—Ah, Black —gime, separándose un poco, nuestras miradas se encuentran y su rostro está contraído en placer, sus labios rojos por los besos—. Así, Dios, ¿cómo eres tan bueno con los dedos?

Yo sonrío con arrogancia.

—¿Alguna vez te han hecho tener un orgasmo de pie? —le pregunto, porque quiero dejar mi huella en ella, quiero hacerle sentir tanto placer que no deje de pensar en ello por semanas.

—Black... —su voz es una mezcla de deseo y pequeños gemidos.

Deslizo mi mano libre por el frente de su camisa y rozo ese punto clave en círculos mientras con la otra, la sigo penetrando con los dedos desde atrás. Blue se aferra a mi pecho, sus piernas tiemblan, sus gemidos hacen eco en la habitación y aunque amo ese sonido, la beso para ahogarlo un poco, no quiero que nadie la escuche, solo yo. En estos momentos, ella está estremeciéndose así por mí, no por nadie más, no por el dueño de la camiseta que lleva puesta.

—Así, más rápido —Blue me indica y yo obedezco, acelerando mis movimientos, mis dedos entran y salen de ella produciendo un sonido puramente sexual y carnal—. Ah, Black.

Sé que ya viene su orgasmo porque sus caderas comienzan a sacudirse de manera descontrolada, sus jadeos se ahogan en mi boca y sus uñas se clavan en mi pecho desnudo. Blue se estremece, gime con fuerza y puedo sentir las contracciones de su interior sobre mis dedos. Ya no puedo estar más duro, no hay nada más excitante que hacer venir a una chica, ser la causa de ese placer absoluto. Blue suelta un último gemido bajito, sus piernas se rinden y saco mis manos de su ropa interior para agarrarla de la cintura y sostenerla. Ella me mira, jadeante, respirando agitadamente.

—Eso... Dios, no tengo palabras.

Yo le regalo una sonrisa torcida.

—Estamos para servir.

Ella recupera la fuerza en sus piernas y se despega para tomarme la mano. Ella me guía hacia la cama, me gira y me empuja hasta que caigo sentado. Ahí de pie frente a mí, se ve como una Diosa, sus labios hinchados y rojos, su cabello mojado y desordenado. Ella se inclina, desabotona mis vaqueros y la anticipación me mata. Ella abre la cremallera y baja mis boxers lo suficiente para liberarme. Un jadeo me deja cuando ella envuelve su mano alrededor y aprieta ligeramente. Ah, por fin, haber esperado tanto hace que ese simple toque me vuelva loco.

Blue sube y baja su mano lentamente, sus ojos fijados en los míos. Ella se muerde el labio y me susurra:

—Muéstrame como te gusta.

Yo pongo mi mano sobre la de ella para guiarla al ritmo que me gusta y la suelto cuando ya lo sigue a la perfección. <<Ah, esto es la gloria.>> Podría morirme en este momento y no me molestaría en lo absoluto.

Blue se detiene un momento.

—¿Condón?

Yo señalo mis pantalones porque no hay forma de que me mueva y que detenga esto. Ella lo está haciendo muy bien. Blue me suelta y saca el condón del bolsillo de mis pantalones y lo destapa con rapidez. Ella me lo pone, está listo para la acción, espero que ella se siente sobre mí y me deje llenarla de una vez por todas. Desde ese beso en la gasolinera solo he pensado en este momento, la he deseado desde que la vi a los ojos en ese baño. Sin embargo, Blue se arrodilla frente a mí, y se lo mete a la boca de golpe. Yo salto un poco y aprieto los puños a mis costados porque no me lo esperaba.

Blue me lame y chupa con una precisión increíble mientras su boca sube y baja sobre mí. Yo no puedo evitar jadear y gemir por lo bajo porque se siente... ¿qué puedo decir? Esto ya no es la gloria, es el puto paraíso. Entonces, ella hace algo que se quedará grabado en mi memoria por semanas, sin detenerse, levanta la mirada y sus ojos llenos de deseo se encuentran con los míos. Su mano busca la mía y ella la pone sobre su cabello. Ah, entendido. Mis dedos se deslizan entre su cabello antes de agarrarlo en un puño con fuerza y el gemido que resuena en su boca vibra sobre mi miembro. Ah, eso te gusta.

Black & Blue (Español)✔️Where stories live. Discover now