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—¿Estás nerviosa?

—No.

—Bien —respondió Regulus—. Con la Oclumancia, conseguirás más si estás tranquila. No vacíes tu mente por completo, deja recuerdos sueltos, de esa manera la persona que intenta leer tu mente no sospechará que estás protegiendo tus pensamientos a menos que busque algo en específico, ¿entiendes?

Honestamente, Phoebe no entendía nada, pero asintió.

—Bien. Ahora, Phoebe.

Regulus la apuntó con su varita y pronunció el hechizo, aunque él era capaz de hacerlo sin varita. Phoebe intentó vaciar su mente, dejando un muro de color blanco protegiendo sus pensamientos de Regulus y cualquier otro legeremante, como si su mente y sentimientos fueran un castillo y Regulus un malvado dragón atacando sus protecciones y derribando sus barreras...

—Phoebe.

—¿Sí, Regulus?

—¿Dragones y castillos? ¿En serio?

La pelirroja lo miró molesta, mientras que los demás adolescentes rodaban los ojos, todos muy tensos. Excepto Draco, él estaba acostumbrado a las locuras de su amiga.

—¿Funcionó?

—Sí, hasta que te distrajiste y derribaste tus barreras.

—Pero si viste dragones y castillos...

—Phoebe, no puedes esconder tus pensamientos con dragones y castillos.

Phoebe frunció los labios y se cruzó de brazos. Regulus la miraba con el ceño fruncido, se estaba tomando muy enserio aquello de la Oclumancia, cosa que comenzaba a incomodar a Phoebe. Con solo verla, Regulus pudo notar que Phoebe se comportaba diferente alrededor de él.

Regulus relajó sus facciones y la miró directo a los ojos.

—¿Qué haces? —preguntó la pelirroja, poniéndose recta en su silla—. Tal vez deberíamos parar.

—¿Por qué? —inquirió el chico por el bajo—. ¿Hay algo que no quieras que vea?

Phoebe alzó una ceja. No tenía nada que ocultar, puesto que no eran nada.

—No.

Regulus entrecerró sus ojos, entrando a su mente con facilidad. Phoebe logró dejar su mente en blanco durante unos segundos, pero Regulus fácilmente se metió en su mente con más profundidad.

Vio sus pensamientos, se vio a sí mismo besando y acariciando a la ojiverde, los vio a ambos en la biblioteca Black discutiendo y en lo que parecía ser en el Ministerio, ocultándose de los mortífagos.

La vio discutiendo con sus tíos y sintió el dolor de los golpes, sintió el hambre y el frío que pasó estando bajo su cuidado.

Liberó su mente, recibiendo de ella una mala mirada.

—¿Estás bien? —Phoebe lo miró aún peor y rodó los ojos—. Lo tomaré como un sí. Lo haremos otra vez, Phoebe. Vacía tu mente y disciplina tus sentimientos.

Regulus no le tiempo de reaccionar antes de volver a invadir su cabeza. A pesar de que lo intentó, Phoebe no contaba con la fuerza de voluntad para mantenerlo alejado y el morocho fue capaz de ver sus peores pesadillas, sus más oscuros deseos y más tristes recuerdos. Vio a un chico de ojos grises que se alejaba de ella con expresión decepcionada y sintió el dolor de Phoebe como suyo propio, volvió a ver al mismo chico pero esta vez en el suelo, inmóvil, y un hombre alto, de ojos rojos y con dos orificios donde debía estar su nariz parado a un lado del chico.

Sixteen [Regulus Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora