❄ life goes on ❄

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Aviso: Contenido delicado.

Los últimos días habían sido, literalmente, los peores de su vida.

Con poco más de treinta años se había convertido en un triste y solitario viudo con dos hijos. El más grande tenía cinco años y el segundo apenas recién nacido, ambos ahora medio huérfanos, sin una madre a partir de ahora.

Una complicación inexplicable para los médicos se sucedió dentro del quirófano, el corazón de la mujer había dejado de bombear al momento de dar a luz, en el alumbramiento. Los profesionales sin respuestas la llamaron "muerte súbita post parto" al no encontrar otro nombre científico más apropiado. Dejando sin respuestas y con la viva incertidumbre también a una familia entera.

Las horas después de la noticia fueron más duras de lo que creía, empezando con él tratando de asimilar la muerte de su esposa, ella se había ido, lo había dejado con ahora dos pequeños niños, los había dejado. También estaba el hecho de decirle a su hijo mayor que mamá no volvería, que ella estaba lejos en las estrellas, en un lugar mejor más sin embargo les había dejado al nuevo integrante, a su hermanito para acompañarlos de ahora en adelante. Era tanta información, tantas emociones fuertes para un pequeño en tan poco tiempo y eso le carcomía la conciencia por dentro.

Pensó en abandonar todo, ser egoísta y lanzarse al vacío, dejando todo y a todos, liberándose de las ataduras y el sufrimiento mundano, esperando encontrarse con su amor en ese tan esperado paraíso. Pero si lo hacía... ¿qué pasaría con sus hijos? ¿qué pensaría su esposa si los dejara a la deriva, completamente solos. Huérfanos? Decidió retractarse cuando un pequeño peso recayó en sus brazos y un par de manitos abrazaron su cintura. Eran cuatro los brillantes orbes oscuros que lo observaban analizándole el alma, obligándolo a olvidarse de todo pensamiento negativo, obstinado y egocéntrico. No podía simplemente desaparecer, no estaba solo como quería creer.

Dos días después ya estaban los tres en casa tratando de acostumbrarse a la nueva normalidad con la tristeza consumiendo sus corazones. A pesar de todo estaba agradecido con sus hijos, ambos actuaban tan dóciles y tranquilos, como si comprendieran claramente que su padre necesitaba tenerlos consigo para seguir a pesar de ser solo él ahora.

El pequeño de cinco ayudaba en todo lo que estaba a su alcance, más aún cuando veía a su papá sostenerse de las superficies o sentarse fatigado en el sofá, cuando esto pasaba iba hasta su lado y actuaba como un sostén, palmeando su espalda y sollozando con él en simultáneo. Él también extrañaba a su mamá, todos en casa lo hacían.

Las cosas cambiaron un poquito más cuando llegó su abuelita, ella también fue una gran base para reconstruir todo. Ayudaba más que nada con el nuevo bebé y a mantener la casa en orden cuando su papá desaparecía por unas horas mientras visitaba a su mamá, él también quería ir pero le negaban la ida diciendo que era muy pequeño, aunque su papá prometió que pronto los llevaría a ambos.

Él sabía que había pasado, sabía dónde estaba su mamá ahora y porqué no querían que fuera. Aunque le dolía mucho no poder visitarla también creía que era lo mejor, no quería molestar tanto a su papá, al menos no ahora. Ellos necesitaban tiempo a solas.

Las semanas no se tomaban un descanso y la disminuida familia tampoco. El pequeño había aprendido a cambiar pañales o bueno, cambiarlos con ayuda de su padre, quien mejoraba día a día por ellos, aunque en las noches la tristeza volvía bloqueandole el sueño. También aprendió a darle el biberón a su hermanito y distinguir cuando tenía hambre.

Por momentos se sentía solo, varias veces en el día rogaba para que su mamá apareciera mágicamente y lo despertara de una ensoñación, otras veces cuando despertaba esperaba ir hasta la cocina y verla preparando unos deliciosos, dulces y aromáticos panqueques, tan suaves y antojables que el aroma lograba llenar la casa. Pero no sucedía ni lo haría.

El tiempo seguía transcurriendo sin pausas, el impacto iba en decadencia y a esas alturas solo quedaba el doloroso y triste recuerdo. Ya se habían hecho a la idea, cada día trataban de superar un escalón a la vez y lo lograban juntos, tal como a ella le hubiera gustado. Claro que habían días donde la tormenta parecía no cesar, se estancaban en el camino y no avanzaban, pero afortunadamente siempre lograba salir el sol.

La pérdida de una madre y una esposa no se supera ni se olvida, se vive día a día, se transita hasta el punto de encontrar la paz. ¿Qué haría ella ahora? Era la pregunta que se hacían para asegurar cada nuevo paso. ¿Estaría feliz si...? Siempre llegaban a la misma conclusión. Sí. Ella estaba ahí, apoyando y ayudando en cada situación, en cada momento de duda y soledad, en cada bruma y momento alegre, familiar. Y es que nada la hacía más feliz al saber que la vida, después de su paso por la tierra, continuaba. Esperaba que así fuera, que lo siguiera siendo.

La vida continúa.

🎄
Realmente no sé porqué les gustan estas cosas tristes. Lo hice OS porque no me daba el cerebro para escribir siete tragedias, im sorry.

¿Qué les pareció?

Por fin damos por finalizado este maratón eterno. En unos días empezamos con Family. Tengo que organizar las ideas.

@Jungkookssi_/ nena_bts espero te haya dolido en el buen sentido. Gracias por aportar 💕

Cualquier error me avisan.

Las amo.
🎄

8/8
Fin.

bangtan and babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora