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—¿Cuál es tu plan? —Cuestioné.

Estábamos en su cama, nos encontrábamos acostados, yo entre sus brazos.

—¿Recordás...? Olvídalo, ni me estabas escuchando ese día. —Dijo Mateo y yo fruncí el ceño sin entender a qué se refería. —Pese a que te hice muchas cosas por mi.. bueno, por ser quien soy, los últimos días te hice cometer pecados para poder llamar la atención de Satán.

Yo lo miré fijamente esperando a que continuara.

—Cuestión que necesitaba que pecaras e hicieras cosas inhumanas para que tu humanidad fuera desapareciendo antes de matarte. Así, cuando llegaras al infierno, no sería tan difícil que tu esencia humana desapareciera. —Explicó.

—Funcionó. —Dije y él asintió.

—Aquí no existe una democracia, digamos que en palabras humanas podría ser una meritocracia. Tu posición depende de tus méritos. —Dijo Mateo.

Me senté en la cama para prestar más atención a lo que él decía.

—Funciona así: Como si se tratara de un juego, necesitamos “acumular puntos”. ¿Cómo hacés eso? Bueno, tenés que cometer muchos pecados en resumen, porque eso es lo que hará que subas de rango. Cuánto más rango más respeto obtendrás. Por ejemplo yo, por rango soy príncipe, tengo el respeto de más demonios y además muchos más beneficios que ellos. Cuando estés en un buen rango y te tengan respeto entonces causarás más miedo. Tiene dos beneficios eso, porque los demonios podemos alimentarnos, es decir, fortalecernos por el miedo que provocamos. Además, también podemos seguir provocando miedo en demonios de un rango inferior al nuestro. Por eso Satán puede hacerte temblar. El rango más alto es ser Diablo.

Lo miré sorprendida.

—¿Podrías llegar a ser el diablo? —Cuestioné.

Él hizo una mueca.

—No lo creo, nunca nadie va a poder cometer un pecado más grande que Lucifer, que traicionó a dios luego de haber sido su mano derecha, provocar un rebelión en el cielo y llevarse miles de ángeles con él. Nadie es tan malvado. —Dijo Mateo.

Asentí con la cabeza, tenía razón.

—Bueno, lo que necesitaba decirte, es que aunque estés comprometida conmigo, necesito que subas de rango para hacer la ceremonia oficial en la que te convertís en mi mujer, y en princesa, cumpliendo con el destino. —Dijo él.

Sonreí divertida.

—¿Querés que nos casemos para cumplir con el destino? —Alcé una ceja.

Mateo sonrió.

—Quiero que nos casemos porque sos mía. —Dijo y yo alcé una ceja. —Y no lo reprochés porque allá en esa nube no lo hiciste.

—No lo iba a reprochar. —Dije y él sonrió antes de dejar un pequeño beso en mis labios.

Mateo se levantó de la cama y se puso los zapatos.

—Se ventajas para subir de rango con mas facilidad. —Dijo.

Yo me levanté también. Se sentía raro tener una rutina continua, es decir, el ser humano duerme casi la mitad de las horas que tiene su día, y ahora no dormía.

—Sabés que los humanos son unos ineptos indefensos, vulnerables, que el único poder que puede conseguir depende del dinero que guarde en su bolsillo. —Dijo Mateo.

Asentí poco convencida, los humanos hasta cierto punto tenían mejores poderes que el dinero, pero sabía a lo que se refería Mateo así que le dí la razón.

—Por lo que normalmente buscan ayuda de “el más allá” para poder lograr sus objetivos. Ya sean metas sanas o propósitos desquiciados. —Dijo Mateo alzando los hombros. —Cualquiera nos sirve.

Asentí con la cabeza.

Él tomó mi mano y aparecimos de pronto en aquel cementerio de Roma en el que habíamos estado alguna vez.

Miré la estatua y giré la cabaña en sus manos. La puerta de piedra se abrió.

Ambos bajamos por allí, yo miraba todo detenidamente mientras me llenaba de todos los recuerdos.

Al final de las infinitas escaleras se encontraba un ser infernal, usando aquella toga morada.

—Bienvenidos. —Dijo. Su voz retumbaba en el lugar. —Trueno, príncipe del infierno. —Hizo una reverencia. —Amelia, demonio a petición del príncipe.

Él hizo de nuevo una reverencia, supongo que recordó la última vez lo que le dijo Mateo.

El ser infernal se hizo a un lado dándonos paso.

Caminamos por el extenso pasillo, estaba esperando que Mateo se detuviera o dijera algo pero no lo hacía.

—Amelia..

Giré a mirar inmediatamente a mi derecha y detuve mis pasos.

Estoy segura que oí eso.

—Amelia..

Miré la puerta que estaba allí. Alguien allí adentro me estaba llamando.

Sin pensarlo me acerqué a la puerta y ésta se abrió sola.












Quiero aclarar que desde aquí empieza la trama de la segunda temporada. Recuerden que es importante que le presten atención a los detalles<3

HELL II [✓]Where stories live. Discover now