CAPÍTULO 10

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«Me está volviendo loco

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«Me está volviendo loco.»
—Daniel

―¿Me dices que nunca le hiciste un ensayo? ¿Entonces para qué te buscaba ayer? ―interrogó mi amiga comiendo tranquilamente lo que tenía en su lonchera.

―No tengo la menor idea. No me he cruzado con ella ―mentí.

Seguimos comiendo, en silencio, hasta que vi una sombra asustadiza alojarse en la expresión de Dahyun.

―Daniel, ¿de verdad piensas que está loca? ―inquirió. Asentí con la cabeza―. Oh, Dios. Entonces preocúpate, porque nos está mirando con detenimiento desde lo lejos ―aseguró. Mi garganta se secó e intenté ocultar mi pánico―. Tengo miedo, viene hacia nosotros ―apenas susurró.

Y entonces la sentí llegar al lado de la mesa.

―Hola Daniel, qué casualidad verte aquí ―murmuró Ji con exagerada felicidad. Miró hacia Dahyun, y por alguna razón que desconocí rodó los ojos―. Hola Dalas ―susurró con desgano.

―Su nombre es Dahyun ―le corregí.

―No lo pregunté ―me devolvió. Dahyun mantuvo los ojos en su comida, tal como si le hubieran comido la lengua los ratones―. ¿Podemos hablar? ―preguntó finalmente.

Sentí cómo de a poco algunas miradas de alrededor se posaban en mi mesa.

―Estamos hablando ―balbuceé sin mirarla a los ojos; la oí bufar.

―A solas ―repuso.

Dahyun me miró, luego a ella, y cogió su bandeja con comida como si de ello dependiese su vida.

―No te vas ―la detuve.

―Sí te vas ―me contrarió JiHyo, cogiéndole la bandeja para que se pusiera de pie.

―No ―dije tajante.

Le dediqué una mirada silenciosa a Dahyun; ella se sentó.

―Está bien ―acató Ji―. Entonces me quedaré aquí ―dijo sentándose en el lugar junto a Dahyun, frente a mí. Fingí indiferencia, pero entonces ella sonrió divertida y se giró hacia mi amiga―. Entonces... ¿eres junior? ―le preguntó con toda la confianza del mundo.

―Sí ―apenas dijo Dahyun, sin levantar la mirada.

¡Mierda! Ella había creído lo que le dije. Creía que JiHyo verdaderamente estaba loca.

―Genial ―atribuyó Ji, como si de verdad lo considerase así. Rápidamente me di cuenta que tramaba algo y el perjudicado sólo sería yo―. ¿Y estás en algún club? ¿Deporte? ¿Matemáticas? ―dudó.

―Vicepresidenta del periódico escolar ―dijo Hyun en un extraño tartamudeo de palabras.

―Oh ―de repente, sus ojos brillaron con ingenio―. Por casualidad, ¿no ha llegado algún rumor a donde editan las notas? ―las cejas rojizas de Dahyun se arrugaron―. En la sección de romances... ―agregó.

Tragué en seco.

―Mmm, no ―titubeó mi amiga, viéndose repentinamente contrariada; el miedo estaba plasmado en su rostro, pero la curiosidad parecía estar carcomiendo cada parte de su expresión.

―Entonces prepárate, porque tengo un rumor que hará que el periódico escolar se expanda por todo Seúl ―declaró JiHyo.

Al sólo oírla, me encontré tenso; podía estar seguro que mis ojos eran tan grandes como los de los dibujo de anime.

―¿En serio? ―Inevitablemente, Dahyun había caído en las garras de Ji.

―Claro. Me encanta ayudar, así que sería un honor darte detalles sobre ello, el cual en realidad no es un rumor ―susurró como si de un secreto se tratase―. En realidad pasó, ¿no, Daniel? ―preguntó, dedicándome una sonrisa ancha y ansiosa.

―¿Sabías de algo y no me lo dijiste? ―me reprochó Hyun.

Abrí la boca para detener lo que se avecinaba, pero JiHyo no me dejó hablar.

―¡El beso del año! ―exclamó. Mi piel ardió―. Dos personas totalmente diferentes besándose en pleno estacionamiento. Podría ayudarte a escoger un título ―comentó con fingida inocencia― «La chica que besó a un nerd», ese sería el ideal.

De repente, Dahyun pareció perdida.

―¿A un nerd? ―preguntó.

―Sí ―confirmó―. Si quieres te puedo decir quién es la chica y quién es el nerd.

―Basta ―casi gemí, sintiéndome mareado.

Simultáneamente, JiHyo comenzó a reír. Podía asegurar que no era una risa sincera, más bien era fingida. Masajeé mis sienes.

―Sé que no te gustan los rumores Daniel, pero al menos deja que Dahyun lo sepa.

―Sí, quiero saber.

―No, no quieres. Ahora, por favor ―pedí, obligándome a ser cauto―, vete ―le dije a Ji, y contrario a lo que pensé, pude ver una sonrisa triunfal resurgiendo en sus labios.

―Si eso quieres ―susurró con tono indiferente, aunque con una amenaza implícita.

―Vete ―la eché.

Cuando se fue, Dahyun apartó el plato con comida de sí y se cruzó de brazos.

―¿Qué te sucede? Pensé que eras más respetuoso ―reprochó―. Acabas de echarla sin motivo alguno, ella sólo estaba contándome un rumor que podría ayudarme con la nota que tengo que escribir para el periódico ―arrugó las cejas y me disparó una mirada tímida―. Y me mentiste. Ella no parece como si estuviese loca. Si te pido que te disculpes con ella, ¿lo harías?

―No, ella...

―Es agradable, simpática y tiene información que podría servirme.

―No tienes que creer en todos los rumores que oyes ―le advertí, incapaz de confesarle la verdad.

―Estás siendo injusto con JiHyo, sólo discúlpate. Juro que no te hablaré hasta que lo hayas hecho.

―Pero... ―Dahyun entornó la mirada y llevando su mano a la boca fingiendo cerrar una cremallera en sus labios―. No sabes lo que pasó, ella... ―sin decir palabra, me volvió a interrumpir. Su brazo derecho me señalaba la salida de la cafetería, por el mismo lugar donde se había ido Ji―. Está bien ―vacilé.

Pero nada estaba bien. Aun así, lo haría.

Le pediría disculpas a JiHyo.

O lo intentaría, como sea

𝐄𝐒𝐓Ú𝐏𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐀𝐍𝐈𝐄𝐋 | 𝐉𝐈𝐍𝐈𝐄𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora