VI: Jardín reverdeciente

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AHH, a que no se lo esperaban, mis cielas 👀
DOBLE ACTUALIZACIÓN.
¡Feliz día de San Valentín, y del amor y la amistad! 🍫❤️

JungKook reposaba su cabeza cómodamente en el asiendo del carruaje que lo llevaba de regreso al castillo luego de una tarde agradable junto al omega SeokJin, con el que, a pesar de su pequeño encontronazo anterior, había hecho buenas migas

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JungKook reposaba su cabeza cómodamente en el asiendo del carruaje que lo llevaba de regreso al castillo luego de una tarde agradable junto al omega SeokJin, con el que, a pesar de su pequeño encontronazo anterior, había hecho buenas migas.

Sus párpados cerrados generaban caricias en la parte inferior de sus ojos por las largas y pobladas pestañas que los acompañaban desde siempre. Era una noche fría, lo que hacía más refrescante el descansar de su cuerpo ligeramente recostado, solo escuchaba el galopeo de los caballos y las ruedas pasar por encima de las rocas en el camino.

Se abrazó a sí mismo al sentir la brisa helada ingresar indiscriminadamente a través del vehículo y suspiró pesado, reprendiéndose a sí mismo pues le hacía falta otro atuendo más abrigado.

Le fue insoslayable no abrir los ojos cuando escuchó suplicas repetitivas y rotas provenientes del exterior. Arrimó su cuerpo hasta estar más cerca de la ventanilla y observó al exterior oscuro donde se podía ver perfectamente la luna menguante reposar sobre el manto oscuro del cielo estrellado, como un farol iluminando ligeramente todo a su paso.

Pero JungKook no prestó real atención al paisaje, pues sus ojos se fijaron inmediatamente en un pequeño niño caminando descalzo, sin ninguna prenda que cubriera su delgado torso, temblando y tambaleándose sin rumbo aparente, estrujando con tristeza el corazón de JungKook, quien no se privó de actuar con la rapidez que lo caracterizaba.

—¡Detengan el carruaje! —exclamó, golpeando dos veces donde se supone que estaba el jinete.

Posó su visión nuevamente en el interior del carruaje, justo donde guardaba una pequeña bolsa de comida que le había dado SeokJin, escuchando a los caballos relinchar y resoplar antes de sentir como el carruaje poco a poco se detenía.

JungKook realmente no esperó a la quietud absoluta cuando salió, pareciéndole mucho más importante aquello. Sintió inmediatamente la brisa de la noche impactar en su rostro, haciéndolo estremecer, pero no detenerse.

—Médico real, entre al carruaje —escuchó decir al jinete, pero JungKook solo volteó ligeramente para mirarlo mal y empezó a trotar hacia aquel niño, reduciendo su velocidad cuando estuvo un poco más cerca para evitar asustarle.

Cuando el niño notó su presencia levantó la mirada y detuvo sus dudosos pasos y se echó hacia atrás, mirándolo con miedo a través de esa pequeña carita cansada y delgada.

—Hey —Le sonrió suavemente, agachándose con una rodilla en el suelo para quedar a su altura—. Está bien, no te haré daño —aseguró con la misma delicadeza, el niño no se movió mucho de su lugar, se veía realmente débil, como si estuviera haciendo su mayor esfuerzo para mantenerse de pie—. ¿Me dejas ayudarte?

The Royals © Taekook ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora