Capítulo 1. "-Enhorabuena, Price"

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Twitter: W_ronnie_blanco

· Brooke Parks en multimedia ·


Puedo afirmar con seguridad que no existe ser humano más inaguantable que mi hermano mellizo. Sí, Luke es algo... infantil y bobo. No puedo decir que le odio, porque eso sería faltar a mis principios de buena melliza, pero sí que le estrangularía el cuello varias veces al día. Haber compartido toda nuestra vida juntos no era suficiente para que hubiese aprendido a soportarle sin querer arrancarme la cabeza de cuajo.

—¡Luke! —le grito mientras bajo las escaleras corriendo tras él—. ¡Cómo no me lo des te vas a enterar! ¡Haré que te lo tragues!

—¿Estás segura? —el modo en que alza la ceja me produce aún más ganas de golpearle en la cara—. Es cierto que somos mellizos, pero eso no implica que tengamos la misma fuerza. No podrías ni moverme del suelo. De esperanzas se vive, hermanita.

—Te he dicho que me lo devuelvas ahora mismo.

—Yo te he dicho que hasta que no le haga una foto no te lo voy a devolver. ¿Tanto te cuesta comprenderlo?

Inspiro y expiro aire lentamente, utilizando la técnica que mamá me había enseñado gracias a sus clases de meditación. Siempre intento llevarlo a cabo, pero con mi hermano sonriéndome de ese modo es imposible. Antes de ser plenamente consciente de lo que hago, me doy cuenta de que estoy corriendo hacia él. Ha sido tan inesperado que no ha tenido tiempo de reaccionar, así que acabamos los dos tirados en la moqueta del salón.

Forcejeamos hasta que consigo recuperar mi peluche favorito en forma de oso. El muy idiota lo ha llenado de nata y es muy probable que termine dentro del cubo de la basura. Era uno de mis recuerdos preferidos de la infancia pero, si no queda más remedio que deshacerme de él, al menos lo utilizaré para mi venganza. Una vez más, sin darle tiempo a reaccionar, estampo el peluche en la cara de mi querido hermano. Oigo un murmullo extraño saliendo de su boca, cosa que no puede ser más placentera para mis oídos.

Misión cumplida.

—¿Por qué están mis dos hermanos tirados en el suelo del salón? —pregunta Daniel entrando por la puerta—. ¿Y por qué tu tienes nata por toda la cara —señala a Luke con el dedo índice— y tú un peluche que parece devorado por el demonio? —ahora me señala a mí.

De acuerdo, si analizamos la situación desde un punto de vista externo, está claro que nos mandarían al reformatorio más exigente de la ciudad. Viéndolo desde mi punto de vista, una chica que ha convivido durante tantos años con alguien como Luke, no es para nada de extrañar. Mi día a día está formado por situaciones surrealistas a las que no puedo dar una explicación coherente. Incluso cuando teníamos cinco años mi hermano mellizo era capaz de gastarme bromas que podrían haber sido elaboradas por el mismísimo Albert Einstein.

La silueta de Brad aparece por el marco de la puerta. Primero me mira a mí, después a mi Luke y, finalmente, busca una explicación racional mirando a Daniel. No puede evitar que se le escape una carcajada, y eso consigue hacerme reír a mí también. Brad es el mejor amigo de mi hermano Daniel. Lo conocemos desde hace bastantes años y, sinceramente, siempre ha tenido muy buena relación con nosotros. Que aparezca de la nada en mi casa tampoco es algo que me sorprenda demasiado.

—Debo defenderme diciendo que todo esto ha sido culpa de Luke. Para hacerse el gracioso con sus amigos no ha tenido una mejor idea que llenarme mi peluche favorito de nata —le lanzo una mirada asesina—. He quedado en veinte minutos con Leah. No hace falta que diga cómo se pone si no llego a tiempo. Bueno, sí hace falta. Se enfadará tanto que querrá matarme y, por consecuencia, yo querré matar a Luke.

Stay AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora