Sixteen [Regulus Black]

Από barnesroses

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Donde Phoebe Potter se enamora del hermano de su padrino, Regulus. terminada. barnesroses 2k19 - 2k22 Περισσότερα

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Epílogo
Agradecimientos
extra
extra II

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Από barnesroses

La necesidad de venganza era más fuerte que ella, le oprimía el pecho hasta el punto de hacerle difícil la simple tarea de respirar. La mano con la que sostenía la varita temblaba, pero no dudó ni dos segundos en apuntar a Bellatrix.

La mayor la miró con una sonrisa ladeada, y Phoebe se sintió cómo una presa siendo cazada. No le dio tiempo a que la ataque y atacó ella primera.

Bellatrix esquivó el primer hechizo así como los otros, pero Phoebe no se rindió, al contrario, atacó a la morocha con más ahínco utilizando todos los hechizos que conocía. Aquel duelo era igual a la última vez, Bellatrix no tenía permitido hacerle daño y aquella era la única razón por la que Phoebe lograba darle pelea, y porque sus movimientos eran lo mismos que los de la última vez, con la diferencia de que la Bellatrix de su tiempo estaba más loca que aquella y ni siquiera le importaban las órdenes de su propio amo.

Lestrange salió disparaba contra un árbol cuando Phoebe le lanzó un Desmaius. Tuvo tiempo de meditar sobre el duelo en el Ministerio, lo revivió en su cabeza una y otra vez, por lo que recordaba lo que había hecho mal y los puntos débiles de la mayor, para no volver a repetir los mismos errores.

—Patética, Bellatrix —espetó Phoebe. Bellatrix no tardó nada en levantarse y apuntar a la pelirroja, quien desvió un Expelliarmus—. Veinte años después sigues siendo igual de predecible.

James, Remus y Sirius fueron los primeros en llegar a ella, siendo seguidos por las Evans y Regulus. El último se puso entre Phoebe y Bellatrix, sabiendo que él sería el único al que su prima lo pensaría dos veces antes de matarlo. Toda su vida su instinto de autoconservación había sido más fuerte que su instinto de proteger a los demás, eso se lo dejaba a su tonto e impulsivo hermano Gryffindor, pero en ese momento no dudó ni dos segundos en poner a Phoebe detrás suyo, protegiéndola. Bellatrix pareció olvidar a Phoebe al verlo.

—Vas a morir por esta traición —le gruñó su prima.

—Lo sé. Bella...

—No. Voy a llevármela y mis órdenes son llevarla con vida, pero no me dijeron nada sobre ustedes, así que no me tientes —colocó la punta de su varita en el cuello del menor.

Sirius se colocó al lado de su hermano con rapidez y lo alejó de la mayor. No iba a dejar que esa arpía lo amenace.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó burlón.

Los ojos grises de la mortífaga se oscurecieron varios tonos al ver a su primo, quien bajo su sonrisa socarrona y desafiante se escondía la inseguridad e incluso el miedo que Bellatrix le provocaba. Recordaba cuando eran más pequeños, él la admiraba al igual que a Andrómeda, ella era fuerte y no temía hacerle frente a sus padres. Aquello, antes de que Cygnus y Druella la torturaran hasta que sus pensamientos dejaron de ser suyos y comenzó a pensar y actuar como los mayores le decían.

Recordaba la manera en la que lo torturó meses antes de escaparse a lo de los Potter, recordaba su risa aguda y sus burlas. Intentó convencerse que luego de tantas veces que jugaron con la cabeza y la cordura de Bellatrix, ella ya no era consciente de sus actos. Pero aquello no quitaba el dolor que le había hecho sentir. Si Bellatrix daba miedo en ese entonces, luego de tanto tiempo en las filas del Señor Tenebroso debía ser peor.

Phoebe no permitió que Bellatrix respondiera. Ignorando los intentos de su padre por mantenerla donde estaba, salió de detrás de los Black para enfrentarse a la morocha.

—¿Por qué no vienes por mí y terminamos con esto?

