EXTRA 4

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«En las buenas y en las malas

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«En las buenas y en las malas.»

―Daniel


Sabía que las cosas podían arruinarse de un día para el otro o, como mi madre solía decir, de la noche a la mañana. Yo no había vivido muchas de esas situaciones a lo largo de mi vida y sabía que era uno de los pocos afortunados. No obstante, yo no era la excepción. Y mi ruina llegó.

Un día Jihyo y yo éramos la pareja perfecta y al otro... al otro ella me encontró junto a una compañera, sonriendo y divirtiéndome como hacía mucho tiempo no me divertía con otra persona que no fuera ella.

Fue tan inesperado que me tomó un par de segundos procesar que Jihyo estaba junto a Lisa y a mí, quieta, limitándose a mirarnos.

Recién cuando vi su labio inferior temblar, mi boca se abrió.

―Hola ―dije entonces―. Pensé que hoy salías más tarde.

Por lo general, los jueves Ji salía mucho más tarde de clases, tan tarde que rara vez nos veíamos esos días. Así que me sorprendió cuando, bajando la mirada, extendió una bolsa hacia mí.

―Salí antes para venir a... a traerte esto ―alargó entregándomela.

En la bolsa vi el logo de WinVi, un restaurante de comida rápida donde ella y yo siempre comprábamos cuando pasábamos la noche juntos, y supe que allí dentro debía haber una de mis hamburguesas preferidas.

―Gracias ―le sonreí sosteniendo la bolsa. Ji no me miró y empecé a sentir cierta tensión alrededor; mi compañera se removió en la silla a mi lado―. Ella es Lalisa, una compañera. Lisa, ella es Jihyo, mi novia ―las presenté porque supuse que era lo correcto.

Fue entonces cuando, antes de que Lisa pudiese dedicarle una sonrisa en forma de saludo, Ji retrocedió un paso.

―Debo irme ―balbuceó―. N-nos vemos otro día.

Por alguna razón, mi estómago se sintió pesado.

―¿Y-ya te vas? ―no pude evitar preguntar.

―Tengo cosas para hacer ―murmuró. Su tono cayó al final y provocó que mi pecho doliera―. Adiós, Lisa ―saludó sin siquiera mirarla.

Y sin esperar respuesta, ni despedirse de mí tal como solía hacer, se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Se alejó tan rápido que cuando reaccioné ella ya iba saliendo de la biblioteca.

Tuve suerte de alcanzarla al otro lado de la puerta principal.

―Ji, espera ―dije tomándola del antebrazo.

Los alrededores de la biblioteca siempre estaban solitarios y esa vez no fue diferente. Solo que, a diferencia de muchas otras veces, no me sentí a gusto. Con más gente, o menos, mi corazón hubiera dolido igual.

𝐄𝐒𝐓Ú𝐏𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐀𝐍𝐈𝐄𝐋 | 𝐉𝐈𝐍𝐈𝐄𝐋Where stories live. Discover now