Ladrón de Michis

By DiHeart

18K 4.8K 1.7K

Rodrigo estaba pasando por la peor mala racha de su vida. Endeudado y sin empleo, no encontró otra forma para... More

Sinopsis
Capítulo 1.- Un mal día
Capítulo 2.- Mándame un mensaje
Capítulo 3.- Inquilino en casa
Capítulo 4.- Leyéndote
Capítulo 5.- Visitas de familia
Capítulo 6.- Una cita muy ciega
Capítulo 7.- Eres un Cactus
Capítulo 8.- Esperando poder leerte
Capítulo 9.- También quería leerte
Capítulo 10.- Hasta mañana...
Capítulo 11.- Casualidades de la vida
Capítulo 12.- Una cita
Capítulo 13.- Quiero conocerte
Capítulo 14.- Adiós a tus mensajes
Capítulo 15.- Esperando tu llegada
Capítulo 16.- Nonno
Capítulo 17.- Desbloqueado
Capítulo 18.- Cosas del destino
Capítulo 19.- Il mio destino
Capítulo 20.- Sonrisa que ilumina
Capítulo 21.- Estar contigo
Capítulo 22.- Minino perdido
Capítulo 23.- Tú, mi motivo
Capítulo 25.- Quiero estar contigo
Capítulo 26.- No quiero perderte
Capítulo 27.- Vuelve conmigo
Capítulo 28.- Tú, mi corazón
Capítulo 29.- Eres todo lo que necesito
Capítulo 30.- Amigos de nuevo
Capítulo 31.- Leerte de nuevo
Capítulo 32.- Finale
¿Quieres un extra?

Capítulo 24.- Ho bisogno di te

448 115 63
By DiHeart

Nostálgico, Gio abrió la puerta del automóvil que Dorian le había obsequiado hacía un mes atrás. Subió, encendió el motor y puso la reversa para salir del estacionamiento.

En ese momento, de improvisto se sacudió la unidad. Al hacerse hacia atrás, chocó contra una camioneta negra que se colocó justo en su camino.

No se hizo daño, sin embargo la otra persona pudiera haber resultado herida. Se asustó y bajó tan rápido como pudo para ver al conductor.

—¡Lo siento mucho! —Exclamó preocupado— ¿Está usted bene?

Su corazón golpeó tan fuerte que dolió su pecho, el conductor era el señor Donovan. Estaba algo aturdido, tallando su frente. Al parecer se había golpeado la cabeza.

—Dorian! Non ti ho visto! —Exclamó en pánico— ¿Te hice daño? Rispondetemi!

—No te asustes, estoy bien.

—Non ti credo!

Al darse cuenta de que no podría abrir la puerta para que Dorian bajara, Giovanni se apresuró hacia su automóvil para moverlo hacia el frente.

Una vez hecho esto, corrió de nuevo hasta Dorian. Con apoyo de los empleados del restaurante lo ayudaron a bajar de la unidad. Uno de ellos incluso pidió una asistencia médica.

En poco tiempo, la ambulancia llegó y atendieron al señor Donovan. Afortunadamente se encontraba bien, solo tuvo un golpe que no era de gravedad.

Dorian no quiso hablar a la aseguradora de ninguno de los vehículos, dijo que se encargaría de ello después. Tampoco quiso asistir al hospital a que le dieran una mejor revisión médica. Pronto, se encontraba a solas con Giovanni en el estacionamiento del restaurante.

—Estoy bien, Gio. Quita esa cara de tristeza.

—Mi sento male. Cuando moví el automóvil no te vi, pude hacerte mucho daño.

—No te sientas mal por eso, me puse detrás de ti a propósito. No podía permitir que te fueras.

—¿Fue intencional? ¡¿Cómo te atreves a hacer tal cosa?! —Su gesto preocupado se esfumó y se mostró alterado de inmediato— Sei stupido, Dorian!

