[Finalizado] A través del Tie...

By Rubetcas

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¿Qué es el tiempo? Si me lo pregunta, lo sé. Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría como hacerl... More

Aclaraciones
[1] Realidad
[2] Encaje
[3] Visita de otro mundo
[4] Extrañas intenciones
[5] Eventos Ajenos
[6] Todos en el infierno
[7] Sensaciones
[8] Viaje sin Retorno
[9] Lo que dividen, más nos une
[10] Yo soy tú, y tú eres yo
[11] Levantamiento
[12] Gratas sorpresas
[13] Cada vez más cerca y lejos a la vez
[14] Donde todo muere y alguien renace
[15] Intenta vivir
[16] Sacrificio
[17] Un respiro
[18] Lo que bien inicia, mal acaba
[19] Misión
[20] Pequeño Universo
[21] Nuestros Miedos
[22] Vínculos
[23] El que emerge del sueño
[24] El dios y la humana
[25] El dios "bondadoso"
[26] La mentira destruye
[27] Solo dioses
[28] Entre vivir y morir
[29] Sueño y Muerte
[30] Un amargo encuentro
[31] Somos uno
[32] Corazón humano
[33] Lo que pudimos ser
[34] El último sello
[35] El Juicio
[36] El corazón del espectro
[37] Lazos del Destino
[38] Un dios contra un dios
[39] Antihorario
[40] El alma vuelve al cuerpo
[41] La deidad insistente
[42] Desde la sombra
[43] Delación
[44] Como el día y la noche
[45] De tu lado
[46] Los dioses son humanos
[47] El último tesoro
[48] El Ultimatum
[50.1] A través del Tiempo
[50.2] A través del Tiempo
Epílogo
ஜ۩۞۩ஜ Aviso ஜ۩۞۩ஜ

[49]El Hecatombe

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By Rubetcas


—¡Vas a morir si sigues haciendo esto! ¡Vuelve de una ves a tu cuerpo! —ordenó Zeus tras darle una copa de oro para que su hermano bebiera—. Ya no tengo el poder de hacer que tu cuerpo resista más, o te unes a ella o esto queda aquí.

—Tú sabes que no puedo hacer eso—atestiguó Hades soltando la copa—, ese bebé morirá.

—¿Y eso que te afecta? Has cambiado tanto que ya no te reconozco—el rey del Olimpo se frotó el rostro—. Todo lo haces porque te recuerda mucho a Perséfone o ¿es debido a alguien más? ¿acaso te has enamorado de ella?

—Lleva mi sangre, di mi palabra de cuidarla, y de alguna manera ese bebé es parte de mi familia.

—Simplemente no te entiendo.

Zeus suspiró muy agobiado, el cuerpo de Christopher manifestaba ese grado de malestar que, al no poder sacarlo de su entendimiento, prefirió retirarse de aquel balcón que yacía en el último piso del castillo. Hades parpadeó cansado, mirando el escudo resquebrajado a causa del azote de un gigante, desde luego, ese día había sido un fiasco y nada de lo que pensaron ocurrió así que era evidente que todos estuvieran nerviosos y frustrados.

¿A qué estaba jugando Kronos cuando decidió no aparecerse? Nadie tenia la respuesta, y al parecer ni los titanes se esperaron semejante coyuntura por lo que a él le generó más dudas y un indescriptible temor de que cumpliera su palabra de obligar a Alhena a traicionarlos. ¿Por qué sentía que el final estaba demasiado cerca?, pero no de la manera en que esperaba es decir estaba listo para ver arder el Inframundo y con ello todo el ejército de Kronos contra ellos más eso parecía ser un lejano sueño. Desde luego, recordó que su padre siempre fue el ser de pocas acciones, no le gustaba combates innecesarios y por tal iba directo al problema para evitar cosas sin sentido. ¿Acaso ya había encontrado la solución a esa guerra?, sabía que era imposible porque la única persona que él deseaba estaba precisamente a unos metros.

La chica había tocado la puerta y él solo dio el permiso de manera monótona, aunque inmediatamente usó sus poderes para que el caballero de Géminis desapareciera de allí, no soportaba que estuviera tan cerca de la mujer que quería.

—¿Aún tienes miedo? —preguntó Hades al volver la mirada sobre ella, la cual lucía decaída y algo preocupada. Aquel semblante calmado y sonriente cambió desde que volvieron de la superficie—; Kronos tiene algo en mente y por eso tienes que permanecer lo más cerca de mí ¿entendido?

—¿Crees que todo sea una trampa? —cuestionó nerviosa al inclinarse un poco, estaba tan agotada que su cuerpo comenzaba a manifestar síntomas de alguna enfermedad.

—Solo quiere ganar tiempo, imagino que debe de saber que el tesoro que debía de resguardar volvió al cuerpo original, ya debes de saberlo ¿no?

—Siempre estuvo dentro de mí desde un inicio—se tocó el pecho, subiendo lentamente hacia la cicatriz de aquel primer día—. ¿Por qué no quieres sacármelo?

—De poder hacerlo, ya lo hubiera hecho—espetó al posar sus manos sobre los hombros de la chica—. No soy un dios malvado como crees, todo lo hago para protegerte y cuidar de que ese bebé no sufra alguna consecuencia.

—Dijiste que mi hijo ni siquiera debe nacer.

—Sí, es verdad, no me excuso por mis malos términos, es solo que me dificulto en asimilar que eres la mujer de alguien más—la chica se sonrojó a lo que él ni se inmutó—. Me gustas, no tiene sentido ocultarlo aun así no acepto que sea Aspros de Géminis el humano que escogiste como pareja, pero supongo que debo asimilar que es el indicado para ti.

—Athena querrá quitarme a mi hijo, lo mismo ha intentado hacerlo con Minos.

—Esa diosa estúpida no te tocará porque tengo más derechos de lo que ella puede tener. Llevas mi sangre, la sangre de Radamanthys, la sangre de Pandora así que ese niño es uno de mis descendientes.

—¿Y qué hay con Agathe?

—Eso es algo que deberá solucionarlo la madre, y si ganamos, te prometo que le devolveré la vida para que así Minos vuelva a tener confianza en mí.

—A veces creo que estás usándonos para ganar aliados o jugar con nuestras vidas.

—Es la naturaleza de un dios, pero también es el de proteger a los que quiere, y tú eres lo que más añoro—tomó las manos de la chica e inmediatamente las besó provocando un mayor enrojecimiento en las mejillas—; por lo menos con lo que estoy haciendo sea una prueba de que deseo volver a que pienses cosas buenas de mí.

Alhena podía ver la expresión de cansancio del dios, la misma que ella tenía desde que se intercambió unas cuantas palabras con Kairos y Koios por tal razón es que comprendía que ni él ni ella estaban bien.

—El Tridente estará con Zeus, no te preocupes, los demás creen que Poseidón te lo dio y lo usamos como una carnada para llevar a Kronos al Tártaros—se masajeó la sien—; debemos terminar cuanto antes con esto, mi cuerpo ya no podrá continuar.

—Me he dado cuenta y creo que Kronos sabe de eso, por eso aplaza el tiempo para que tú no puedas cuidarme ¿no lo has pensado?

—Y también sabe que no puedo unirme a ti.

—¿No crees que sería buena idea que hagas un pacto temporal con Aspros? —el dios frunció el ceño—. No puedes usar a mi padre porque sería perjudicial para mí, pero con Aspros..., te has dado cuenta lo muy poderoso que es y creo que se adaptaría a ti.

—Tendría que renunciar a su fidelidad a Athena, volverse un traidor y jurarme lealtad. Y alguien como él no creo que funcione.

—He hablado con él sobre eso y está de acuerdo, solo pide garantías para mi vida y la de mi hijo. Así mismo, que le quites la maldición que aún lleva en su alma.

—¿Desde cuándo te has vuelto tan maquiavélica?

—No puedo evitar, la sangre es la sangre, mi señor Hades.

Hades sonrió algo incómodo más no vio con buenos ojos en hacerla enfadar de modo que ambos se retiraron del lugar para ir hacia la sala principal, donde los demás dioses y humanos estaban algo inquietos al esperar alguna razón de Kronos, más hubo otra sugerencia y es que tal vez el mismo titan dudaba de su victoria por ello estaba en su búsqueda de algún plan o al menos eso pensó Mnemosyne porque a pesar de usarla como intermediaria, también logró ver algo de sus memorias y por tal era evidente que no estaba seguro de lo que podría pasar o que tal vez le temía a la fuerza de los dioses. Zeus y Athena no estuvieron de acuerdo en seguir esperando, Quetzalcóatl sugirió que se debía aprovechar la fragilidad del gran titan para atacar aun si no manifestaba su presencia, y Tezcatlipoca creyó correcto deshacerse de los Makhai y los gigantes para solo dejar expuestos a los titanes.

Las rivalidades mermaron, tal parecía que otro sabía el actuar del siguiente compañero, y Alhena pudo notar que todos estaban de acuerdo en tomar las medidas así como ella en el deseo de atacar aprovechando la vulnerabilidad de Kronos, pero también estaba la otra duda, ¿y si era todo una trampa para dividirlos?; sin embargo, la chica del tiempo se había percatado que la gran mayoría de los presentes estaban esperando alguna palabra de Krista, la cual solo parecía algo perdida entre sus propios pensamientos, alguna clase de malestar que seguramente atormentaba su calma.

—¿Necesitas algo? ¿Quieres comer o descansar? —indagó en casi un susurro el hermoso peliazul bajo la mirada de molestia de Hades—. Te ves bastante pálida.

—Seguramente estuviste molestando y no le has permitido descansar—gruñó Hades al cruzarse de brazos con una mirada de desprecio, aunque luego se percató que Radamanthys estaba a unos pasos de ello—. ¿Hubo alguna novedad?

—Nada mi señor, es lo mismo que otros días—contestó el rubio sin dejar de gruñir por lo insolente que era el caballero, se había percatado que esas marcas en el cuello de su hija era producto de la perversión de ese hombre—. Alhena, será mejor que descanses con tu madre, nosotros nos ocuparemos aquí.

—Me encuentro en perfectas condiciones, solo es un poco la angustia de no saber de Kronos.

—Yo creo que debes hacerle caso—intervino Krista manifestando esa expresión de inquietud como si algo estuviera a punto de ocurrir—, de hecho, tampoco creo que sea buen momento para bajar la guardia.

—¿Tienes algo que decirme, humana?

La voz de Hades atrajo la atención de todos, enfocaron los ojos en Krista que no podía explicarse porque su corazón latía tan rápidamente, una ansiedad se apoderó de su ser y cosas vagas pasaron por su mente. Kronos. ¿Qué estaría haciendo y porque no se presentó? Al ver a Alhena supo que algo malo iría a hacerle cuando se enfrentaran, pero nada de eso pasó ¿acaso sus visiones habían sido una mentira?, pero desde que Hades apareció no tenía ninguna clase de visión salvo desde esa mañana que, al sentir las caricias de Deuteros, reaccionó como si hubiera salido de una pesadilla.

—Es solo que me preocupa lo que pueda pasar con Alhena.

—Gracias Krista, siempre estás pendiente de mí—la chica sujetó las manos y la miró con ternura—; creo que todos estamos ansiosos por los movimientos del enemigo y, si me lo preguntan, considero que ir a dar la guerra en estos momentos no es buen plan porque no sabemos si eso es lo que busca Kronos, ya saben, nos quiere poner en un punto en que no logremos contar con el apoyo del otro—varios murmuros se hicieron predecibles, Hades miró algo confundido a la muchacha—. Tal vez solo debamos fingir que nos confiamos en todo, y cuando menos se los espere es que mostremos que lo estábamos esperando ¿no lo creen?

Era un buen plan, algo trivial, pero contaba con algún sustento como para creer en sus palabras, después de todo era la muchacha protegida y consentida de Hades de modo que tenía todo el buen sentido. Los murmuros se hicieron más notables a un grado que llegaron a confirmar que irían hacer lo que ella les dijo, pero Krista no podía apartar los ojos de Alhena, especialmente porque el cosmos que sentía en ella era débil como si ese bebé se hubiera vuelto un humano tan inferior como para que no le permitiera ser rastreado.

¿Por qué pasaba justo eso? Krista se frotó la frente, recuerdos viejos llegaban a ella, eran memorias de Lithos en su otra vida, así como razones para creer que nada bueno estaba pasando y que en cuanto menos se lo esperaran iría a ocurrir algo malo. Alhena, por su parte, se acercó a Pandora para intercambiar comentarios, Aspros y Deuteros hicieron lo mismo, Radamanthys y el resto de jueces también, hasta Hades tuvo que charlar de algunos temas con los dioses, y eso a Krista le hacía sentir que ya lo había visto en alguno de sus sueños.

Sin duda alguna sus ojos posaron hacia Alhena, en su sueño la veía sonriente y cuidando de su vientre, hasta que algo arruinó ese momento y con ello todo el lugar parecía el mismísimo color de la destrucción.

—Creo que ahora sí se me antojó algo de comer—dijo la chica al sonreír a Aspros—. ¿Puedo quedarme con mi madre mientras tú haces tus deberes? —buscó la mirada a Hades, dándole como una oportunidad a que hable con el caballero—; puedes venir por mí más tarde, te vamos a esperar.

—Ya sabes qué cosas no debes comer, ¿de acuerdo? Son mi vida ahora y no los perderé—le susurró al besarle la mejilla—. Los amo más que cualquier cosa.

—No te angusties, estaré bien conmigo—Pandora estiró la mano para acompañar a Alhena—, dejemos que ellos planeen los movimientos de esta guerra, estoy segura que la solución que encuentren será nuestra victoria. Relájate, tu hijo y tú deben estar bien.

La chica asintió sin evitar sonrojarse por la mirada de Aspros, ese pervertido seguramente le volvería a pedir cosas indecorosas y, como siempre, ella se los cumplía como para dejarle marcas en el cuello y ni que decir sobre sus pechos mas así lo amaba profundamente. Sin embargo, parpadeó al detenerse cuando iba a subir las escaleras, Pandora volteó a verla.

—¿Te sucede algo?

—No, eso solo que sentía un ligero cosquilleo—sonrió al tocarse la frente, una picazón en sus manos se hizo palpable, así como un dolorcito en vientre.

¿Acaso su hijo estaba incómodo? Desde luego que el pequeño gustaba tener la atención o que ella estuviera consintiéndolo a él y no a Aspros, pero la sensación era diferente, nunca antes lo había sentido o siquiera imaginado. Estaba sudando un poco, sus ojos parecían marearse y el calor se hacía intenso como si fuera un bochorno de verano, de repente comenzó a toser algo molesta por la picazón, se cubrió con la mano hasta que el sabor a hierro invadió su boca, y cuando se dispuso a mirar fue que el verdadero miedo la alteró...

—¡Alhena!

Apenas pudo oír las voces y ver a los demás, tosió mucha sangre y lentamente sintió que algo ardiente le hirió el vientre, bajo ella un charco de sangre la dejó perturbada lo que causó que se desmayara.

Aspros y Hades corrieron a ella quedándose anonados al ver la cantidad de sangre en el que ella se desmayó, inmediatamente Ofiuco y Krista se acercaron, Aspros sujetó el cuerpo de Alhena, quien no parecía reaccionar.

—¡¿Qué significa esto, Hades?! —gruñó irritado—¡¿Qué diablos le hiciste?!

El mismo dios no salía del asombro, no tenía idea de lo que había ocurrido solo sentir el mareo como si esto también le afecta, pero Krista se quedó petrificada. Todo había ocurrido como en esa pesadilla, una en que solo pudo constatar que fue el motivo que volvió casi loca a Alhena.

[***]

Días despues...

Fue tanta sangre lo que perdió.

Pocos creyeron que viviría.

Nadie habló nada.

Ninguno pudo invadir el perímetro que Hades impuso para evitar curiosos en el piso donde la habitación de Alhena yacía.

Los días habían transcurrido con suma lentitud, las pocas mujeres que conocían de medicina habían entrado y salido de la recámara. Los días se sumieron en silencio cuando a las horas del desangrado de Alhena, Catalina salió con una expresión de tristeza a lo que Aspros prácticamente perdió la cordura.

Habían perdido al bebé.

Y no, no fue un aborto como lo supuso la mujer porque la chica llevaba marcas en la piel como si fueran garras las que despedazaron desde el interior o al menos eso quiso creer. Comentarios de espanto no se hicieron esperar, hasta Krista tuvo que aguantarse los reclamos de Aspros cuando le confesó que había tenido una visión hacia un tiempo sobre Alhena, pero no creyó ser real debido a los cambios sucedidos salvo confesar lo que Hades ya sabía.

Supo que debió lidiar con ese bebé desde un inicio.

Fue su responsabilidad por no actuar como un dios.

Todo había sido su culpa.

Catalina fue persuasiva y pidió que nadie supiera más detalles ni del embarazo ni de la pérdida del bebé así que únicamente los que estaban en ese piso son los que tenían conocimiento real de lo sucedido, al resto se les tuvo que mentir que el cuerpo humano de Alhena ya no resistía más.

Todo había llegado al límite para la chica.

Su final había llegado.

[***]


Era precioso.

Esas manos tan diminutas que sujetaron su dedo, ese mechoncito que marcaba el físico heredado del padre fue lo que llenó de orgullo y amor. Realmente el pequeño era hermoso como para evitar no darle un par de besos.

—Es muy fuerte.

Ella volteó la mirada a su lado solo para ver a un rubio muy conocido. Parpadeó un poco sorprendida por contemplar esa hermosa cara y esos atractivos ojos azulados.

—¿Alone? ¿Qué dicha volver a verte? —dijo emocionada al darse cuenta que yacía en un bellísimo jardín de flores, y entre sus brazos lo que más añoraba tener—. Míralo, te lo quiero presentar.

—Es tu hijo, es muy bonito, me recuerda a Tenma—sonrió el chico acercándose mucho más a la chica.

—Si quieres puedes cargarlo antes que su padre vuelva, ya sabes, es demasiado celoso y sobreprotector—estiró las manos a lo que el rubio lo aceptó muy emocionado—. Se llama Alzir.

—¡Es realmente precioso!

Alone apegó la carita del pequeñito contra la suya, le pareció tan suavecito y agradable, Alhena no pudo con tanta ternura, su hijo estaba muy cómodo al parecer y Alone lo disfrutaba; sin embargo, ella le causó algo de curiosidad todo a su alrededor. ¿Desde cuándo le gustaba los jardines floreados? ¿Acaso Aspros y ella vivían en una hermosa casa? ¿La guerra había terminado con la victoria?, se frotó la frente y frunció ligeramente el ceño, pero algo no encajaba en todo ese tranquilo lugar, algo no estaba bien.

—Es cierto lo que piensas—habló Alone poniéndose de pie con el bebé en brazos, la chica reaccionó inmediatamente—, creo que es momento de despedirnos.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —frunció el ceño por la sonrisa del chico—. Devuelve a mi hijo.

—Creo que no será posible—él retrocedió—, lo siento Alhena, sé que estabas feliz por el niño, pero yo lo tendré conmigo hasta que todo esto pase y tal vez puedas estar con él en su momento.

—Alone, por favor, no hagas ninguna estupidez ¡Dame a mi hijo!

—Lamento todo lo que pasa, por favor, no pierdas la cordura después de esto, te juro que lo cuidaré como si fuera mi sobrino—pero la expresión de Alone era de dolor, no era evitable ver las lágrimas que empañaban sus mejillas—. Alzir se quedará conmigo, estaremos bien hasta que sea el momento en que vengas por él.

Alhena quiso gritar mirando aterrada como es que todo se desvanecía, y pudo entender que se trataba de alguna clase de sueño porque Alone realmente estaba muerto y el hecho de que se llevara a su hijo significaba una sola cosa. No podía aguantar más. No podía con esa presión.

—¡Alzir! —pegó un grito que llamó la atención de los presentes e inmediatamente volvió a echarse al sentir un terrible dolor en el cuerpo—. ¡Maldición, duele! —se quejó.

—Cálmate, por favor Alhena, cálmate—pidió Catalina sosteniéndola de los brazos—¡Krista, Pandora! —llamó—¡Avisen a Silver que lo necesito ahora!

—¡Alzir ¿Dónde está Alzir?! —gritó completamente fuera de su juicio, intentó liberarse, pero el intenso dolor en su vientre le prohibió hasta para toser—¡¿Dónde está mi hijo?!

—Alhena—musitó llorosa la hermosa Pandora—, hija, por favor, tranquilízate.

Pero no lo resistió y se quebró en llanto, Catalina y Krista se aguantaron sabiendo la atrocidad que representaba ese momento. Inmediatamente las puertas se abrieron y dejaron a la vista al caballero de Ofiuco que actúo en el momento al aliviarle los dolores y hacerla caer en un estado en que no pudiera evocar sus emociones con tanta ira.

—Esto será suficiente—aclaró al soltar el báculo cerca de la chica, la cual miraba a todos con ojos llorosos y desorbitados—, posiblemente la noticia la pierda en la locura.

—Es mejor que lo sepa de una vez, no vamos a ganar nada con retrasar lo inevitable, además, Aspros...no se siente bien.

—¿Dónde está Aspros? —musitó la chica algo confundida, alguna especie de táctica para calmarla fue lo que adormeció sus sentidos—. Por favor, díganme lo que ha pasado.

Pandora no dejaba de llorar a pesar de que Krista intentó consolarla. Silver miró cabizbajo y trató de desligarse de ese problema, a pesar de poseer una gran sabiduría para la medicina, nunca había lidiado con algo así, y Catalina no estaba tan preparada para confesar la terrible noticia.

—Yo hablaré con ella—de pronto interrumpió Hades—. Salgan todos de aquí, déjenme tratar con Alhena, es mi obligación, y vean cómo se encuentra el caballero de Géminis. Sin lugar a dudas, es capaz de salir de aquí y buscar a Kronos.

Los presentes se retiraron a excepción de Hades, quien se acercó mucho más a Alhena para sentarse, era notable que la joven estaba en una especie de adormecimiento como para que saltara como loca a gritar por eso era su deber y responsabilidad confesarle lo que pasaba.

—Sangraste mucho—habló con cautela, ahora entendía cuanto cariño sentía por ella porque esas lágrimas solo fueron por el temor de perderla. La quería y muchísimo, por eso le dolió tanto la desgracia que estaba pasando—; una vez te dije que hay cosas que no debíamos haber hecho, o que una intervención nuestra provocaría un evento trágico. Las leyes del universo, supongo.

—Háblame con claridad—musitó algo cansada.

—Ese niño no es de esta época y tampoco de la tuya, al parecer sus condiciones no se adaptaron a los eventos y...

—No, no, no por favor—gimió sin evitar llorar, Hades la ayudó a levantarse de a poco porque podía ahogarse entre sus lágrimas—. Mi hijo..., ya no lo siento—llevó la mano hacia su vientre con mucho esfuerzo—. Alone se llevó a mi hijo, Hades, él me dijo que era lo mejor.

—Perdóname Alhena—la abrazó al no aguantar la pena, ella solo se quebró y apenas pudo gritar—, perdiste al bebé y no pudimos hacer nada, por favor, perdóname, te prometí que los cuidaría y no pude hacerlo real.

—Yo maté a mi hijo ¿no?

—No, no fuiste tú, todo esto es mi culpa, debía cuidarte desde un inicio, nunca debí dejar que ese tesoro se introdujera en ti, ni siquiera permitir que algún atisbo de Kronos se quedara en tu interior.

—¿Qué quieres decir con eso? —se abrazó al dios, ahogándose entre sus brazos—. ¡Dime la verdad!

—Tu cuerpo no estaba listo para soportar tanto poder, el tiempo distorsionado y la presencia de un ser concebido en un mundo así..., agredieron las leyes del universo, tú eres del futuro y Aspros de este siglo por tal era inevitable que el niño muriera, pero pensé que lo perderías unos días de su concepción así que supuse que era un milagro al pasar tanto tiempo dentro de ti, al parecer el tesoro de Kronos que se alojó en tu interior hizo estragos con tu bebé.

—Acabé con la vida de mi hijo—murmuró, había perdido el juicio, su rostro reflejó la locura—. Maté a mi único hijo, a mi sangre, Aspros debe de estar odiándome y deseando mi muerte ¡ja! Sabía que cualquier cosa buena no estaba hecha para mí, siempre debí aceptar que la desgracia era lo único que me merecía.

Volvió a llorar cuando llevó las manos a su rostro, Hades no supo qué cosa hacer, también estaba en su límite como para retenerla pues la chica logró librarse del efecto del poder de Ofiuco, empujó al dios y se dirigió hacia su cómoda donde el espejo reflejó su rostro lloroso y demacrado.

—Todo esto es culpa de Kronos—musitó limpiándose las lágrimas—. Déjame sola, ahora.

—No harás alguna estupidez.

—¡Lárgate de aquí!

Su voz fue tan dura y estricta que, con solo esos ojos, él se vio reducido a un punto que terminó arrastrado por esos brazos que, al parecer, eran más fuertes de lo que imaginó. La chica cerró la puerta cuando vio que varios curiosos se acercaban, selló los picaportes y no controló su estado de ánimo. Gritó con tanta fuerza que sintió como es que un cosmos poderoso evocaba de su interior, hacía tiempo que no se sentía tan rabiosa y llena de odio que casi destruyó su propia habitación.

Sabía que no todo fue su culpa, sino que Kronos había empezado a destruir su vida desde un inicio, desde que estuvo en su departamento, desde que la atacaron y llegó al Santuario. Y sí, deseó con todo su corazón nunca haber llegado a esa época porque todo lo que quería empezaba a morir o destruirse dándole la certeza de que estaba destinada a sufrir por siempre.

[***]


—¡No podemos dejarla allí! ¡Lleva días sin salir de su habitación! —vociferó Minos tratando de entrar en razón con Radamanthys y Pandora, Valentine solo sirvió un poco de té—¡EL señor Hades ni siquiera puede moverse ahora! ¡¿Acaso vamos a dejar que Alhena se lastime?!

—Minos, te agradeceré que te guardes silencio—pidió Pandora con un terrible dolor de cabeza—. Entiende que está devastada, perdió a su hijo y cree que todo es su culpa, ni siquiera el señor Hades ha sido capaz de detenerla.

—¿Ustedes no pueden oír lo que hace? —cuestionó muy enojado—¡A este paso destruirá el Inframundo!

—Está liberando su ira—agregó Radamanthys mirando por la ventana, desde su posición era capaz de ver la recámara de Alhena, la cual yacía con las cortinas cerradas y las ventanas resquebrajadas—; el señor Hades ordenó que no intervengamos, es natural que ella esté así por eso démosle su espacio y concentrémonos en la guerra.

—¿Y qué hay de Aspros de Géminis?

—Ha intentado ir donde ella, pero Alhena ha sellado cualquier acceso a su piso, no sé cómo lo ha hecho, pero desde que despertó ha cambiado demasiado.

—Tal vez esté liberando su verdadera naturaleza, sabes que nosotros perdemos nuestra humanidad cuando un evento nos marca la vida—el rubio juez cerró los ojos bastante afligido—, supongo que esto era inevitable. Ese niño no tenía donde vivir, ni es de este mundo ni el de ella.

—¡¿Estás diciendo que tu hija merece esto?! ¡No me hagas reír, Radamanthys!

—¡Yo también la amo y por tal no sé qué pueda hacer para cambiar su tristeza!

El rubio soltó la taza de té bastante enojado, se retiró de la sala seguido de Valentine, dejando solo a Pandora con Minos, era evidente que ambos sentían mucha pena por lo que pasaba con Alhena, y siendo realistas, temían acercarse a ella.

—Ella cree que él la odia y él piensa que ella lo desprecia—dijo Pandora—, no te molestes, Radamanthys ama a Alhena por eso no sabe qué hacer para ayudarla, tal vez si tratamos a Aspros pueda ser oportuno.

—Pero los rumores de su embarazo se han propagado, varios han comentado que es un castigo que tal vez se lo merezca.

—¿Quién ha dicho eso?

—No dieron un nombre en particular, pero tú y yo sabemos que Alhena no tiene muchos admiradores, empezando por los dioses gemelos. Ahora hacen lo que quieren porque el señor Hades ya no puede usar su cuerpo con tanta libertad.

—Se han tomado los derechos, es verdad, solo ellos pueden causarnos grandes problemas.

—¿Entonces ya han decidido qué cosa harán?

Pero Pandora no logró responder al ver a personas que invadieron su reconfortante sala, por la expresión que traían consigo esos gemelos y lemuriano pudo atestiguar de que se trataba de malas noticias.

—Necesito ver a Alhena, que alguno de tus espectros me lleve a ella—alegró Aspros con un perfil bastante sombrío—. Zeus y los demás decidieron ir a la superficie a enfrentar a los Makhai porque creen que Kronos sabe de nuestros planes.

—¿Cómo es que...? El señor Hades ni siquiera sabe de esto.

—Lo creen incapaz, Zeus tomó el liderazgo y casi todos han accedido a la idea porque los dioses gemelos lo aceptaron como una orden de Hades—Deuteros miró a Pandora y luego a Minos—; creen que Hades y Alhena ya no vivirán para soportar esta guerra, además se dice que Kronos ha estado tomando participación con sus soldados.

—Mnemosyne—musitó Pandora—, esa titan puede ver cosas que nosotros no.

—De hecho, es la visión de Krista, y si me lo consultan, le creo ahora más que nunca.