Bellatrix sonrió. Cuando las brujas retomaron su duelo, un grupo de mortífagos se acercaron para que no se metan a ayudar a Phoebe, entre ellos Rodolphus Lestrange, el esposo de Bellatrix. El resto de los mortífagos se quedaron manteniendo ocupados a los profesores y a los pocos alumnos de séptimo que luchaban para que no se acerquen a aquel grupo.

Los únicos que les daban pelea eran los hermanos Black y Adelaide, a quien Regulus le enseñaba lo que sabía de Artes Oscuras en caso de un ataque. James, Remus y Lily no sabían mucho de Artes Oscuras, pero no eran novatos en la magia así que también se defendían. Phoebe hacía lo que podía contra Bellatrix, ayudaba mucho que tuviera órdenes de llevarla en una pieza y lo que había aprendido leyendo los libros de la biblioteca Black.

Finalmente, el mortífago más cercano aturdió al Ravenclaw de séptimo con el que estaba en duelo y se acercó a Phoebe y Bellatrix. A la pelirroja le hubiera gustado decir que había podido contra dos mortífagos, pero aquello sería mentir. El mortífago la desarmó utilizando el elemento sorpresa y Bellatrix la aturdió. El atacante desconocido se sacó la máscara, revelando a Rabastan Lestrange, y se acercó a Phoebe.

Regulus logró verlo de reojo cerca de la chica y se deshizo con rapidez del mortífago con el que luchaba. Notó que James se distraía al intentar ir con su hija, y tuvo que desviar el ataque de Rodolphus.

—Cuida tus espaldas, no haré de niñero para dos Potter.

Sin dejarlo responder, Regulus se alejó hacia Phoebe y Rabastan. James tuvo que confiar en que él se haría cargo, porque Rodolphus se había recuperado y estaba más enfadado que antes.

—Rabastan —llamó su atención. Sabía que el morocho era extremadamente impulsivo aunque intentara controlarse, por lo que debía asegurarse de no decirle nada que lo fastidiara—. Rabastan, tú eres mejor que esto.

—No lo escuches. Dame a la niña, Rabastan —exigió su cuñada.

Rabastan se agachó y tomó a Phoebe de lo hombros, apoyándola contra su cuerpo para que no intentara irse. Observó a su mejor amigo y a la esposa de su hermano, sabiendo que cualquier opción que tomara tendría sus consecuencias. Si seguía el mismo camino que su hermano, debía acostumbrarse a ser un súbdito más de un loco supremacista, un peón desechable. Si imitaba a su mejor amigo y se hacía a un lado antes de ser marcado, su familia y el resto de su amigos le darían la espalda, y probablemente debiera escapar porque su hermano no estaría nada feliz con su decisión. Tenía apenas dieciséis años y su destino dependía de su siguiente movimiento, de lo que haría con aquella chica.

Su mejor amigo lo miró. Regulus Black era la persona que más lo conocía, sabía que la soledad le aterraba y sólo para no ser desterrado de su familia estaba dispuesto a unirse a las filas de aquel psicópata.

—Rabastan, sé que tú no quieres ser como ellos. Quieres algo más. Suéltala y ven conmigo, ¿sí?

—Mi familia... —susurró.

—Tu familia no vale la pena. Créeme, lo sé muy bien. Si no pueden respetar tu manera de pensar y tus decisiones, no valen la pena.

—¿Y qué es lo que vale la pena? —preguntó con la voz entrecortada.

—Tú vales la pena —respondió Phoebe en un susurro. El brazo de Rabastan apretaba su garganta, dificultándole el intento de hablar.

—Cállate, tú no hables —espetó. Colocó su varita en el cuello de la chica—. ¡Ya basta todos! Suelten sus varitas o la mato.

Phoebe fue la primera en dejar caer su varita al suelo. Regulus la miró inseguro, sabiendo que una palabra equivocada o un movimiento en falso haría que Rabastan decidiera que su vida no era tan valiosa.

—¡Dije que suelten las varitas! —tomó a Phoebe del cabello para correr su cabeza hacia un lado, dándole un mejor acceso a su cuello. Clavó su varita en la tráquea de la chica.

Regulus soltó la varita, siendo imitado por las hermanas Evans, Sirius y Remus. Los mortífagos miraron a Bellatrix esperando sus órdenes, y también soltaron las varitas cuando ella asintió. Rodolphus y James dejaron de tirarse hechizos, pero no dejaron de apuntarse.

—Rabastan, dame a la chica o...

—¡O nada! —interrumpió Bellatrix a su esposo, furiosa—. Obedece a tu hermano.

—No.

—Si la mata, el Señor Tenebroso se desquitará con nosotros —espetó—. ¿Acaso los Lestrange no piensan?

Phoebe se mordió la lengua para evitar soltar que ella tampoco pensaba. ¿Quién la había enviado allí en primer lugar, cuando los deseos de su amo eran completamente diferentes?

—No quiero que lastimen a nadie —espetó el menor de los Lestrange—. Ni siquiera a la chica.

Su cabello, usualmente bien peinado con sus rulos perfectamente definidos, estaba desordenado y sucio. Sus ojos verdes, siempre fríos y observadores, brillaban de desesperación. Phoebe se había sorprendido la primera vez que lo vio en Hogwarts, tan tranquilo, tan... normal. Era todo lo contrario al hombre que había conocido en el Ministerio, aquel que la había torturado. Pensó que fue otro más de la cantidad de gente que Voldemort había arruinado, y agradeció que tanto Regulus como Draco hayan podido escapar.

Y deseó que Rabastan pudiera escapar también.

—Rabastan... tú no eres como ellos. Eres diferente.

—¡No lo soy! ¡He estado en tu cabeza, yo fui quien te torturó!

—Pero puedes cambiarlo —se adelantó Adelaide. Odiaba hacer eso, pero se acercó y le sonrió. Odiaba saber sobre los sentimientos del morocho por ella y utilizarlo a su favor, pero era la única manera de hacerlo entrar en razón—. Tú no eres malo, Rabastan. Yo lo sé, y tú lo sabes. Sólo debes soltar a Phoebe y venir conmigo. Con nosotros.

—La torturé. Soy igual o peor que ellos.

—No hay nadie peor que ellos —murmuró Phoebe—. Bellatrix y tu hermano son malas personas porque así nacieron y así lo decidieron, pero tú aún tienes una oportunidad...

—¡Crucio!

Las piernas de Phoebe dejaron de sostenerla, por lo que Rabastan era quien la mantenía en pie. Cerró los ojos y mordió su labio tan fuerte hasta sacarse sangre, pero no iba a gritar, no iba a darle esa satisfacción.

Rabastan llevó la varita en dirección a su hermano, y como si aquella fuera la señal que todos esperaban, se agacharon a buscar sus varitas y comenzar a atacarse.

—¡Crucio! —Rodolphus desvió el hechizo, el cual dio al mortífago que estaba en duelo contra Lily, y comenzó a dirigirse hacia su hermano.

Regulus tomó su varita y se colocó enfrente de Phoebe y Rabastan. Como le había pasado a él, Regulus sabía que enfrentarse a su hermano sería más difícil que enfrentarse al mismísimo Voldemort. Con un accio varita recuperó la varita de Phoebe y se la entregó.

Bellatrix maldijo a todos los hombres y tomó su varita para enfrentarse a su primo y cuñado. El morocho dejó caer a la chica y se puso al lado de Regulus, ambos ocultando a Phoebe con sus cuerpos.

—Hazte a un lado, primo.

—Yo estoy muy cómodo, ¿tú, Rabastan? —soltó Regulus con sarcasmo.

—No me obliguen a hacerles daño.

Regulus sonrió cínico.

—No voy a dejar que hagas nada, prima. Deberías saberlo, somos Slytherin... —Phoebe se agarró del brazo de Regulus para poder levantarse cuando sintió su cuerpo en mejor estado, y apuntó a Bellatrix.

—Nos cuidamos entre nosotros —completó ella—. Si quieres llegar a ellos, vas a tener que pasar por mí y no creo que eso le agrade a tu querido Voldemort.

La expresión de Bellatrix cambió con completo.

—¡¿Cómo te atreves a pronunciar su nombre, asquerosa traidora?!

—Y no te olvides de mi sangre mestiza.

Bellatrix apuntó a la pelirroja.

—Esto ha ido muy lejos. ¡Memorias Revelare!

Phoebe soltó su varita y cayó al suelo de rodillas, con la mirada perdida. De la varita de Bellatrix salía una luz roja que envolvía la cabeza de Phoebe. Rabastan comenzó a desviar los hechizos de Rodolphus mientras que su amigo intentaba socorrer a la pelirroja.

—¡Regulus, no! —gritó—. Bellatrix se metió en su cabeza, si rompes el vínculo Phoebe quedará perdida en sus recuerdos por siempre.

Regulus decidió obedecer a su amigo y no rompió el vínculo, pero tampoco se alejó de su lado. A su alrededor, todos volvían a luchar, sólo que ahora a los mortífagos no les importaba hacerles daño a los adolescentes, quienes hacían lo que podían por defenderse. El ojigris ignoró los hechizos y los dueles a su alrededor y se quedó en el suelo, al lado de Phoebe.

Los Slytherin se protegían entre ellos.

Finalmente, Phoebe alzó su cabeza al cielo, como si estuviera rezando. Una luz blanca los cegó momentáneamente, obligándolos a dejar sus duelos de lado. Tres figuras se habían materializado alrededor de Phoebe, Bellatrix y Regulus. Se veían translúcidas, como bidimensional. Eran ellos tres, casi en la misma posición, veinte años en el futuro.

—Mírala, es tan parecida a la anterior —dijo la versión mayor de su prima—. Como no pudiste con la tía, lo intentaste con la sobrina. Eso no se hace, Reggie.

Apretó los párpados. Aquello ya lo había visto en los recuerdos de Phoebe, pero se negaba a aceptarlo.

No la toques —espetó su versión mayor, mirando a su prima con pánico—. Mátame a mí, Bellatrix. Es lo que quieres hacer desde que deserté.

Oh, cariño —canturreó ella—. No quiero matarte. Mataré a todos los que aprecias. Como hice con la otra, lo haré con ella ahora.

Y estoy seguro que chillará como perra, justo como ella hizo mientras se desangraba en tus brazos —murmuró una cuarta figura. Era Rabastan, su cabello negro y enrulado, y sus ojos verdes lo delataban.

La versión mayor de Rabastan la sostuvo, mientras que Bellatrix ataba unas sogas alrededor de Regulus con un simple hechizo.

No te acerques, primo.

—¡No! ¡Déjala ir!

La luz que salía de la varita de Bellatrix se apagó cuando la morocha la soltó. Phoebe cayó en los brazos de Regulus, inconsciente, mientras Bellatrix se tambaleaba. Finalmente, sonrió.

—¿Quién lo hubiera pensado? —dijo, separando mucho las palabras—. Tan inocente que parecía la niña Potter. Y tú, primo, tanto que decías amar a tu sangre sucia.

—¿De qué está hablando? —preguntó James, acercándose—. Regulus, ¿de qué está hablando esta loca?

—Tú lo has dicho. Está loca, no debes escuchar lo que dice.

Bellatrix sonrió pero no respondió. Los aurores finalmente comenzaban a llegar, así que todos los mortífagos comenzaron a desvanecerse en una nube de aire negro, dejando a una Phoebe inconsciente y a un grupo de adolescentes confundidos.

🌺🌺🌺🌺🌺

Bellatrix viendo la batalla del Ministerio: jaja ese día sí me mamé

Ahre perdón me callo

Qué fuerte. Bellatrix estuvo en la cabeza de Phoebe y se enteró de su aventura con Regulus. El hechizo que usó lo inventé yo, se supone que dice "revelar recuerdos". Capaz que alguna sabe latín y dice cualquier otra cosa, pero para mí dice revelar recuerdos ahre

Qué les pareció el capítulo? Falta re poquito para el final del primer acto. No tengo ganas de hacer una segunda temporada en un libro nuevo así que voy a hacer el segundo acto acá mismo.

No odien a mi bebé Rabastan. Está chikito y hay que cuidarlo.

Sí, suelo amar a los malos como se habrán dado cuenta. Amo a Bellatrix y ni siquiera en esta historia puedo hacerla mala del todo, así que mi Bella es una persona sufrida igual que Rabastan. En fin, en el siguiente capítulo va a reaparecer un viejo personaje, quién cree que va a ser?

Regloncito para las teorías.

Las tkmmm

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