Angel's Love 🌘 Minsung/ HyunIn🌒

Especial: Jisung

[Narrado en primera persona]

Miré la hora en mi celular y casi me caigo de la silla.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Jaemin, un compañero de clases.

— Mi madre va a matarme. Hoy llegaba el chico que intercambio que se quedará en nuestra casa y me pidió que esté  allí y ya es tarde.

Hacía ya como dos semana que mi madre me venía repitiendo "Tienes que estar aquí para recibirlo" pero como soy un olvidadizo y despistado aquí estoy.

— Jaeno está afuera. Podemos llevarte a tu casa.

— No me gusta molestar pero esta vez si aceptaré el que me lleven

— Esta bien. — Me sonrió.

Salimos de la casa de Jaemin, saludé a su novio y también le agradecí que me llevara.

Una vez en casa pase la tarjeta llave de la puerta y puse la clave para abrirla.

— Al fin llegas, Han Jisung. — Sabía que mi madre me estaría esperando

— Mamá casi me natas del susto. Lo siento

— Súbele esta bandeja a Minho, debe estar muriendo de hambre. — Tome la bandeja que mi madre tenía en sus manos y caminé hacia las escaleras.

Arriba, caminé hacia la puerta del cuarto del chico, dí suaves golpes y esperé a que abriera.

Decir que mi cerebro dejó de funcionar es poco, toda mi persona se desconectó del mundo.

Frente a mi se encontraba un chico de cabellos y ojos tan negros como la noche pero igual de brillantes; Sus labios eran delgados y hermosos. Su tez blanca y tersa.

Sin poder evitarlo mis ojos viajaron rápidamente por su cuerpo.

Hombros anchos. Brazos y piernas ligeramente trabajados.

El chico que tenía frente a mi era hermoso; una obra de arte.

— Hola, soy Jisung. — Dije una vez que pude reaccionar

— Soy Minho. — Una sonrisa se dibujó en sus labios.

"Hasta su nombre y sonrisa son hermosos"

— Mi madre me pidió que te trajera esto. — Dije y ví como él posaba su mirada en la bandeja que traía en mis manos.

En ella había un vaso de jugo, un pequeño plato con galletas y otro con fideos, salsa y carne.

— Fue algo rápido por eso es pequeño. — Aclaré.

— No te preocupes, está bien. Aún tengo algo revuelto el estómago por el viaje. — Me dijo.

— ¿Puedo pasar? Así la dejo en tu escritorio. — Pregunté

— Claro. — Minho se hizo a un lado de la puerta dejándome pasar.

Caminé hasta su escritorio y alli dejé la bandeja; tal y como dije que lo iba a hacer.

— Disfrútalo y bienvenido. — Fue lo último que dije antes de salir de su cuarto.

— Gracias. — Lo escuché decir.

Cuando me encontré solo en el pasillo, volteé a ver de nuevo aquella puerta.

— Creo que me enamoré. — Murmuré para mi mismo.

Los dias y semanas pasaron, haciendo que se conviertan en un mes, en el cual he observado mucho a Minho. Es un chico bastante tranquilo, si no está en su cuarto haciendo sus tareas, está en la sala o en el jardín, leyendo un libro.