Príncipe Vampiro

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 44

Veronica

—¡Azura! — Gritó fuertemente ya qué mí vientre me dolía mucho —.¡Roy!

El dolor qué sentía en éste momento era demasiado para mí, sabía a qué se debía ésto mí bebé está por nacer ya estamos en el mes de su nacimiento.

Por dios jamás había sentido tanto dolor en mí vida.

La puerta de mí habitación se abrió y vi a los dos hermanos Winchester acercarse rápidamente a mí cama.

—¡¿Qué pasa?! — Pregunta la reina vampiro.

—Mí vientre...me duele mucho.

—El bebé ya viene — Susurra Azura la cual tenía una cara de preocupación y felicidad a la vez.

—No estamos lejos de la ciudad — Roy me quita las mantas qué me cubrían y luego me carga entre sus brazos —.Hay qué llevarla al hospital.

Azura asiente y ambos hermanos me sacaron rápidamente del palacio, me subieron al auto y Roy arranco con mucha velocidad hacia la ciudad.

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Drake

—¡Veronica! — Me despierto gritando su nombre.

Había sido una pesadilla...

Han pasado muchos meses y aún no sé en dónde diablos está y la verdad la desesperación de no saber nada de ella me está matando.

Mis vasallos no la lograron encontrar cuando los envié a Londres y mis hermanos me han dicho qué ella no se ha comunicado con nadie de ellos desde la última vez qué hablaron antes de navidad.

Pero no me quitó de la cabeza qué ellos tres junto con Katy saben en donde está Veronica, solo qué no me lo quieren decir.

Me levanto de la cama y me acercó a la ventana para observar la lluvia.

Era una tormenta muy poderosa se nota a simple vista, aún recuerdo qué de pequeño todos mis hermanos venían a mí habitación por qué les aterraban los relámpagos, ellos se sentían protegidos por mí y justo así quiero qué se sienta el bebé, protegido pero ¿Cómo voy a cuidar de mí hijo sí no los logro encontrar?

—Por favor...— Cierro los ojos —.Vuelve a mí, te necesito.

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Roy

—¡Enfermera! — Mí hermana llama a una enfermera qué se encontraba en la recepción del hospital mientras yo traía a Veronica en mis brazos —.Nuestra amiga va dar a luz.

—¡Camilleros por favor vengan rápido! — Grita la enfermera haciendo qué los camilleros vinieran hacia nosotros y pusieran a Veronica cuidadosamente sobre la camilla —.No hay qué perder tiempo, llevan a la señorita a la sala de partos ¡Ya!

Los camilleros asintieron y comenzaron a dirigirse hacia la sala de partos mientras mí hermana, la enfermera y yo los seguíamos.

—Por favor ustedes esperen aquí — Nos dice la enfermera.

—¿Qué dice?, no la podemos dejar sola — Contesta mí hermana.

—Solo el padre puede pasar a la sala de partos, esa son las reglas ustedes dos no pueden venir.

Mientras caminábamos hacia la sala de partos Veronica me tomo de la mano derecha y ambos nos miramos.