—La señora Athena también ha tomado posición y tomarán la opción de retenerlos en los Templos Malignos—alegó Shion notablemente preocupado—, pero la señorita Catalina insiste en mantenernos en espera a que Alhena se recupere, y duda mucho que consigan algo saliendo.

—Es que el señor Hades es el único que puede ejecutar el plan para llevarse a Kronos y los demás fuera de este mundo—Pandora crispó los puños—; ya no pueden alejarse, es necesario que Hades y Alhena se unan a pesar de las circunstancias.

—Esa es la misión de Alhena ¿no? —cuestionó Deuteros a lo que la mujer asintió—, por más que quiera escapar de ese deber será imposible, ella debe entenderlo.

—Yo puedo llevarte con Alhena—agregó la mujer mirando algo confundida a Aspros—. Radamanthys debe de saberlo también y el señor Hades.

—Deuteros y yo vamos hablar con el señor Hades—dijo Minos algo molesto—. Y tú, Shion y Aspros deben ir con ella, y dile a la mocosa que más le vale razonar o iré a patearle el trasero por su berrinche, no es la única que sufre, yo entiendo lo que es perder lo que más amas, por favor, haz que se una a esta lucha y que tome venganza con Kronos, después de todo, él fue que la hizo tan infeliz.

Aspros asintió nervioso, por primera vez no supo controlar la gama de emociones deprimentes que atacaron su corazón, pero, sobre todo, temía que Alhena pensara que él la odiaba por perder al bebé, sí, le dolía mucho que su primogénito muriera a causa del desastre del tiempo que causó Kronos más era consciente que gran parte fue su culpa por haberla embarazado sabiendo que era del futuro, obviamente las mismas leyes naturales irían a conspirar contra su felicidad.

Por su parte, Shion sujetó del brazo al caballero, era igual de evidente su tristeza, pero no había tiempo para llorar o lamentarse porque los enemigos ya estaban ejecutando su movimiento y la alianza se lanzó al suicidio a buscar acabar con ese lio de una buena vez. Pandora le indicó a Shion hacia donde debían de ir, así que, por medio de la teletransportación, llegaron al piso donde Alhena residía, era evidente las paredes fracturadas como si algo las hubiera impactado con tal fuerza que un golpe más las destruiría, a Aspros le sudaron las manos, era como si todo el poder negativo de Hades la envolviera y por consiguiente todo lo cercano a ella, tal vez hasta un potente veneno podría acabar con ellos.

—No imaginé que Alhena contuviera tanto poder en su interior, supongo que el bebé era quien controlaba su verdadera naturaleza—comentó Pandora algo nerviosa—, el señor Hades siempre supo la determinación de ella. Es natural, los espectros y todo aquel que servimos a nuestro amo posee grandes poderes mientras más se vuelve oscuro el corazón, pero el caso de Alhena es distinto, si pierde su naturaleza humana entonces podría decirse que estaría a un paso de ser un dios.

—Esto es el Arayashiki—agregó Shion inquieto—, lo he sentido antes y al parecer ella lo ha dominado bien, como dices, su poder recae en la oscuridad que alberga el corazón. Y mientras más desate su ira, más difícil será tratarla ¿cierto?

—Perdería su cordura y es capaz de no reconocernos, parecerá como un animal sin razón—la mujer invocó su lanza y apuntó hacia la única puerta como si Alhena hubiera creado un gran escudo en ese piso—, el señor Hades naturalmente trata con el cuerpo y lo adopta a su uso, pero ella ha sido destinada por Kronos y mi dios así que es posible que su cordura falle y termine atacándonos a todos.

—Entonces voy a entrar y a sacarla de allí, quiera o no tendrá que oírme.

[***]


—¡El señor Hades no ha dado la orden! —alegó Radamanthys interponiéndose entre el ejército y la salida del Mekai—¡Nadie conoce mejor el Inframundo y el Tártaros como él! Por favor, señor Zeus, vuelva al palacio, si sale de aquí es seguro que Kronos espere esto.

—Hades ya no tiene capacidad de dirigir, está muriendo como Alhena—aclaró el dios mirando con frialdad al juez—. Tú conoces mejor que nadie la situación de tu hija y tu dios así que quítate de mi camino, espectro.

—Con el debido respeto, señor Zeus, por favor, no cometa alguna imprudencia—Valentine inclinó la cabeza con sumo respeto—; le pedimos que espere un poco más al señor Hades, está meditando y en breve puede levantarse.

—Entendemos que son leales a su señor, pero esto ya no podemos aplazarlo—dijo Quetzalcóatl mirando aquella luz que era el camino hacia la superficie—. Alhena tampoco está bien, según tenemos entendido es que sus condiciones han mermado y es posible que muera así que no vamos a esperar que eso ocurra, si hay que luchar, este es el momento.

Sin embargo, había indiferencias porque los mismos titanes tampoco estaban de acuerdo en atacar, era como si una sensación mala les pusiera los nervios de punta al ver esas enormes siluetas de los gigantes en una posición como si estuvieran esperando el movimiento del rival. Okeanos dio un paso más y se puso de lado de Radamanthys porque sus instintos le advertían de la situación.

—¿Ya olvidaste lo que Hades y Lithos dijeron? —cuestionó algo molesto al invocar su propia arma, la pelirosa inmediatamente se unió a él—. Tú debes de recordar que Kronos no es de esta época y debe morir a manos de los contenedores de su propio tiempo.

—Eso fue lo que dijo Alhena, no hay evidencia de que sea real—alegó Zeus.

—Nosotros como titanes también tenemos entendido de las condiciones de nuestros hermanos y sabemos que él no es de este tiempo, su guerra es en el mismo siglo de que ustedes dos—señalo Mnemosyne—, así que será mejor que vuelvas porque si tú y Athena mueren entonces esto se acabó, ¿acaso no entienden que deben ayudar a Alhena a recobrar su cordura? ¡Ustedes tres son los únicos que pueden darle batalla a Kronos!

—Esta es una buena revelación ¿no lo crees? —Tezcatlipoca se cruzó de brazos con una expresión de molestia, pero ocultándolo con la sonrisa—. Si eso es cierto, ¿qué sentido tiene ir arriba? Zeus, no creas que nosotros somos capaces de acabar con la guerra, si bien mi hermano y yo estamos a la altura de Kronos, esta no es nuestra lucha, somos el apoyo, pero si ya hay una profecía como esa entonces ¡cúmplela!

Los colmillos del dios se hacían visible, en ese cuerpo de adolescente de Gael era notable que su aspecto salvaje también saltaba como un jaguar listo para destrozar a su presa, pero Quetza fue más prudente y lo detuvo sin dejar de mirar a Zeus y a Athena. A veces prefería que Hades tomara la partida en esa situación y que ninguno de sus concejeros usara palabras en esas situaciones porque tanto Thanatos como Hypnos no tenían "madera" para causar confianza a los dioses; sin embargo, todos se quedaron en silencio al mirar el escudo fracturado y con ello el color del cielo se hizo más claro, más visible dando a entender que ya no había un límite entre el Inframundo y el mundo de arriba. Los humanos, dioses y titanes no podían ni caminar, los gigantes soltaron alaridos que dejaron sordos a los guerreros, los cambios se hacían más palpables por lo que era racional creer que Kronos ya estaba haciendo sus movimientos y con ello traer todo su ira contra ellos.

Dos gigantes azotaron con sus múltiples manos esa ranura que había entre ese reino con el de arriba ocasionando que las galaxias se unieran al árido ambiente del Inframundo, y el escudo apenas aguantó cuando una de las manos del gigante chocó la frágil barrera hasta terminar la fractura que dejó al declive la línea que separaba de la furia de los titanes y ellos. Zeus gruñó y no pudo dar un paso hacia adelante, sino que se teletransportó hacia el palacio siendo seguido por todos los humanos, dioses y titanes, inmediatamente las deidades corrieron a los puntos vulnerables del castillo para levantar otro escudo más y con ello esperando que la trampa de los Templos Malignos sirviera de alguna manera.

—¡Solo los Makhai podrán atravesar los templos, pero los gigantes no les haría problema! —vociferó Hypnos alzando las manos para emanar su cosmos.

—¡Ni siquiera se muevan de sus posiciones! —advirtió Okeanos clavando su arma sobre la puerta principal del palacio de Hades—¡Mnemosyne vamos usar los sellos!

La titan asintió algo dudosa porque sus ojos no dejaban de contemplar la magnitud del tamaño de los gigantes, ni siquiera los tres sujetos que estaban al servicio directo de Kronos manifestaban tanto horror, aunque su poder era relativamente inferior al de cualquier humano presente. Sabía que solo eran montañas de carne y huesos sin ningún un cosmos que fuera una molestia, salvo el tamaño que les era obstáculo, supuso entonces que era la única opción de frenarlos hasta que los Makhai y los titanes decidieran tomar el único camino viable de los templos, bueno, viendo podrían usar otros medios más las trampas eran útiles que servían como pequeños portales y seguramente ninguno se iría arriesgar a terminar a otro lugar porque su poder mental iría ayudar a que tomaran la ruta más conveniente.

—Kerberos no puede tomar su forma de bestia guardiana, no lograríamos contar con su protección—gruñó Thanatos tratando de soportar la cantidad de cosmos que liberaba—. No tenemos más opción que quedarnos aquí y abastecer al escudo.

—Denme tiempo para adoptar a mi forma real y quizás me deshaga de un gigante—Quetzalcóatl caminó hacia un lado y se sentó en una posición de meditación—. Los templos están en otro plano, no les será fácil cruzar el escudo si alimentamos de nuestro cosmos—cerró los ojos y palmeó el piso a unos centímetros de ella—. Tezca, es mejor que medites un momento, es hora de que adoptes tu verdadera apariencia.

—Entonces nos quedaremos todos los dioses aquí, alzaremos una barrera más resistente—alejó Zeus algo enojado—. Athena, te dejaré el trabajo de obligar a Alhena y Hades unirse de una buena vez, es indispensable que los tres llevemos al Tártaros a Kronos ¿entendido?, además, alista a los espectros y caballeros que deben proteger los templos, no podemos permitir que sospechen que es una trampa.

La diosa asintió asustada por lo que no lo pensó más y entró al castillo donde no tuvo más opción que sellar las puertas y cumplir con el plan de permitir al resto de dioses y a los dos titanes que reforzaran el escudo por lo que corrió en medio de los presentes hacia la torre donde ese hospedaba Hades y compañía, desde luego, Sísifo no dudó bajo en ningún motivo en seguirla. Era urgente que el dios del Inframundo volviera a la batalla o todo lo irían a perder porque ese golpe al escudo era la declaración del inicio de la guerra que habían esperado aunque le llamó la atención no ver a ningún titan o a Kronos por lo que el miedo aumentó mucho más por si ellos estaban planeando atacarlos desde otro punto, claro que ella no conocía casi nada del Inframundo así que el único que era capaz de protegerlos era Hades, además, la profecía era cierta, solo tres de ellos serían los autores de la muerte de Kronos, bueno, no podía negar que dudó en demasía lo que ella declaró aquel día.

Pero ¿porqué iba a mentir Alhena?

No tenía sentido, y ahora que perdió algo muy valioso seguramente estaría deseosa de matar a quien sea y en especial a Kronos.

La chica del Inframundo...

La chica que cruzó la línea del tiempo para sumirse en una guerra donde comenzó a entender que era su destino perder a seres que apreciaba.

La chica que en esos momentos no hacía más que ver el techo de la habitación del baño, denuda, dentro de una tina, flotando sobre el agua. Había oído ese rugido tenebroso, pero no reflejó alguna clase de miedo o desesperación, simplemente su visión manifestaba la tristeza y lo decaída que estaba, pudo sentir como es que el escudo se había fracturado y a la vez la cantidad de cosmos que iba hacia arriba para, tal vez, fortalecerlo, lo que fuera, ya no le importaba porque solo quería venganza, solo quería ver a Kronos si eso significaba que se daría una masacre para que llegara al palacio. Ya lo había perdido todo, y la muerte de un humano más ya no hacia diferencia entre lo racional y lo indispensable.

Alhena sintió un ligero frio, el agua ya se había enfriado hacia buen rato, los sonidos hacia el muro que conjuró con las paredes del palacio parecían conductos de vibraciones porque era capaz de oír los golpes hacia la puerta de mármol que dividía su habitación, y el piso en totalidad contra los otros anexos del palacio, deliberadamente, la chica se selló en ese lugar. Salió de la tina, caminó hacia la salida e inmediatamente se dirigió a su cómoda sin importarle su desnudes, quería ver en el espejo cómo es que su cuerpo había quedado. Ninguna marca que le hiciera sentir diferente salvo la cicatriz en el hombro y un ligero rasguño en la parte izquierda del vientre, pasó los dedos y apenas sintió la marca, no recordó cómo o cuando se lo hizo. Tal vez si estuviera en su época, la noticia de perder un bebe a su edad sería algo que lo superaría fácilmente o quizás hubiera sido lo mejor, pero ella sí había amado la idea de ser madre, había tomado la decisión de vivir con Aspros y criar juntos a su pequeño.

Demasiado bueno para ser real, eso fue lo que pensó muchas veces mientras intentaba ahogarse en la tina. Tarde o temprano alguna consecuencia nefasta saldría a la luz, quiera o no, así era la triste realidad y ahora entendía bien lo que Hades le dijo, se lo advirtieron, pero se encerró en el amor y sus patéticos deseos de crearse una vida propia.

—Seguramente ha de odiarme—murmuró al tocarse el cuello, las marcas de esos besos ya estaban por desaparecer—, ya no tengo nada que perder.

Cerró los ojos muy agobiada, había perdido la dirección de su camino, ya no le importaba nada más esperar sentada el fin, aunque en un principio pensó en ir a buscar a Kronos y matarlo de una vez porque por culpa de él es que toda su vida se vio sometida a un infierno, su maldita guerra y los malditos designios, no podía dejar de maldecirlos una y otra vez. Sin embargo, no podía ignorar la fuerza en que golpeaban la pared, seguramente Hades no iría a darse por vencido para convencerlo en unirse con ella, tal vez él estaba feliz por la muerte de su bebé porque así no habría obstáculos para realizar el enlace. ¿Cuántos días había transcurrido? ¿Cuatro, cinco, una semana? No recordada el tiempo, solo no pudo dormir desde que despertó para saber la noticia de la muerte de Alzir, era su viacrucis, su martirio, su responsabilidad, su culpa.

—Alhena.

La chica parpadeó con lentitud al mover la cabeza a un lado sin percatarse que había sucumbido a sus pensamientos que no logró oír que derribaron la pared y con ello ingresar a la habitación. Él tembló ligeramente al verla, desnuda, con una expresión fuera de lo normal que no pudo evitar correr para abrazarla, estaba rota.

—No lo hagas, no te hundas en la tristeza y el odio—le dijo al oído mientras la abrazada desde atrás, ella volvió la mirada hacia el espejo—; no eres la única que lo sufre, ha sido también mi culpa por no cuidar mejor de ti.

—Deberías odiarme, tú hiciste tu mejor esfuerzo y yo desobedecí, tal vez nunca debí creerme fuerte para resolverlo sola.

—¿Odiarte? ¿Cómo podría hacerlo, si cada vez te amo más? —la apresó con un poco de fuerza hacia su cuerpo, escondió su rostro entre el húmedo cabello de la joven—. Añoraba a ese niño, quería criarlo a tu lado, pero esto iba a suceder tarde o temprano porque tú y yo no somos del mismo tiempo.

—Tú y yo ni siquiera debimos amarnos.

—Pero decidiste quedarte aquí, y pensé que eso sería lo suficiente para que tu existencia se adapte a mi época.

—Supongo que todo esto se debe al efecto de Kronos—sonrió con amargura sin dejar de mirarse en el espejo—. No puedo hablar de amor cuando estoy llena de ira, de odio, quisiera matarlo y así poner un fin a la guerra, y si he de morir, espero que así sea.

—¡Deja de decir estupideces! —Aspros la obligó a darse la vuelta para que lo mirara a los ojos—. Maldita sea, no eres la única que lo sufre, yo también perdí algo muy apreciado, era mi hijo, mi sangre y actúas como si a mí no me importara.

—Yo lo llevé, no tú, no entenderías el calor que su cosmos me proporcionaba—puso las manos sobre el duro torso para empujarlo ligeramente—. Déjame sola Aspros, si Kronos decide pararse a la puerta de este palacio, avísenme, con gusto lo recibiré.

El caballero crispó los puños, años atrás con el carácter que se manejaba tal vez le hubiera dado una paliza o echarle unos gritos tan hirientes para hacerla llorar, pero ella era especial, era la mujer que amaba y a la única que le podía dar todos los derechos de manejar su vida. Se acercó hacia la cama donde había una especie de capa con el único fin de cubrir a la chica, no iba a rendirse para hacerle entender que estaban juntos en ese problema.

—Buscas venganza, yo también—alegó al abrazarla, esperando que no la rechazara, pero trató de usar su cosmos para relajarla—. Quiero romperle el cuerpo, arrastrar su alma a lo más profundo del Tártaros, porque si alguien es el culpa de que perdamos a nuestro hijo es él, no tú, ni Hades, ni nadie, solo Kronos.

—¿No me odias?

—Nunca.

Alhena no pudo contenerse por más tiempo, aferró las pequeñas manos contra él para poder evocar el llanto, le dolía todo, le afectaba lo que ocurrió y sobre todo la culpa de perder a su hijo fue lo que la llevó a un punto que quizás podría volverse loca en su miserable situación. ¿Y qué ganaba con autoflagelarse?, seguramente no encontraría la paz de haberse quitado de encima a Kronos, además de perder a sus propios padres, dejar el tiempo hecho pedazos y darles el placer a los titanes de declarar su victoria.

Aspros tan solo cayó al suelo con ella, sentado, acomodándola entre sus brazos, podía sentir lo agobiada que se hallaba y esa sensación de maldad que la rodeaba, era un aura tan asfixiante como la de Hades, no había duda que su amada era el legítimo contendor del dios.

—Peleemos una vez más—musitó él al besar los húmedos cabellos—, quiero vengar a nuestro hijo, a tu lado porque yo te seguiré a donde quiera que vayas.

—Es muy pronto para exponerme, pero tampoco hay tiempo. Quiero acabarlo con mis propias manos.

—Lo haremos, tú y yo, nuestro hijo nos acompaña y sé que le haría dichoso que sus padres estén juntos en una situación difícil.

Ella se alejó un poco de él para mirarlo a los ojos, no se había percatado de las marcas oscuras y los rojos que estaban, seguramente había llorado incluso más que ella, de modo que se levantó para ir a su cómoda y buscar algunos objetos en su cajón. Tal vez habría momento para darle el luto merecido a su pequeño, pero en esas circunstancias aún no lo era.

—Los dioses y titanes están fortaleciendo el escudo, tal vez debemos ir con Hades.

—Necesita mi cuerpo, fue contra su naturaleza para no lastimar a nuestro hijo—miró el afilado cuchillo, lo apretujó con tanta fuerza y luego se lo lanzó a él—. No dejaré que su muerte quede impune, vamos, llévame con Hades.

—¿Estás lista para salir?

—He estado muchos días encerrada en un momento muy difícil, lloraremos la muerte de Alzir después de la guerra.

—Esa es la Alhena que esperaba ver, mi amada mujer—sonrió con tristeza y se acercó más a ella, apegando su frente contra la de ella—. Sé que esto no es lo que esperabas, pero quiero pedirte algo importante, no es que desconfíe de los resultados más prefiero prevenirlo.

—¿Me darás tu lealtad o algo así?

—Algo mucho más allá de unas simples palabras, yo solo espero que lo aceptes.

—Ayúdame con mi vestuario y mi cabello y te daré una respuesta, caballero de Géminis.

[***]


Cuando la vieron caminar hacia la torre, dudaron mucho que fuese ella, pero no dijeron nada. A sabiendas que los dioses estaban dando la vuelta al castillo en señal de meditación para alimentar la fortaleza del escudo, algunos curiosos no pudieron evitar ver la mujer que habían dicho que estaría un paso a la muerte, desde luego, se le veía tan diferente, incluso Athena no imaginó que la chica saldría de su estado de encierro por lo que no pudo evitar sentir alivio pues ya habían pasado muchas horas desde que las deidades tomaran en el plan de proteger el escudo.

Varios rugidos y golpes se hicieron tan audibles, eran demasiado fuertes como para sentir miedo, algunos humanos podían ver desde las ventanas como es que el gigantesco mazo de un gigante golpeaba el escudo soltando alaridos, no se había informado la presencia de ningún Makhai o titanes pro lo que seguro estaban confiados en que los torpes gigantes serian lo suficiente para aplastarlos. Algunos de los jueces no pudieron con el nerviosismo cuando entre ellos cuchichearon e inevitablemente se dirigieron al lugar donde seguramente la joven se encontraría, los caballeros no intervinieron y Athena les pidió amablemente que la acompañaran a la espera, que seguro algo bueno iría a suceder, especialmente porque el cosmos de Hades iba desvaneciéndose.

Y es que Alhena había tomado la decisión más difícil que pensó afrontar, trató de contener su rabia a cada sonido estruendoso que se soltaba sobre el escudo, trató de relajarse y caminar directo a la habitación donde Hades estaría reposando, tan solo tomó algunas cosas que seguramente sería importantes para ofrecerle la solución correcta, Aspros iba atrás de ella como la sombra que era, como el guardián fiel a su amo. Desde luego, Pandora se llenó de alivio de verla, claro, algo cambiada, no era la misma cara amable ni la expresión de una niña inocente, era una versión femenina de Hades, falta de emociones, hasta su voz era más profunda, pero le llamó la atención que Aspros solicitara hablar con ella y Radamanthys, eso sin contar que Hades también debía de estar presente.

¿La razón? Tal vez se debía al cambio físico que manifestó Alhena. Su largo cabello negro había sido cortado hasta los hombros o quizás unos centímetros más abajo, pero eso no le eximió de sus rasgos similares a los de Radamanthys y Pandora.

—Te ves...—dijo el rubio al quedarse un poco impresionado por el cambio, ni siquiera usaba ya los trajes holgados, sino un atuendo similar que él usaba de jovencito—. Podría confundirte con un muchacho, pero quiero decirte que...

—No, no espero lástima de lo sucedido, con tu silencio estaré mejor—interrumpió la chica cruzándose de brazos algo nerviosa, pero su expresión seguía siendo indiferente—. Aspros quiere comunicarles algo, o...bueno, los dos queríamos darles una noticia, no sé si Hades estaría dispuesto a oírlo.

—Si lo crees correspondiente, adelante, entremos a la habitación de nuestro señor—Radamanthys puso la mano sobre el picaporte algo inquieto, ver a Pandora calmada con una sonrisa y mejillas sonrojadas solo parecía no ser algo tan grave, especialmente porque el caballero llevaba un traje sencillo, ni quiera la armadura.

Cuando abrieron la puerta, Hades estaba sentado, tomando un poco de té y mirando hacia la ventana, pero al ver a Alhena se puso de pie inmediatamente y se acercó a tropezones con tanta euforia que no se contuvo en abrazarla como si hubiera pasado años sin verla.

—Alhena, me devuelves la calma al verte—su largo cabello negro estaba más desalineado de lo normal y su expresión sudorosa, así como pálida alimento las evidencias de la chica. Ella manifestó solo calma—. Sobre tu hijo..., lo que quiero decirte es que...

—Basta, no estoy aquí para que me den su lastima, gracias por preocuparse por mí, pero una guerra nos espera y quiero que te unas a mí de una vez.

—Pero en tus condiciones.

—Tú no querías usarme porque pensaste que mi hijo podría morir, ahora que ya no lo tengo, debes estar más tranquila, estoy libre para ser el contenedor—a pesar de que sus lágrimas querían traicionarla, se mantuvo firme—. Kronos es quien acabó con la vida de mi hijo y por tal lo vengaré así que no podemos hacer esperar a los dioses, ni al ejército, los gigantes no dudaran en romper el escudo, además, aún tenemos que enfrentarnos a los titanes.

—No niego que mi deseo era usarte y ser uno solo, pero ahora será distinto—tomó de las manos a la chica—. Cuando seamos uno solo por completo, nuestra mente y corazón actuaran al mismo ritmo, y mi armadura podrá unirse a ti, tendrás todos mis poderes—sus ojos curiosos no pudieron evitar al sentir algo duro en el dedo de la chica, jamás había visto tal cosa—. ¿Y ese anillo? No recuerdo haberte dado uno así—Alhena desvió la mirada sonrojada, frenando lo evidente hasta que el dios se dio cuenta—¡Esto debe ser una broma! —miró con enojo hacia Aspros—¡Estamos en un momento difícil y no se te ocurre más que darle un anillo!

—Por eso pedí a Radamanthys y Pandora que vinieran aquí, frente a usted—Aspros se paró a lado de la chica, la cual permitió el tacto afectivo de su amado.

—¿Qué es lo que ocurre? —indagó el rubio algo confundido mirando a Hades y luego a Alhena, pero no pudo entender al ver a Pandora reírse—. Hablen ya, no estoy para bromas.

—Anda, díselos, no te harán nada mientras esté aquí, ya sabes que te apoyo—rio Pandora a lo que el peliazul se puso tan colorado que pensó irían a matarlo.

Sin embargo, Alhena asintió y le dio ánimos con esa mirada calmada, a pesar de que la tristeza seguía en ella, no iba a dar su brazo a torcer, si Alzir murió eso no significaba que la desecharía por perderlo porque su palabra lo era todo, y Alhena lo era todo, su vida, su presente, su futuro. Aspros se inclinó ligeramente como dictaba las costumbres.

—Le he pedido matrimonio a Alhena, y ella me ha correspondido—dijo algo nervioso, pero apaciguando el temor al ver las miradas asesinas de ese par, aunque la mujer solo reía—. Sé que este no es el momento ni siquiera la oportunidad de hacerlo, pero quiero unir mi vida con la de ella antes de ir a la guerra, y antes de que ella se vuelva una sola con Hades.

—¿Quieres una ceremonia formal? Caballero de Athena, este no es el lugar apropiado—dijo Radamanthys bastante sorprendido y a la vez calmando el enojo, sí, lo quería agarrar a patadas—. ¡Si Alhena debe casarse será como debe de ser!

—No pretendo lujos ni ostentosidades, Aspros y yo perdimos a un hijo, lo vengaremos, pero también queremos fortalecer nuestra relación, y sí, si quiero casarme.

—Aun eres una niña, vas a conocer muchos hombres—Hades parecía mucho más paranoico que el mismo padre—. Es un cabalero de Athena, y tú te unirás a mí ¿Cómo crees que esto lo tomará esos dos? ¡Van hacerme una rabieta!

—He renunciado a mi puesto de caballero de Géminis, mis votos con Athena, a partir de ahora, solo soy leal a mi mujer a pesar de que sea la misma reina del Inframundo, yo solo la quiero a ella.

—¡Por los dioses! ¡Aun son unos niños y no tienen idea de lo que dicen!

—Señor Hades, Alhena ya está en la edad de aceptar casarse, y Aspros es un hombre que ha estado con ella en todo momento, incluso la cuida en una situación tal delicada—intervino Pandora al ver a los dos jóvenes—. Ya les dije, tienen mi bendición para casarse ¿no es así Radamanthys?

—Apenas me entero que tengo una descendiente, una hija, y ya será mujer de otro, ni siquiera he disfrutado momentos con ella.

—Tendremos tiempo para estar juntos, si Aspros es mi esposo no te quita tu lugar como mi padre.

—Casarte, ahora, justo ahora—titubeó Hades algo molesto, moviendo las manos como una señal de ahorcar al peliazul, pero la mirada de Alhena era suficiente para confirmarle que estaba siendo sincera—. Carajo, al fin de cuentas eres una humana y tomas tus decisiones, está bien, pueden casarse, pero ni crean que van a tener su momento a solas porque no voy a soportar compartir tu cuerpo con otro hombre.

—De hecho, queríamos que tú nos casaras—Alhena suspiró algo cohibida—. Soy consciente de que vamos convertirnos en uno solo, por eso solo te pido que me cases con el hombre que amo, con el padre del hijo que perdí, por lo menos quiero saber que a él no lo perderé tampoco en esta guerra.

—No hay tradiciones en el Inframundo sobre casamientos, pero creo que Perséfone solo lo veía como dar bendiciones a la pareja—se frotó el mentón algo confundido—. Hera, la esposa de Zeus, es quien hace estas cosas, supongo que bastará con hacer un simple juramento, después de la guerra ya podrán hacer formar el matrimonio como las leyes lo dictan, aunque ya no seas caballero de Athena ¿correcto?

—¿Puede ser mi compañero de batalla? —indagó la chica.

—Si te juró lealtad, supongo que ahora es tu responsabilidad porque a pesar de todo llevas mi sangre y eso te hace capaz de tener a humanos a tu mando—suspiró cansado—. No hay mucho tiempo, vengan, los casaré, pero creo que hace falta un testigo para el novio o algo así, no recuerdo bien.

—Mi hermano gemelo puede estar presente.

—Entonces llámalo antes de que me arrepienta de darles este permiso—el caballero asintió y salió corriendo de la habitación—. ¿Esto es lo que deseas? —cuestionó el dios, ella asintió—; bueno, ustedes han compartido muchas cosas, así como un hijo y no tengo razón de evitarlo, sí, me causa desdicha que te unas a un hombre humano, pero si eso te hace feliz lo tendré que aceptar.

—Muchas gracias, Hades.

—Es lo menos que puedo hacer por ti, y..., quiero que te alistes para realizar el ritual para unirnos, mi cuerpo regresará a los Elíseos y mi alma, así como mi espíritu será uno solo dentro de ti.

Ella estaba lista al parecer, preparada para ese evento, no solo su matrimonio sino para darle Hades la razón del porque la eligió entre tantos niños humanos del Siglo XXI, y no precisamente por el linaje, sino porque a pesar de todo, ambos podían comprenderse sin muchas palabras y sería más obvio cuando por fin Alhena entienda que su destino en esa época fue el ayudar a sellar a un titan arrogante y malévolo.

[***]


El cosmos que emanaba desde sus manos era lo suficiente para dejar en evidencia que él lo había permitido, tan solo recitó las palabras que algo recordaba como cuando se casó con amada diosa aunque en cierta medida al ver a ese par le recordó tanto el día en que Perséfone y él decidieron dar un paso muy grande en sus existencias, cada quien contando con los seres de su confianza o al menos aquellos que estaban dispuesto aceptar el consentimiento. Les entregó los anillos a la vez que les pedía lo que debía de hacer, miró a los presentes y olvidó por un momento el bullicio que había afuera, era inevitable que la insistencia de los gigantes aumentara, especialmente porque no eran dos enormes bolas de carnes sino los seis que golpeaban con esos mazos de concreto la pobre barrera.

Hades les habló las cosas más simples como darles las responsabilidad a cada quien y haciendo que ambos jurasen que el matrimonio iba más allá que palabras, que era el lazo poderoso que unía a la pareja porque si dieron ese paso es porque se amaban intensamente.

—Puedes besarla—dijo al verlos tomados de las manos.

Aspros y Alhena perdieron la vergüenza de demostrar su amor, no importarse que sus padres estuvieran allí, bueno que Radamanthys estuviera refunfuñando lo que pasaba, pero el más eufórico era Deuteros, quien, vestido de la armadura de Géminis, no podía ignorar el deseo de su hermano gemelo.

—Así mismo, les doy la bendición sorbe su unión, que sean felices y que toda cosa que hagan siempre sea por el bien del uno y del otro—agregó el dios algo cansado, los efectos de su estadía allí estaban en su contra—. Perdieron un hijo, pero les aseguro que al salir victorioso, podrán seguir su vida y tener a los niños que desean.

La chica se encogió de hombros bastante apenada, pero sin solar la mano de Aspros, oficialmente ya era su esposa a pesar de que tal vez solo los presentes guardarían el secreto hasta que se hiciera la ceremonia ostentosa como Pandora y Radamanthys deseaban. En esos momentos, las felicitaciones no se hicieron esperar, y ella deseó que al acabar esa pesadilla pudiera sonreír con sinceridad y ver un futuro en donde todos sus deseos se cumplieran a lado de Aspros. Sin embargo, Hades tosió ligeramente, se tocó el pecho y Radamanthys lo ayudó a sostenerse al ver que tambaleaban, era evidente que el cuerpo del dios ya no daba para más.

—He usado mi cuerpo hace dos años en la Guerra Santa, se supone que no lo sacaría sino hasta la próxima guerra, aunque naturalmente no hago uso de ello—musitó el dios al tomar como soporte al espectro—. Mi cuerpo volverá a los Elíseos una vez que nos unamos.

—Aspros.

—Ya estamos casados, ahora es momento de que cumplas tu deber, Alhena—besó sus manos—. Estaré a tu lado como siempre.

—Hagamos el ritual entonces.

—Déjame llamar a Thanatos e Hypnos—la chica frunció el ceño—, sé que te molesta ese par pero son mis concejeros y saben mejor que nadie cómo funciona esto, después de todo, hicieron lo imposible para que desistiera de usarte ¿no te dará placer hacerles enfadar un poco?

Alhena asintió, inéditamente el dios cerró los ojos como si de alguna manera pudiera comunicar telepáticamente con ambos dioses, los cuales muy seguramente estarían protegiendo la barrera más la prioridad era el obedecer a su amo. Hades le pidió que no tardara, que, en la biblioteca, en ese pequeña recámara irían hacer el ritual, así que solo prepararía las cosas y le brindaría unos minutos para mantener al compañía con su esposo.

—¿Es necesario que hagas esto? Apenas se han casado—dijo Deuteros algo incómodo al ver a la pareja abrazada.

—Es mi deber, para esto vine del futuro—respondió Alhena separándose un poco de su amado para sujetar las manos de su cuñado—. Cuando me case nuevamente con tu hermano de manera oficial en una ceremonia, espero que asistas con Krista, al menos tengo ilusión de que también te atrevas a pedirle matrimonio—el gemelo menor se encogió de hombros—, después de todo, somos una familia y estoy muy feliz de que seas mi cuñado.

—Sería mejor un hermano mayor.

—Eso suena bien.

—Entonces me iré ahora, tengo que tomar mi puesto en uno de los templos, no sé a quién colocarán como guardián por parte de los espectros.

—Supongo que ya lo sabrás en breve.

Deuteros la abrazó y usó su técnica de Otra Dimensión para desaparecer. Alhena suspiró y volvió la mirada hacia Aspros, quien únicamente parecía nervioso, igualmente Pandora y Radamanthys se limitaron a darles las bendiciones, claro que el rubio ingles moría de rabia porque ese hombre fuera su oficialmente yerno, pero no podía minimizar el hecho que ese sujeto demostró ser alguien de palabra.

—Había pensado en esperar un poco más todo esto, pero creo que es buen momento—dijo algo serio llamando la atención de los presentes, especialmente de la chica—. Minos se enojará mucho cuando sepa que te casaste y no le dijiste, pero será buen momento cuando todo acabe así que hay espectros que quieren decirte algo.

—¿Qué? ¿Ahora? Debo ir donde Hades.

—Sí, ahora mismo, y siento sus cosmos demasiado cerca, de hecho, ya están en la puerta.

Radamanthys chasqueó los dedos y las puertas se abrieron permitiendo el ingreso de un grupo de espectros revestidos con sus sapuris. Alhena no entendía lo que pasaba mucho menos Aspros, pero Pandora solo mantuvo una expresión calmada, por su parte, el rubio se acercó a sus compañeros para mirar directamente a la chica.

—Esto es de extrañarte, pero te aseguro que esto lo hacemos porque te lo mereces—Radamanthys postró una rodilla al suelo y todos los espectros lo imitaron

—Espera, ¿Qué hacen? No tienen por qué arrodillarse ante mí.

—Querida Alhena, nosotros como espectros hacemos esto por nuestra propia voluntad—intervino Pandora imitando a su pareja—. No nos niegues el deseo que te pediremos.

—Nuestra señora debe saber que la lealtad de sus hombres se la ha ganado—habló Minos quitándose el casco, su perfil era amigable pero muy respetuoso—. Minos de Grifo, Estrella Celeste de la Nobleza, actual guardián del Templo de Saturno, le juro mi lealtad y la seguiré hasta el fin de mis días.

—Nadie nos obliga dar nuestros votos a alguien que ha demostrado tener fuerza y liderazgo para guiarnos—el tercer juez habló al dejar su casco a un lado—. Aiacos de la Garuda, Estrella Celeste de la Valentía, actual guardián del Templo de Mercurio, le ofrezco mis servicios y mi fidelidad por siempre.

—Tu valor y persistencia ha hecho que mi admiración por ti no tenga quien lo ponga en duda—el joven de expresión salvaje tan solo mantuvo su sonrisa—. Kagaho de Bennu, Estrella Celeste de la Violencia, actual guardián del Templo de la Tierra, le juro que seré su escudo y la protegeré de cualquiera que ose en atentar contra su vida.

—Llevando la sangre mi amo, y siendo la señorita de la noble familia de Walden y Heinstein estoy aquí para seguir el legado de cuidar de la nueva ama—el pelirosa cerró los ojos firmes en sus palabras—. Valentine de Harpia, Estrella Celeste de la Lamentación, actual guardián del Templo de Júpiter, daré todo de mí para complacerla.

—Solo puedo darle las gracias por darme el honor de luchar a su lado, y de darle protección a mi hijo—la mujer mantuvo su perfil sumiso—. Violate de Behemoth, Estrella Celeste de la Soledad, actual guardiana del Templo Urano, la acompañaré hasta los caminos más oscuros y desolados que le toque pisar.

Alhena no podía creer lo que ellos decían, se cubrió la boca para evitar manifestar las ganas de llorar por el gesto tan significativo que esos espectros demostraba. Todos postrados a su presencia como si fuera un dios cuando era tan humanos como cualquiera de allí.

—A pesar de que fui injusto y dudé de su fortaleza y seriedad, hoy vengo a ofrecerle mis disculpas porque usted demostró todo lo contrario—el de cabello plateados mantuvo la expresión de arrepentimiento—. Lune de Balrog, Estrella Celeste del Talento, actual guardián del Templo de Venus, no descansaré hasta complacerla en cada uno de sus mandatos.

—Comenzamos muy mal, la rivalidad entre las dos era muy notable, pero aprendí a entenderte que eres una mujer digna para guiarnos—la muchacha de coletas sonrió a lo que Alhena parpadeó sorprendida—. Chris de Cetus, Estrella Celeste del Dolor, actual guardiana del Templo de Venus, daré todo de mí para que mi señora sea complacida y pueda verme como una aliada más.

—He servido a mi señora Pandora desde que tengo memoria—intervino un pequeño muchachito de piel cobriza, quien solo puso sus manos sobre el suelo—. Sé que no será de mucha ayuda, pero cuente conmigo para todo lo que se le ofrezca porque ahora también será mi nueva señorita, soy Cheshire de Caith Sith, la Estrella Terrestre de la Bestia.

—Te he tomado mucho cariño, eres mi descendiente, mi heredera, mi hija, yo, Pandora, estaré a tu lado hasta que mi vida llegue a su fin.

—Me fue sorprendente saber que tenía una hija, pese al tiempo, siempre te consideraré parte de mí— el rubio tan solo llevó la mano a su pecho—Radamanthys de Wyver, Estrella Celeste de la Ferocidad, actual guardián del Templo de Plutón, su palacio, le ofrezco mi vida y mi lealtad, y en mí siempre tendrás un padre que velará por ti en todo momento.

La chica bajó la mirada sin evitar cubrir todo el rostro porque su alma había flaqueado, los espectros seguían postrados, mirándola algo conmovidos porque al parecer la chica no asimilaba lo que habían hecho o más bien el juramento que ofrecieron hacia alguien como lo era ella. Era la primera vez que sentía que ellos la aceptaban a pesar las circunstancias, los espectros se pusieron de pie y esperaron alguna indicación de su señora, a pesar de que su dios era Hades, por voluntad propia acordaron darle también su lealtad y protección a Alhena.

—Ya no queda tiempo—intervino Aspros con sumo respeto, a pesar de que era su esposa, ante el resto debía de tratarla con cuidado—, Hades te espera, es hora de que ambos se unan y tú puedas usar la armadura divina.

—A donde vayas, te seguiremos, cuidaremos los templos, pero iremos detrás de ti—dijo Kagaho al colocarse su casco sin dejar de sonreírle—. Adelante, cumple tu misión en esta época, nosotros te esperaremos para obedecer tus órdenes.

—Solo prométanme una cosa—los espectros asintieron—, ninguno muera y si hay de cuidarse las espaldas entonces háganlo, son compañeros y si me ofrecen su lealtad procuren apoyarse el uno con el otro, así también háganlo con los caballeros de Athena. De mi parte, no los veo como esclavos o piezas que hay que sacrificar, son mis amigos y cuidaré de ustedes para que puedan tener un futuro al acabar estar guerra.

—Esa es la Alhena que me gusta ver, sonriente y decidida, sin contar con lo caprichosa que te pones—algunos soltaron una risita por la expresión del Minos—. Con orgullo estaremos de su lado, señora.

Minos siempre sabía cómo robarle una sonrisa, por eso lo consideraba un gran amigo aunque sabía ella que le daría una patada en el trasero por haberse casado sin consultárselo o mínimo avisarle, bueno, ya habría momento para celebrar por una boda como demandaba las tradiciones.

[***]


El traqueteo de las botas hacía eco en el salón, poco le importó los comentarios de sus aliados, los cuales estaban cansados de sus constantes cambios de humor, pero a él solo le causaba placer ver sus manos, su rostro sobre el reflejo de los espejos colgados en las paredes, realmente era el cuerpo perfecto que se amoldó a su poder y esencia. Un jovencito de rasgos bellos, de ojos marrones y una piel pálida fue lo que se veía en el reflejo, había trabajado cautelosamente para obtener por fin un contenedor digno de su grandeza.

Kairos tan solo aguantó la frustración y el enojo, su hermano completó su tan apreciado capricho que pensó en un ataque inmediato más parecía tener dudas de sus concejos por lo que se refundió en el palacio para amoldar y adaptarse al cuerpo humano, el cual era preciso para tomarlo. Lo maldijo en cuanto lo vio salir de ese hoyo del tiempo, pensó que se perdería o no volvería a ellos, pero el muy hijo de perra supo cómo saltearse cada una de sus tretas.

—¡Deja de jugar y ataquemos ahora mismo! —vociferó Hyperion—¡Estamos cansados de rondar el Inframundo sin que podamos matarlos de una vez!

—Aplazas lo inevitable ¿acaso sigues encaprichado por esa humana? —cuestionó Koios—. Kronos, por favor, da la orden.

—No, yo no quiero batallas innecesarias, si quieren jugar y destruir todo a su paso, son libres de hacerlo—habló el rey de los titanes al mirar su Soma, brillante y aterradora, especialmente de esas cuatro extremidades que parecían garras buscando a quien destrizarle la carne—. Pero solo tengan paciencia, para acabar con todos ellos es necesario que la pieza principal aparezca.

—¿De quién estamos hablando?

—Te recuerdo que esa humana fue bendita por Poseidón, tiene su Tridente y eso es peligroso—Phoibe se cruzó de brazos—. El plan es que te enfrentes a tus tres hijos, y nosotros nos encargamos del resto.

—Poseidón está muerto, pero sí, en algo puedo decir que me interesa y es ese Tridente.

—¿Entonces que es lo que te detiene?

—Falta que el protagonista principal y quien añoro combatir resurja.

Los titanes no entendían nada de lo que estaba diciendo, ¿es que acaso habría otro ser que interferiría en sus planes? ¿porque Kronos estaba tan entusiasmado?, pero sobre todo ¿Por qué quiso el cuerpo de un muchachito?; no obstante, el rey Titan solo contempló los universos desde el gran ventanal, podía sentirlos, podía darse cuenta que ya era hora de que esos dos entrelazaran sus destinos porque si no iba hacer de él, entonces los mataría a los dos de una buena vez.

"Solo háganlo, los espero, si ustedes se enfrentarán a mí entonces no importará nada más", ansioso se sentó en su trono, cogió la máscara que estaba en una mesita y se lo colocó bajo la mirada de sorpresa algunos.

—Adelante, pueden iniciar su cacería, solo recuerden, Zeus, Athena y Hades son míos, en especial este último.

—Sin su contendor no es nada—intervino Kairos algo nervioso—. Una no te es útil.

—Claro que me es útil, querido hermano—con arrogancia respondió—. Y si tú vienes conmigo, tendrás el placer de vengarte del humano que te humilló, y no te preocupes por el Megas Drepanon, ellos solo tienen una sola pieza.

Kronos estiró las manos y dos pequeños objetos de oro brillaron con intensidad, soltó una carcajada al ver como es que se unían para formar la parte de su arma predilecta. Los titanes y Kairos se quedaron anonados, solo sabían que una pieza lo tenia él, pero la otra...

—Fue bastante sencillo quitárselo, descuida, en poco se darán cuenta que les quité el tesoro que tanto escondían así que solo me queda una de ellas y al parecer comienza a llamar a las demás—chasqueó los dedos y se puso de pie, cogió su capa y miró nuevamente hacia la ventana. Ya era el momento—, ¿a quién esperan? ¡Vayan ahora!

Los titanes reaccionaron e inmediatamente salieron aprisa del palacio, Kairos solo se quedó de pie observando a Kronos, el cual solo se quedó de pie esperando alguna clase de indicación o...¿de verdad iba asesinarlo?, aquello no estaba dentro de sus planes, no tenía ni deseos de morir cuando sabía que aún le quedaba cosas por hacer.

—No te aflijas, no voy a matarte—comentó Kronos sin despegar los ojos del ventanal—. No quiere que ese humano interfiera, te harás cargo de él—el dios asintió—; sí, puedo sentir que el cosmos de Hades esta emanando a gran escala, por fin lucharemos como es debido, él y ella se están uniendo en un solo ser.

[***]


La sensación era muy pesada.

Demasiada para el gustos de muchos, especialmente cuando los dioses estaban dudosos de bajar las manos averiguar lo que pasaba o ir a ver lo que sucedía dentro del palacio, de un momento a otro, una gran cantidad de cosmos se liberó con tanta presión que dejó a los humanos sometidos a la intensión del poder. Era como si todo el lugar entendiera que su amo había llegado para controlarlo todo, Athena engulló con fuerza la saliva, sintió un poco de nerviosismo al aguantar el cosmos que a embaucaba, incluso era mucho peor de lo que sintió en el Guerra Santa, si Hades hubiera usado ese poder desde un inicio..., quizás él hubiese sido el ganador.

Los caballeros dorados rodearon a su señora, un poco temerosos por ese ruin poder que despedía por todas partes, parecían sombras que se movían velozmente por todo el lugar, voces como lamentos y risas maquiavélicas se oía en cada rincón del palacio. Los espectros solo mantuvieron hincados al suelo, sabían de quien se trata y habían esperado orgullosos a su amo.

Y es que, en la biblioteca privada de Hades, el poder emergía con mayor precisión, no había nadie más que los dioses gemelos, los cuales habían concentrado su poder para crear una especie de escudo alrededor del sello grabado con sangre sobre el suelo, en medio de ello yacía dos seres que estaban unidos, ambas manos entrelazadas con la otra, sus frentes golpeando ligeramente y pronunciaban palabras extrañas que para un humano era inteligible. Alhena no hacia más que aguantar el dolor porque jamás había sentido un poder así dentro de su cuerpo, las manos le temblaban, la respiración se le hacia más pesada y era fácil de sentir que las lágrimas que caían de sus ojos eran pura sangre, pero su espíritu se veía enardecido pro ese cosmos, controló bien sus memorias porque no quería salirse como una loca desquiciada aún así ese anillo que Aspros le dio era lo suficiente para recordarle que era humana y que no sucumbiría a la rabia, a pesar de perder a su bebé, aceptó que él estaba esperándola, no había muerto, sino que yacía en los Elíseos con Alone, y de vencer a Kronos entonces lo volvería a ver o al menos tenerlo dentro de su cuerpo como debió ser, es lo que intentó creer.

No era una mala madre, no significaba que su corazón fuera duro e insensible. Le afectaba aún que hace unos días haya perdido a su pequeño, y por amor a él es que estaba cansada de huir, de esperar y esperar a un titan que más parecía querer torturarlos con la angustia de saber en qué momento los atacarían.

—No pierdas tu concentración—le pidió Hades al seguir con los ojos cerrados—, solo un poco más, relaja tu alama y espíritu, controla tus emociones, llega al punto más inerte. Ingresa al estado del muerto-vivo.

—Arayashiki.

—Cuando ingrese, descarga todo el poder hacia arriba o mataras a todos aquí—pidió al fruncir el ceño—. Mi cuerpo volverá a los Elíseos en breve, seré un ente que busca un cuerpo nuevo.

—Entra en mí, no te preocupes, yo te recibiré gustosa.

—Kerberos adoptará su forma original, él es un conducto para manejar tu ira y la espada para controlar el cosmos.

La chica podía ver todo negro, salvo pequeñas siluetas de color azul, bailaban de un lado a otro como si fueran ráfagas buscando concentrarse en un mismo punto para crear un torbellino. Necesitaba llegar al punto más inferior de su vida como si estuviera agonizando. El Arayashiki tenia que ayudarla acercarse a la muerte, y cuando Hades estuviera adentro entonces elevaría el cosmos al máximo.

Thanatos e Hypnos mantenía el enfoque sobre ese par, emanando su propio cosmos para crear esa barrea y que nadie del exterior interfiriera, si bien odiaban aun la idea de que Alhena y Hades fueran un mismo ser, la decisión de su señor era absoluta sin contar que no había tiempo para hacer rabietas, especialmente cuando eran testigos del ruido atroz que emergió desde afuera.

—No te distraigas, ellos lo retendrán—dijo Hypnos al oír como es que el escudo había sido roto y pedazos caían como cristales al fracturarse por el golpe—. Cada uno sabe lo que debe de hacer.

Cerraron los ojos para concentrarse, no era posible evitar el oír las pisadas, gritos y ordenes que venían desde la planta baja, los gigantes cometieron su deber de romper el escudo lo que dio paso al avance de los Makhai así como los titanes por los puestos de los Templos Malignos. Desde luego, las criaturas de gran tamaño no perdieron la oportunidad e intentaron desplazarse por el Inframundo.

[***]


Ellos pudieron ver a la gran serpiente surcar los cielos revestidos de las estrellas, la distorsión de los universos, la tierra, los cielos y los mares intentaron mezclarse con la sombría vida del Inframundo. La criatura emplumada no dudó en atravesar el cuerpo de la colosal monstruosidad de múltiples caras que, usando seis brazos intentaron apresarla. Inmediatamente, otra criatura fue a investir al mismo gigante para que liberara a la serpiente, se trataba de un jaguar que terminó por desgarrarle la cabeza principal al rival.

—Si esa fue su orden, entonces lo haremos—dijo el caballero dorado mirando las gigantescas puertas del templo—. Los dioses y los titanes se encargarán de los gigantes, son el señuelo mayor, los Makhai y los otros titanes son el objetivo.

—Irónico pelear a tu lado—comentó el espectro mirando las escalinatas largas, al menos los templos tenían propia vida al emitir ilusiones para proteger el palacio principal—. Uno contra los dos, no pretendamos querer retar a dos de ellos.

—Valoras tu vida como yo a la mía.

—Tengo dos personas que esperan mi regreso.

—Y yo tengo una que espera el mío.

Sísifo y Aiacos sonrieron algo nerviosos cuando se dieron cuenta que una cantidad impresionante de soldados corrían hacia el templo, el Monte Yomotsu era el portal que habían usado para ingresar, y sobre ellos, estaban ocho titanes acercándose con mucha seguridad de ganar. Ambos hombres sabían lo que debían de hacer, solo matar a unos soldados y permitir la entrada a los demás porque las trampas de los templos se encargarían de todo el trabajo. El caballero de Sagitario invocó su arco y flecha, no sabían a quien de los titanes amenazarlo para provocarlo, pero era seguro que hacia donde su cosmos dirigía sería el indicado, Aiacos tan solo estiró las manos dispuesto a ejercer su técnica, solo bastaba con atrasar a todo al ejército para que cruzara las puertas de Mercurio.

—¡Galactica Deathbring! —vociferó el espectro causando que se invoquen tres gigantescos ojos y al momento varios destellos de cosmos arrasaron con el enemigo—¡Sísifo!

El griego disparó la flecha que, fácilmente los titanes evadieron salvo que rozó a uno de ellos, precisamente el más molesto e hiperactivo de los ocho. El rubio sujeto de ojos rojizos no hizo más que reír con arrogancia pisar las gradas porque era evidente que ese par de humanos no irían a poder con todos especialmente cuando sobrevolaron los cielos y dejaron que los Makhai corrieron como hormigas por la entrada del templo, los siete titanes se detuvieron a observar lo que sucedía.

—Yo me haré cargo de estos dos, ustedes vayan hacia Hades—dijo Iapetos mirando a los dos hombres—. Ya estaba aburriéndome en esperarlos, en un momento los alcanzaré.

—Solo no pierdas el tiempo jugando—aclaró Themis cruzando las puertas junto a los otros titanes y el ejército.

Sísifo y Aiacos observaron con nerviosismo asegurándose que todos ingresaran porque según las leyes, ese templo tenía el poder de hacer ver el pasado de cada ser que no era bienvenido en sus dominios, seguramente sería una buna distracción considerando que el mismo interior de Mercurio era como un palacio que perdía sus víctimas en el placer de sus recuerdos.

—Soy Iapetos de la Dimensión, desde ya les advierto que no los dejaré vivos, puedo notar el cosmos de Athena y Hades fluyen intensamente sobre ustedes, en especial de ti, caballero de armadura dorada—invocó su Xiphos—. Vengan, mientras más rápida sea su muerte, mejor saborearé la victoria.

Sagitario desvaneció su arco y flecha, le dio una simple indicación a Aiacos para poder enfocarse en elevar su cosmos. El espectro tan solo aleteó y se fue con todo lo que tenia en contra de Iapetos, la batalla cuerpo a cuerpo era su mayor especialidad pro lo que supo que debía darle tiempo a Sísifo a que convirtiera esa simple armadura dorada en una divina ya que la suya ya traía el cosmos de Hades bañada en su totalidad.

Iapetos no tuvo problema en recibir los fuertes puños de Aiacos, tan precisos, tan ruidosos como si aplastaran la tierra, tal vez mucho más molestos que los rugidos de los deformados gigantes, pero también se percató que Sísifo estaba preparando algo porque esa armadura comenzaba a teñirse de un color muy dorado que podía dejar ciego a cualquiera mas no le dio importancia puesto que cualquier tontería que hicieran lograría vencerlos.

—¡Tardan mucho! ¡Vengan los dos al mismo tiempo! —se burló al abatir el Xiphos provocando una ráfaga fuerte de viento—¡Tan solo dos insignificantes humanos!

—¡Aiacos! —gruñó el caballero al lograr resurgir la armadura divina, la cual aumentó significativamente el poder, el espectro se posición detrás del rubio de ojos rojizos—¡Kheiron's Thyella!

Para contrarrestar las ráfagas, Sísifo abatió las grandes alas doradas para crear un poderoso remolino inmenso de viento que terminó por destruir la puerta de Mercurio, el objetivo era precisamente bloquearle la salida al ejército.

—¡¿Acaso intentabas dañarme con ese pequeño vientecito?!

—De hecho, solo te vamos a llevar a un mejor lugar cuando ya no puedas moverte—susurró Aiacos al aparecer detrás del titan, sacó una daga de su ropaje y se la clavó desde la espalda—, tan solo eres un titan problemático.

—Usa todas las armas que quieras, los titanes somos inevitables—gruñó usar el Xiphos y arremeter contra Aiacos probando que cayera abruptamente al suelo rompiendo todo alrededor—¡Recuerden humanos, los dioses y ustedes están por debajo de nosotros los titanes! —su mirada fue directamente hacia Sísifo—. Tu armadura desprende tanto poder de Athena, no había visto una armadura divina después de tanto tiempo ¡ven aquí caballero!

[***]



—¡Revolución de Polvo Estelar!

La armadura del gran carnero brilló como el sol al lanzar su mejor técnica, conteniendo el cansancio y escupiendo algo de sangre. La armadura divina que llevaba puesto había sido su mayor resistencia al protegerse de ese abrumador ataque del titan, no podía rendirse y a pesar de haber logrado deshacerse de una cantidad de Makhai, los skeletons parecían tener dificultades para frenarlos.

El titan caminó un poco incómodo al tocarse el hombro, esos miserables habían roto su Soma, aunque más le irritó que aquel látigo le provocara soltar su Aster Blade, la mítica hoz que no solo desgarraba el cuerpo sino la propia existencia del humano, dios o titan, felizmente era inmaterial y podía desvanecer y conjurarlo en cualquier momento.

—La osadía de los humanos no tiene equivalente—dijo al desprenderse de su protector, su cabello corto y azulado se movió ligeramente—. Supongo que se han ganado el derecho de ser destruidos con mi Soshinken.

—¿Por qué tardas tanto? —indagó Shion sintiendo lo pesado que era usar la armadura de Aries, el cosmos de Athena era realmente sorprendente.

—Son muchos libros, trato de usarlos para apresarlo y enviarlo al Tártaros—gimió Lune al no poder aguantar la cantidad de poder que debía de liberar para que varios tomos se abrieran como si fueran pequeño garrotes buscando el objetivo—. No poseen almas, de modo que Reencarnación no funciona en él.

Balrog se veía cansado, muy herido por la brutalidad paliza otorgada por Kreios de los Astros, uno de los titanes caracterizado por su impecable forma de batalla, por algo se le conocía como el titan desalmado pues jamás dejaba en vida a sus rivales. Shion alzó las manos, usaría una vez mas el Muro de Cristal con tal de proteger a su compañero de batalla pues entre los dos, Lune era el único que conocía los accesos que conducía Venus hacia el Tártaros, claro que también tuvo que soportar ver cómo los Makhai aplastaban a los skeletons, eran seres de gran tamaño y con cuatro brazos que fácilmente usaban las espadas.

—Soshinken lo aguardaba para acabar con Zeus, pero haré la excepción con ustedes—la siguiente fase de su hoz era precisamente en transformarla en una ardiente espada, tan ostentosa en el mango como en el filo—; no aceptaré una rendición, peleen hasta el último aliento que les quede, luego llevaré sus cabezas como mi trofeo de guerra.

—Aries—gimió Lune al tocarse el pecho—, si azota esa espada, estamos perdidos, puedes usar la teletransportación así que vuelve al palacio principal, allí te necesitarán mejor.

—No digas tonterías, si bien hemos sido rivales, eso ya no importa ahora, eres mi compañero y debo cubrirte las espaldas. Es una orden de mi diosa y creo que Alhena también te lo ha dispuesto así.

—Mi señora solo quiere que vivamos.

—Entonces no nos dejemos someter por este titan, solo debemos cumplir la misión para encerrarlo en su pináculo.

Lune asintió al ponerse de pie, la sangre corría por sus mejillas a la vez que un brazo ya no le funcionaba, Kreios era un contrincante demasiado poderoso ni siquiera cuando peleó con Shion tuvo tantos problemas, vaya ironía, tuvo que hacer equipo con el caballero al que más despreció, pero prefería unir su fuerza con un humano como él a sentir la tiranía de un titan por lo que se enfocó mucho más en abrir ese maldito portal que lo conduciría al Tártaros. Okeanos se los advirtió, los titanes no podían morir, sus espíritus eran muy fuertes así que solo en el lugar ideal eran tan mortales como cualquiera.

El gran laberinto del Tártaros era el único escenario para los titanes, y tal vez mucho más fácil para que cualquier pueda matarlos.

[***]


—Esta tardando mucho—gruñó Zeus viendo a lo lejos como la sangre salpicaba por el Inframundo, las heridas mortales que llevaron a caer a los gigantes—. Quetzalcóatl, Tezcatlipoca no podrán con los seis, apenas pudieron frenar a los dos, Kronos los ha preparado bien.

—Supuso que nosotros les diríamos cómo vencerlos—Mnemosyne se mantuvo en posición de meditación—. Los humanos están haciendo bien su trabajo, deberían valorar eso.

—¿Puedes saber como están? —indagó Athena muy angustiada, bueno, Catalina yacía temerosa al no saber de Sísifo—. Solo tienen la orden de retener a un titan y usar los portales para llevarlos al Tártaros.

—Si lo hacen con éxito; recuerda que ellos se irán con los titanes, no sé lo que pasaría después—contestó Okeanos.

—No se preocupen—intervino Oneiros esperando ansioso que su amo saliera del palacio—, mi señor Hades preparó a los guardianes y saben cómo actuar, en el peor de los casos podrían teletransportarse al Tártaros más siendo entrenados en nuestros dominios entonces no lograría caer.

—Eso no garantiza sus vidas.

—Vivirán, estoy segura de ello—aclaró Athena mirando con seriedad a Zeus—, solo esperemos que Alhena y Hades logren llegar a su punto máximo. Kronos es nuestro, y el resto de espectros y caballeros deberán frenar a los que logren pasar Neptuno, solo existe una brecha muy pequeña para que lo una con Plutón.

—Nosotros, los dioses menores seremos señuelo para que ustedes puedan resguardarse adentro.

La titan de pelo rosa se puso de pie un poco nerviosa, se enfocó en mirar el camino que iba hacia un pequeño portón, el cual era los limites entre los templos, y que otro conducía a rutas del Inframundo, desde luego, los Templos Malignos eran como pequeñas zonas de otras dimensiones pero si se cruzaban todas entonces se llegaba con seguridad al palacio de Hades.

—Kronos no está, tampoco presiento a Kairos—dijo la titan volviendo a cerrar los ojos—; son demasiado fuertes para que puedan retenerlos los caballeros y espectros encargados. Tienes que enviar a más guerreros para que apoyen a los templos—las manos le sudaron—. El Templo de la Tierra, ha sido destruido, pero no logro ver o sentir el cosmos de Thethys.

—Seguramente la arrastraron al Tártaros—Okeanos se apegó a su camaradas—, concéntrate y diles a los humanos que están allí que vuelvan de inmediato y no busquen luchar.

—Los Makhai lograron llegar en poco grupo hasta el Templo de Urano, creo que allí los retendrán—dijo un poco sudorosa, la frente y la cabeza comenzaban a dolerles—. Rayos, Kreios avanzó, debieron dejarlo para el ultimo, ha hecho uso de sus armas más poderosas.

—¿Qué templo se quedó? —cuestionó Athena bastante perturbada.

—Venus y lo ha destruido, no logró sentir a los que estaban con él.

—Shion de Aries y Lune de Balrog—comentó Krista al mirar hacia arriba—. No creo que se dieran por vencidos, ni estén muertos—los ojos de la chica adoptaron la forma dorada, de esas aspas en sus pupilas—. ¡Ofiuco, prepárate para recibirlos!

El caballero parpadeó un poco inquieto, pero tal cual dijo la chica, un pequeño hoyo arrojó a dos hombres que cayeron bruscamente al piso. Athena y Silver corrieron hacia ellos, la jovencita tan solo caminó con mucho cuidado, sabía que no debía de gastar energía, sería una vez más Lithos y por tal tenía que controlarse.

Ofiuco buscó el pulso a ambos hombres, los cuales yacían realmente magullados, Aries y Balrog estaban casi rotas por lo que era la respuesta de que Kreios fue superior en todo. Athena ayudó a Shion a sentarse, se le veía demasiado agotado y Silver apoyó a Lune.

—Llévenlos adentro, sánalos Ofiuco—dijo Lithos algo inquieta, a pesar de que intentaba usar sus ojos para encontrar a Kronos, parecía que sus dones fueron bloqueados como si de verdad los perdió o el mismo titan se los arrebató.

—Te-tenemos que ir por los demás—gruñó el caballero de Aries al tocarse el pecho—. Ese titan sabe lo que planeamos.

—Buscan a mi señora Alhena y a mi señor Hades—gimió Lune tratando de mover las manos.

—Kagaho y Dohko vienen hacia aquí—interrumpió Mnemosyne hecho que llamó la atención de los demás—. Themis ya fue enviada al Tártaros, el Templo de Júpiter aguantó el poder de mi hermana.

—El plan de Kronos..., no lo entiendo, ¿Qué está esperando? —Zeus estaba impaciente, a poco de explotar exasperadamente—. Su deseo es luchar con nosotros ¿acaso sabe de la profecía?

—Kronos es un poco tonto, pero Koios no—Okeanos miró a Athena y luego a la pelirosa—, busca quien está enfrentando a nuestro hermano y adviérteles que le saquen información. Algo no anda bien.

—Lo sabe—Krista volteó la mirada hacia el palacio—, sabe que Alhena y Hades se están uniendo. Lo puedo sentir y sus tres guardianes también se acercan.

—Son los hermanos gemelos—avisó Mnemosyne agitadamente—, ellos están enfrentando a Koios—Krista sintió mayor angustia—, les trasmitiré el mensaje.

Sin embargo, cuando la titan hacia la labor, una gran explosión remeció todo el lugar que provocó que los vidrios de las ventanas reventaran en mil pedazos. Los dioses y la chica así como los heridos guerreros se quedaron asustados, los titanes sabían de quien se trataba, uno de sus hermanos que era capaz de pulverizar todo a su paso como lo hicieron con el Santuario de Athena.

[***]


—¡¿Esto es todo lo que Hades tiene?! ¡¿Todo esto es lo que han logrado con el tiempo que le dimos?!

El alto ser de cabello azul marino empuño con mayor fuerza su arma, mirando como los pedazos de escombros caían a causa de la destrucción, prácticamente había destruido no solo el Templo de Saturno sino también parte de Júpiter y parte de Urano.

—Tan solo agité un poco mi Gurthang Vortex, son realmente débiles—se burló al descender y caminar como si nada hubiera pasado—. Qué decepción y pérdida de tiempo, los dioses se confían tanto de los humanos.

Miró a su alrededor, sin un alma a la cual atormentar, deliberadamente había destruido todo y por tal solo le quedaba seguir adelante donde podía sentir a Phoibe y algunos Makhai, los cuales fueron retenidos no solo por las trampas del templo sino por los insignificantes skeletons, la basura que consideró debía de morir sin importar nada. Echó al hombro su arma y caminó hacia el sendero que conducía al siguiente templo.

Sin embargo, el titan no se había dignado a husmear bien el lugar por lo que ni siquiera se percató las habilidades del templo, así que una vez que él se marchó, el espectro a cargo logró quitarse la enorme pared de concreto, no hizo bulla al arrastrarse junto al otro hombre que estaba menos magullado que él. Ambos tenían sus ropajes hecho añicos, especialmente Minos pues ya no llevaba la parte superior de su sapruris por intentar cubrir a su compañero.

—Eres...un idiota—gruñó adolorido, sus extremidades ya no daban para más—. Te dije que no te quería aquí, ¿Quién demonios cuida de mi hija?

—Está protegida—gimió Albafica logrando ponerse de pie a la vez que sentía como es que la armadura divina volvía a la normalidad—, no...no podía huir a mi deber. Si quieres que Agathe viva en un mejor mundo, lo haremos los dos.

—Qué patético—se cayó encima del peliceleste—, maldito..., si tú y yo morimos, se quedará sola. Al menos contigo estaría mejor.

—Tú también eres su padre, imbécil—casi podía soltar un gritito de dolor al sentir todo el cuerpo pesado de Minos sobre el suyo—. Ese titan, nos dio una paliza.

—No hay tiempo para descansar—intentó levantarse, pero sus extremidades no respondían—. Alhena y Agathe están en peligro.

Hizo todo lo posible para ponerse de pie más todo se volvía en su contra, pero el caballero de Piscis logró levantarse y ayudó al espectro. Fue un apoyo para que al menos moviera los pies, pero ambos estaban sangrando como para llegar al lugar donde le indicaba Minos. Saturno quedó pulverizado, apenas podía verse dos columnas y el piso totalmente resquebrajado, pero un pequeño bloque de piedra cubría lo que era un conducto subterráneo que conectaba con el palacio.

—Violate y el niño Leo no van a soportarlo—rugió Minos al sentir como es que Albafica tropezó y volvieron a caer—. ¡Maldita sea, me duele el cuerpo!

—¡A mi igual así que cállate y déjame pensar! —gritó el caballero intentando quitarse de encima al peliplata—. La señora Athena sabrá del peligro, nosotros debemos llegar a cuidar de nuestra hija ¿acaso la dejaremos a su suerte?

—Será mejor que hagas algo bien y nos marchemos.

—Deja de hablar que intento reunir un poco de mi fuerza para cargar contigo.

—Es mejor que me demuestres que eres digno padre o no tendremos nuestra lucha por ella.

Albafica asintió para volver a trabajar en su esfuerzo de arrastrar con el incapacitado espectro; sin embargo, pudo sentir dos cosmos débiles que se acercaban de modo que intentó darse prisa para esconderse lo que le llevó a tropezar por tercera vez, Minos presintió el peligro y casi arrastrándose le pidió a Piscis que se marchara, que le daría la oportunidad de vivir y así estar a mano por aquella vez en que lo asesinó. Empero, cuando creyeron que morirían, el cosmos de ambos sujetos se les hizo familiar, desde luego, ambos hombres no lucían como ellos, pero sí tenían la evidencia de que su pelea les dolió más de lo que pensaron.

—Qué bueno que estén vivos—dijo el caballero de Sagitario—. La titan Mnemosyne tenía razón, ustedes estarían aquí.

—¿Cruzaron los otros templos así de simple? —cuestionó Minos al ser ayudado por su amigo—. ¿y los demás titanes? Solo pasó uno de los cinco que se suponían estarían en algún templo.

—No había nadie, tal vez lograron apresarlos—respondió Aiacos sin sus alas de la sapuri—. Nuestros camaradas usaron las rutas de transportación al palacio, pero el Templo de Marte, por sus condiciones, tal parece que se han transportado al último punto, no lo sé con exactitud.

—Supongo que solo uno derrotó a uno des lo que custodiaban el templo—Albafica miró a Sísifo—¿Cómo lograron sobrevivir? ¿Por qué no usaron la ruta?

—Es que usando el rosario de Asmita terminamos por destruir nuestra salida de escape, pero logramos enviar al titan al Tártaros—explicó Sísifo—, así que fuimos a buscar a los otros templos si habían sobrevivientes, hasta llegar aquí.

—Supongo que eso es bueno.

—No cantemos victoria, la titan nos dijo que volvamos porque no estamos en condiciones de seguir.

—¿Y que pasara con nuestros compañeros? ¿Vamos a dejar que los enfrenten solos?

—Ellos saben lo que deben hacer, los espectros tenemos ordenes precisas de mi señora Alhena en salir con vida si las cosas salen mal—Aiacos pateó el bloque de concreto y vio el hoyo pequeño que descendía hacia el portal—. Si la situación es difícil, volvemos con los caballeros al palacio, no es algo que me agrade porque eso es huir del rival, pero es una orden y no podemos refutarlas.

—Alhena siempre pensando en los demás—suspiró Minos—, por eso quiero patearle el trasero.

—Es una chica muy amable y empedernida, no puedes ir en contra de sus instintos—sonrió Sísifo.

—Mujeres, quien las entiende ¿no? —bromeó Aiacos provocando que los demás se rieran hasta que Minos se cayó de espaldas gritando de dolor—. Vámonos, creo que alguien allá se encargará de nuestras lesiones.

[***]


El chiquillo gruñó al sentir la pisada de esa mujer contra su espalda. Clavó las uñas contra los escombros para hacer soporte y evitar que la despiada titan no terminara de matar a su compañera de equipo, no imaginó que alguien con la fuerza de Violate terminaría casi moribunda a manos de un ser de apariencia muy joven como la suya, pero la espectro había dado de todo para protegerlo a él como si de verdad creyera que necesitaba ser salvado o quizás lo veía con otros ojos.

Regulus solo miró el rostro ensangrentado de la inconsciente mujer, encima, soportando los golpes de la peliverde, esas patadas eran tan pesadas como si lo azotaran con una vara de hierro ardiente.

—Me adelantaré. Te los dejaré.

—Los Makhai son criaturas tontas, pero algunos lograron atravesar el templo—la titan observó al de cabello azulado—. No siento a Iapetos, Thethys, Themis, y ahora a Theia—lanzó una patada tan fuerte que arrasó con todos los escombros y con ello a Regulus junto al cuerpo de Violate—; Okeanos y Mnemosyne nos han traicionado, no olvides que debemos impartirles el castigo.

—Kreios se adelantó a buscarlos, a Koios lo sintiendo algo cerca, se quedó en uno de los templos hasta que desapareció y volvió aparecer cerca al palacio principal, me puedo ir adelantando entonces.

—Hyperion, no puedes a usar tu arma, recuerda, Hades y esa mujer son absolutamente de Kronos.

—No lo he olvidado—el titan miró el techo destruido del templo, logrando así visualizar a dos gigantes que habían caído al parecer alrededor de los templos—. La guardia avanzará cuando sus hermanos mueran en totalidad, debimos haber matado a esos dos dioses extranjeros, son una amenaza. Fue una perdida de tiempo usar a los gigantes para darles la apariencia de los Hecatónquiro.

—Despreocúpate, esos "gigantes" harán lo que sea para recuperar su aparecían original.

—Los traidores deben saber de ello.

—Por eso Koios cambió los planes para hacerles creer que tienen cubierto esa parte, por eso usan a esos dos dioses, creen que son gigantes poderosos con esa deformidad.

—Un señuelo para agotarlos.

—Cuando sepan que son simple gigantes sin mucho poder, estarán muy exhausto, considera que uno de ellos es capaz de absorber el cosmos. Deberían preocuparse por los tres principales.

El titan asintió y no perdió el tiempo en mirar el espectáculo que ofrecía su camarada, de tal manera que se adelantó a buscar otros rivales a quien matar, aunque su deseo era acabar con sus traidores hermanos. Por otro lado, Phoibe tan solo se cruzó de brazos, completamente ilesa, bueno, solo unos rasguños a causa de la técnica de ese chiquillo.

—¿Vas a seguir mirándome? Deja a esa humana, no resistirá—Phoibe invocó un par de dagas negras—. Reconozco que ustedes han sido un buen entretenimiento, pero deberían aceptar morir sin sufrir por ello.

—No digas tonterías, nosotros luchamos por un mundo libre de la tiranía de ustedes—gruñó el castaño crispando sus puños y dándose cuenta que Violate apenas respiraba, se sentía culpable en cómo terminó la mujer porque por su descuido, ella se sacrificó para no que saliera muerto—¡Pagarás por lastimar a mis compañeros!

—Entonces ven, pequeño cachorro.

Phoibe tan solo esquivó el puño del chico, el cual había corrido a una velocidad tan impresionante, pero ella era mucho más veloz que él de modo que pudo ver la dirección en que iba esos golpes. Parecían dos bolas de luz chocando por lo que emanaban ondas destructivas que arrasaban todo a su paso, la peliverde invocó muchas dagas negras detrás de ella y rápidamente los lanzó contra el chico, quien no dudó en volver a usar el Plasma Relámpago para esquivarlas más la cantidad de dagas lograron hacerle múltiples cortes que no tuvo mayor opción que usar la Corona Relámpago para enviar energía al suelo y formar una erupción eléctrica; sin embargo, notó que la titan había cambiado la dirección de algunas dagas.

—¡Sutura de Sombras! —rugió el chiquillo para intensificar una sombra enorme paralizando a la peliverde mientras él se ponía como escudo para proteger a Violate—. Esta técnica te inmoviliza, estas a mi merced así que bajarás la mano y desaceras de tus dagas.

La titan tan solo se relajó, indiferente como siempre obedeciendo a la técnica del niño, deliberadamente solo tenía curiosidad del porque un caballero de Athena protegía de esa manera a un espectro de Hades. ¿Acaso eso eran sentimientos?, su naturaleza desconocía tal cosa, pero había oído que los humanos albergaban emociones muy interesantes.

—¿Por qué la proteges? Si no te ocuparas de ella, podrías tal vez darme una batalla digna. ¿Qué significa esa humana, sirvienta de Hades, para ti?

—Es mi compañera, claro que debo cuidarle las espaldas, así como ella me defendió para no recibir tu ataque.

—¿Es eso a lo que los humanos llaman sentimientos? ¿Cómo le dicen? ¿Amor? —el chico frunció el ceño sin entender la pregunta—. ¿Es ella tu pareja?

—Este...niño—gimió la mujer que al ver algo borroso, intentó reincorporarse—, no dejaré...que lo mates.

—Señora Violate—Regulus se postró ante la débil mujer—, no se preocupe, yo me encargaré de esta titan.

—Ella...quiere confundirte, pero eres inocente—la espectro se despojó de la parte superior del sapuri, lo sentía muy pesado—. Tu tío dijo que sueles confiarte demasiado.

—El señor Aiacos dijo que le cubra la espalda. Su hijo la espera.

—No digas tonterías, vamos a volver los dos—puso su pesada mano sobre el hombro del chiquillo, era tan bajito como un niño, y se preguntó si Meldric llegaría ser igual de lindo que ese muchachito—. Adelante, yo te cubriré para darte tiempo y hagas uso de la armadura divina de Leo—él quiso protestar—, solo así la venceros, haré uso de mi cosmos al máximo, mi señora Alhena me dio la fuerza para hacerlo.

Regulus asintió al ver la expresión de determinación de Violate, especialmente porque si Alhena confiaba en ella ¿por qué no él?, seguramente lograrían domar a la titan para enviarla al Tártaros y así completar la misión para volver con sus amigos. Violate encubrió a Regulus y se alistó para lanzar su mejor técnica, no tenía planes de morir y tampoco el chico así que darían todo lo que podían para que Phoibe del Brillante Intelecto fuera apresada y matarla en el único lugar donde jamás se libraría.

[***]


—¡Mierda! —rugió el calmado titan al sacar la espada para bloquear el ataque de su hermano, pero los Soma del rival eran superior a una simple arma de humanos.

Todo ocurrió tan aprisa, ni siquiera los dioses se dieron cuenta dos titanes habían llegado a ellos de una manera tan repentina, y desde luego, dos cuerpos humanos llegaron con ellos en un mal estado, pero aun logrando defenderse. Koios poco le importó que ese par lo enfrentara, sus ojos buscaron únicamente a Okeanos.

—Los traidores pagarán con su vida—dijo el titan rubio abatiendo las espadas con suma rapidez provocando que Okeanos terminara herido.

—¡Aun no hemos terminado! —rugió Aspros al lanzar su mejor técnica contra el titan.

Sin embargo, el otro titan despiadado había corrido a una increíble velocidad que terminó golpeando duramente al peliazul dejando de rodillas y vomitando sangre. Kreios no bajó la guardia, la velocidad de los titanes no se comparaban con los de los caballeros o espectros de modo que fue fácil jalar del cuello a Deuteros y lanzarlo contra Zeus y los dioses menores.

—Mnemosyne—pronunció Kreios caminando hacia la titan que inmediatamente se puso de pie—, te despellejaré lentamente. Has ayudado a estos humanos pasándole información de nuestros planes y Kronos no perdonará tu traición.

—¡Tú aun sigues peleando conmigo, imbécil! —Deuteros corrió aprisa para cubrir a la titan—¡Yo me haré cargo, este sujeto es mío! ¡Zeus, dioses menores, entren al palacio!

Kreios miró con odio al caballero, a pesar de usar la armadura divina, no se le hizo fácil en darle el camino libre, sacó su Soma y comenzó a dañar a Deuteros. La titan tembló de miedo sin saber hacia dónde ir, ni siquiera podía ver que Zeus y compañía se refugiaron en los interiores del palacio, por su parte, Aspros no se dejó intimidar o someter por Koios, de hecho, Okeanos le prestó ayuda ya que de entre todos, era el único humano que no portaba una armadura para resistir la fuerza de un titan como aquel.

—¡Mnemosyne no te quedes parada, ayuda al humano! —gritó Okeanos al sujetar el Reipia a pesar de que dañó las palmas de las manos—¡Tienes que golpearlo en la cara!

La orden del titan fue directa a Aspros, el cual aprovechó para acumular el cosmos en sus puños y azotar brutalmente el rostro de Koios y mandarlo a volar. Kreios se distrajo al ver a su hermano saliendo disparado como un simple muñeco de trapo, por lo que la pelirosa y Deuteros unieron sus ataques para contrarrestar al rubio.

—Tenemos que sellar las manos de Koios —advirtió Okeanos al mirar a su hermana—Mnemosyne, manipula sus memorias. Humanos, distraigan a Kreios.

—¿Lo pensará usar?

—El maldito es capaz de salirse de control porque un humano tocó su rostro—miró de soslayo a Aspros el cual manifestó mucho cansancio, aunque era evidente que uno de sus brazos yacía fracturado—. No tienes armadura, tu cuerpo no resistirá mucho.

—Yo decido cuando tengo que bajar las manos—contestó con ironía, a pesa de la cara magulla del peliazul aún era capaz de expresar burla—. No pude proteger a mi hijo, y no pretendo descuidar a mi esposa.

—Seré tu escudo, hermano—Deuteros le sonrió parándose a lado de su gemelo y permitiendo a los titanes hacer su trabajo.

—Los humanos suelen ser fascinante cuando se lo proponen—la pelirosa sonrió—, espero que acabemos esta guerra porque deseo descansar.

Era lo que todos querían, ponerle un fin a eso, pero no contaron con que un poder reluciente impactó en el suelo provocando que el palacio se viere resquebrado a causa de la energía descomunal, Kreios y Koios se pusieron de pie al mirar al cielo, sus músculos se relajaron y no pudieron contraatacar a los rivales, pero los más aterrados fueron los traidores y ambos humanos pues un ser de tamaño similar a Regulus descendió atravesando y destruyendo las frágiles franjas que el Inframundo tenía y limitaba con la superficie, y a su lado yacía el dios Kairos así mismo los tres guardianes de Kronos, quienes lanzaron los cuerpos de Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

—A pesar de que mataron a seis gigantes, no se dieron cuenta que únicamente les absorbían el cosmos—habló el jovencito que traía una máscara—, y tengo entendido que su transformación les consumió el poder, deberían entender que este mundo es mío—miró hacia un lado donde sus dos fieles titanes recobraban la compostura—. Hyperion y Phoibe vienen hacia aquí, acaben con todos los que hacen falta.

—Detente, Kronos—interfirió Okeanos tratando de cubrir a su hermana y los dos humanos, el rey volvió su postura hacia él, a pesar que flotaba sobre los aires, podía verlos con claridad—. ¿Por qué haces esto? Este plan es absurdo, el acabar con todo ser vivo en el universo, esa no es la perfección que buscabas.

—El traidor tiene la arrogancia de hablar—dijo Hoplisma sin dejar de observar a un herido Aspros y Deuteros—. Deberíamos asesinarlos con mucho dolor.

—Este no es el plan que siempre perseguiste, actúas de la misma amanera que lo hacía Urano—el peliceleste se armó de valor, para desafiar al que se suponía era su líder—. Solo debíamos gobernar por encima y hacerles ver que los titanes somos amos y dueños del universo, pero el que los masacres y hayas alterado todas las eras del tiempo...¿por qué? ¿Por qué haces caso a planes que no son dignos de ti? Encima ese infeliz dios que dice ser tu hermano estuvo planeando esto, es él que quiere ver el mundo arder.

—Maldito...—Kairos gruñó, pero Kronos lo retuvo.

—Alguien que traicionó a sus votos e ideales no es digno de una explicación—alzó el dedo—. Yo solo quiero ver a alguien, tú, humano, ¿Dónde está Alhena?

—¿Crees que te será fácil ir por ella? —Aspros manifestó rabia, las manos le sudaban y no pudo evitar temblar de la ira—¡Tú hiciste daño a Alhena, y me quitaste a una de las personas que esperaba y amaba! —el cosmos en él fluyó a mayor escala—. ¡Voy a matarte Kronos!

El rey, tan solo se mantuvo indiferente al ver que ese hombre evocaba una cantidad de cosmos inusual para humanos, se dio cuenta que algo de la chica que deseaba se albergaba en él, hecho que le causó indignación porque recordó que ese maldito había profanado el cuerpo que había deseado desde un inicio. Pero no, no iba a renegar por eso, porque ese cuerpo de adolescente que consiguió era ideal para las circunstancias, aun así, Aspros quería matarlo, y él le daría el placer de confrontarlo aun sabiendo que solo debía alzar el dedo para apuntar su poder, y eso era lo que pensaba hacer.

—Me pregunto, qué hará Alhena cuando vea el cadáver de su amado.

—Hermano, me prometiste que Aspros sería mi presa—musitó Kairos algo incómodo al ver que el griego evocaba más y más el cosmos.

—No, ahora es mío.

Kronos movió el dedo y una enorme esfera de energía oscura fue directo no solo a Aspros sino a los titanes traidores y todos los que estaban en el palacio, sin embargo, cuando estuvo por alejarse, Hoplisma lo jaló del brazo porque una espada atravesó no solo su esfera de poder, sino que, al guardián, de pronto una gama de cosmos se sintió en todo el ambiente, la carga de maldad y venganza se elevó por el palacio logrando destruir parte de su construcción. Kairos tuvo miedo al ver al ser que salía del castillo, esas enormes alas oscuras, ese cabello negro y esa armadura..., ya los había visto, y Kronos se quedó quieto, nadie podía ver su expresión por culpa de la máscara.

—¡No te permitiré que toques a uno de los míos! —vociferó el ser que disipaba el cosmos oscuro haciendo que solo lo rodeara como un escudo—¡Tú y yo tenemos algo pendiente! ¡Ya estoy aquí, padre!

—¡Ya era hora de que se unieran en uno solo!

Alhena tenía toda su expresión sombría, pero su cuerpo había cambiado a algo más...Nadie podía decirlo con claridad, solo saber que Hades logró congeniar con ella y ahora podía usar la armadura a divina. Su cabello corto y completamente oscuro se movía a causa de la brisa, su cuerpo se había adaptado al traje que usaba, pero sobre todo, la espada de Hades era tan ligera que no tuvo problemas de asesinar a Hoplisma.

—Ven desgraciado, tú y yo acabaremos con esta batalla de una vez.

.

.

.

ACLARACION:

Si bien hay 9 gigantes en el manga de Episodio G, pero esos gigantes son dioses, no los usó precisamente en su verdadero aspecto, sino que los adopté con su variable que son los , los que son hijos de Gaia y Urano, ahora bien ¿Por qué mezclar dos cosas diferentes?, bueno, lo que quise hacer es unir la aparecían de los Hecatónquiro para infundir temor a los rivales con sus deformes apariencias y monstruosidades. Sin embargo, los que sobreviven o saben defenderse o cumplen el capricho más que nada de Koios, tendrían la "recompensa" de adoptar su verdadera forma, de guerreros similares a sus tres hermanos, la elite de Kronos, ellos son "gigantes" pero como son las "estrellas" protectoras del titan es que sus poderes van más allá de los humanos.


Gracias a todos por leer, de verdad, estos últimos capítulos lo haré bastante extenso porque detallo momentos como algunos pidieron (no suprimir los eventos), así que sí, ya estamos a unos pasitos por terminar y aclarar la razon de algunas cosas. Espero no me linchen porque creo que muchas pensaron que el mini Aspros seguiría hasta el final pero..., ya saben, sus padres son de dos épocas distintas ademas de que su muerte fue el plus que necesitaba Hades para unirse en totalidad con Alhena...En fin, nos vemos en unos días, ya les dije que tengo que poner fin a la historia antes de acabar el año (tengo que descansar jajaja)

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