El chico se dio la vuelta dispuesto a irse, enojado con el otro y al mismo tiempo avergonzado de haberle gritado que era un estúpido. Sin embargo el mayor lo tomó del brazo y le impidió marcharse.

—Lo siento, niño. Los Donovan somos muy imprudentes para conducir, por eso necesitamos de un chofer que nos lleve a donde necesitamos. Es un defecto de familia.

El chico lo miró con enojo, incluso dio un tirón a su brazo para poder soltarse.

—Non sono un bambino. Todo esto pasó porque no querías venir a enfrentarme. Te conozco lo suficiente para saberlo. Arrivederci, Dorian. Esta situazione deve finire.

—Jairo me dijo que te regresas a Italia. No puedo dejar que te vayas. Si no eres un niño, ¿por qué huyes? ¿Por qué te escapas?

—Porque no tengo el corazón para escuchar que me digas que no me quieres, Dorian. Porque eres como el aire que respiro, y si tú no sientes lo mismo que yo siento por ti, me duele demasiado como para ocultarlo. No estoy escapando, solo estoy tomando la distancia que necesito para sanar mi corazón de tu rechazo.

Giovanni pronunció aquellas palabras en perfecto español, para que el otro las entendiera sin problema alguno. Se sorprendió a sí mismo de haberlas pronunciado sin mezclar los idiomas.

Dorian tragó saliva y lo miró a los ojos. Respiró entre cortado, mientras su cuerpo se paralizaba sintiendo como su corazón latía con pesadez al sentir la tristeza en la voz del otro. No quería hacerle daño y al parecer eso era justo lo que estaba pasando.

El chico se dio la vuelta nuevamente y con las primeras lágrimas escurriendo de sus ojos caminó hasta el automóvil.

Cuando abrió la puerta para subir, Dorian se colocó detrás de él y de un tirón lo hizo darse vuelta, luego lo tomó de las mejillas y lo besó.

Sus labios se fundieron de tal forma como si sus cuerpos supieran que estaban hechos el uno para el otro. Como cuando uno está perdido y al fin encuentra el camino a casa. Un beso firme y largo que contenía los matices de muchas palabras dulces aun no pronunciadas.

—Te necesito, Giovanni de Luca Costa —pronunció Dorian con cierto temor a escucharse demasiado cursi, acariciando las mejillas del otro—. Sin embargo no soy un hombre de rodeos ni de cosas a medias. Tardé en venir porque si yo me presentaba ante ti, sería solo para decirte...

—Che cosa?

—Que eres tú, quien debe decidir si en verdad quiere estar conmigo. Yo no pienso tener un noviazgo sin futuro a estas alturas de mi vida. Si decides estar conmigo, es un compromiso serio.

—No te capisco, Dorian.

El mayor lucía temeroso, pero al mismo tiempo, estaba muy seguro de las palabras que estaban por salir de su boca.

—Lo que quiero decir, es que si te quedas conmigo será como mi pareja, no como algo ocasional. Tendrás tu lugar como tal en mi vida por lo que tendremos informárselo a Eloy y también viajaremos juntos a Italia para hablar con tu familia.

—Nonno...

Giovanni nunca se imaginó que Dorian le diría algo como eso. Ese tipo de propuesta no era algo para tomar a la ligera. Se quedó callado sin dar una respuesta.

—¿Ya desayunaste? —Dorian interrumpió los pensamientos del otro, sintiéndose incómodo por no saber actuar como un casanova. Había pasado demasiado tiempo solo, estaba asustado y no era algo que pudiera admitir en voz alta.

—Ho preso un caffè... —respondió con voz tenue.

—Un café no es desayuno. Acompáñame entonces —Dorian ofreció su mano—. Vamos a comer algo.

—Non capisco. Pensé que tenías miedo de que las personas te vieran conmigo porque soy un hombre.

—Al principio me asusté por eso, no te mentiré —al ver que Gio no le daba la mano se inclinó un poco y la tomó—. Pero al besarte, estoy completamente seguro de que eso no es importante. Una vez mi nieto me dijo que el día que encontrara el amor, no lo sabría por lo que ven sus ojos, sino por lo que siente su corazón. Esas palabras las entiendo ahora mejor que nunca. Creo que te debo una cita, ¿me acompañas?

—¡Sí! —Respondió emocionado y comenzó a caminar junto al mayor.

Entraron al restaurante tomados de la mano. Con una enorme sonrisa ordenaron algo y comenzaron a comer mientras platicaban como siempre, de forma alegre y tranquila.

Giovanni reía cuando escuchaba hablar a Dorian hablar en italiano. No lo hacía tan mal, pero le resultaba muy gracioso su acento forzado.

El señor Donovan se comprometió a esforzarse más que nunca en dominar el idioma.

—Tendrás que ser mi maestro para que pueda hablar con tus padres —dijo el mayor con una sonrisa.

—Dorian, mi vuoi sposare?

—Discúlpame Gio, no entendí lo que dijiste —comentó el mayor, al momento que daba un sorbo a su jugo de naranja.

—Te pregunté, ¿quieres casarte conmigo, Dorian?

Ante la inesperada pregunta, el hombre casi se atraganta con el jugo. Ocupó una servilleta de tela para limpiar sus labios. Luego se aclaró la garganta, procurando ocultar sus emociones.

—Gio eres muy joven, a lo mejor y más adelante cambias de opinión y...

Giovanni estiró su mano y tomó la de Dorian. Su corazón comenzó a latir apresurado dentro de su pecho, al parecer al otro le sucedía lo mismo ya que su pecho subía y bajaba notoriamente.

—Sei bellissimo, Dorian. Yo no tengo dudas, sé lo que quiero y eso es estar contigo.

Giovanni sonrió con ternura, el sonrojo que había en las mejillas de Dorian calentaba su corazón y lo hacía sentir correspondido. El hombre apretó sus manos entrelazadas y luego sin soltarlo, las movió para dejar un beso en la mano del chico.

—Ya te lo había dicho, ha pasado demasiado tiempo para mí. No sé qué hacen las personas hoy en día en estas situaciones —Dorian desvió la mirada. Los ojos verdes de Gio eran tan hermosos, que si los miraba fijamente no podría concentrarse en dar una respuesta—. Pero sí, no lo dudes. Quiero estar contigo y estoy tan seguro de ello, que unir mi vida a la tuya, sería un honor.

—Estoy innamorato di te, Dorian.

—No te fallaré, Gio. Sé que mi carácter no es fácil de sobrellevar. Pero me esforzaré por hacerte feliz.

Dorian se inclinó hacia el frente y depositó un casto beso en los labios del chico. Algunas personas los miraron con curiosidad, aquello sembró algunas dudas en el chico, que tenía temor a confiar en que el mayor no se avergonzaría por salir con otro hombre en público.

A estas alturas de la vida y por todos estos meses que pasaron juntos, con solo verlo a los ojos Dorian se dio cuenta de los temores del joven. Enternecido por su rostro preocupado, se puso de pie, lo tomó de la mano para que imitara su acción y una vez que estuvieron mirándose a los ojos lo besó frente a todos los presentes.

Era una declaración pública de su amor por el joven y era también la forma en que le demostraba que no habían dudas sobre su unión.

Cuando se separaron Gio sonrió emocionado, y lo abrazó con fuerza.

—¿Cómo me dijiste hace rato? —Dijo Dorian con alegría en su voz ronca—. Estoy innamorato di te, Giovanni de Luca Costa.

—Grazie Dorian!

Después de aquel tierno abrazo, Dorian dejó dinero en la mesa para pagar la cuenta y se retiraron de allí.

Cuando salieron juntos del restaurante, los ojos de Dorian brillaban alegres, como aquel que no esperaba poder llegar a sentirse feliz de nuevo. Y también parecía caminar sobre una nube, como aquel que nunca se imaginó que a su edad podría encontrar el amor.

A su lado Giovanni caminaba contento. Estaba enamorado y era correspondido.

Más tarde confesaría al mayor que sus padres estaban al tanto de su amor por Dorian, de hecho el joven italiano fue honesto con sus padres cuando les explicó sus verdaderos motivos para vivir en México. Si Giovanni salió en una cita con Eloy, tan solo fue porque su nonno se lo pidió, porque quería hacerlo feliz pensando en que nunca lograría llegar a su corazón.

Ahora estaba inmensamente feliz, y en cuanto su familia se enterara de que Dorian correspondía sus sentimientos, compartirían su alegría. El señor Donovan era muy especial para todos ellos.

Ya en el estacionamiento, Dorian buscó su teléfono para saber si tenía noticias de su nieto.

En efecto se encontró con que Jairo le envió un mensaje diciéndole que el minino estaba en casa del novio de Eloy.

<<¿Cuándo se hizo novio de alguien?>> se preguntó.

—Tutto bene, Dorian?

—Tengo que ver a Eloy. Mi asistente dice que ya tiene novio y yo no estoy al tanto de nada.

—Es lo mismo que tú y yo, Dorian. Eloy non ha idea de que estamos juntos. No puedes decidir la sua vita, él tiene que tomar sus propias decisiones.

—Tengo que hablar con él. De lo contrario no estaré tranquilo. No puedo dejar que mi nieto salga con un tipo cualquiera.

Giovanni tiró de la corbata de Dorian para hacer que se inclinara hacia él, ya que era un poco más bajo de estatura que el otro. Lo besó.

—Deja que Eloy haga su vida, Dorian. Per favore.

—Últimamente mi nieto se ha comportado de una forma que no me agrada. Desde que se fue a vivir solo estoy más preocupado que nunca.

—Va bene. In tal caso voy contigo. Alguien tiene que cuidar a Eloy de ti.

—No quieras justificarlo, él tiene mucho que explicarme.

Gio negó con la cabeza y sonrió. Luego juntos subieron al automóvil del chico para buscar a Eloy.

El mayor estaba al volante, el joven era su copiloto. Estando tan cerca, el perfume de Dorian se sentía en toda la unidad. Los vidrios estaban polarizados por lo que la tentación era mucha.

Cuando el señor Donovan tomó el cinturón de seguridad para abrocharlo, Gio lo detuvo y se abalanzó a sus labios.

Con las manos exploró el pecho, los brazos y las piernas de Dorian.

Justo como lo imaginó, debajo de aquel traje formal se escondía un cuerpo macizo y tonificado. El mayor era fanático del ejercicio, todos los días acudía a su gimnasio personal, el chico lo agradeció infinitamente.

—Me encantas, Dorian.

El mayor utilizó todo lo que le quedaba de fuerza de voluntad para bajar la intensidad de aquellos candentes y pasionales besos que le encendían la sangre en amor y deseo.

—Tu también me encantas corazón, pero debemos detenernos ahora o no llegaremos con Eloy.

Gio lo besó una vez más y suspiró. Luego lo miró a los ojos, radiantes y brillosos.

—Sei così bello, Dorian. Quiero que seas mío —dijo Gio sellando aquellas palabras con otro beso.

—Exactamente, ¿eso qué significa? —preguntó Dorian en voz baja.

—Te lo mostraré cuando estemos en mi habitación a solas —sonrió y él mismo le abrochó el cinturón de seguridad al otro y se acomodó en su asiento—. Ahora andiamo, si hace tardi.

Y así, Dorian encendió el motor para dirigirse a donde estaba Eloy.

Continue Reading

You'll Also Like

938K 48.5K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
219K 8.3K 25
Encontrados por un mundo cruel, separados por un secreto, y reunidos por una promesa. La rivalidad visceral entre Yuren, un obstinado muchacho quien...
331K 20.7K 35
Una ciudad sin nombre, extensa, superpoblada y llena de contrastes, que es mucho más de lo que aparenta y que se esconde en sí misma: este es el pers...