sentir inseguro..., pero por dentro ella había sido aún más vulnerable y débil que yo. Había estado buscando llamar la atención, pidiendo ayuda a gritos... y nadie la había escuchado.

¿Era normal que quisiera perdonarla tan fácil? Quería decirle que se olvidara de todo lo que me había hecho, que yo también lo haría; que podíamos comenzar todo desde cero, que ya había madurado, aprendido las lecciones y sufrido gran parte de la vida. Quería decirle que me gustaría que nos diéramos una oportunidad para intentarlo. Que... ¡Mierda! Que la quería a pesar de que había intentado no hacerlo. Que, contra mi voluntad, se había ganado un espacio en mi corazón y colado en mis pensamientos.

—Pero no la cuidé, Owen. Fui egoísta y me quedé dormida porque estaba demasiado cansada como para prestarle solo un poco de atención. Si tan solo...

—Ya. Basta, Kara —pedí en un tono firme. No iba a permitir que siguiera culpándose de esa manera; no lo soportaba—. Fue algo que no pudiste controlar, que nadie pudo haber controlado. Lamentablemente esas cosas suceden y, aunque no lo he experimentado en carne propia, sé que debe doler como nada más puede hacerlo; sin embargo, no creo que sea el karma. O tal vez sí, joder, no tengo idea, pero no te lo merecías. Es verdad que no fuiste la mejor persona, pero ahora comprendo un poco más las razones detrás de tus palabras y acciones. Sé que no merecías lo que te pasó ni fuiste culpable de ese horrible suceso. No importa lo que tu exnovio pudo haberte dicho, no fue tu culpa. ¿Entiendes?

Mi agarre sobre ella se hizo un poco más fuerte por la propia molestia y frustración que estaba invadiendo mi ser. No me di cuenta de ello hasta que soltó un quejido y se removió entre mis brazos para tratar de aliviar la presión que tenía sobre su cuerpo. Se alejó un poco de mí, logrando hacerme sentir la pérdida de su calor, soltó un suspiro apesadumbrado y bajó la mirada a sus dedos entrelazados sobre su regazo.

Odiaba que estuviera triste. Era capaz de convertirme en su bufón personal solo para no tener que verla así nunca más.

—No sé por qué eres tan bueno conmigo, Owen. Ahora, quiero decir; porque cuando nos reencontramos también fuiste un poco imbécil, admítelo. Sin embargo, me lo merecía, así que no me puedo quejar. Yo fui peor contigo y sé que aún no he recibido mi merecido. Por lo menos no todo. Si tú decides alejarte de mí, ya no hablarme o lo que sea, lo entenderé. No quiero que estés aquí solo porque te causo lástima, preferiría que me dejaras sola en ese caso —susurró, logrando que yo resoplara. ¿Acaso no había escuchado nada de lo que dije?

Me pasé las manos por el cabello tratando de encontrar otra manera de convencerla y negué con la cabeza.

—Dios, Kara. De verdad que no entiendes nada, ¿no? Joder, luego dicen que los hombres somos los ciegos. —Su mirada se elevó confusa hacia la mía y frunció un poco el entrecejo.

—¿De qué hablas?

—¿De verdad crees que estoy aquí por lástima? Pues no, señorita. Estoy aquí porque me preocupo por ti de verdad. Cuando desapareciste el viernes estaba molesto porque me habías abandonado sin despedirte, pero luego transcurrió el fin de semana, llegó el lunes y yo... —Desvié la mirada—. Tenía miedo de lo que pudo haberte pasado. Imaginé lo peor, Kara, y no me gusta sentirme así, tan pendiente de otra persona, pero parece que contigo no puedo controlarlo. Tú me importas, me interesa cómo estés... —«Te quiero», quise decir, sin embargo, no me atreví a hacerlo—. Contigo todo es mejor —concluí en un susurro.

