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-Miren todas estas cosas, estas pantallas ¿Nada de esto puede ayudarnos a encontrar a Simon?- pregunta Clary.
-Están en el hotel DuMort en la calle Gansford- dice Isabelle.
-Y volvimos aquí ¿Por qué?... Tenemos que ir allá, vámonos ahora- dice la pelirroja.
-Necesitamos una resolución de la clave- interviene Alec.
-Nosotros cinco no podemos declararle la guerra a los vampiros por nuestra cuenta- dice Isabelle.
-Ellos tienen razón. Hay que pensar en un plan. Nosotras ni siquiera sabemos pelear- dice la rubia.
-Y no podemos reaccionar sin considerar nuestras opciones. Los subterráneos son esclavos de sus impulsos, nosotros no- le siguió el azabache.
-Alec, no puedes hablar mal de todos los subterráneos- le dice su hermana.
Tenía una sonrisa en su cara.
-Es cierto, los Seelies tienen sus encantos, al parecer- le da la razón.
-Claro- dijo Jace también.
-¿Seelies?- pregunta Clary.
-Si, ¿Que son?- pregunta la rubia también.
-Son como hadas. Son gente justa, duendes, nixies, Pixies, elfos. Cualquier cosa que sea mitad angel, mitad demonio- explica el rubio.
-Izzy puede decir todo acerca de ellos, le obsesionan- se burla Alec.
-Todos tenemos obsesiones ¿No, Alec?- ataca su hermana menor.
Si el pensó que no había notado como era con la rubia, estaba equivocado. El chico rodó los ojos.
-¿Saben? Los Seelies suenan interesantes- dice la rubia.
Más bien pensando en voz alta.
-Bueno, no puedo escuchar esto. Simon fue secuestrado por vampiros, tendré que encargarme yo misma- se exaltó Clary.
Había comenzado a caminar fuera.
-Oye, detente. No puedes hacer esto sola. No voy a dejarte ir- ordena la rubia.
Clary la miró enojada.
-¿No vas a dejarme? Seré menor que tú pero no me mandas, haré lo que se me plazca- encara.
-Clary, si vas ahora, harás que te maten a tí y a Simon- le dijo su hermana.
Eso la hizo detenerse.
-Entonces ayúdenme. Mientras consideramos otras opciones, mi mejor amigo está sufriendo ¿Los shadowhunters entienden eso o estoy siendo mundana?- pregunta con enojo la pelirroja.
Eso iba directo a Jace. Este se volteó a ver al resto.
-Clary tiene razón. Ellos hicieron el primer movimiento, nos encargaremos de esto nosotros mismos- dijo.
Todos se habían juntado al rededor de la mesa.
-Es una mala idea- dijo Alec.
-¿Tienes una mejor?- pregunta la pelirroja.
-Los vampiros rompieron los acuerdos. Secuestraron a un mundano, y no pueden hacer eso. La clave nos dará una charla y luego estarán felices por lo que hicimos- Jace trata de persuadir.
-¿Estás seguro de que esta es la mejor forma?- pregunta la rubia.
-Eh incluso si si seguimos adelante, no veo como vamos a salir de aquí sin tener que explicar a dónde vamos. Necesitamos armas, no podemos dejar que nadie nos vea tomarlas- le dijo el azabache.
-Yo sé dónde conseguirlas- dice Jace.
Después de eso todos se fueron del instituto y subieron a la furgoneta de Simon, que la pelirroja conducía.
-Sigo diciendo que esto es una locura. Yo ni siquiera se pelear- susurraba para si la rubia.
Alec la miró, la había escuchado. Después de decir eso, se dijo a si mismo que tenía que tener el ojo puesto en ella, para que no le hagan daño.
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-¿De quien es la tumba?- pregunta la rubia.
Ya habían llegado al cementerio. Si, Jace dijo que tenían que ir al cementerio.
-Marry Milligan, nació el 10 de enero de 1802 y murió el 10 de enero de 1878- informa Isabelle.
Estaba viendo su teléfono, bastante concentrada.
-Vaya, murió en su cumpleaños, que suertuda- dice la rubia con ironía.
-De acuerdo, Alec, vamos- llamó Jace.
-Espera ¿Que estamos buscando?- pregunta Clary.
-Muchas armas- le dice Isabelle sonriendo.
-Estan escondidas con la señora Milligan- termina Jace.
-¿Por qué hay armas de shadowhunters escondidas en tumbas?- pregunta la rubia.
-Porque todas las religiones antiguas reconocen a los demonios. O al menos lo hacían- le explica Isabelle.
La chica asintió. Tenía sentido que todo ese mundo esté conectado con las religiones. Debería ponerse a investigar más a fondo luego.
-Se olvidaron de la amenaza por la que estamos aquí para protegerlos, típico fracaso de imaginación mundana- dice Alec.
Ágatha lo miró mal. ¿Cuál era su problema?
-¿Estas diciendo que hacemos un buen trabajo? ¿No puedes evitarlo, verdad?- ataca Isabelle.
-¿Saben qué? Alec, por qué no vas a a revisar cerca del ángel, que Ágatha vaya contigo- le dice Jace.
El chico refunfuñó molesto, y se dió media vuelta para mirar a la rubia.
-Ven- le dijo.
Cruzada de hombros lo siguió. Le había devuelto la chaqueta y tenía frío, pero no iba a decirlo.
-Exelente, llegó a su casa. Ya me voy- dijo Izzy.
-¿No vendrás con nosotros?- pregunta Ágatha.
-No me lo perdería por nada pero tengo que hallar una manera de entrar en la guardia del vampiro- responde la chica.
Ágatha solo asintió ante sus palabras.
Cuando iba a ir con Alec, como le habían mandado, lo vió discutir con Jace, así que prefirió no intervenir.
Empezó a buscar entre las tumbas, se sentía como una de esas personas pertenecientes a sectas, pero logró encontrar algo.
-¡Jace, Alec! ¡Creo que la encontré- gritó.
Clary llegó rápido a su lado, y después los otros dos chicos.
-¿Sirvienta amada? ¿Quién querría que le pusieran eso en su lápida?- pregunta la pelirroja.
-Alguien que estuvo al servicio de una causa más grande que el mismo- le responde Alec.
Jace había empezado a limpiar la tumba. O algo así.
-Abrete sesamo- dijo con gracia.
-¿En serio dicen eso?- pregunta Clary.
-No, Clary, no lo hacemos-
El rubio pasó su estela por la tumba, y entre ambos pabaratai levantaron la tapa de la tumba. El rubio abrió una caja que estaba llena de armas.
-¿Y el cadáver?- pregunta Ágatha.
Eso sí que era inesperado.
Clary tomó uno de los cuchillos que estaban ahí.
-No toques eso, no sabes cómo usarlo- reprende Alec
-¿Cómo en el pandemonium cuando maté a ese demonio?- desafía la pelirroja.
-Tu no lo mataste- le dijo el chico.
-Alec, ¿Ves algo que necesites?- interviene Jace.
El aludido se acerca a mirar las armas.
-No, no veo ningún arco aquí, necesito uno. Tengo que preparar las flechas en el instituto. Me tengo que ir- dijo.
El chico empezó a caminar sin escuchar respuesta.
-Pero ¿Cómo vas a volver al instituto?- pregunta el rubio.
-Por la puerta trasera. Si voy solo no me molestaran- dijo.
-Bien, pero ve con Ágatha- le dijo Jace.
Los dos mencionados lo miraron.
-¿Que? No soy un paquete de reparto- le dijo ella.
-Lo sé, pero aún así, será mejor si el te mantiene vigilada- le explica el rubio.
-¿Y es que acaso tú no puedes?- pregunta ahora Alec.
-Solo vayanse los dos- les dice Jace.
Protestando, ambos chicos caminaron juntos saliendo del cementerio.
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