No me atrevía a encontrarme con sus ojos, de manera que mantuve la mirada fija en una mancha sobre el suelo. El silencio era lo único que llenaba la habitación. Nuestro mutismo decía más cosas de las que se podían expresar con palabras. No pasaron más de un par de minutos cuando la escuché removerse a mi lado. Vi su mano extenderse ante mí y luego sentí su calor sobre mi mandíbula, su toque delicado tirando un poco de mi rostro para que nuestros ojos se encontraran.

—También me importas mucho, Owen —expresó con la mirada turbada, entonces supe cuánto le había costado decir aquello—. Me importas más de lo que puedes imaginarte... y tengo mucho miedo. —Tomó una profunda respiración—. Pero por alguna extraña razón, confío en ti. Tienes el poder de volver a destrozarme, pero confío en que no lo harás —musitó.

No podía dejar de observar orgulloso la vulnerabilidad en sus ojos, admirado porque ella no tratara de esconderse más. Había esperado que dijera cualquier cosa menos aquello. ¿Estaba tratando de decirme que me quería como yo a ella? Esperaba que fuera sí.

—No me atrevería —confesé en un susurro—. No te haría daño a propósito. Nunca.

Sus ojos buscaron en los míos por... algo. Por una mentira, por la verdad, por cualquier cosa; pero supe cuándo lo encontró. Su mirada dejó de vagar por mi rostro y brilló al fijarse en la mía con una intensidad que me hizo sentir desnudo por un instante.

—Te quiero, Owen.

Con esa confesión liberé una exhalación que no había sido consciente de retener. Esas palabras me afectaron más de lo que alguna vez me atreveré a confesar, pero me sentí aliviado de saber que no era el único aquí que se sentía de esa manera.

Sin siquiera responderle, me abalancé sobre ella. Atrapé su rostro entre mis manos y comencé a besarla con desesperación. Quería demostrarle sin palabras lo aliviado que estaba de que ella me quisiera. Sus manos fueron a mis muñecas cuando comenzó a responderme el beso, sus labios y los míos se movieron con fiereza, acuciantes y aliviados, urgentes y desesperados. Podía sentirlo irradiando también de ella, el alivio. Estaba aliviada.

¿Había creído que huiría por lo que dijo? Se notaba que aún no me conocía lo suficiente.

Mis manos fueron a su nuca y ladeé la cabeza para obtener mejor acceso a sus labios, para sentirla más cerca. Necesitaba sentirla más cerca. Mis manos viajaron hacia abajo por sus costados a sus caderas y traté de atraerla hacia mí al mismo tiempo que ella empujaba ligeramente mi pecho.

—Para... —susurró entre besos. Casi me quejé. No deseaba parar, de verdad que no quería hacerlo, pero con un enorme pesar me detuve.

Cerré los ojos, despegué mis labios de los suyos no sin antes dejar un último pico en ellos, y recargué mi frente contra la suya.

—Dios, Kara. Eres cruel —dije a modo de broma. Sentí una sonrisa formándose en su rostro y abrí mis ojos para poder verlo. Kara sonriendo era un espectáculo que no quería perderme. Sin embargo, mi estómago cayó al ver que era una sonrisa triste—. ¿Qué pasa? —pregunté temeroso.

Si me decía que me quería, pero que lo nuestro no podía ser o una mierda de esas, rompería algo.

—Nada, solo... ¿me abrazas? No quiero... Necesito...

Sonreí con ternura al verla así de insegura. Era algo nuevo para mí, sin embargo, entendía que no necesitaba más que sentirme cerca después de abrirme su corazón.

—Claro, señorita. —Ladeé mi cabeza divertido y sus ojos se llenaron de agua. Mi semblante cayó—. Oh, mierda. ¿Ahora qué?

Soltó una risa ante mi cuestionamiento y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Desvió su mirada al techo y limpió las gotas con sus dedos.

—Sigo algo sensible, no me hagas mucho caso. Se me pasará en un par de minutos, solo necesito que me abraces.

Me arrastré por el colchón hasta quedar con la espalda apoyada en la cabecera, Kara mirándome, y le hice una seña para que me siguiera. Dos segundos después la tenía con la cabeza apoyada en mi pecho y un brazo echado sobre mi abdomen. Rodeé sus delicados hombros con uno de mis brazos y la apreté más contra mí. Hundí mi nariz en su cabello e inhalé el aroma que despedía. No supe si era un perfume, champú o si solamente era Kara, pero me encantaba respirarlo.

Nos quedamos unos minutos solo ahí tumbados; yo pensando en que Kara me quería y en que debía encontrar un nuevo trabajo; ella pensando en... no sé qué. Pero, a pesar de no estar haciendo nada, me sentía feliz, cómodo, completo. Me sentía como hacía mucho tiempo no lo hacía.

Mi mano comenzó a trazar círculos en la piel desnuda de su espalda, por encima de la cinturilla de sus pantalones, y la sentí temblar contra mí.

—¿Tienes frío? —pregunté con mis labios pegados a su cabeza. No quería moverme ni hacer algo que pudiera romper ese momento.

—A decir verdad, no. Solo... creo que sigo algo ebria. —Movió su rostro hasta que la punta de su nariz quedó a menos de un centímetro de mis labios y sonrió—. Me voy a dar una ducha rápida. ¿Podrías prepararme un café?

Hice una mueca interiormente porque ya podía sentir su pérdida, pero asentí.

—Solo te advierto que me queda horrible.

—Me arriesgaré.

Ella de un salto se puso de pie y la vi tambalearse un poco. Me enderecé de inmediato y estiré mi brazo para poder sostenerla, pero no necesitó el apoyo; ella sola logró estabilizarse.

—¿Estás bien?

—Sí, sí. Solo... Me levanté demasiado rápido. —Me dio una sonrisa para tranquilizarme y se soltó de mi agarre para ir a coger sus cosas.

Tomó una toalla y unas prendas de ropa antes de perderse en el interior de su baño. Suspirando, me puse de pie y me encaminé a la cocina donde me dediqué a prepararle un café. Como no sabía la manera en que lo tomaba, lo dejé sobre la mesa con la crema y el azúcar a un lado.

Tras unos minutos, la escuché salir de la ducha y luego la vi entrar en la cocina con su cabello húmedo. Las gotas caían de las puntas y humedecían los hombros de su camiseta verde.

—Tres de azúcar y cuatro de crema —dijo. Elevé las cejas ante la gran cantidad de azúcar que tomaba y ella carcajeó—. Todos me ven con esa expresión y sigo sin entender el porqué.

—Bueno, ¿tal vez sea porque es demasiada azúcar? Yo solo tomo una y dos de crema. —Se estiró para preparar su café y yo observé sus delicados movimientos. Todo en ella parecía ser calculado para que fuera elegante y ágil, como una bailarina.

—Por eso eres tan amargado —bromeó—. Te hace falta un poco más de dulce en tu vida.

Tomó la taza y la elevó a sus labios para poder tomar un sorbo. Podía ver el vapor saliendo de ella, pero a Kara no parecía afectarle el que estuviera casi hirviendo.

—No es horrible —dijo con sencillez. Cuando dejó la bebida de nuevo sobre la encimera, la tomé por la cintura y la encaré a mí.

—¿Ah, sí, señorita bromista? —Ella asintió y puso sus manos alrededor de mi cuello—. Pues tengo el remedio perfecto.

—¿Y ese cuál sería? —quiso saber.

—Tus besos —respondí colocando un casto beso sobre sus labios. Luego moví mi boca hasta su oído y mordiendo su lóbulo susurré—: tu piel.

Sentí su piel erizarse y sonreí en su cuello ante su gemido ahogado.

—Owen...

Acuné su trasero en mis manos y acercándola más a mí, dije:

—Todo tu cuerpo, Kara. —Sentía el calor correr por mi cuerpo, quería hacerla mía de nuevo. Deseaba besarla toda y escucharla disfrutar.

—Owen —repitió. Esta vez colocando sus manos sobre mi pecho y empujando un poco para que me retirara—. No.

Fruncí el ceño por su negativa tan contundente.

—¿Qué? ¿Por qué no? Pensé que la última vez...

—No es eso. —Sacudió su cabeza y se separó un poco de mí cruzando los brazos sobre su vientre—. Solo... no sé. Ahora que te dije cómo me siento sería diferente para mí.

—¿Y eso qué tiene? —la cuestioné cada vez más confundido. Era obvio que iba a ser algo diferente esta vez para ambos. Los dos nos queríamos.

Se giró hacia mí y luego estiró sus brazos al aire antes de dejarlos caer a sus costados.

—Te dije que te quiero. Y tú no me dijiste nada.

Oh, joder. Con que era eso.

—Pero claro que te quiero, Kara. Te lo dije. Tal vez no con esas palabras, pero es lo que quería que entendieras. De verdad te quiero. —Me acerqué a ella y tomé sus manos entre las mías—. El beso que te di después de que me lo dijeras fue de alivio. Estaba aliviado por no ser el único sintiendo algo más.

La miré directo a los ojos para que viera que no mentía, para que viera que todo lo que sentía era real. Y ella lo vio. Sus ojos se iluminaron y una pequeña sonrisa tiró de sus labios.

—¿No estás jugando conmigo? —preguntó con voz de chiquilla. Sonreí de lado y acaricié su mejilla.

—No me atrevería. Eso sí te lo dije.

—Bien, entonces... ¿ahora qué?

Ladeé mi cabeza sin entender su pregunta.

—¿Ahora qué de qué?

—Pues eso. Te quiero, me quieres. ¿Ahora qué pasa con nosotros? —cuestionó con el ceño ligeramente fruncido.

Yo reí.

—Ahora te daré la oportunidad de hacerme feliz y tú me darás la oportunidad de complacerte en todo lo que quieras. Hay que intentarlo. No perdemos nada, ¿no? —inquirí. Ella sonrió con mis palabras, y esa sonrisa de verdad que iluminó todo dentro de mí.

—Vale. Intentémoslo —estuvo de acuerdo. Sonreí y la atrapé en un abrazo apretado.

—Dios, me hace muy feliz escucharlo —dejé un beso en su frente y luego apoyé la mejilla en su cabeza, su nariz presionada contra mi pecho.

Ese era un día muy feliz y esperaba que de ahora en adelante todo saliera bien. Esperaba que lo mío con Kara en verdad funcionara.

—¿Owen? —me llamó tras unos instantes—. ¿Puedo pedirte una última cosa? —aflojé un poco mi agarre sobre ella y la tomé por los hombros para poder verla al rostro.

—Lo que sea —informé. Ella miró dentro de mis ojos y luego sonrió tímida, pero decidida.

—Quiero que me hagas el amor.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee

Czytaj Dalej

To Też Polubisz

3.2M 341K 64
Sinónimo de "Luce Webber" 1- Desafortunada. 2- Violenta. 3- Sarcastica. 4- Verborreica. ¿Quien diría que trabajo y diversión no van de la mano? Final...
553 60 6
Pequeños one-shot de mis familias favoritas <3 Nose cuantas partes tendrá ni cuando subiré. Surgirá de acuerdo a mi inspiración. Los personajes no me...
El juego. Autorstwa Hale

Dla nastolatków

189K 8.1K 60
El lugar equivocado en una fría y solitaria noche de invierno. Una chica perdida entre las desoladas calles. Una banda. Unos hipnóticos ojos verdes. ...
2.1K 350 9
La Forastera y el Príncipe es una historia fantástica sobre una atrevida forastera que se encuentra con un príncipe en tierras desconocidas, pero sin...